La lucha por el poder en la mitología
griega
En épocas de triunfo espiritual del materialismo es necesario
regresar a las interpretaciones simbólicas para comprender que acontece en este
mundo, dentro de ellas la mitología griega, es, sin duda, el huerto egregio en
el que ha brotado la cultura occidental.
En el caos inicial, antes de la existencia de los dioses del
Olimpo, la mitología griega consideraba que el titán Kronos, había castrado a
su padre Urano con una hoz (“cortado el cielo”), para así destronarlo, surgiendo
la Edad Dorada de la mitología griega, en la que todos hacían lo correcto y no
existía la inmoralidad. Sin embargo, una profecía anunció a que uno de los hijos
de Kronos le daría la misma muerte que él había dado a su padre, por lo que el
tirano decidió comerse a sus hijos según iban naciendo, hasta que Gea decidió
ocultar a su sexto hijo, Zeus, dándole a su padre una piedra, ónfalos, que se
tragó como si fuera su hijo.
Zeus, fue alimentado por la cabra Amaltea en la isla de Creta, mientras los
Coribantes ocultaban sus llantos para que su padre no descubriera su
existencia. Cuando Zeus creció le dio a
su padre un veneno para que regurgitara a sus hermanos, expulsando en primer
lugar la piedra ónfalos, que dio lugar a la Pitia y el Oráculo de Delfos. Luego
liberó a los titanes cíclopes y hecantóquiros que Kronos había encerrado en el Tártaro y con su ayuda y la
de sus hermanos lograron destronar a Kronos, creando la era olímpica de la
mitología griega y el concepto de gobierno del mundo que hoy nos resulta más
conocido.
Sin duda, el mito de la lucha por el poder entre los dioses
griegos nos recuerda a cualquier lucha por el poder entre y dentro de los
partidos políticos de cualquier país occidental, así ha sido y así seguirá
siendo, con la sucesión correspondiente de unos por otros a lo largo de la
historia de la democracia. Sin duda los partidos políticos están más adheridos
a la mitología olímpica, que a la etapa lógica que vino después en la Antigua
Grecia. Mientras los políticos continúen en su actitud despótica fundamentada
en la creencia y el engaño, no abandonaremos la era mitológica de la política
para dar paso a la era racional
La aventura del 18
brumario
El otro día denunciaba en este mismo lugar el Golpe de Estado
de Luis Napoleón unido a la “sociedad de beneficencia”, en recuerdo del que
había dado su antepasado Napoleón Bonaparte para acabar con las instituciones
de la Revolución Francesa, precisamente el día 18 brumario (9 de noviembre),
fecha de la convocatoria del referéndum catalán. Cualquier paralelismo con la actualidad es pura coincidencia.
La “sociedad de beneficencia o del 10 de diciembre” fue magníficamente
descrita por Karl Marx:
“Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y en general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda es masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de Diciembre, «Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora.Este Bonaparte, que se erige en jefe del lumpemproletariado, que sólo en éste encuentra reproducidos en masa los intereses, que él personalmente persigue, que reconoce en esta hez, desecho y escoria de todas las clases, la única clase en la que puede apoyarse sin reservas, es el auténtico Bonaparte, el Bonaparte sans phrase. Viejo roué ladino, concibe la vida histórica de los pueblos y los grandes actos de Gobierno y de Estado como una comedia, en el sentido más vulgar de la palabra, como una mascarada, en que los grandes disfraces y los frases y gestos no son más que la careta para ocultar lo más mezquino y miserable”.
La alternativa de progresar hacia el caos
Nada
nuevo bajo el sol, cambiemos algo para que todo siga igual como dijo el
Príncipe de Salina, seguiremos retrocediendo por el sendero erróneo y fácil que
nos brinda el despotismo, ahora por televisión, al haber reducido la democracia
a su condición mitológica, al acto
ritual de acudir a las urnas cada cuatro años, y no seamos capaces, de
comprender que eso nada tiene que ver con la democracia, que en realidad es el
gobierno del pueblo, y no el gobierno de los dioses de la casta, representados
en su forma actual de partidos políticos.
Pero si difícil
resulta alcanzar una conciencia democrática en un mundo de creencias
establecido desde el poder, aún más difícil resulta si los que propugnan un
cambio (y se monopolizan como alternativa) se asemejan a las hordas de Jerjes.
