Si alguno de los que critica a Álvarez Cascos, tanto en el PSOE nacional y regional, como en el PP asturiano y también en el nacional, en forma de cobardes fuentes anónimas, hubiera hecho por el PP, por Asturias y por España la milésima parte de lo que él ha hecho, me quitaría el sombrero y le haría reverencias, pero no es así, para su desgracia. La infamia es lo que tienen los adversarios de Cascos y los medios de comunicación para divulgarla.
Cascos es también “homo políticus” (y aunque no lo crean también “homo ludens”), cuando Robert Ardrey escribió hace unos años su obra: “La evolución del hombre. La hipótesis del cazador” dejó muy claro que el ser humano ha avanzado con el modelo cinegético, había que alimentarse y perfeccionar la búsqueda de recursos nutrientes, eso permitió que se creara una cultura, una división del trabajo, una forma de vida estructurada, alcanzando el progreso que permitió los avances sociales. Los cazadores y pescadores dependen de sí mismos y hacen que la sociedad avance; pero desgraciadamente a su lado van apareciendo parásitos de todos los tipos, fundamentalmente en las épocas de abundancia, que se dedican a esquilmar a los demás, a vivir del trabajo ajeno, a no hacer nada más que buscar su perpetuación en el poder y mantener sus privilegios, bien formando sindicatos o acantonándose en pequeñas agrupaciones políticas periféricas, o formando Gobiernos. Esta gente es incapaz de producir otra cosa que dolores de cabeza, miseria, problemas y dificultades, porque se les ha olvidado lo que somos los seres humanos, han perdido todo contacto con la realidad humana, con el contrato social establecido en la representación de los demás, pero se afanan por ofrecer nada para seguir viviendo cómodamente.
Cascos es político por naturaleza, cazador y pescador, y además estadista. Es un ser humano que por sus obras hemos conocido y no por sus destrozos como a muchos de sus detractores. Una de las cosas que me ha llamado la atención es que ha sido, precisamente por su integridad y su inflexibilidad con las cosas públicas, el político más denostado y criticado por sus adversarios, que evidentemente, no son solo del PSOE, sino también del PP. El General Secretario no admite cachondeos con el servicio público, lo considera un deber y un honor y no admite milongas y fantasías, engaños y gilipolleces, por eso precisamente, tiene tantos enemigos, porque en su vida se ha callado cuando ha visto que las cosas se hacen mal, pero tampoco cuando ha visto que se hacen bien. Cascos cree en sí mismo, no necesita engañar a los demás para alcanzar una condición ambicionada, precisamente quiere alcanzarla apartando a todos los que lo hacen, a los que ni dan trigo, ni paja, a los que no pueden ofrecer nada a la sociedad más que sus cuentas y gastos.
Una de las mejores formas de conocer a Francisco Álvarez Cascos es ver lo que dicen sus detractores de él. Por ejemplo en una página clásica de internet de título “los genoveses” en la que le han hecho una hagiografía sin pedírselo, esto es todo lo que pueden decir de él. Es fascinante comprobar cómo tras sacar toda la mierda que han podido, poco pueden decir, aunque eso sí, con muy mala leche. Esa prueba no la soporta ningún político de la España actual, ni en el PSOE, ni en el PP. Pero también resulta amargo ver el odio de sus rivales, habitualmente incompetentes declarados, incapaces de hacer nada por los demás, pero capaces de extraer todo lo que puedan de ellos como auténticos buitres, mostrando su vesania y saña al infamar a este asturiano de postín. Cuanta mezquindad y que bien redistribuida en esta España que se deshace porque sus políticos no han sabido impedir el desastre.
Al final, Cascos será candidato del PP por Asturias, porque de otra forma podría serlo de sí mismo por España, quien supo construir una idea puede volver a hacerlo que no se le olvide a nadie. En su idea está regresar a su pequeña patria para sacarla adelante, pero un cazador como Francisco Álvarez Cascos, si no puede cazar un jabalí, no tiene miedo a enfrentarse a la caza de un elefante. En el PP están despreciando actualmente a Cascos con una humillación sin precedentes en la política española, y él aguanta estoicamente por lealtad a su partido, pero que a nadie se le olvide que estamos hablando del personaje que hizo posible que de un pequeño partido con una escasa representación pública, el PP pasara a ser un partido que gobernara este país, Manuel Fraga y Francisco Álvarez Cascos hicieron posible que la derecha en este país estuviera representada a la altura de lo que se merece, contra viento y marea, y Aznar consolidó la obra y trajo a este país los mejores momentos económicos de su historia logrando llevar el paro hasta la cifra de los 2,3 millones, un auténtico éxito que hoy nadie le reconoce, pero también la economía a superávit y la deuda a la cifra más baja de su historia, por no hablar del rigor político que se vio en sus gobiernos, que comparado hoy con la estridencia y el ambiente tóxico y corrupto, que vivimos, que afecta a la vida política y a la vida ciudadana, con una violencia inusitada, es para ponerse a llorar.
Cascos está disponible para trabajar, como cinco millones de españoles, los españoles tendremos que decidir si apoyamos su sueño, que al fin y al cabo es el de la mayoría de todos los ciudadanos de este país o dejamos que los que han destruido nuestra convivencia, nuestro bienestar y nuestro futuro se salgan con la suya. Cascos será candidato del PP por Asturias, porque de no serlo, tal vez nos encontremos con alguna sorpresa desagradable para los que tratan de seguir viviendo del momio tranquilamente a costa de los españoles. Que a nadie se le olvida que el rechazo de Cascos supondría el triunfo de la propaganda, la infamia y la mezquindad de sus principales detractores. Por cierto, quien quiera enviar un mensaje de apoyo a Francisco Álvarez Cascos en su singular lucha contra los elementos puede hacerlo en el siguiente correo: cascoscandidato@gmail.com.
