Cantemos como quien respira. Hablemos de lo que cada día nos ocupa. Nada de lo humano debe quedar fuera de nuestra obra En el poema debe haber barro, con perdón de los poetas poetísimos. La Poesía no es un fin en sí. La Poesía es un instrumento, entre otros, para transformar el mundo — Gabriel Celaya.
El gran poeta social vasco le canta a España, con la voz del que conoce la esperanza y sabe que sus anhelos algún día llegarán.
ESPAÑA EN MARCHA
Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.
Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.
Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.
De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.
¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.
Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.
Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.
Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.
No quiero justificarte
como haría un leguleyo,
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.
España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.
desde 2.006 en Internet
sábado, 10 de febrero de 2007
El principio de equidad equitativa del 3/
Un compañero, A., nos ha pasado esta información que deseamos hacer pública.
A continuación se muestra un ejemplo magnífico del “principio de equidad equitativa”, acuñado en el nuevo tripartit, como pueden observar en el desglose. La justicia en Cataluña es tan justa que está justa y exclusivamente asociada a los partidos políticos.
Se ofrecen las subvenciones proporcionadamente proporcionales que han recibido fundaciones-asociaciones asociadas al mundo del derecho por parte de la Generalitat.Excelente ejemplo de las cosas que ocurren porque algunos se aprovechan que la diosa del ramo lleva una venda en los ojos, son como el Lazarillo de Tormes, pero en más gandul y aprovechado. Por cierto, a Ciutadans no le ha tocado nada...jajajaja, esta vez tampoco.
Esto es lo que se puede denominar como justo principio de redistribución económica.
-----------------
S'atorguen a les entitats jurídiques sense ànim de lucre vinculades a partits polítics amb representació al Parlament de Catalunya que es detallen a continuació una subvenció per sufragar, totalment o parcialment, projectes, estudis o activitats que duguin a terme aquest any 2006 adreçats a difondre i aprofundir en el pensament democràtic, polític i social, i per als quals hagin demanat ajut, amb càrrec a la partida pressupostària JU01 D/482000100/1210 del pressupost de la Generalitat de Catalunya per a l'exercici 2006, i en les quantitats que es detallen:
Fundació Rafael Campalans, vinculada al Partit dels Socialistes de Catalunya, la quantitat de 205.333,35 euros.
Fundació Ramon Trias Fargas, vinculada a Convergència Democràtica de Catalunya, la quantitat de 161.333,34 euros.
Fundació Josep Irla, vinculada a Esquerra Republicana de Catalunya, la quantitat de 112.444,44 euros.
Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, vinculada al Partit Popular, la quantitat de 73.333,32 euros.
Fundació Institut d'Estudis Humanístics Miquel Coll i Alentorn, vinculada a Unió Democràtica de Catalunya, la quantitat de 63.555,55 euros.
Fundació Nous Horitzons, vinculada a Iniciativa per Catalunya, la quantitat de 39.111,11 euros.
Fundació l'Alternativa, vinculada a Esquerra Unida i Alternativa, la quantitat de 4.888,89 euros.
Direcció General de Dret i d'Entitats Jurídiques
Página Web de la cosa nostra
A continuación se muestra un ejemplo magnífico del “principio de equidad equitativa”, acuñado en el nuevo tripartit, como pueden observar en el desglose. La justicia en Cataluña es tan justa que está justa y exclusivamente asociada a los partidos políticos.
Se ofrecen las subvenciones proporcionadamente proporcionales que han recibido fundaciones-asociaciones asociadas al mundo del derecho por parte de la Generalitat.Excelente ejemplo de las cosas que ocurren porque algunos se aprovechan que la diosa del ramo lleva una venda en los ojos, son como el Lazarillo de Tormes, pero en más gandul y aprovechado. Por cierto, a Ciutadans no le ha tocado nada...jajajaja, esta vez tampoco.
Esto es lo que se puede denominar como justo principio de redistribución económica.
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S'atorguen a les entitats jurídiques sense ànim de lucre vinculades a partits polítics amb representació al Parlament de Catalunya que es detallen a continuació una subvenció per sufragar, totalment o parcialment, projectes, estudis o activitats que duguin a terme aquest any 2006 adreçats a difondre i aprofundir en el pensament democràtic, polític i social, i per als quals hagin demanat ajut, amb càrrec a la partida pressupostària JU01 D/482000100/1210 del pressupost de la Generalitat de Catalunya per a l'exercici 2006, i en les quantitats que es detallen:
Fundació Rafael Campalans, vinculada al Partit dels Socialistes de Catalunya, la quantitat de 205.333,35 euros.
Fundació Ramon Trias Fargas, vinculada a Convergència Democràtica de Catalunya, la quantitat de 161.333,34 euros.
