Entre tanta información con la que nos bombardean cada día los medios, se escuda un ominoso silencio que nos hace olvidar algo muy importante: “El Presidente Zapatero ha mentido a los españoles”.
Lo hizo antes de marzo para triunfar en las elecciones, y lo ha hecho desde entonces, negando, que la crisis económica asolará a nuestro país como a los demás. Ahora, al reconocer que realmente estamos en crisis –algo que ya sabíamos-, también ha reconocido que nos ha mentido.
Y ahora que se ha descubierto que el Presidente Zapatero nos miente, los estrategas de su partido, en plena crisis histérica, tratan de que los ciudadanos nos olvidemos de lo ocurrido, convirtiendo al Presidente español en una víctima del mundo mundial, al que no se le permite participar en las reuniones del G-20 para la refundación del capitalismo. Y el culpable de tamaña ignominia es el de siempre, el señor Bush, “ese artífice de la venganza, que tanto odia a nuestro país”. Nadie ha pensado que en una reunión en la que se pretenden resolver los problemas del mundo, un mentiroso reconocido como Zapatero sería un estorbo molesto.
Si en España “no hay crisis”, ¿para qué va a ir Zapatero a Washington?, ¿A resolvérsela “a los demás”?. Y “si la hay”, ¿para qué quieren en Washington a un mentiroso?, ¿para qué quieren en Washington al único presidente de un país occidental que ha negado la existencia de tal crisis en su país y ha presumido hasta la soberbia de la extraordinaria solidez de nuestro sistema económico?.
La solidez de un sistema económico con la mayor tasa de paro de Europa, 11,9 %, en la que las medidas del gobierno se han fulminado el superávit de miles de millones de euros en cuatro meses, y que se encuentra al borde de la recesión con una disminución del 0,2 % del PIB en su crecimiento, y una bajada del IBEX de más del 35 % desde enero. Esa solidez es otra mentira.
Si el ínclito habitante de La Moncloa tuviera un poco de dignidad, presentaría su dimisión de forma inmediata, al tiempo que disculpas a todos los españoles –especialmente a quienes le han votado-, pero eso no ocurrirá, al contrario, en su patetismo sigue buscando una silla en la reunión del G-20, para redimirse públicamente de sus errores, en plan heroico y quijotesco, hecho épico con el que pueda tapar sus mentiras.
Si en este país los políticos tuvieran algo de dignidad -ya la han perdido toda-, exigirían su destitución por mentir a los españoles, algo que se puede demostrar, pero no lo harán, no habrá ninguna moción de confianza, ninguna moción de censura, y todo seguirá igual.
Continuaremos con un mentiroso reconocido en el Gobierno guiando los pasos de nuestro país, en su descomposición interna y en su inexistencia externa, y seguirá utilizando España para promocionarse, dentro y fuera de nuestro país. Por cierto, tampoco ningún medio de comunicación ha informado sobre la existencia de un mentiroso confirmado en La Moncloa.
Es hora de recordar cómo llegó Zapatero a la Presidencia del Gobierno. ¿Lo recuerdan?, fue tras el atentado del 11-M de 2.004. En aquella ocasión, una furibunda izquierda se echó a la calle, inundando las ondas de “pásalos”, de “queremos saber la verdad”, acusando al gobierno saliente de Aznar por haber mentido a los españoles, por haber dicho -en las primeras 24 horas- que se sospechaba que los autores del atentado habían sido los criminales de ETA. Tras el juicio del 11-M tampoco ha quedado claro que no hayan participado en el brutal atentado de alguna forma, lo que para la izquierda es una “herejía”, y solo por decirlo se puede ganar un proceso inquisitorial público, porque si se demostrara, entonces se comprenderían muchas cosas que han quedado oscurecidas por un telón de intoxicaciones interesadas.
Pues que quieren que les diga, no sé si el Gobierno de Aznar nos mintió al respecto, porque alguna información que nos proporcionaron, desde instancias próximas al PSOE, ha sido desmentida por los hechos, lo que ha permitido que hayan construido la verdad que servía a sus propios intereses, y eso sí se ha demostrado, al dar por cerrado un proceso que no ha sido suficientemente esclarecido.