Enrique Suárez
Cascos es también “homo políticus” (y aunque no lo crean también “homo ludens”), cuando Robert Ardrey escribió hace unos años su obra: “La evolución del hombre. La hipótesis del cazador” dejó muy claro que el ser humano ha avanzado con el modelo cinegético, había que alimentarse y perfeccionar la búsqueda de recursos nutrientes, eso permitió que se creara una cultura, una división del trabajo, una forma de vida estructurada, alcanzando el progreso que permitió los avances sociales. Los cazadores y pescadores dependen de sí mismos y hacen que la sociedad avance; pero desgraciadamente a su lado van apareciendo parásitos de todos los tipos, fundamentalmente en las épocas de abundancia, que se dedican a esquilmar a los demás, a vivir del trabajo ajeno, a no hacer nada más que buscar su perpetuación en el poder y mantener sus privilegios, bien formando sindicatos o acantonándose en pequeñas agrupaciones políticas periféricas, o formando Gobiernos. Esta gente es incapaz de producir otra cosa que dolores de cabeza, miseria, problemas y dificultades, porque se les ha olvidado lo que somos los seres humanos, han perdido todo contacto con la realidad humana, con el contrato social establecido en la representación de los demás, pero se afanan por ofrecer nada para seguir viviendo cómodamente.
Cascos es político por naturaleza, cazador y pescador, y además estadista. Es un ser humano que por sus obras hemos conocido y no por sus destrozos como a muchos de sus detractores. Una de las cosas que me ha llamado la atención es que ha sido, precisamente por su integridad y su inflexibilidad con las cosas públicas, el político más denostado y criticado por sus adversarios, que evidentemente, no son solo del PSOE, sino también del PP. El General Secretario no admite cachondeos con el servicio público, lo considera un deber y un honor y no admite milongas y fantasías, engaños y gilipolleces, por eso precisamente, tiene tantos enemigos, porque en su vida se ha callado cuando ha visto que las cosas se hacen mal, pero tampoco cuando ha visto que se hacen bien. Cascos cree en sí mismo, no necesita engañar a los demás para alcanzar una condición ambicionada, precisamente quiere alcanzarla apartando a todos los que lo hacen, a los que ni dan trigo, ni paja, a los que no pueden ofrecer nada a la sociedad más que sus cuentas y gastos.
Una de las mejores formas de conocer a Francisco Álvarez Cascos es ver lo que dicen sus detractores de él. Por ejemplo en una página clásica de internet de título “los genoveses” en la que le han hecho una hagiografía sin pedírselo, esto es todo lo que pueden decir de él. Es fascinante comprobar cómo tras sacar toda la mierda que han podido, poco pueden decir, aunque eso sí, con muy mala leche. Esa prueba no la soporta ningún político de la España actual, ni en el PSOE, ni en el PP. Pero también resulta amargo ver el odio de sus rivales, habitualmente incompetentes declarados, incapaces de hacer nada por los demás, pero capaces de extraer todo lo que puedan de ellos como auténticos buitres, mostrando su vesania y saña al infamar a este asturiano de postín. Cuanta mezquindad y que bien redistribuida en esta España que se deshace porque sus políticos no han sabido impedir el desastre.
Al final, Cascos será candidato del PP por Asturias, porque de otra forma podría serlo de sí mismo por España, quien supo construir una idea puede volver a hacerlo que no se le olvide a nadie. En su idea está regresar a su pequeña patria para sacarla adelante, pero un cazador como Francisco Álvarez Cascos, si no puede cazar un jabalí, no tiene miedo a enfrentarse a la caza de un elefante. En el PP están despreciando actualmente a Cascos con una humillación sin precedentes en la política española, y él aguanta estoicamente por lealtad a su partido, pero que a nadie se le olvide que estamos hablando del personaje que hizo posible que de un pequeño partido con una escasa representación pública, el PP pasara a ser un partido que gobernara este país, Manuel Fraga y Francisco Álvarez Cascos hicieron posible que la derecha en este país estuviera representada a la altura de lo que se merece, contra viento y marea, y Aznar consolidó la obra y trajo a este país los mejores momentos económicos de su historia logrando llevar el paro hasta la cifra de los 2,3 millones, un auténtico éxito que hoy nadie le reconoce, pero también la economía a superávit y la deuda a la cifra más baja de su historia, por no hablar del rigor político que se vio en sus gobiernos, que comparado hoy con la estridencia y el ambiente tóxico y corrupto, que vivimos, que afecta a la vida política y a la vida ciudadana, con una violencia inusitada, es para ponerse a llorar.
Cascos está disponible para trabajar, como cinco millones de españoles, los españoles tendremos que decidir si apoyamos su sueño, que al fin y al cabo es el de la mayoría de todos los ciudadanos de este país o dejamos que los que han destruido nuestra convivencia, nuestro bienestar y nuestro futuro se salgan con la suya. Cascos será candidato del PP por Asturias, porque de no serlo, tal vez nos encontremos con alguna sorpresa desagradable para los que tratan de seguir viviendo del momio tranquilamente a costa de los españoles. Que a nadie se le olvida que el rechazo de Cascos supondría el triunfo de la propaganda, la infamia y la mezquindad de sus principales detractores. Por cierto, quien quiera enviar un mensaje de apoyo a Francisco Álvarez Cascos en su singular lucha contra los elementos puede hacerlo en el siguiente correo: cascoscandidato@gmail.com.
Enrique Suárez