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viernes, 3 de octubre de 2008

La España imposible: un valor socialista


Algún día habrá que agradecer a los seguidores de la izquierda española el favor que nos han hecho a todos los españoles: sin su denuedo en deslegitimar nuestra identidad nacional, nada sería como es. Quien se considera español en este país, debe superar una cadena de obstáculos e incertidumbres, para tomar conciencia definida de su condición, contra viento y marea.

Otra cuestión importante es la rentabilidad política que la izquierda española, insisto española, le ha sacado a lo de deshacer España. Es una idea fija en la memoria histórica de los socialistas de este país que no se encuentran cómodos siendo españoles, porque deben ser los únicos europeos que viven mejor por destruir lo existente que por mantenerlo tal como se lo han encontrado, rentabilizan la colaboración con los enemigos declarados de nuestra nación, internos y externos, hasta convertir a nuestro país en la mascota de Europa, la exclusión de los Estados Unidos, o el país cutre para Sarkozy y el ejemplo a seguir para las "tiranías democráticas" latinoamericanas.


El mensaje de la izquierda española es diáfano: hay que acabar con la idea de España como sea, por qué es más beneficioso no tener nada que ver con la historia nacional, ni desde los reyes católicos, ni desde 1812, ni desde la transición constitucional reciente. Pero, ¿qué es España?, ¿a quién le importa España?. Y escribirán una nueva historia de España, y la impartirán en Educación para la Ciudadanía como hacen los nacionalistas en sus feudos con sus nuevas naciones mitológicas.

Es una auténtica tomadura de pelo a la que nos someten desde hace muchos años estos valientes luchadores socialistas a los que se refería Manuel Azaña, hablando de Cataluña, como la inexistente presencia de la UGT y los socialistas en los prolegómenos de la Guerra Civil. Estarían de vacaciones, como siempre que hay que dar la cara, y sin embargo son y serán los que más han rentabilizado la memoria histórica, el victimismo, el franquismo, la persecución política, y la negación de la realidad.

LLevan treinta años heredando los desmanes de la dictadura de Franco y ya está bien. Cara nos ha salido la hipoteca, primero en derchos por la dictadura y luego en reclamaciones por los desheredados. En vez de legitimarse en lo hecho, se legitiman en los derechos históricos que les pisotearon, exactamente igual que al resto de los españoles, y a algunos mucho más que a ellos, como al PCE o la CNT, pero la diferencia es que ellos se cobran por el desaguisado.

Lo que el PSOE ha hecho a nuestro país alcanza cotas de criminalidad, es el mejor ejemplo de delincuencia política, de organización del desencuentro civil, todo para salir adelante con su egoísmo personal hacia la inconsciencia colectiva, de la anomia impartida que les debemos en nuestra historia reciente, que no sabemos ya si somos españoles por derecho o por concesión de los palmeros del tío de las cejas.

El socialismo español es una lacra para España, no han hecho nada más que tocar las narices al prójimo y llenarnos de miseria, siempre ha sido una lacra para la convivencia pacífica, lo mismo ha servido su táctica para colocar por enchufe a todos los incapaces en busca de fortuna, que para contribuir al despido de miles de trabajadores diciendo que defendían sus derechos fraternalmente, que para dejar sin piso a los que no puedan pagar la hipoteca, que para silenciar cualquier protesta porque los únicos que tienen derecho a protestar son ellos, sobretodo en la calle, por qué se creen con derecho de pernada sobre la historia de España, sobre la hacienda pública, sobre la estructura social y cultural que nos corresponde por evolución propia, sobre la economía no estatalizada, que es la que terminará salvándonos del desastre que organizan destruyendo cualquier andamiaje de soporte, del que no hayan podido sacar tajada. España da más beneficio destruyéndola que manteníendola.

Y todo esto no podría ocurrir sin la contribución inestimable del Partido Popular, incapaz de ocupar el lugar que le corresponde, ni como oposición, ni como Gobierno, anclado en un no se sabe qué, que ni chicha, ni "limoná". Esa actitud vergonzante con la defensa de lo español que han adoptado en los últimos tiempos, según las enseñanzas del delfín de Fraga -¿eso es la modernidad?- les pasará factura onerosa. Se merecen el olvido en las urnas y en la historia.

Cada vez que veo a un nacionalista salirse con la suya defendiendo derechos particulares que sólo benefician a los pocos que quieren representar, con cada euro que dejan de pagar los vascos por el cupo, con cada euro que usurpan los catalanes por hechos diferenciales, contemplo una cesión de quien debería defender los derechos comunes de todos los españoles, los derechos que nos igualan a todos los españoles.

Nos están robando a todos, o mejor dicho, nos hipotecan para hacerse más sólidos económicamente y por lo tanto más poderosos, aprovechando un escenario de supuesta igualdad en la que ejecutan sus privilegios, los socialistas se asocian en la rentabilidad a los nacionalistas y nada les importa que con ello nos envíen a los españoles a la desigualdad y a la crispación.


La nación española se convierte en la ballena varada de la que todos los carroñeros sacan beneficios. El PP por llorarla, el PSOE por envararla, y los nacionalistas por asesinarla.

En estas condiciones, la realidad que es España resulta imposible, porque negar España es convertir en papel mojado nuestra Constitución. El declive político de nuestras instituciones no es accidental, está organizado desde el poder socialista y asumido desde el Partdo de Rajoy.

Dejarnos a los españoles sin España, sin nuestra Constitución, es convertirnos en recién llegados en una patera, algo concerniente a la habilidad de la propaganda socialista: no se trata de conceder los mismos derechos a los recién llegados -que en realidad es una auténtica falacia-, sino de que todos los ciudadanos de este país seamos iguales a los recién llegados, de convertirnos en "ciudadanos apátridas" sin derechos propios, a los que se conceden indulgencias desde el poder por la bondad del tirano sin vergüenza, y no poque nos correspondan por nacionalidad, ciudadanía y Constitución, es decir por Historia y carta de naturaleza.


España no existe, lo ha insinuado Zapatero, dispuesto a discutir su existencia, pero también a dialogar con los asesinos de los españoles; con un Presidente así ¿qué podemos esperar?.

El Gobierno actual necesita ciudadanos anónimos, sin apellidos, desvalidos, numerados para implantar su tiranía política. Están perforando un volcán, y no lo saben, y cuando se den cuenta será demasiado tarde.

Ellos son los que nos llevan una y otra vez, siempre, a las dos españas, les interesa políticametne que este país no pueda vivir en paz, como en la época de Largo Caballero, que no se cierre nunca la cohesión interna, que no haya ningún acuerdo permanente, por qué entonces ¿de qué iban a vivir estos parásitos y sus socios nacionalistas?


Biante de Priena

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