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jueves, 24 de julio de 2008

Constitución Española de 1978 (05): Artículo 5

TÍTULO PRELIMINAR

Artículo 5


La capital del Estado es la Villa de Madrid

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City FM nos puso sobre la pista, y hemos encontrado alg������n parecido entre algunos comandos de ETA y algunos participantes identificados por su participaci������n en el 11-M, ������casualidad o confusi������n?.

Un Gobierno que rentabiliza el conflicto permanente

¿Que se puede decir de un Gobierno que no respeta la Constitución , ni hace nada porque sea respetada?. Tampoco respeta la Historia, ni la Cultura, ni absolutamente nada que los ciudadanos podamos considerar de valor como el ser humano, la identidad propia o simplemente, nuestros derechos.

El socialismo se ha quedado sin ideas, exclusivamente queda un vago recuerdo de su discurso social, pero que no se materializa en los hechos. Mucha propaganda, una oposición radical a la libertad individual, la renuncia a la utopía de un mundo igualitario, porque el igualitarismo no da para más, y como ha dicho hasta el propio Raúl Castro, hay que volver a la realidad, "como sea".

¿Pero qué realidad nos puede ofrecer el socialismo?. El socialismo real es de sobra conocido desde que la libertad derribó el Muro de Berlín, mientras Europa se acomoda a la realidad, la única opción de supervivencia del socialismo español es la destrucción de lo existente, con la promesa de crear "un mundo nuevo", porque en un mundo convencionale está asegurada su extinción.

Clientelismo electoral

Busca burdamente el más puro clientelismo electoral en su campaña permanente; mujeres más homosexuales son más del 50 % de los votos, por eso necesitan que ambos sectores adquieran una fuerte identificación sexual reivindicativa. Más funcionarios afines con sus políticas sectarias, más prejubilados agradecidos, más destinatarios de la Ley de Dependencia, más desempleados imbuídos de que los socialistas protegen sus derechos y les pagan, más inmigrantes nacionalizados, más ecologistas no radicales, una juventud más inculta por el sistema educativo, una tercera edad a la que se le promete lo que nunca recibe, más beneficiados en general por las políticas sectarias y societarias, absolutamente improductivas desde el punto de vista económico, pero muy rentables desde la perspectiva electoral.

Al mismo tiempo, al PSOE le interesa que exista el nacionalismo, porque la izquierda es izquierda antes que española, y los votos de la derecha se fragmentan entre nacionalistas y españoles, con lo que el PP no puede triunfar en unas elecciones.

Otra de las estrategias del PSOE es la criminalización de la sociedad española desde los hombres (55.000 condenas por malos tratos no se las puede permitir un país occidental, exclusivamente para señalar que los delirios feministas son una realidad incontrovertible, y conseguir más fondos a costa del erario público), hasta los conductores, los fumadores, los aficionados a los toros, los católicos, los españoles que quieren educar a sus hijos en castellano, en valores no estatalistas y en general, los que no comulguen con el pensamiento políticamente correcto.

El enemigo natural del PSOE ya no es el PP, sino UPyD, un partido socialista más moderado que pretende formalmente la regeneración de las instituciones, pero que no es capaz de establecer un sistema democrático en su seno, apelando a la consolidación del partido que en realidad es pura demagogia de entretenimiento para jerarquizar y estructurar el poder en su interior, eludiendo cualquier contacto con la libertad y democracia real. Quedando como complemento ético y matiz político de la degenerada política de Rodríguez Zapatero.

El Partido Popular, prácticamente no existe, y se ha distanciado de su electorado tradicional, católico, español, conservador, dejándolo huérfano, eludiendo su representación, para que pase a engrosar la abstención y quedarse exclusivamente con cinco millones de votos, porque no le interesa gobernar los despojos de lo que queda de España, y se conforma con los Gobiernos autonómicos y las grandes alcaldías que gestiona.

El triunfo de la irracionalidad política

Por eso de nada sirve cualquier discurso racional y realista sobre lo que está ocurriendo, que es como tirar piedras al agua con la esperanza de crear un fuerte oleaje. Zapatero puede mentir, cargarse la Constitución, sembrar la injusticia y la desigualdad, cargarse la libertad, favorecer a sus amigos, romper los vínculos de convivencia, privilegiar a quien le parezca, desprestigiar a quien le venga en gana, cerrar el 11-M, hacer del sectarismo más descarado su política, y no pasará absolutamente nada. Y ahora puede equivocarse en la crisis, y dejar España en ruinas, porque nadie dirá nada.

Los políticos están a su servicio, los medios de comunicación viven en su dependencia, muchas grandes empresas le deben su supervivencia gracias a las políticas públicas de saneamiento encubierto, y cada día hay más ciudadanos que viven pasivamente de las migajas del poder, a los que se les han sumado numerosos parásitos profesionales.

Los españoles que no explotamos ni expoliamos a los demás estamos condenados a mantener el sistema trabajando más para vivir peor, para que nuestros hijos vivan aún peor que nosotros, porque mientras el mundo progresa, la inmensa mayoría de los españoles retrocede en sus posibilidades de consumo, de riqueza, de inversión, y de calidad de vida, nos empobrecemos demasiado deprisa con Zapatero.

Esto conduce inexorablemente a un envilecimiento de las relaciones humanas, a mayores cotas de violencia, a numerosos abusos sobre nuestros derechos, a un crecimiento exponencial de la corrupción, el cohecho y el estupro, a una sociedad cada día más acosada y acusada, esclavizada y culpabilizada de no estar a la altura de lo que exigen las circunstancias, porque se insinúa que no falla el Gobierno, ni el Estado, sino los ciudadanos que somos imbéciles y aceptamos lo que nos ofrecen como lo único posible. Esta es la sociedad que necesita Zapatero para poder decirnos que nos salvará y seguir triunfando en las elecciones, una sociedad en conflicto permanente, sin posibilidad de solución alguna.

Biante de Priena

Afiliado socialista ante la crisis


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