Sin embargo, con el tema de la crisis económica – y su negación por Zapatero, Solbes, Sebastián, De la Vega, Blanco…- , no he visto llenarse la calle de gente, no he visto millones de “tenemos a un cínico en el Gobierno, ¡pásalo!”, no he visto siquiera a nadie decirlo en público: “Sr. Zapatero, usted nos ha mentido”, no he visto a ningún parlamentario de la oposición decírselo en el Parlamento: “Sr. Zapatero, es usted un mentiroso”. No, nada de eso, y ahora que lo recuerdo, dicen que Rosa Díez está en el Parlamento para regenerar la democracia, o eso decían en su día.
Lo que demuestra que la escuadra propagandística del PSOE está mejor organizada y es más eficaz, tanto para denunciar las supuestas mentiras de los demás, como para ocultar las propias.
Y estos mentirosos organizados son los que construyen las nuevas verdades con la memoria histórica -que desconoce la mitad de la verdad-, los que pretenden dictar la nueva moral ciudadana con su Educación para la Ciudadanía -que excluye cualquier otra moral-, con sus leyes de paridad -"paridas legislativas"-, con su imperiosa necesidad de atender la desigualdad homosexual -¿acaso eran diferentes los homosexuales?, para mí nunca lo fueron-, la lucha contra el machismo irredento de una sociedad patriarcal tardofranquista y "feminicida", con sus políticas contra el cambio climático, con su Alianza de las Civilizaciones - en realidad civilización sólo hay una: la que respeta los derechos humanos, lo demás, son culturas -, con sus 400 euros por voto, con sus motivos para creer, con su bondad infinita de feriantes, y con las bombillas de bajo consumo que nos van a regalar a instancias del ingenioso Ministro de Industria, para iluminarnos, sin duda, quizás la idea más "brillante" de un Gobierno que ha hecho de la mentira y la ocultación de la verdad, su mejor y más sólido fundamento.
La penúltima mentira de Zapatero nos va a costar demasiado cara, ¿seremos capaces de esperar a la última sin hacer nada?. Desgraciadamente, creo que sí.
Biante de Priena
Lo hizo antes de marzo para triunfar en las elecciones, y lo ha hecho desde entonces, negando, que la crisis económica asolará a nuestro país como a los demás. Ahora, al reconocer que realmente estamos en crisis –algo que ya sabíamos-, también ha reconocido que nos ha mentido.
Y ahora que se ha descubierto que el Presidente Zapatero nos miente, los estrategas de su partido, en plena crisis histérica, tratan de que los ciudadanos nos olvidemos de lo ocurrido, convirtiendo al Presidente español en una víctima del mundo mundial, al que no se le permite participar en las reuniones del G-20 para la refundación del capitalismo. Y el culpable de tamaña ignominia es el de siempre, el señor Bush, “ese artífice de la venganza, que tanto odia a nuestro país”. Nadie ha pensado que en una reunión en la que se pretenden resolver los problemas del mundo, un mentiroso reconocido como Zapatero sería un estorbo molesto.
Si en España “no hay crisis”, ¿para qué va a ir Zapatero a Washington?, ¿A resolvérsela “a los demás”?. Y “si la hay”, ¿para qué quieren en Washington a un mentiroso?, ¿para qué quieren en Washington al único presidente de un país occidental que ha negado la existencia de tal crisis en su país y ha presumido hasta la soberbia de la extraordinaria solidez de nuestro sistema económico?.
La solidez de un sistema económico con la mayor tasa de paro de Europa, 11,9 %, en la que las medidas del gobierno se han fulminado el superávit de miles de millones de euros en cuatro meses, y que se encuentra al borde de la recesión con una disminución del 0,2 % del PIB en su crecimiento, y una bajada del IBEX de más del 35 % desde enero. Esa solidez es otra mentira.
Si el ínclito habitante de La Moncloa tuviera un poco de dignidad, presentaría su dimisión de forma inmediata, al tiempo que disculpas a todos los españoles –especialmente a quienes le han votado-, pero eso no ocurrirá, al contrario, en su patetismo sigue buscando una silla en la reunión del G-20, para redimirse públicamente de sus errores, en plan heroico y quijotesco, hecho épico con el que pueda tapar sus mentiras.
