desde 2.006 en Internet

sábado, 2 de marzo de 2013

No son sólo las personas, sino las estructuras políticas y las instituciones representativas las que deben ser juzgadas


"La sociedad no cambia nunca sus instituciones a medida que lo necesita, como un operario cambia sus herramientas. Por el contrario, acepta prácticamente como algo definitivo las instituciones a que se encuentra sometida." León Trotsky

Tras los últimos acontecimientos relacionados con la corrupción acontecidos en España, parece que se ha recobrado una vieja institución española de infausto recuerdo: la Santa Inquisición,  por parte de los medios de comunicación, los partidos, los políticos y la opinión pública. En esta ocasión, las ordalías se hacen en la calle cada día y las sentencias y condenas alcanzan cotas de ensañamiento.

Ciertamente es normal que acontezca tanta violencia verbal entre los sufrientes contribuyentes. Es una reacción proporcionada a la vesania de los poderosos que han impuesto su tiranía, despotismo y depredación. Sin embargo, se está cometiendo un grave error, como ayer mismo se exponía en el caso de Bárcenas y Urdangarín, al aceptar que son las personas las responsables de lo ocurrido, mientras, al mismo tiempo se trata de salvar las instituciones representativas que acogieron a los defraudadores.

Los españoles no deben conformarse con el circo de escarnio organizado por los medios de comunicación, posiblemente aleccionados por las cúpulas de las instituciones de poder representado para salvar el sistema entregando las cabezas de los chivos expiatorios correspondientes.

Si José Blanco es un corrupto, no es "sólo" cómo persona, sino como miembro del PSOE como ha ejercido la corrupción y el fraude, por tanto es la institución, su partido político, el responsable, en concreto la cúpula del partido, al igual que todos los militantes que lo consienten. José Blanco sin el PSOE jamás habría podido traficar con influencias ni millones de euros, al igual que tampoco podría hacerlo Luis Bárcenas si no fuera miembro relevante del PP o Iñaki Urdangarín, un componente egregio de la Familia Real.

La doble moral impera en nuestro país, cuando los mismos que acusan a toda la iglesia católica de inmoralidad por un caso de pederastia en un clérigo, se permiten eximir de responsabilidad a una formación política que ampara a corruptos sin límites, ni fronteras. ¿No se les llena a muchos la boca hablando de igualdad, pues si la iglesia católica es responsable de lo que hagan sus representantes, los partidos políticos lo serán de lo que hagan sus feligreses, en su nombre y a pesar de la democracia?

Creo que es hora de que abandonemos el burka que tratan de imponernos, cuando un banquero roba, ha ocurrido con las Cajas de Ahorros, es que la banca permite robar a los banqueros;  cuando un político se corrompe es que los partidos políticos lo consienten, e incluso lo inducen. El lecho de Procusto para juzgar la realidad según conveniencia de los interesados no es buen consejero.

Si un partido político espía a otros partidos, no sólo está incumpliendo la Constitución, sino también el código civil y el penal, por tanto ese partido admite la delincuencia en sus filas.

Mientras no seamos capaces de hacer responsables a las instituciones representativas de lo que hacen sus miembros de forma inmoral,  ilegal y delictiva, convirtiéndolas de facto y de iure en organizaciones mafiosas no podremos avanzar en este país hacia una salida del túnel.

Las personas y sus hechos delictivos en este caso son síntomas de una grave enfermedad y erradicando los síntomas nunca resolveremos la enfermedad, la ocultaremos, para que más adelante vuelvan a presentarse.

Los españoles no debemos conformarnos con que se juzgue la corrupción en los chivos expiatorios, es decir que se juzgue a Bárcenas, Urdangarín, Pujol o Blanco, sino al PP, a la Corona, a CIU y al PSOE.

Si desde las instituciones representativas se han cometido delitos, es que no cumplen con su propósito, ni función y deben ser depuradas no de las personas, sino de los hábitos adquiridos a lo largo de los últimos 35 años. El proceso que vivimos actualmente en España de regeneración democrática, no puede conformarse exclusivamente con  la busca y captura de los corruptos, sino que debe acabar con cualquier posibilidad de que las instituciones que les  han servido de arma y medio se mantengan impunes, habiendo derivado en una suerte de "organizaciones mafiosas". Con las cabezas entregadas por la casta política, la oligarquía de los poderosos no se resuelven nuestros problemas, sólo se resolverán si las organizaciones que les han servido de instrumento para delinquir  son depuradas profundamente o  en su defecto, erradicadas para siempre.

Los españoles estamos esperando a que en el PP, el PSOE, CIU o la Corona se abra un proceso de redención ante los crímenes que han cometido contra los españoles, a pesar de la democracia y las leyes que han incumplido, siendo los máximos veladores de su cumplimiento. Sin restitución de todo el daño causado a los españoles, no hay redención posible. 

Si no lo hacemos ahora de forma irrevocable y determinada, acabaremos llegando al ojo por ojo y el diente por diente, que nos ofrecía como solución el código de Hammurabi hace treinta y siete siglos. Como dice un proverbio chino, cuando sepas que recorres tu camino por el lugar equivocado, no importa lo que lleves recorrido, es necesario retroceder. España no puede seguir caminando hacia su marasmo, porque unos cuantos miles de privilegiados quieran salvar su culo delincuente, mientras se han cargado el futuro de sus compatriotas y el de las próximas generaciones.  

Es necesario dejar en el pasado a los que no se merecen seguir conduciendo nuestro futuro

Enrique Suárez
 

Enlaces Relacionados

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...