Fundació Josep Irla, vinculada a Esquerra Republicana de Catalunya, la quantitat de 112.444,44 euros.
Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, vinculada al Partit Popular, la quantitat de 73.333,32 euros.
Fundació Institut d'Estudis Humanístics Miquel Coll i Alentorn, vinculada a Unió Democràtica de Catalunya, la quantitat de 63.555,55 euros.
Fundació Nous Horitzons, vinculada a Iniciativa per Catalunya, la quantitat de 39.111,11 euros.
Fundació l'Alternativa, vinculada a Esquerra Unida i Alternativa, la quantitat de 4.888,89 euros.
Direcció General de Dret i d'Entitats Jurídiques
Página Web de la cosa nostra
Aproximadamente, 650.000 euros, para una causa catalana “muy justa”, vayan sumando...
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La Casa Nostra Catalana
El suicidio es un arma cargada de futuro
La cultura española siempre ha venerado la muerte, mucho más que otras; quizás sea porque la hemos temido más o la hemos comprendido menos. Desde la antropología se sabe que las creencias se construyen desde el miedo y la necesidad de superarlo.
En un país de tradición cristiana como el nuestro, en el que la unidad nacional se debe a los Reyes Católicos, y se viven cuarenta años de dictadura sancionados por el Vaticano con un concordato; está claro que el hecho religioso configurado en el catolicismo, ha determinado buena parte de nuestro carácter e idiosincrasia.
Solo hay que asistir a una procesión de Semana Santa, en Sevilla o Zamora, para comprobar el sabor de la muerte en el imaginario colectivo. El hijo de Dios, muere por amor hacia nosotros, y aquí surge la deuda, moral y eterna.
La muerte se festeja y se sufre en un espectáculo de sangre, dolor y tristeza. El 1 de Noviembre, el día de los difuntos se llenan de flores los cementerios, honor a los muertos. España es un gran duelo.
Pero también, desde la tradición más popular, la muerte se venera en las corridas de toros, la Fiesta Nacional. El triunfo del hombre sobre la bestia, en el coso, ante el público; en fin, la muerte como espectáculo, herencia no superada de coliseos romanos y gladiadores.
El ¡viva la muerte! de la Legión, que aquí no es extranjera, es propia.
¡Antes morir de pie que vivir de rodillas!, de la izquierda épica. La pena de muerte y la muerte de pena. La memoria histórica de la muerte. No hay que olvidar, recordemos siempre lo que ocurrió.
La muerte terrorista, las víctimas, nuestros muertos, inevitables e ineludibles. De Juana Chaos, aspirante a actor de cine tras el éxito de Mar Adentro, desde su huelga de hambre que aparenta eutanasia, que aparenta el secuestro de Blanco, desde el más puro estilo folclórico abertzale. La muerte iguala, parece decirnos. La muerte sí, podemos responderle, la representación de la muerte, no.
A Miguel Angel lo secuestraron y lo mataron, pero un terrorista siempre manipula la verdad y utiliza hasta su propia muerte para agredir, para reivindicar, para dinamitar lo que pueda. Es la diferencia, Miguel Angel era inocente, De Juana, no, es culpable sin arrepentimiento, asesino sin fin, amenaza inagotada. Más en este mundo de treguas que explotan y pactos que no se rompen por nada, todo es relativo.
Érika Ortiz ha fallecido, dicen que ha sido por autolisis (discreta forma de denominar al suicidio, vivimos la era de lo políticamente correcto), que descanse en paz, lo siento por su familia. Esta muchacha de 31 años, madre de una niña de seis, era asturiana, como su hermana la princesa, son hijas de la niebla del norte y de la lluvia.
Todas las muertes son trágicas, pero las decididas para uno mismo, tal vez lo sean más. La dualidad víctima-verdugo en una misma persona, es un fenómeno singular, que abre de nuevo la caja negra de nuestro inconsciente individual y colectivo. La destrucción de lo propio, del yo, es la antesala del nihilismo.
Decía Borges, en uno de sus relatos, que “toda muerte es un suicidio”, y tal vez no le falte razón. La vida es tan complicada, que a veces dan ganas de saltar al otro lado o de no seguir adelante. Antes el suicidio era pecado, ahora es una decisión libre, pero no creo que ni una, ni otra opción sean correctas. A esto se le denomina postmodernidad, a decir que no, a morir por nada.
El suicidio no proviene de una decisión libre, más bien es consecuencia de una acumulación de circunstancias, pocos son espontáneos. Proviene de numerosos errores, de la inmensa soledad y de la absoluta desesperanza, a todo esto alguno lo llama locura. Salir del escenario de la vida, porque la obra que se representa mata.