Si en este país los políticos tuvieran algo de dignidad -ya la han perdido toda-, exigirían su destitución por mentir a los españoles, algo que se puede demostrar, pero no lo harán, no habrá ninguna moción de confianza, ninguna moción de censura, y todo seguirá igual.
Continuaremos con un mentiroso reconocido en el Gobierno guiando los pasos de nuestro país, en su descomposición interna y en su inexistencia externa, y seguirá utilizando España para promocionarse, dentro y fuera de nuestro país. Por cierto, tampoco ningún medio de comunicación ha informado sobre la existencia de un mentiroso confirmado en La Moncloa.
Es hora de recordar cómo llegó Zapatero a la Presidencia del Gobierno. ¿Lo recuerdan?, fue tras el atentado del 11-M de 2.004. En aquella ocasión, una furibunda izquierda se echó a la calle, inundando las ondas de “pásalos”, de “queremos saber la verdad”, acusando al gobierno saliente de Aznar por haber mentido a los españoles, por haber dicho -en las primeras 24 horas- que se sospechaba que los autores del atentado habían sido los criminales de ETA. Tras el juicio del 11-M tampoco ha quedado claro que no hayan participado en el brutal atentado de alguna forma, lo que para la izquierda es una “herejía”, y solo por decirlo se puede ganar un proceso inquisitorial público, porque si se demostrara, entonces se comprenderían muchas cosas que han quedado oscurecidas por un telón de intoxicaciones interesadas.
Pues que quieren que les diga, no sé si el Gobierno de Aznar nos mintió al respecto, porque alguna información que nos proporcionaron, desde instancias próximas al PSOE, ha sido desmentida por los hechos, lo que ha permitido que hayan construido la verdad que servía a sus propios intereses, y eso sí se ha demostrado, al dar por cerrado un proceso que no ha sido suficientemente esclarecido.
Sin embargo, con el tema de la crisis económica – y su negación por Zapatero, Solbes, Sebastián, De la Vega, Blanco…- , no he visto llenarse la calle de gente, no he visto millones de “tenemos a un cínico en el Gobierno, ¡pásalo!”, no he visto siquiera a nadie decirlo en público: “Sr. Zapatero, usted nos ha mentido”, no he visto a ningún parlamentario de la oposición decírselo en el Parlamento: “Sr. Zapatero, es usted un mentiroso”. No, nada de eso, y ahora que lo recuerdo, dicen que Rosa Díez está en el Parlamento para regenerar la democracia, o eso decían en su día.
Lo que demuestra que la escuadra propagandística del PSOE está mejor organizada y es más eficaz, tanto para denunciar las supuestas mentiras de los demás, como para ocultar las propias.
Y estos mentirosos organizados son los que construyen las nuevas verdades con la memoria histórica -que desconoce la mitad de la verdad-, los que pretenden dictar la nueva moral ciudadana con su Educación para la Ciudadanía -que excluye cualquier otra moral-, con sus leyes de paridad -"paridas legislativas"-, con su imperiosa necesidad de atender la desigualdad homosexual -¿acaso eran diferentes los homosexuales?, para mí nunca lo fueron-, la lucha contra el machismo irredento de una sociedad patriarcal tardofranquista y "feminicida", con sus políticas contra el cambio climático, con su Alianza de las Civilizaciones - en realidad civilización sólo hay una: la que respeta los derechos humanos, lo demás, son culturas -, con sus 400 euros por voto, con sus motivos para creer, con su bondad infinita de feriantes, y con las bombillas de bajo consumo que nos van a regalar a instancias del ingenioso Ministro de Industria, para iluminarnos, sin duda, quizás la idea más "brillante" de un Gobierno que ha hecho de la mentira y la ocultación de la verdad, su mejor y más sólido fundamento.
La penúltima mentira de Zapatero nos va a costar demasiado cara, ¿seremos capaces de esperar a la última sin hacer nada?. Desgraciadamente, creo que sí.
Biante de Priena