Elogio de la Locura (1511)- Erasmo de Rotterdam - (008)
"Traté de saber si Erasmo de Rotterdam era de aquel 'partido'. Pero cierto comerciante me respondió: "Erasmus est homo pro se" (Erasmo es hombre aparte)".
EPÍSTOLAS OBSCURORUM VIRORUM. 1515.
Recogido por Stefan Zweig
EPÍSTOLAS OBSCURORUM VIRORUM. 1515.
Recogido por Stefan Zweig
Si un día me viera obligado a resumir la historia de Occidente en la obra de un único autor, no lo dudaría ni un instante elegiría a Erasmo de Rótterdam, porque el autor holandés representa la culminación del pensamiento racional europeo, y no sólo de la Edad Media, sino de todos los tiempos.
La obra que hoy ofrecemos a nuestros lectores establece un antes y un después entre el mundo antiguo que venera el pasado y el mundo nuevo que enaltece el futuro. En Erasmo de Rótterdam se entrecruzan todos los caminos del pensamiento clásico, para construir un nuevo pensamiento, requerido por el Renacimiento. El “conócete a ti mismo” del frontispicio del Oráculo de Delfos se completa con “el nada en exceso” de su salida, para configurar la fortaleza de todos los asedios que se anticipan en su época al mundo que ya no es: la Reforma, el Renacimiento, el nacimiento de la ciencia, el descubrimiento del Nuevo Continente, el fin de la Edad Media.
Sin Erasmo, el mundo no sería tal como lo conocemos, su influencia permitió la continuidad del catolicismo, su supervivencia ante la agresión mortal del protestantismo de Lutero, porque si bien Erasmo asumió las críticas al Vaticano con el mismo énfasis que el protagonista del cisma más importante del cristianismo cuando clavó sus 95 tesis en la iglesia del palacio de Wittemberg, su exquisita prudencia le hizo proseguir su vida bajo la tiara pontificia, mostrando que su responsabilidad prevalecía sobre sus deseos, a pesar de que tanto con su amigo Tomas Moro, como con el joven Lutero, compartiera el sentido de sus críticas. Si Erasmo hubiera accedido a incorporarse a la Reforma, posiblemente el Vaticano, tal como hoy lo conocemos, hubiera desaparecido. Erasmo representó la racionalidad de la iglesia católica de la que Roma se había desentendido en una locura de poder y corrupción.
Por eso es oportuna la lectura en nuestros días de transición de la obra más conocida de Erasmo de Rótterdam, su “Elogio de la Locura”.
¿No vivimos tiempos de estulticia?. ¿Acaso el relativismo no nos ha abocado al progreso desenfrenado renunciando a la tradición que nos ha traído hasta aquí?. ¿No representan los materialismos económicos y políticos, tanto capitalista como socialista, la renuncia a la identidad de nuestras esencias humanas más preciadas?.
Erasmo pone en boca de la necedad la obra de los adanistas como Rodríguez Zapatero, de los paralizados por el destino como Rajoy, de todos los que quieren cambiar y de los que quieren mantenerse como están, para mostrarles que la autenticidad no puede provenir de las apariencias o los engaños. La realidad es una verdad, la única verdad determinada. No la verdad revelada, ni la verdad construida.
Les dejo con las palabras iniciales de la locura, para que comprueben cuanto se parecen a un programa de televisión de nuestros días, al titular de un periódico, a la disertación de un programa de radio. La locura nos ofrece su cómodo regazo, para que disfrutemos del hedonismo que nos conceden los tiempos, cuando hemos abdicado de todas nuestras responsabilidades. ¿Elegimos la locura o es ella quien nos elige a nosotros?. ¿Entregamos nuestra alma por una hamburguesa?. ¿La civilización nos ha idiotizado o hemos idiotizado nosotros a la civilización?
“Digan lo que quieran las gentes acerca de mí (pues ignoro cuán mala fama tiene la Necedad, aun entre los más necios), sola, yo soy, no obstante, la que tiene virtud para distraer a los dioses y a los hombres. Si queréis una prueba de ello, fijaos en que apenas me he presentado en medio de esta numerosa asamblea para dirigiros la palabra, en todos los rostros ha brillado de repente una alegría nueva y extraordinaria, habéis desarrugado al momento el entrecejo y habéis aplaudido con francas y alegres carcajadas, que, a decir verdad, todos los aquí presentes me parecéis ebrios de néctar y de nepenta como los dioses de Homero, mientras, hace un instante, os hallabais tristes y preocupados, cual si acabaseis de salir del antro de Trofonio.
Así como cuando el sol matutino muestra a la tierra su faz resplandeciente y radiante, o como cuando después de un crudo invierno surge otra vez la primavera en alas de los céfiros, parece que todas las cosas adquieren nuevo aspecto, nuevo color y nueva juventud, del mismo modo se han transfigurado vuestros semblantes nada más verme aparecer, logrando de este modo mi sola presencia lo que apenas logran conseguir los mejores oradores con esos discursos prolijos y cuidadosamente preparados, que pocas veces consiguen disipar el tedio al auditorio.”
¿No preconcibe Erasmo acaso en "Elogio de la Locura (008)", la obra de Ortega y Gasset "La Rebelión de las Masas (001)", casi quinientos años antes de su publicación?.
La ignorancia es osada, arrogante, y estéril, nos advierten ambos. La destrucción de lo que existe (que es patrimonio de todos), sin un juicio ecuánime, crítico y ponderado -no partidario-, no es progreso, sino barbarie.