En esta sociedad, en la que se demuelen los valores por sistema, y se queman las tradiciones y la moral en la hoguera de las vanidades de forma gratuita, cabe preguntarse: ¿quién asesina a los suicidas?.
No hay que regresar a Ciorán, y sin embargo; la muerte por suicidio es un caso extremo de violencia, un acto terrorista contra la sociedad y la familia, una protesta de los que son exterminados sutilmente porque no pueden con la vida, y también es un mensaje.
Se utiliza para recordarle a los vivos que algo ha fallado, es una protesta discreta contra el mundo, una manifestación de un solo participante bajo la pancarta de un adiós a la vida.
La muerte se convierte entonces en objeto de influencia, para demostrarnos , que al igual que la vida, también se encuentra en el mercado de las emociones, y por lo tanto resulta manipulable. Nada queda fuera de la mano invisible de McLuhan.
Morir por algo es un arma cargada de futuro, quizás esta idea provenga de la inmolación de los musulmanes que derribaron las torres gemelas y cambiaron el curso de las cosas, y también repitieron gesta en Madrid el 11-M, cambiando la decisión de un pueblo, condicionando unas elecciones.
Todos los días mueren matando numerosos muyaidines en Irak o Palestina, para recordar que la propia muerte tiene sentido en el curso de una acción colectiva, de un propósito. El ser humano como arma, la vida como munición, es el fruto de nuestro tiempo
Algo no va bien en nuestra sociedad avanzada, en el Estado del Bienestar que vivimos, cuando los suicidas se encargan de bajar la esperanza de vida de un país, de aumentar la tasa de mortalidad. Los países del norte de Europa, lo saben desde hace años.
Esto es un acto terrorista contra el silencio o el triunfalismo político, pero también contra la sociedad que acepta las mentiras de sus dirigentes sin hacer nada. Los suicidas anónimos demuestran con su muerte que las cosas no van bien, y terminan destruyendo la paz, porque la sociedad capta inconscientemente su mensaje. Son en sí mismos un acto revolucionario, un revulsivo, un despertador que suena en medio de la noche a la que llamamos vida.
Electoralmente, el suicidio es una abstención permanente, dejo de participar en vuestro juego, no me gusta, me habéis hecho daño. Es un acto contra la represión de la vida.
Hoy ha salido en el diario 20 minutos una noticia que dice: por primera vez, las muertes por suicidio han superado a las muertes por accidente de tráfico en España, según datos del INE, para el año 2005.
¿Pero qué quiere decir realmente?. Posiblemente, algo que podemos entender, sin llegar a comprenderlo del todo. Es un mensaje, eso está claro, tal vez el que expresó Malraux, desde su magnífico criterio: “una vida no vale nada, pero no hay nada que valga una vida”. Cambiemos el futuro, seamos humanos, hay que darle más valor a la vida que a la muerte.
Biante de Priena
En un país de tradición cristiana como el nuestro, en el que la unidad nacional se debe a los Reyes Católicos, y se viven cuarenta años de dictadura sancionados por el Vaticano con un concordato; está claro que el hecho religioso configurado en el catolicismo, ha determinado buena parte de nuestro carácter e idiosincrasia.
Solo hay que asistir a una procesión de Semana Santa, en Sevilla o Zamora, para comprobar el sabor de la muerte en el imaginario colectivo. El hijo de Dios, muere por amor hacia nosotros, y aquí surge la deuda, moral y eterna.
La muerte se festeja y se sufre en un espectáculo de sangre, dolor y tristeza. El 1 de Noviembre, el día de los difuntos se llenan de flores los cementerios, honor a los muertos. España es un gran duelo.
Pero también, desde la tradición más popular, la muerte se venera en las corridas de toros, la Fiesta Nacional. El triunfo del hombre sobre la bestia, en el coso, ante el público; en fin, la muerte como espectáculo, herencia no superada de coliseos romanos y gladiadores.
El ¡viva la muerte! de la Legión, que aquí no es extranjera, es propia.
¡Antes morir de pie que vivir de rodillas!, de la izquierda épica. La pena de muerte y la muerte de pena. La memoria histórica de la muerte. No hay que olvidar, recordemos siempre lo que ocurrió.
La muerte terrorista, las víctimas, nuestros muertos, inevitables e ineludibles. De Juana Chaos, aspirante a actor de cine tras el éxito de Mar Adentro, desde su huelga de hambre que aparenta eutanasia, que aparenta el secuestro de Blanco, desde el más puro estilo folclórico abertzale. La muerte iguala, parece decirnos. La muerte sí, podemos responderle, la representación de la muerte, no.
