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viernes, 22 de agosto de 2014

El ocaso de los hipócritas



 

La lucha por el poder en la mitología griega

En épocas de triunfo espiritual del materialismo es necesario regresar a las interpretaciones simbólicas para comprender que acontece en este mundo, dentro de ellas la mitología griega, es, sin duda, el huerto egregio en el que ha brotado la cultura occidental. 

En el caos inicial, antes de la existencia de los dioses del Olimpo, la mitología griega consideraba que el titán Kronos, había castrado a su padre Urano con una hoz (“cortado el cielo”), para así destronarlo, surgiendo la Edad Dorada de la mitología griega, en la que todos hacían lo correcto y no existía la inmoralidad. Sin embargo, una profecía anunció a que uno de los hijos de Kronos le daría la misma muerte que él había dado a su padre, por lo que el tirano decidió comerse a sus hijos según iban naciendo, hasta que Gea decidió ocultar a su sexto hijo, Zeus, dándole a su padre una piedra, ónfalos, que se tragó como si fuera su hijo. 

Zeus, fue alimentado por la cabra Amaltea en la isla de Creta, mientras los Coribantes ocultaban sus llantos para que su padre no descubriera su existencia.  Cuando Zeus creció le dio a su padre un veneno para que regurgitara a sus hermanos, expulsando en primer lugar la piedra ónfalos, que dio lugar a la Pitia y el Oráculo de Delfos. Luego liberó a los titanes cíclopes y hecantóquiros que Kronos había  encerrado en el Tártaro y con su ayuda y la de sus hermanos lograron destronar a Kronos, creando la era olímpica de la mitología griega y el concepto de gobierno del mundo que hoy nos resulta más conocido.

Sin duda, el mito de la lucha por el poder entre los dioses griegos nos recuerda a cualquier lucha por el poder entre y dentro de los partidos políticos de cualquier país occidental, así ha sido y así seguirá siendo, con la sucesión correspondiente de unos por otros a lo largo de la historia de la democracia. Sin duda los partidos políticos están más adheridos a la mitología olímpica, que a la etapa lógica que vino después en la Antigua Grecia. Mientras los políticos continúen en su actitud despótica fundamentada en la creencia y el engaño, no abandonaremos la era mitológica de la política para dar paso a la era racional

La aventura del 18 brumario

El otro día denunciaba en este mismo lugar el Golpe de Estado de Luis Napoleón unido a la “sociedad de beneficencia”, en recuerdo del que había dado su antepasado Napoleón Bonaparte para acabar con las instituciones de la Revolución Francesa, precisamente el día 18 brumario (9 de noviembre), fecha de la convocatoria del referéndum catalán. Cualquier paralelismo con la actualidad es pura coincidencia.

La “sociedad de beneficencia o del 10 de diciembre” fue magníficamente descrita por Karl Marx:
Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y en general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda es masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de Diciembre, «Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora.

Este Bonaparte, que se erige en jefe del lumpemproletariado, que sólo en éste encuentra reproducidos en masa los intereses, que él personalmente persigue, que reconoce en esta hez, desecho y escoria de todas las clases, la única clase en la que puede apoyarse sin reservas, es el auténtico Bonaparte, el Bonaparte sans phrase. Viejo roué ladino, concibe la vida histórica de los pueblos y los grandes actos de Gobierno y de Estado como una comedia, en el sentido más vulgar de la palabra, como una mascarada, en que los grandes disfraces y los frases y gestos no son más que la careta para ocultar lo más mezquino y miserable”.


La alternativa de progresar hacia el caos

Nada nuevo bajo el sol, cambiemos algo para que todo siga igual como dijo el Príncipe de Salina, seguiremos retrocediendo por el sendero erróneo y fácil que nos brinda el despotismo, ahora por televisión, al haber reducido la democracia a su condición mitológica,  al acto ritual de acudir a las urnas cada cuatro años, y no seamos capaces, de comprender que eso nada tiene que ver con la democracia, que en realidad es el gobierno del pueblo, y no el gobierno de los dioses de la casta, representados en su forma actual de partidos políticos.