Referencias
Sobre la obra
El hogar de la estulticia
Elogio de la locura, por Faustino Beraun
Elogio de la Locura, por Horacio Krell
Sobre el autor
Erasmo de Rotterdam, Triunfo y Tragedia, de Stefan Zweig
Sobre Erasmo
Recordando a Erasmo, por Américo Castro
Biografía de Erasmo
El libro en internet
Biblioteca Cervantes
ARCIS pdf
Libros para Descargar
El libro en papel
Alianza Editorial 6,75€
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Vida de Erasmo
La obra que hoy ofrecemos a nuestros lectores establece un antes y un después entre el mundo antiguo que venera el pasado y el mundo nuevo que enaltece el futuro. En Erasmo de Rótterdam se entrecruzan todos los caminos del pensamiento clásico, para construir un nuevo pensamiento, requerido por el Renacimiento. El “conócete a ti mismo” del frontispicio del Oráculo de Delfos se completa con “el nada en exceso” de su salida, para configurar la fortaleza de todos los asedios que se anticipan en su época al mundo que ya no es: la Reforma, el Renacimiento, el nacimiento de la ciencia, el descubrimiento del Nuevo Continente, el fin de la Edad Media.
Sin Erasmo, el mundo no sería tal como lo conocemos, su influencia permitió la continuidad del catolicismo, su supervivencia ante la agresión mortal del protestantismo de Lutero, porque si bien Erasmo asumió las críticas al Vaticano con el mismo énfasis que el protagonista del cisma más importante del cristianismo cuando clavó sus 95 tesis en la iglesia del palacio de Wittemberg, su exquisita prudencia le hizo proseguir su vida bajo la tiara pontificia, mostrando que su responsabilidad prevalecía sobre sus deseos, a pesar de que tanto con su amigo Tomas Moro, como con el joven Lutero, compartiera el sentido de sus críticas. Si Erasmo hubiera accedido a incorporarse a la Reforma, posiblemente el Vaticano, tal como hoy lo conocemos, hubiera desaparecido. Erasmo representó la racionalidad de la iglesia católica de la que Roma se había desentendido en una locura de poder y corrupción.
Por eso es oportuna la lectura en nuestros días de transición de la obra más conocida de Erasmo de Rótterdam, su “Elogio de la Locura”.
¿No vivimos tiempos de estulticia?. ¿Acaso el relativismo no nos ha abocado al progreso desenfrenado renunciando a la tradición que nos ha traído hasta aquí?. ¿No representan los materialismos económicos y políticos, tanto capitalista como socialista, la renuncia a la identidad de nuestras esencias humanas más preciadas?.
Erasmo pone en boca de la necedad la obra de los adanistas como Rodríguez Zapatero, de los paralizados por el destino como Rajoy, de todos los que quieren cambiar y de los que quieren mantenerse como están, para mostrarles que la autenticidad no puede provenir de las apariencias o los engaños. La realidad es una verdad, la única verdad determinada. No la verdad revelada, ni la verdad construida.
Les dejo con las palabras iniciales de la locura, para que comprueben cuanto se parecen a un programa de televisión de nuestros días, al titular de un periódico, a la disertación de un programa de radio. La locura nos ofrece su cómodo regazo, para que disfrutemos del hedonismo que nos conceden los tiempos, cuando hemos abdicado de todas nuestras responsabilidades. ¿Elegimos la locura o es ella quien nos elige a nosotros?. ¿Entregamos nuestra alma por una hamburguesa?. ¿La civilización nos ha idiotizado o hemos idiotizado nosotros a la civilización?
“Digan lo que quieran las gentes acerca de mí (pues ignoro cuán mala fama tiene la Necedad, aun entre los más necios), sola, yo soy, no obstante, la que tiene virtud para distraer a los dioses y a los hombres. Si queréis una prueba de ello, fijaos en que apenas me he presentado en medio de esta numerosa asamblea para dirigiros la palabra, en todos los rostros ha brillado de repente una alegría nueva y extraordinaria, habéis desarrugado al momento el entrecejo y habéis aplaudido con francas y alegres carcajadas, que, a decir verdad, todos los aquí presentes me parecéis ebrios de néctar y de nepenta como los dioses de Homero, mientras, hace un instante, os hallabais tristes y preocupados, cual si acabaseis de salir del antro de Trofonio.
Así como cuando el sol matutino muestra a la tierra su faz resplandeciente y radiante, o como cuando después de un crudo invierno surge otra vez la primavera en alas de los céfiros, parece que todas las cosas adquieren nuevo aspecto, nuevo color y nueva juventud, del mismo modo se han transfigurado vuestros semblantes nada más verme aparecer, logrando de este modo mi sola presencia lo que apenas logran conseguir los mejores oradores con esos discursos prolijos y cuidadosamente preparados, que pocas veces consiguen disipar el tedio al auditorio.”
¿No preconcibe Erasmo acaso en "Elogio de la Locura (008)", la obra de Ortega y Gasset "La Rebelión de las Masas (001)", casi quinientos años antes de su publicación?.
La ignorancia es osada, arrogante, y estéril, nos advierten ambos. La destrucción de lo que existe (que es patrimonio de todos), sin un juicio ecuánime, crítico y ponderado -no partidario-, no es progreso, sino barbarie.
Referencias
Sobre la obra
El hogar de la estulticia
Elogio de la locura, por Faustino Beraun
Elogio de la Locura, por Horacio Krell
Sobre el autor
Erasmo de Rotterdam, Triunfo y Tragedia, de Stefan Zweig
Sobre Erasmo
Recordando a Erasmo, por Américo Castro
Biografía de Erasmo
El libro en internet
Biblioteca Cervantes
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El libro en papel
Alianza Editorial 6,75€
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