A Miguel Angel lo secuestraron y lo mataron, pero un terrorista siempre manipula la verdad y utiliza hasta su propia muerte para agredir, para reivindicar, para dinamitar lo que pueda. Es la diferencia, Miguel Angel era inocente, De Juana, no, es culpable sin arrepentimiento, asesino sin fin, amenaza inagotada. Más en este mundo de treguas que explotan y pactos que no se rompen por nada, todo es relativo.
Érika Ortiz ha fallecido, dicen que ha sido por autolisis (discreta forma de denominar al suicidio, vivimos la era de lo políticamente correcto), que descanse en paz, lo siento por su familia. Esta muchacha de 31 años, madre de una niña de seis, era asturiana, como su hermana la princesa, son hijas de la niebla del norte y de la lluvia.
Todas las muertes son trágicas, pero las decididas para uno mismo, tal vez lo sean más. La dualidad víctima-verdugo en una misma persona, es un fenómeno singular, que abre de nuevo la caja negra de nuestro inconsciente individual y colectivo. La destrucción de lo propio, del yo, es la antesala del nihilismo.
Decía Borges, en uno de sus relatos, que “toda muerte es un suicidio”, y tal vez no le falte razón. La vida es tan complicada, que a veces dan ganas de saltar al otro lado o de no seguir adelante. Antes el suicidio era pecado, ahora es una decisión libre, pero no creo que ni una, ni otra opción sean correctas. A esto se le denomina postmodernidad, a decir que no, a morir por nada.
El suicidio no proviene de una decisión libre, más bien es consecuencia de una acumulación de circunstancias, pocos son espontáneos. Proviene de numerosos errores, de la inmensa soledad y de la absoluta desesperanza, a todo esto alguno lo llama locura. Salir del escenario de la vida, porque la obra que se representa mata.
En esta sociedad, en la que se demuelen los valores por sistema, y se queman las tradiciones y la moral en la hoguera de las vanidades de forma gratuita, cabe preguntarse: ¿quién asesina a los suicidas?.
No hay que regresar a Ciorán, y sin embargo; la muerte por suicidio es un caso extremo de violencia, un acto terrorista contra la sociedad y la familia, una protesta de los que son exterminados sutilmente porque no pueden con la vida, y también es un mensaje.
Se utiliza para recordarle a los vivos que algo ha fallado, es una protesta discreta contra el mundo, una manifestación de un solo participante bajo la pancarta de un adiós a la vida.
La muerte se convierte entonces en objeto de influencia, para demostrarnos , que al igual que la vida, también se encuentra en el mercado de las emociones, y por lo tanto resulta manipulable. Nada queda fuera de la mano invisible de McLuhan.
Morir por algo es un arma cargada de futuro, quizás esta idea provenga de la inmolación de los musulmanes que derribaron las torres gemelas y cambiaron el curso de las cosas, y también repitieron gesta en Madrid el 11-M, cambiando la decisión de un pueblo, condicionando unas elecciones.
Todos los días mueren matando numerosos muyaidines en Irak o Palestina, para recordar que la propia muerte tiene sentido en el curso de una acción colectiva, de un propósito. El ser humano como arma, la vida como munición, es el fruto de nuestro tiempo
Algo no va bien en nuestra sociedad avanzada, en el Estado del Bienestar que vivimos, cuando los suicidas se encargan de bajar la esperanza de vida de un país, de aumentar la tasa de mortalidad. Los países del norte de Europa, lo saben desde hace años.
Esto es un acto terrorista contra el silencio o el triunfalismo político, pero también contra la sociedad que acepta las mentiras de sus dirigentes sin hacer nada. Los suicidas anónimos demuestran con su muerte que las cosas no van bien, y terminan destruyendo la paz, porque la sociedad capta inconscientemente su mensaje. Son en sí mismos un acto revolucionario, un revulsivo, un despertador que suena en medio de la noche a la que llamamos vida.
Electoralmente, el suicidio es una abstención permanente, dejo de participar en vuestro juego, no me gusta, me habéis hecho daño. Es un acto contra la represión de la vida.
Hoy ha salido en el diario 20 minutos una noticia que dice: por primera vez, las muertes por suicidio han superado a las muertes por accidente de tráfico en España, según datos del INE, para el año 2005.
¿Pero qué quiere decir realmente?. Posiblemente, algo que podemos entender, sin llegar a comprenderlo del todo. Es un mensaje, eso está claro, tal vez el que expresó Malraux, desde su magnífico criterio: “una vida no vale nada, pero no hay nada que valga una vida”. Cambiemos el futuro, seamos humanos, hay que darle más valor a la vida que a la muerte.
Biante de Priena
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