En este país somos cada vez más los que pensamos que no hay
nada parecido a una democracia en el sistema político que regula nuestra
convivencia, en realidad somos mayoría los que pensamos así, por eso hemos
decidido no participar en un sistema representativo que hace prevalecer los
derechos de un tercio de electores, contra los de los dos tercios de no
representados por ningún partido. Este sistema sólo favorece a los partidos
políticos y a los que se agrupan a su albur, por algún motivo, en muchas
ocasiones inconfesable, como privilegios o beneficios que obtienen en relación
a los demás. Votar en las convocatorias electorales españolas cada día está más relacionado con el caciquismo, el amiguismo y las prebendas que se obtienen del acto, cuando no los miedos a que otras formaciones opuestas a las que se escogen, sea mayor que el que se tiene a las que se apoyan. Esto no puede ser una democracia de seres humanos libres, es una demagogia de esclavos mentales idiotizados por los medios de comunicación subvencionados y mantenidos por los partidos políticos.
Utilicemos como ejemplo las pasadas Elecciones Europeas, en
esas elecciones del cuerpo electoral, del 100 % de los electores posibles, un
58,27 % % decidimos no apoyar a ningún partido político (54.16 %), votaron en
blanco (2,29 %) o nulo (1,82 %), pero para sumar todos los no representados,
hay que añadir un 6,25 % más que votaron a partidos que no obtuvieron
representación política. En el Parlamento Europeo actual hay por tanto unos
representantes que han secuestrado la voluntad de los electores que no
decidieron apoyarlos, pues en realidad, a partidos políticos que obtuvieron representación
sólo les votaron un 39,59 % de los electores posibles, por tanto, más de un 60
% de los electores españoles no están representados por ellos.
Vayamos con la
siguiente cuestión, ¿cuántas veces han visto ustedes en un programa de
televisión o un programa de radio hablar a alguien que pertenezca al 60 % de no
representados?, sería la primera vez. Todos los medios de comunicación
favorecen al casi 40 % que han votado por partidos políticos y a los partidos
políticos que han votado. La mayoría electoral española de no representados
padece el síndrome del burka para los medios de comunicación españoles.
Seguimos con otra cuestión importante, ¿cuándo han escuchado
ustedes a alguien de un partido político –incluye la novedad de Podemos- decir
que un sistema que deja fuera de la representación política a más del 60 % de los
electores es inadmisible?, sería también la primera vez. Todos los partidos políticos con
representación, aspiran a seguir representando a los que les apoyan, excluyendo
a todos los demás, porque funcionan como auténticas sectas o clanes. Nadie que
haya obtenido representación política criticará jamás un sistema que es puro
despotismo organizado para beneficiar a los partidos políticos que obtienen
representación y barre del mapa cualquier opción crítica a este anacronismo
demagógico, que los de los partidos políticos consideran una democracia y los
no representados pura demagogia.
Si queremos que las cosas cambien algún día en este país, es
hora de que cuestionemos el sistema representativo que nos han concedido los partidos políticos para perpetuarse en el poder, aunque estafen, se corrompan,
incumplan la ley, prevariquen y se comporten como auténticos delincuentes
democráticos.
¿Cuándo se enterará toda esta gente que vive a costa de los
demás de que sólo representan a la minoría de españoles que ha confiado en
ellos y en sus reiterados engaños?; si en este país existiera una auténtica
democracia la gente acudiría a votar, pero para votar impresentables mejor quedarse en casa y no participar en la farsa que se tienen montada todos estos
servidores públicos, que se sirven de la democracia, para obtener beneficios desmesurados para las condiciones que reúnen en relación a su reconocida inutilidad e imponer su oprobio, tiranía y
privilegios.
Enrique Suárez