En la
memoria del rey espartano Leónidas y sus trescientos, que se dejaron la vida
enfrentándose contra el imperio del misticismo y la tiranía persa, en el paso
de las Termópilas, creo que es necesario recordar su hazaña.
Hoy los
persas no vienen armados más que de un teclado y un ratón, dispuestos a invadir
el espacio de la opinión pública de forma arrogante y zafia, defendiendo lo
indefendible, en una campaña de “agit-prop” de todo a un euro, en el que con
críticas absurdas y soflamas abstrusas, tratan de convencer a la gente de que
son la única alternativa para enfrentarse al poder de la casta, eso sí, desde
el totalitarismo, el dogmatismo, el fanatismo y la desmesura.
Las redes sociales como escenario
Hace
escasos días las redes sociales se inundaron de una campaña organizada, todas
lo son, de aquellos que protestaban contra el genocidio de Gaza, acusaban a
Israel y defendían a Hamas, en lo que estaba ocurriendo. Me he fijado en una
extraña coincidencia de propósitos entre los que siempre apoyan estas cosas en
las redes sociales: lo mismo defienden la excarcelación de los presos de ETA,
que la magnífica gestión de la economía Argentina, que la “democracia”
existente en Cuba o Venezuela, que la teocracia de Irán, la independencia de
Cataluña, la paz de Corea del Norte, que se olvidan de la existencia de
Zapatero, los errores del pasado que nos han traído esta crisis y al mismo
tiempo tratan de atrapar “corazones” mostrando las escenas más descarnadas de
la guerra, la crisis o la miseria humana, sólo con el propósito de imponer su
creencia y propaganda. Al mismo tiempo siempre son los mismos aquellos que
están contra Israel, Estados Unidos, la libertad, “esta” democracia”, la
Constitución, Rajoy, Merkel y el capitalismo. También resulta sorprendente que
los mismos crímenes cuando vienen de alguno de sus patrocinados son luchas
sociales y cuando viene de alguno de sus vilipendiados, actos execrables. Otra
curiosidad es que no ocurren como hechos aislados, sino que provienen de
consignas establecidas y por eso se presentan en oleadas, así cada día hay un
tema que prevalece en las redes sociales agitado siempre por los mismos.
Recientemente,
un periodista norteamericano ha sido asesinado por el ISIS, el califato
islámico que con bandera de yihad se dedica a imponer su orden en Siria e Irak,
patrocinado posiblemente por Irán, el mismo país que ha aupado desde
hispantelevisión a Pablo Iglesias al estrellato político. Juan Carlos Monedero
tendrá que enfrentarse el próximo 10 de septiembre a un juzgado por haber
agredido a un periodista que le ha denunciado. En Podemos han comenzado a
surgir voces discrepantes, denunciadas por Pablo Iglesias y Echenique, pidiendo
democracia interna al igual que ha ocurrido en UPyD, en CDC, en el PSOE y hasta
en el PP.
Está
claro que tanto desde los partidos que conforman la casta como aquellos que a
ella se oponen, tratan de vendernos, de nuevo, la esperanza de que con ellos
alcanzaremos la era dorada de Cronos, en la que en la
que todos hacían lo correcto y no existía la inmoralidad, como si tal cosa
fuera posible viviendo en el ritual de la democracia mitológica que se han
inventado desde el poder.
No va quedando mucho
tiempo para que todos estos aprendices de tiranos depongan su despotismo, más
de un 80 % de los españoles estamos hartos de su representación teatral en el
poder, más de un 58 % no apoyamos a ningún partido en las pasadas elecciones
europeas, más de un 95 % queremos que se juzgue la corrupción existente en los
partidos políticos de este país y que cambien de actitud o se vayan a la
mierda, y que les acompañen también aquellos que tratan de sustituirles
defendiendo el regreso al caos, el totalitarismo y la aniquilación de la
libertad.
El problema de la
casta y la plasta que aspira a sustituirla, es que no se dan cuenta de que
Cronos, que es el dios del tiempo, se los ha tragado y se han convertido en una
entelequia en el presente. Forman parte del olvido, exactamente igual que los
dioses del Olimpo, que hoy ya nadie recuerda. Creo que cada día nos acercamos
más a la sentencia de Jorge Luis Borges: habrá
un día en que nos merezcamos vivir sin gobiernos. Que así sea.
Enrique Suárez