Más allá de las pasiones partidarias y
las emociones irredentas, los problemas que actualmente vivimos en España, con
la crisis total a la que nos han conducido los gobiernos de Rodríguez Zapatero
y Mariano Rajoy, no pueden quedar de ninguna forma impunes, gracias a la
inmunidad que la casta se concede a sí misma.
El taponamiento de la
persecución de todas las corrupciones existentes en España tiene nombre y
cargo: José Luis Rodríguez Zapatero, ex presidente del Gobierno de España;
evidentemente la casta política española sabe que si no se le juzga por sus
actos, todos los actos delictivos cometidos por la casta en todos los ámbitos,
quedarán impunes, los de los gobiernos del propio Zapatero, los del gobierno de
Mariano Rajoy, los de los gobiernos autonómicos y municipales, los de los
sindicatos, los de la CEOE y los de todas las administraciones públicas.
Han transcurrido dos años
desde su ausencia, en los que prácticamente ha desaparecido como un delincuente
de la vista de la opinión pública, amparado por un exquisito silencio sobre las
posibles responsabilidades que haya tenido en el descalabro total que
actualmente vivimos en España. El pacto del duerno en su máximo esplendor (versión renovada del Pacto
del Pardo), se constata en el respeto que el PP de
Mariano Rajoy ha tenido con el legado de su antecesor en el Gobierno.
El precio de no juzgar a
Rodríguez Zapatero por el daño que le ha hecho a este país sería que todo lo
ocurrido con la corrupción en España quedara archivado. Aznar, dijo en cierta
ocasión sobre su sucesor que: “nunca nadie
hizo tanto daño en tan poco tiempo”. Pero la cuestión no sólo es el daño
que hizo a este país, sino que lo hizo en total irresponsabilidad e impunidad,
rayando en el despotismo más intolerable. No juzgar a Zapatero por los delitos
que ha cometido es la mejor forma de que no se puede juzgar a ningún miembro de
la casta por los delitos que haya podido cometer, carta de impunidad y café para todos.
Zapatero concede carta
fuera a todos los miembros de la casta de este país, por eso nadie desde la
casta pregunta por él, nadie se acuerda de él, como si realmente no hubiera
existido. Ese extravagante paso de página realizado por la casta, por los suyos
y los opositores, por los medios de comunicación y la justicia, es el mejor
indicador de que la casta tiene su talón de Aquiles en el personaje, ¿por qué
que ocurriría si se juzgara a Zapatero?.
Sin duda ocurrirían
muchas cosas, la primera es que los españoles volveríamos a creer en la
justicia que es capaz de enfrentarse a la casta que ha impuesto a sus más altos
cargos, pero se crearía un precedente histórico, porque nadie podría quedar
inmune si se juzga a quien ha estado en lo más alto de la cúpula. La cuestión
no es fácil, desde que Felipe González nunca llegó a ser Mister X y José María Aznar no
fue responsable legal de jugar a líder mundial con los recursos de los españoles,
Zapatero lo tiene mucho más fácil para eludir a la justicia española, como
hasta ahora ha venido haciendo.
Hay muchas razones para
juzgar a Zapatero, por gestión desastrosa de las finanzas públicas, por haberse
creado 3,5 millones de parados durante su administración de este país, por
haber consentido el desfalco de las Cajas de Ahorros, por haber sido avalista
de un estafador como Díaz Ferrán y unos sindicatos mafiosos, por haber impuesto
a los españoles un Estatuto de Cataluña inconstitucional, por haber negociado
con ETA, por haber elevado la deuda pública de este país hasta una cifra que no
podemos devolver, por haber vaciado la Constitución de contenido, por el 50 %
de las reservas de oro que vendió Solbes a comisión, por haber manipulado a la
justicia (11-M, ETA, Cajas de Ahorros) y a los medios de opinión pública en su
beneficio, por haber llenado las instituciones españolas de tarugos con estatus
de funcionario, pero fundamentalmente por haber engañado a los españoles, por
haber consentido y patrocinado la corrupción, por haber embaucado a todos los
ciudadanos de este país, a los que le votaron y a los que no, prometiéndoles el
paraíso en el que se ha quedado a residir la casta, el 1 % de los
privilegiados, mientras el resto, el 99 % de "sus siervos" nos hemos ido directamente al
infierno.
No juzgar a Zapatero es
la mejor forma de que nadie sea responsable de todo lo que ha ocurrido en
España, juzgarlo sería la mejor forma de regresar a la realidad y salir
definitivamente de esta desventura desquiciada en la que estamos viviendo.
Juzgar a Zapatero, posiblemente sea hoy la principal Razón de Estado que
necesitamos para volver a la normalidad. Desgraciadamente, si no logramos que se juzgue a Zapatero, nunca saldremos del pasado de servidumbre que tan confortable le resulta a la casta, ni de la crisis en la que nos han instalado desde el poder, para consolidar una segregación "legítima" entre los miembros de la casta y el resto de los españoles.
Enrique Suárez