Pero si difícil resulta alcanzar una conciencia democrática en un mundo de creencias establecido desde el poder, aún más difícil resulta si los que propugnan un cambio (y se monopolizan como alternativa) se asemejan a las hordas de Jerjes.

En la memoria del rey espartano Leónidas y sus trescientos, que se dejaron la vida enfrentándose contra el imperio del misticismo y la tiranía persa, en el paso de las Termópilas, creo que es necesario recordar su hazaña.

Hoy los persas no vienen armados más que de un teclado y un ratón, dispuestos a invadir el espacio de la opinión pública de forma arrogante y zafia, defendiendo lo indefendible, en una campaña de “agit-prop” de todo a un euro, en el que con críticas absurdas y soflamas abstrusas, tratan de convencer a la gente de que son la única alternativa para enfrentarse al poder de la casta, eso sí, desde el totalitarismo, el dogmatismo, el fanatismo y la desmesura.

Las redes sociales como escenario

Hace escasos días las redes sociales se inundaron de una campaña organizada, todas lo son, de aquellos que protestaban contra el genocidio de Gaza, acusaban a Israel y defendían a Hamas, en lo que estaba ocurriendo. Me he fijado en una extraña coincidencia de propósitos entre los que siempre apoyan estas cosas en las redes sociales: lo mismo defienden la excarcelación de los presos de ETA, que la magnífica gestión de la economía Argentina, que la “democracia” existente en Cuba o Venezuela, que la teocracia de Irán, la independencia de Cataluña, la paz de Corea del Norte, que se olvidan de la existencia de Zapatero, los errores del pasado que nos han traído esta crisis y al mismo tiempo tratan de atrapar “corazones” mostrando las escenas más descarnadas de la guerra, la crisis o la miseria humana, sólo con el propósito de imponer su creencia y propaganda. Al mismo tiempo siempre son los mismos aquellos que están contra Israel, Estados Unidos, la libertad, “esta” democracia”, la Constitución, Rajoy, Merkel y el capitalismo. También resulta sorprendente que los mismos crímenes cuando vienen de alguno de sus patrocinados son luchas sociales y cuando viene de alguno de sus vilipendiados, actos execrables. Otra curiosidad es que no ocurren como hechos aislados, sino que provienen de consignas establecidas y por eso se presentan en oleadas, así cada día hay un tema que prevalece en las redes sociales agitado siempre por los mismos.

Recientemente, un periodista norteamericano ha sido asesinado por el ISIS, el califato islámico que con bandera de yihad se dedica a imponer su orden en Siria e Irak, patrocinado posiblemente por Irán, el mismo país que ha aupado desde hispantelevisión a Pablo Iglesias al estrellato político. Juan Carlos Monedero tendrá que enfrentarse el próximo 10 de septiembre a un juzgado por haber agredido a un periodista que le ha denunciado. En Podemos han comenzado a surgir voces discrepantes, denunciadas por Pablo Iglesias y Echenique, pidiendo democracia interna al igual que ha ocurrido en UPyD, en CDC, en el PSOE y hasta en el PP.

Está claro que tanto desde los partidos que conforman la casta como aquellos que a ella se oponen, tratan de vendernos, de nuevo, la esperanza de que con ellos alcanzaremos la era dorada de Cronos, en la que  en la que todos hacían lo correcto y no existía la inmoralidad, como si tal cosa fuera posible viviendo en el ritual de la democracia mitológica que se han inventado desde el poder.

No va quedando mucho tiempo para que todos estos aprendices de tiranos depongan su despotismo, más de un 80 % de los españoles estamos hartos de su representación teatral en el poder, más de un 58 % no apoyamos a ningún partido en las pasadas elecciones europeas, más de un 95 % queremos que se juzgue la corrupción existente en los partidos políticos de este país y que cambien de actitud o se vayan a la mierda, y que les acompañen también aquellos que tratan de sustituirles defendiendo el regreso al caos, el totalitarismo y la aniquilación de la libertad.

