"La sociedad no cambia nunca sus instituciones a medida que lo necesita,
como un operario cambia sus herramientas. Por el contrario, acepta
prácticamente como algo definitivo las instituciones a que se encuentra
sometida." León Trotsky
Tras los últimos
acontecimientos relacionados con la corrupción acontecidos en España, parece
que se ha recobrado una vieja institución española de infausto recuerdo: la
Santa Inquisición, por parte de los
medios de comunicación, los partidos, los políticos y la opinión pública. En
esta ocasión, las ordalías se hacen en la calle cada día y las sentencias y
condenas alcanzan cotas de ensañamiento.
Ciertamente es normal que
acontezca tanta violencia verbal entre los sufrientes contribuyentes. Es una
reacción proporcionada a la vesania de los poderosos que han impuesto su
tiranía, despotismo y depredación. Sin embargo, se está cometiendo un grave
error, como ayer mismo se exponía en el caso de Bárcenas y Urdangarín, al
aceptar que son las personas las responsables de lo ocurrido, mientras, al
mismo tiempo se trata de salvar las instituciones representativas que acogieron
a los defraudadores.
Los españoles no deben
conformarse con el circo de escarnio organizado por los medios de comunicación,
posiblemente aleccionados por las cúpulas de las instituciones de poder
representado para salvar el sistema entregando las cabezas de los chivos
expiatorios correspondientes.
Si José Blanco es un
corrupto, no es "sólo" cómo persona, sino como miembro del PSOE como ha ejercido la
corrupción y el fraude, por tanto es la institución, su partido político, el
responsable, en concreto la cúpula del partido, al igual que todos los
militantes que lo consienten. José Blanco sin el PSOE jamás habría podido
traficar con influencias ni millones de euros, al igual que tampoco podría
hacerlo Luis Bárcenas si no fuera miembro relevante del PP o Iñaki Urdangarín,
un componente egregio de la Familia Real.
La doble moral impera en
nuestro país, cuando los mismos que acusan a toda la iglesia católica de
inmoralidad por un caso de pederastia en un clérigo, se permiten eximir de
responsabilidad a una formación política que ampara a corruptos sin límites, ni
fronteras. ¿No se les llena a muchos la boca hablando de igualdad, pues si la
iglesia católica es responsable de lo que hagan sus representantes, los
partidos políticos lo serán de lo que hagan sus feligreses, en su nombre y a
pesar de la democracia?
Creo que es hora de que
abandonemos el burka que tratan de imponernos, cuando un banquero roba, ha
ocurrido con las Cajas de Ahorros, es que la banca permite robar a los
banqueros; cuando un político se
corrompe es que los partidos políticos lo consienten, e incluso lo inducen. El
lecho de Procusto para juzgar la realidad según conveniencia de los interesados
no es buen consejero.
Si un partido político
espía a otros partidos, no sólo está incumpliendo la Constitución, sino también
el código civil y el penal, por tanto ese partido admite la delincuencia en sus
filas.
Mientras no seamos
capaces de hacer responsables a las instituciones representativas de lo que
hacen sus miembros de forma inmoral,
ilegal y delictiva, convirtiéndolas de facto y de iure en organizaciones
mafiosas no podremos avanzar en este país hacia una salida del túnel.
Las personas y sus hechos
delictivos en este caso son síntomas de una grave enfermedad y erradicando los
síntomas nunca resolveremos la enfermedad, la ocultaremos, para que más
adelante vuelvan a presentarse.
Los españoles no debemos
conformarnos con que se juzgue la corrupción en los chivos expiatorios, es
decir que se juzgue a Bárcenas, Urdangarín, Pujol o Blanco, sino al PP, a la
Corona, a CIU y al PSOE.
Si desde las
instituciones representativas se han cometido delitos, es que no cumplen con su
propósito, ni función y deben ser depuradas no de las personas, sino de los
hábitos adquiridos a lo largo de los últimos 35 años. El proceso que vivimos
actualmente en España de regeneración democrática, no puede conformarse
exclusivamente con la busca y captura
de los corruptos, sino que debe acabar con cualquier posibilidad de que las
instituciones que les han servido de
arma y medio se mantengan impunes, habiendo derivado en una suerte de "organizaciones mafiosas". Con las cabezas entregadas por la casta política, la oligarquía de los poderosos no se resuelven nuestros problemas, sólo se resolverán si las organizaciones que les han servido de instrumento para delinquir son depuradas profundamente o en su defecto, erradicadas para siempre.
Los españoles estamos
esperando a que en el PP, el PSOE, CIU o la Corona se abra un proceso de
redención ante los crímenes que han cometido contra los españoles, a pesar de la
democracia y las leyes que han incumplido, siendo los máximos veladores de su cumplimiento. Sin restitución de todo el daño causado a los españoles, no hay redención posible.
Si no lo hacemos ahora de forma irrevocable y determinada, acabaremos llegando al ojo por ojo y el diente por
diente, que nos ofrecía como solución el código de Hammurabi hace treinta y siete siglos. Como dice un proverbio chino, cuando sepas que recorres tu camino por el lugar equivocado, no importa lo que lleves recorrido, es necesario retroceder. España no puede seguir caminando hacia su marasmo, porque unos cuantos miles de privilegiados quieran salvar su culo delincuente, mientras se han cargado el futuro de sus compatriotas y el de las próximas generaciones.
Es necesario dejar en el pasado a los que no se merecen seguir conduciendo nuestro futuro
Es necesario dejar en el pasado a los que no se merecen seguir conduciendo nuestro futuro
Enrique Suárez