“Hay que aprender a vivir y a morir y para ser hombre hay que negarse a ser dios”. Albert Camus
Conocí a Camus leyendo La Peste, como casi todo el mundo, luego vino El Mito de Sísifo, más tarde El Extranjero, luego El Hombre Rebelde, posiblemente uno de los mejores ensayos del siglo XX. Quizás más que un ensayo con un propósito definido, sea una magnífica reflexión sobre la dominación y el poder, más que un libro de autoayuda para enfrentarse a la tiranía, es un canto solemne a la libertad.
Dos elementos cruzan la singular obra, uno la conciencia, indispensable, otro la ética de la acción (el fin no justifica los medios). ¿De qué sirve triunfar si la victoria asegura la renuncia a la dignidad?. ¿Se puede pagar el elevado precio de la devaluación propia?. Camus no es un creyente, es un peregrino sin destino, que no quiere dejar de ser para poder estar. Camus es un humanista, no renuncia al humanismo, hace emerger al individuo en la rebelión de las masas de su tiempo, esto le ocasionó graves problemas con los seguidores de Jean Paul Sartre, que le brindaron un cordón sanitario para evitar que el contagio de su pensamiento se extendiera entre los más jóvenes, auténticamente hipnotizados por el pensamiento constructivo de una realidad nueva desde los paradigmas marxistas o existencialistas.
Albert Camus era un humanista no cristiano, el cristianismo se había apoderado del humanismo, al igual que el socialismo lo hizo de las relaciones colectivas de los seres humanos, y el existencialismo de la sombra de ambos. Sin espacio, asfixiado por todas las creencias e ideologías, el ser humano estaba condenado a sucumbir en la creencia, abjurando de la razón y la libertad.
Pero surge la rebelión, Camus la representa, también Foucault lo hizo, eran los años 50 del siglo pasado. Había que derrumbar el orden, pero no con un nuevo orden, sino con una correcta interpretación de la realidad desde la justicia, la igualdad, y la libertad.
Camus es heredero de los librepensadores franceses desde Voltaire a Proudhom, desde Derrida a Morin. No se deja adherir, prescinde de ser intelectual al servicio de los ideólogos del poder, para servir a la humanidad, a sí mismo. Si soy, somos. Sí, es necesario cambiar, pero hay que superar el nihilismo sin sucumbir en la creencia.
Albert Camus, fue galardonado en 1957 con el Premio Nobel de Literatura.
Disfruten de la lectura de esta magnífica obra
Relaciones
Sobre el autor
Biografía wikipedia
Albert Camus, testigo de nuestro tiempo. José Rubén Sanabria (1985)
Vida y obra de Albert Camus
Sobre la obra
El baúl de Israel Centeno
La relación Sartre-Camus
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