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domingo, 9 de noviembre de 2008

La cultura nos hace libres; la incultura, votantes

De las verdades inexistentes

¿Quién puede discrepar del filósofo español Jesús Mosterín cuando nos habla del nacimiento de la cultura?. En sus palabras lo expresa con claridad: “la cultura no nace de imposiciones de ideólogos, burócratas y mandamases”. Para añadir a continuación que: “hay mucha más gente dispuesta a morir por las causas que no existen como Dios, Patria, Nación...que por las que existen. Y todo eso tiene que ver con lavados de cerebro que nos meten en la cabeza desde nuestra infancia”.

Me estoy refiriendo a la conferencia sobre la cultura de la libertad que el profesor del CSIC desde 1996, anteriormente catedrático desde 1982 de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Barcelona – providencial “exilio”- pronunciada en el club Faro de Vigo el 14 de mayo de 2008.


Tampoco tiene pérdida su opinión sobre la educación: “"que en eso último se basa gran parte del lavado de cerebro que recibimos en la educación. Observen los niños que aprenden el Corán en las escuelas islámicas, en donde sólo les enseñan a repetir sus versículos. Así, crean carne de cañón ideal para el martirilogio, el suicidio. Así también los poderes meten en la cabeza de los niños las nociones de patria o nación, que tampoco existen aunque los políticos están interesados en grabarlas en sus neuronas".

También resulta sorprendente su referencia a la comparación de la libertad y la democracia, diciendo que además de ser distintas, en muchas ocasiones son opuestas: “Libertad es hacer lo que yo quiera, y Democracia, hacer lo que quieran la mayoría de los demás”.

Habló también de las formas de gobierno: “Hizo un trazado por la evolución de la idea de democracia, desde aquella clásica "totalitaria" porque las decisiones se ejecutaban de inmediato una vez que a mano alzada la decidían unos tribunos, "sin mucho que hacer porque otros trabajaban para ellos", a la democracia liberal, "el sistema menos malo de los conocidos hasta ahora".

No hay vida sin libertad

En ese margen de decisión que le queda a nuestra libertad individual sitúa el filósofo aspectos como el aborto. "En una visión liberal de la libertad -dijo- es la mujer la que decide si quiete tener un hijo o no lo tiene, abortar o no. Lo mismo pasa con la religión, que no debe ser cuestión del Estado, y la lengua. Los ideólogos totalitarios nacionalistas piensan que la libertad es algo anormal, que es una anormalidad que cada uno hable como quiera. O sea que aún hay políticos que siguen aferrados a la absurda noción de que la lengua es asunto de Estado -o de la comunidad autónoma, lo cual causa muchos conflictos y sufrimientos innecesarios, ademá de ser fuente de despilfarros, seudoproblemas y esfuerzos baldíos. Entiendo bien que haya gente que le moleste que les induzcan a hablar en una u otra lengua".

Entre esas libertades individuales citó la de la muerte, el suicidio. "El ideal es vivir lo mejor posible todo el tiempo que sea posible vivir bien y luego poder decidir individualmente acabarlo o no cuando se empieza a vivir muy mal. Sé que es un tema delicado y hay que arbitrar algún control para que no haya ingerencias interesadas en tal decisión, pero ésta debe ser del individuo. No entiendo ese tabú políticamente correcto según el cual no se puede ni plantear lo de la muerte voluntaria".

Con Jesús Mosterín tuvimos ocasión de hablar desde “Ciudadanos en la Red” sobre su último libro: “La cultura de la libertad” –Espasa Calpe, Madrid, 2008-. El hecho de regresar sobre sus palabras es que acabo de concluir su lectura y se lo recomiendo a nuestros lectores.

Las propuestas que hace en su última obra son un hálito de aire fresco y liberador en un contexto de penumbra cultural indescriptible. En su último libro, hay algo que dice y algo que no dice, hay una sutil insinuación sobre nuestro futuro, que en mi criterio, se corresponde con la liberación del ser humano de lo que no es, de lo que le han impuesto, y de lo todavía hoy se le impone o se le trata de imponer desde artefactos pedagógicos como la asignatura Educación para la Ciudadanía. Hasta Karl Marx, en su honestidad filosófica, lo dejó bien claro: “es el pueblo el que debe educar al Estado y no el Estado el que debe educar al pueblo”.


