Hace días que vengo dándole vueltas al asunto, porque
realmente vivimos en un mundo en el que todo es mentira, como denunció en su día Jean François Revel en
su obra El Conocimiento Inútil, fundamentalmente cuando están por el medio
cuestiones de poder y dinero, y también un precursor necesario del reparto de
los anteriores en las sociedades avanzadas: la influencia sobre la opinión
pública.
Este mundo globalizado e
interconectado en el que nos ha tocado vivir, va cambiando con el tiempo los comportamientos democráticos por otros que
permiten que la gente se crea que en la cuestión de la política y las finanzas
hay algo más que intereses y beneficios. Denunciamos la deriva democrática
hacia la doxocracia no hace mucho tiempo, el supuesto gobierno de la opinión
pública, que en realidad es la manipulación de la opinión pública para que
parezca que la mayoría de la gente mantiene la misma opinión que el ciudadano
ideal construido por los manipuladores. La tronera de la izquierda impartiendo doctrina sobre la guerra de Siria, resulta tan ridícula como un talibán hablando de los defectos del cristianismo.
Una entrega más del episodio
acontece con las últimas noticias que se producen tras la utilización de armas
químicas en Siria, al parecer por el gobierno de Bashar Al Assad, contra su
pueblo. Las hordas mediáticas de la izquierda internacional, capitaneadas por
los medios de comunicación habituales han arremetido contra el Presidente de
los Estados Unidos, Barack Obama y la posible intervención de su país o una
alianza de países en el conflicto sirio.
Hasta ahora parece que se han
producido más de 100.000 muertos en esta guerra y más de dos millones de
refugiados que han huido de su país. Nadie había dicho algo más que pobre gente
y que pena daba esta situación, pero hete aquí que la utilización de armas
químicas ha cambiado la presencia del asunto en los medios de comunicación.
Rápidamente al mismo tiempo, los
principales medios de comunicación occidentales de la izquierda se han opuesto a la intervención de las potencias occidentales en el conflicto sirio, como se
denunciaba hace unos días en este blog, no se sabe si para que el genocida
socialista Bashar Al Assad siga masacrando a su pueblo o para que las potencias
que están vendiendo armamento a los sirios, tanto oficiales como rebeldes,
sigan haciendo un magnífico negocio.
La pregunta para todas las almas
cándidas que ahora se han enterado de que en Siria hay un conflicto bélico que
lleva 100.000 muertos sin que nadie haya hecho nada más que lamentarse, sería consultarles si con su oposición a la intervención de Estados Unidos y otras
potencias occidentales, en realidad están apoyando que el genocidio sirio
prosiga y el negocio de las potencias no occidentales en la venta de armamentosa los sirios se haga más lucrativo.
Verán ustedes, cuando en el mundo
se produce una situación como la de Siria, no es difícil que algunas agencias
de influencia sobre la opinión pública que existen organicen una campaña de
propaganda pagada por aquellos que están haciendo negocio con la guerra, como
pueden ser los distribuidores de armas al gobierno y la rebelión siria. A ellos
no les importa si hay 100.000 muertos o un millón, lo único que les importa es
cuánto dinero obtienen del asunto.
Obama, con su acción inteligente,
ha logrado reducir el conflicto sirio asfixiando económicamente este pequeño
país, pues desde que anunció la intervención en Siria, la libra siria se ha
depreciado en casi un 50 %, pero además ha mostrado que aquellos que se oponen
a una intervención occidental para limitar o detener la guerra, son
precisamente los que están suministrando armamento a los sirios, porque ni
Estados Unidos, ni los países de la Unión Europea lo están haciendo en estos
momentos.
Por estas paradojas del destino
llegaremos a la conclusión de que aquellos que se oponen a la intervención de
los Estados Unidos son precisamente los mismos que están haciendo negocio con
la muerte de más de 100.000 sirios hasta ahora, despojando el país y
vendiéndoles a los sirios todo el armamento que puedan comprarles.
Quien paga a los manipuladores de la opinión pública
que ponen en marcha la tronera de la izquierda internacional para que se
opongan a la guerra que ya existe, es algo que posiblemente nunca sabremos,
pero por mi parte sospecho que no serán diferentes de los que están haciendo
negocio con la venta de armamento a los sirios, y algunos medios de comunicación occidentales. Los traficantes de emociones, son sin duda, tan peligrosos como los traficantes de armas, y a veces, como en este caso, son los mismos.
Enrique Suárez