El problema de la casta y la plasta que aspira a sustituirla, es que no se dan cuenta de que Cronos, que es el dios del tiempo, se los ha tragado y se han convertido en una entelequia en el presente. Forman parte del olvido, exactamente igual que los dioses del Olimpo, que hoy ya nadie recuerda. Creo que cada día nos acercamos más a la sentencia de Jorge Luis Borges: habrá un día en que nos merezcamos vivir sin gobiernos. Que así sea.

Enrique Suárez

Apuntes para comprender que ocurre en la política española



"Cuando la tiranía se derrumbe, procuremos no darle tiempo para que se levante" Maximilien Robespierre

Los ciudadanos asistimos absortos cada día,  a la exposición de cientos de noticias que, hace sólo unos años, nos daría cada una, para comentarios que durarían semanas. ¿Nos hemos acostumbrado de tal forma a la degradación de la política que hoy nos resultan indiferentes?, no creo que sea así, más bien al contrario, los ciudadanos de este país nunca antes habíamos dedicado mayor atención y tiempo a las cosas que ocurren en la política española. 

Hay ocasiones en las que parece que no existe otra cosa en este mundo más que las extravagancias políticas que nos encontramos, y a pesar del hastío, no hablas con alguien que no te acabe contando alguna barbaridad acontecida en el día anterior, por algún político o algún partido. En realidad, creo que es un signo de los tiempos, nos aproximamos a la apoteosis de la desfachatez, a la culminación de todos los despropósitos que nos brindan desde el poder.

¿Pero qué ha ocurrido en este país para que en la última década las cosas de la política hayan degenerado de esta forma?, creo que los ingredientes más importantes del menú son el incremento de la comunicación directa entre ciudadanos a través de las redes sociales, la propia degradación de los representantes políticos y por último, el diagnóstico en la conciencia colectiva de los ciudadanos de que la política más que una alternativa de servicio, es un expolio de unos aprovechados, en función de los intereses de los políticos y los partidos a los que representan (porque en realidad nunca han representado a los ciudadanos).

Dice un viejo refrán español, que aunque la mona se vista de seda, mona se queda, y las operaciones de maquillaje de la casta y sucesores están a punto de expirar. Han sido tantos los delitos impunes que se han cometido desde la política española que la gente ya está comenzando a dudar de si la justicia española no es una sucursal del poder político, al igual que los medios de comunicación, que hasta ahora se habían dedicado a tapar sutilmente los desmadres de una élite representativa que cada día se asemeja más en sus formas a la mafia siciliana.

Hay otro fenómeno que podemos observar en algunos formaciones, como el PSOE, Podemos o recientemente,  UPyD, la rebelión de las bases en los partidos políticos, que exigen una democracia interna real y no la pantomima acostumbrada y ficticia con la que han venido funcionando durante los 35 últimos años. La concentración de poder en las ejecutivas de forma sectaria y corporativa, está a punto de saltar por los aires. En el PSOE se ha visto recientemente con la exclusión de las candidaturas alternativas a la triunfadora, que sumaban más votos que aquella, entre ambas. En Podemos, se está viendo con las advertencias de Pablo Iglesias y Echenique sobre “los intrusos” y “la gente que no comparte nuestros valores” (cuando en cualquier democracia, los dirigentes de un partido tendrían que esperar a ver lo que dicen sus bases antes de considerar cuales son los valores del partido o quienes resultan “intrusos”, no vaya a ser que los intrusos realmente sean ellos).

El último caso ha sido UPyD, con la sugerencia de Sosa Wagner de que el partido de Rosa Díez debería unirse con Ciudadanos dada la situación del país, a lo que la "indiscutible" lideresa del partido magente y su camarilla, han respondido de forma furibunda denunciando por traición la propuesta y al proponente, cabeza de candidatura en las Elecciones Europeas recientes. La enésima tentativa de autoritarismo del partido de Rosa Díez ha sido respondida, a su vez, por los militantes de la base del partido que apoyan la propuesta de Sosa Wagner. Entender lo que ocurre en UPyD no es difícil, pues es, sin duda, el partido que mejor representa la organización de una formación política en el marketing y el populismo, dispuesta a defender cualquier idea o alternativa que le conceda votos. Las cartas de Alvaro Ballesteros y Fran García, y la de Mikel Buesa, todos ellos cargos caídos del partido, nos muestran por donde van las cosas.