Libertad y Democracia


Cierto es que ésta es la cultura que supera la política, sobretodo en España, la razón que se impone a la estupidez de las verdades basura para consumo de la masa aborregada de compatriotas que confunden las palabras de Zapatero con las de un Nuevo Mesías. Evidentemente, hay muchos que esperan la salvación con el Presidente del Gobierno, y que piensan que hay un más allá magnífico, después de este “Valle de Lágrimas” y “concetos”.

Es la incultura la raíz de todos los males, la incultura que convierte en animales a seres humanos, porque la cultura es lo que nos permite ser humanos. La invitación a la ignorancia, el adoctrinamiento, la persuasión, la propaganda, y las falsas promesas son los instrumentos de tortura que los políticos utilizan con los ciudadanos cada día, en una Santa Inquisición reinventada, para que abjuren de lo que son y renieguen de todas sus condiciones humanas, para convertirse en las representaciones convenientes: consumidor, contribuyente, elector.

Un país que escucha lo que dicen unos ineptos, es un país inepto, que no tiene salvación posible. Las enseñanzas del Profesor Mosterín son claras y contundentes: se puede trascender lo existente, sin apelar a ninguna trascendencia, simplemente dando un paso adelante, un paso hacia la libertad.

Los enemigos de la libertad – que diría Karl Popper- son también los enemigos del ser humano. Y los políticos españoles son enemigos de la libertad, unos, porque quieren restringirla desde el PSOE y UPyD, otros porque quieren regresar a la esclavitud de las diferencias feudales desde el nacionalismo y otros, porque no saben desgraciadamente que hacer con la libertad, me refiero a las eminencias que hoy ocupan el poder en el PP.

Ese es el mayor problema de los españoles, y no lo es la inexistencia o existencia de nuevas naciones, la violencia de género, la alianza de civilizaciones, la chaise de Washington, o el cambio climático, estas son las "verdades políticas" que nos quieren vender para subyugarnos a un propósito de perpetuación los tiranos del PSOE. Y además, los mercaderes españoles se han aliado con los políticos, para imponer el último yugo sobre los ciudadanos y convertirnos en ganado estabulado del que extraer un beneficio. La convergencia de intereses entre políticos y mercaderes es hoy la mayor amenaza contra la libertad de los seres humanos.

España es diferente

Evidentemente, en ese mundo utópico-racional y lógico, no en el del despojamiento democrático más zafio, el de la esclavitud a la memez de la mayoría – se pueden abandonar los atributos, incluso los caracteres de identidad.

Pero, y aquí discrepo con Mosterín, sería estúpido rendirse y entregar lo que nos permite seguir siendo libres, a quienes pretenden esclavizarnos, entre otras cosas una Constitución que se hizo en España cuando la subnormalidad no era el clima. No se pueden abandonar las “verdades conocidas” para acogerse a las “nuevas verdades” socialistas, nacionalistas o conservadoras. En estas circunstancias, “no ser algo” es un enorme peligro, si se quiere seguir viviendo en comunidad.

Desde algún lugar hay que luchar, la realidad no permite alcanzar el más allá, si no somos capaces de resolver el más acá. Razón contra Democracia, esa es la nueva batalla. Si triunfa la democracia como único criterio de verdad, estamos perdidos, porque la democracia, desgraciadamente hoy, es un instrumento en manos de los que detentan el poder, un instrumento de dominación muy desarrollado técnicamente que puede condicionar nuestras vidas de forma imperceptible construyendo un escenario favorable a los intereses de los que ocupan el poder y la representación de los ciudadanos, un escenario que se construye solo sobre la igualdad –anulando la libertad-, sobre las únicas verdades del Gobierno-Oposición, sobre la política, es en realidad un escenario de tiranía, como en el que estamos viviendo, en el que un José Blanco con la fuerza de los votos ocupa cien mil veces más espacios informativos y de comunicación, que un Jesús Mosterín. Esa es la foto de la democracia que tenemos en España, no es de extrañar que nos vaya como nos va. Y eso es lo que votan los ciudadanos cuando eligen la papeleta política en las urnas, para eso sirve la democracia, para que unos se aprovechen de otros de forma injusta, pero legítimamente.

Estoy de acuerdo con Jesús Mosterín, sólo la Cultura puede salvarnos, la Cultura de la Libertad, o mejor dicho, que cada uno se salve por sí mismo, como decía Paracelso en el siglo XV: “qué no sea de otro quien pueda ser de sí mismo”, pero sin olvidar que en este mundo existen otros que nos pueden abrir los ojos, como Jesús Mosterín, y otros que nos los pueden cerrar para siempre, como José Blanco, Zapatero, o Rajoy.


Biante de Priena

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