Un país que considera que los políticos que le representan “democráticamente” son un problema más grave que una banda terrorista que ha dejado mil víctimas españolas como legado, no está bien, está enfermo, padece una grave patología fundamentada en la desconfianza y el descrédito en los que, dicen haberles representado.
Desde el contrato social de Rousseau conocemos que el pueblo debe ceder a algunos su representación para establecer un buen gobierno, una transferencia por delegación, que no una transferencia de soberanía. Pero confiar en los políticos españoles, al igual que en el resto de los europeos, se ha convertido en una gesta con el rango de epopeya en estos tiempos.
No se puede consentir que algunos se rían en la cara de los españoles como está haciendo en estos momentos el ministro de Fomento, José Blanco y antes hicieron otros. Una empresa de un amigo y vecino suyo, por casualidad, ha incrementado su rango de negocio desde 1,5 millones de euros hasta 56 millones de euros, en una época en que todas las demás han recorrido un camino inverso, gracias a los contratos que le ha concedido el amigo Blanco a su amigo el empresario. No es el único caso, porque hay otros que han hecho lo mismo a su alrededor. Y todavía no ha dimitido.
La baja credibilidad de los políticos tiene varias causas, quizás la más importante sea la ausencia de democracia en los partidos políticos: la partitocracia, porque los ciudadanos no votan por los políticos que quieren sino por los que les imponen los jefes de los partidos políticos contra la voluntad de sus militantes, como ha ocurrido en el PP de Asturias o en el PSOE de Zamora, es decir, contra la democracia.
Pero nada podrían hacer si no fueran ocultadas sus hazañas por los medios de comunicación, en este blog y en su foro se han denunciado públicamente numerosos casos de corrupción hace muchos años, que han pasado desapercibidos, debería aplicarse un sistema similar al de la violencia de género, para que estuviera presente el problema en nuestras cabezas todo el tiempo, pero no lo verán nuestros ojos, lo que se quiere mostrar se muestra y lo que se quiere ocultar se oculta.
Sin embargo, hay otro motivo fundamental para que ocurra lo que está aconteciendo y es la dependencia del poder judicial del poder político, sin una justicia independiente no existe democracia, durante esta legislatura hemos asistido a las mayores patadas al Estado de Derecho y a la Constitución que pudiéramos imaginarnos, con el Estatut, con Bildu, con el Faisán, con la reforma Constitucional sin consultar a los españoles. Todo esto puede ocurrir porque en España no hay un poder judicial independiente.
Por último, los ciudadanos también somos responsables de todo lo que está ocurriendo, por seguir manteniendo con nuestra voluntad en las urnas a aquellos que han demostrado que no se merecen nuestra confianza. Sin entrar en profundidades, en el PSOE y el PP hay aproximadamente un 10 % de ovejas negras, tal vez el 90 % restante sean honestos, que no lo sé, pero en los principales partidos españoles hay un 10 % de infames que deberían ser inhabilitados para la política de por vida.
Todo se podría solucionar si el señor Rajoy y el señor Rubalcaba, salieran de la mano, a dar una rueda de prensa en la que presentaran sus disculpas a los españoles por los truhanes que se han introducido en sus partidos, y obligados por el 90 % de decentes que habitan en sus filas, y presentando un programa conjunto para erradicar la corrupción en España. Ofreciendo su cargo públicamente en caso de que no se persiga a los corruptos, tanto si son de su partido como si son del contrario.
Pero como los intereses que prevalecen en sus formaciones son los personales y los gregarios, no lo harán, y eso hará que España y los españoles sean un instrumento en sus manos para seguir abusando del poder y barriendo para su casa. Aunque no les queda demasiado tiempo para hacerlo, porque los españoles ya hemos descubierto su juego y estamos preparados para resolverlo por nuestra cuenta, aunque sea renunciando a su representación, que para nada nos sirve más que para complicarnos la vida más cada día. Así que o lo hacen por propia voluntad, o lo terminarán haciendo por la voluntad del pueblo español, más temprano que tarde, pero el juego de molicie se les ha acabado.
Enrique Suárez