En el PP las cosas no se mueven porque el partido está en el poder y el que se mueva no sale en la foto, ni en las candidaturas, mientras haya acceso al pesebre público, todos felices. En IU, están esperando a ver qué ocurre con Podemos tras su congreso, pero están dispuestos a no dejarse ni un conserje colocado por el partido en la batalla. En los partidos nacionalistas como CDC con su aventura pujoliana, CC con su referéndum sobre las prospecciones y en ERC sobre la independencia siguen su propio curso, ajenos a las necesidades reales de los ciudadanos que dicen representar.

Es tan fácil de comprender lo que está ocurriendo, que parece mentira que en este país sigamos viviendo en la inopia.

Lo que está aconteciendo es, sencillamente, que el modelo de representación política en este país está agotado y no lleva ni arreglo, ni apaño. La mayoría de los ciudadanos han comprendido definitivamente que el mayor atentado a la igualdad que existe en este país es el que existe entre ciudadanos de a pie que pagan todos los destrozos y políticos de pedestal que se llevan todos los privilegios y beneficios. La ausencia de isocracia, que nos condena a un modelo estamental como el existente antes de la primera Constitución de 1812, en el que los que representan a los demás, y los que estos han colocado en las administraciones públicas y empresas vinculadas a la cosa pública, viven bien, mientras que sus representados cada día viven peor y con más dificultades.

El cuento se acaba, los de la casta lo saben y andan desesperados tratando de buscar fórmulas que le devuelvan la confianza de sus electores, que se ha ido para siempre.  Así lo demostraron las elecciones europeas con 5,2 millones de votos perdidos por el PSOE y el PP en relación a las anteriores. Ni las propuesta de alcaldes más votados del PP, ni la hibridación electoral de los candidatos del PSOE, ni los círculos de Podemos, ni las propuestas de alianzas entre Ciudadanos y UPyD, o entre el PSOE y el PP, salvarán de la catástrofe a la casta política española, absolutamente deslegitimada por sus delitos, sus corrupciones y sus fraudes, además de su desvergüenza, pero también por la crítica incendiaria que cada día acompaña sus hazañas en las redes sociales, así como las protestas sin interrupción de buena parte de los ciudadanos que abjuran de su representación (83 % en la última encuesta del CIS que trató el tema), pero sin duda y  fundamentalmente, el escaso apoyo recibido de los electores en las pasadas Elecciones Europeas, donde un 58 % de los convocados no votaron por ninguna formación política. Hoy todos los partidos políticos reunidos son una minoría, con respecto a ninguno que es el elegido por la mayoría.

La extinción del modelo de representación política con el que hemos vivido los últimos 35 años en este país está próxima, o bien los políticos de todos los partidos cambian su tradicional comportamiento despótico, o serán depuestos definitivamente, al tiempo que los partidos políticos que hoy conocemos disueltos por inútiles ejemplos de democracia. También se extinguieron los dinosaurios de la noche a la mañana y habían dominado el planeta durante millones de años. 

Los políticos de este país deben ir dándose cuenta de su condición absolutamente prescindible, cuando se han convertido en causa fundamental de nuestros problemas y consecuencia de nuestra ingenuidad y confianza infantil, cuando anunciaban la búsqueda de nuestro bienestar en las campañas electorales, pero en realidad sólo se procuraban el suyo una vez que llegaban al poder. 

Creo que a partir de ahora no podrán continuar engañando a la gente, se les agota el tiempo y se les acaba el chollo, por mucho que se disfracen en su impostura y usurpación. Las alternativas se van definiendo, o bien deponen en breve su actitud infame, o vamos camino de un enfrentamiento ineludible, directo y prolongado entre ciudadanos y políticos, hasta que sean desalojados de la representación política que les hemos concedido y han demostrado que no se merecen.

Enrique Suárez


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