La tanatopraxia, esa ciencia tan antigua como el Egipto dinástico, que se ocupa de adecentar y maquillar los cadáveres para eludir los mefíticos vapores que desprenden los muertos al natural, y disimular los signos evidentes de descomposición y corrupción, así como la ocultación de los gusanos e insectos que se alimentan de los restos del finado, es una disciplina que se encuentra en pleno auge en Cataluña; desde 1982, Barcelona es una plaza de referencia mundial sobre esta materia.
La doxología es un término polisémico, que si bien significa la propiedad de dar gloria a Dios que debe tener el lenguaje teológico para ser auténtico, por otra parte también se refiere a la ciencia que se ocupa del estudio de la opinión pública. En la Cataluña de Montilla, el concepto alcanza su plenitud semántica, de por sí ya muy desarrollado en la España de Rodríguez Zapatero.
En la Grecia clásica, la doxa era el conocimiento vulgar u ordinario del hombre, no sometido a una rigurosa reflexión crítica, que se oponía a la episteme, que es el conocimiento reflexivo elaborado con rigor. Vivimos tiempos de doxología, pudiendo residir plácidamente en la epistemología, porque la incultura de nuestros gobernantes trata ininterrumpidamente de hacer el mundo a la medida de sus desconocimientos.
El arte de adecentar el cadáver es un área de conocimiento que resulta muy interesante para el ámbito de la política catalana, que tantas veces nos recuerda al Antiguo Egipto, no solo por las obras públicas que alcanzan categoría de pirámides y mastabas, sino por el ecosistema particular que recuerda a los oasis alejados del Nilo, y por supuesto, por el liderazgo faraónico del president de la Generalitat correspondiente, pero fundamentalmente por la política que se viene desarrollando en el culto a la muerte de todo lo que tenga que ver con lo español, sea lengua, cultura o Estado, que recuerda cada día más al incendio de la biblioteca de Alejandría.
El maquillaje de los finados requiere la habilidad de los tanatopractores, y los cadáveres políticos requieren tanatopractores políticos, o maquilladores doxológicos, que se ocupan de presentar la verdad de la opinión pública ante los mismo ojos de la opinión pública, tras la prestidigitación del atildamiento preciso a conveniencia del que solicita el trabajo, y lo paga.
Se han conocido recientemente los últimos resultados sobre intención electoral elaborados por el Centre d´Estudis d´Opinio de la Generalitat de Cataluña, integrado en el IDESCAT, en el barómetro de Diciembre de 2007.
En el citado trabajo, sorprenden por extravagantes la evolución de sus resultados durante los últimos meses, si en el barómetro de Otoño el tripartito aguantaba el apagón y los primeros signos de quiebra de las infraestructuras, en el de Invierno el PSC eleva sus resultados y los del conjunto del tripartit ¡a los mejores de su historia! (ver gráfico).
Las declaraciones del director del CEO, Gabriel Colomé i García, profesor de la UAB, expuestas en La Vanguardia, también resultan sorprendentes:
Colomé explicó que hay una "estabilidad muy grande en todos los electorados" respecto al barómetro de octubre excepto en el del PSC. "Los indecisos cuando se deciden, deciden votar socialistas", constató Colomé, que añadió que el volumen de crecimiento coincide con el descenso de personas que respondieron que votarían en blanco, que no votarían, o que no saben o no contestan.
El director del CEO subrayó, además, que "no hay correlación entre el primer problema y la intención electoral del primer partido de Catalunya". "Lo que se ve es que no hay facturas. ¿Por qué habría de ser una factura que tendría que pagar un solo partido?", planteó Colomé, que recordó que las próximas elecciones serán "polarizadas".
Indicó que a la opinión pública le "cuesta mucho" cambiar de opción política y hace una "distinción clara entre coyuntura e intención de voto".
Según el profesor Colomé, nada tiene que ver la decisión electoral con lo que ocurre en la realidad, es decir, los ciudadanos votan exclusivamente por su fe, su ideología y son insensibles a lo que ocurre a su alrededor. Es decir, deberían ser estudiados por la geología por su carácter inerte, o en su defecto por la tanatología, porque están muertos. Hemos llegado al totalitarismo, dentro de poco nos dirán que para qué vamos a votar, es innecesario acudir a las urnas, por qué las cosas no se pueden cambiar, hay que saber aceptar el destino.
Resulta sorprendente que en plena crisis de las infraestructuras catalanas, con el AVE que no acaba de anidar en Barcelona, tras la enésima procesión por la independencia recientemente desarrollada por las cofradías tradicionales que sientan sus reales en el Govern y el Parlament, tras el apagón, tras el aplastamiento permanente de todo lo que tiene que ver con España, cultura, lengua y Estado, los ciudadanos aún siguen apoyando a los políticos que organizan el desastre, especialmente al Sr. Montilla.
Algunos ya han levantado su voz, contra lo presentado por el CEO, con razón. Pero la mayoría de los medios afines "sostenidos" por el Govern (El Periódico, El Plural), los han ensalzado. Y todos tan felices. Es "la verdad publicada" que tiene tanto valor como "la verdad revelada" de San Agustín.
Todo es magnífico, todo va bien, y nada puede cambiar, hemos alcanzado el fin de la política, “para nada sirve votar”, es lo que nos comunica el tanatopractor doxológico, profesor Gabriel Colomé i García; sin embargo todo queda explicado cuando se acude a internet y se comprueba que el mencionado investigador fue cesado el 30 de Julio de 2007 como director del CEO (personal eventual), para seguir siendo director del mencionado centro institucional, pero en esta ocasión como Alto Cargo, por nombramiento al día siguiente (Decreto 170/2007, de 31 de julio, de nombramiento del señor Gabriel Colomé i Garcia como director del Centro de Estudios de Opinión, por 2,8 euros puede leerse el nombramiento), tal como indica su intervención como tal en el último artículo de La Vanguardia.
¡Ah!, ¡era éso!, el profesor Colomé ha pasado de interino a funcionario (Alto Cargo); es de bien nacidos ser agradecidos, pero a partir de ahora para los ciudadanos catalanes sus estudios tendrán la misma validez y fiabilidad que los horóscopos de las revistas o la predición del tiempo con el asno que cambia de color su cola.
Es lamentable que se utilicen las instituciones políticas sostenidas con nuestros impuestos para que los partidos que conforman el tripartit se hagan propaganda a costa del erario público, y resulta deleznable que algunos académicos se dejen su reputación y prestigio en el camino por asegurar las lentejas y los honores. Es el “zeitgeist” del Carmel, la hora 25, todo se desmorona.
Como se echa de menos a Paco Umbral ante las cosas que van ocurriendo: pintan muertos, Paco, pintan muertos.
Un saludo desde el más acá, Don Francisco.
Biante de Priena