No lo digo en broma aunque lo pueda parecer, no es una guasa, hablo en serio, muy en serio. Los ciudadanos de este país, españoles por más señas, debemos agradecerle a José Luis Rodríguez lo que ha hecho por nosotros durante los últimos seis años. Nadie ha unido tanto a los españoles en su historia reciente, salvo Adolfo Suárez, como el Presidente de Gobierno que inventó la Alianza de las Civilizaciones.
Si el inventor de los Pactos de la Moncloa procuró unirnos en lo positivo (el consenso, el pacto, el diálogo, la apertura, la tolerancia y la cohesión). José Luis Rodríguez lo ha hecho precisamente en lo contrario, mostrándonos lo que nos separa, lo negativo (el disenso, el desacuerdo, la incomunicación, el sectarismo, la intolerancia y la disgregación). Si Adolfo Suárez tuvo la inteligencia de mostrarnos que solo unidos podríamos alcanzar un futuro mejor, José Luis Rodríguez ha tenido la extraordinaria idea –posiblemente inconsciente- de mostrarnos que unidos no vamos a ninguna parte y además no es progresista;, pero además ha logrado, más que ningún presidente anterior de nuestra democracia, que los españoles sepamos de política todo lo que desconocíamos, ha hecho una labor pedagógica extraordinaria . José Luis ha sido el presidente que más ha hecho para que los españoles sepamos lo que es "la cosa pública" (aquello de que el dinero público no es de nadie y desde el poder se gasta al antojo del poderoso) antes de que él llegara al Gobierno éramos unos auténticos analfabetos políticos.
Gracias a José Luis Rodríguez hemos sabido que lo único que interesa a los políticos es el poder y los privilegios personales que les reporta. Hemos conocido también que los ciudadanos somos una cuenta de valor o una ganadería estabulada, exclusivamente por nuestra condición electoral. Y por supuesto hemos descubierto que en este país hay fundamentalmente dos clases sociales: la de los políticos (y todos los que viven alrededor de ellos) y la de los ciudadanos (que pagamos la fiesta sin fin).
El mayor error que ha cometido José Luis ha sido tratar de convencer a todo el mundo de que él y los suyos eran los únicos que tenían razón y sus “soluciones” las únicas eficaces para nuestros problemas, porque los españoles somos incapaces en muchas ocasiones de ponernos de acuerdo en lo que queremos, pero funcionamos como una nación vieja –lo que somos- para afrontar lo que no queremos. Desde Napoleón a José Luis siempre lo hemos hecho.
A José Luis tendremos que agradecerle siempre que nos haya vuelto a mostrar que este pueblo no renuncia a su libertad y se une siempre contra la imposición, sea quien sea el déspota, porque los españoles si podemos definirnos por una característica, sin duda, es por nuestro amor a la libertad, que no es exclusivamente política, sino extraordinariamente social y cultural. Hasta Franco supo durante cuarenta años que había "cosas sagradas” que no se podían tocar, fundamentalmente las concernientes al respeto por nuestra vida privada y la mezcla entre nosotros según nos parezca.
Si España se hizo hace 198 años nación política y constitucional, fue por nuestro amor a la libertad, tanto contra el invasor francés como contra el soberano felón y absolutista que nos gobernaba. Liberal es un concepto español surgido en 1811 que más tarde se exportó a todo el mundo. Adolfo Suárez, el presidente que más ha unido a los españoles en los últimos 35 años era liberal, no en vano terminó siendo Presidente de la Internacional Liberal, a la que añadió el concepto de Progresista –por cierto, también de origen liberal y español-.
Esto lo arreglaremos los liberales, como siempre
Antes de que las cosas se pongan peor –que como no se haga nada, se pondrán- los liberales entraremos en acción y encarrilaremos la situación política en España. Cierto es que todavía no sabemos cómo lo vamos a hacer, ni siquiera los que somos, pero sabemos que lo haremos, de eso no tenemos la menor duda. En realidad, lo que se ha demostrado es que si esperamos a que resuelvan nuestros problemas entre el PSOE y el PP, estamos condenados al fracaso de antemano, porque no tienen ninguna posibilidad, ni próxima, ni remota, en ponerse de acuerdo. Les falta la mediación liberal, como se echa de menos un partido como el CDS.
El PSOE ha cometido un error de soberbia, desde que José Luis está en el Gobierno, creando un cordón sanitario alrededor del PP, excluyendo medio país de la decisión política, comportándose de una forma avariciosa y sectaria con el poder que atesoraba, y apoyándose en los enemigos de lo común para los españoles (ETA, nacionalismos, sindicatos), ha derivado nuestras relaciones internacionales por el camino de lo inaceptable (Cuba, Venezuela, Alianza de las Civilizaciones, pasividad) apartándonos del lugar que nos corresponde en Europa y Occidente. Sin reconocer la crisis económica, sin ejercer la autoridad nacional que le corresponde, José Luis ha permitido que nuestro país descarrile endeudándonos astronómicamente, creando 4 millones y medio de parados, y un déficit del Estado que supera el 10 %, algo que nos puede conducir todavía a una situación mucho peor de la que estamos.
Por su parte el PP no ha sabido torear con el morlaco resabiado del socialismo, mostrando su incapacidad de navegar contra los elementos; los conservadores siguen sin resolver sus problemas de conciencia propia, y han permitido que les retraten con el olor a alcanfor e incienso, por falta de inteligencia y audacia, quizás saboreando la victoria que se deriva de la humillación ajena. La España que Mariano Rajoy puede ofrecer, dista mucho de la España deseada. La España que José Luis Rodríguez nos legará, dista mucho de la España que queremos.
Y con estos mimbres hay que hacer un cesto para recoger el agua de la riada, no lo tenemos fácil. Por eso considero que es la hora de los liberales, españoles sin complejos, ecuánimes y tolerantes, ni socialistas, ni nacionalistas, ni conservadores, pero implacables con la realidad, y tremendamente eficientes con la política, y desde una perspectiva económica, los únicos que se pueden enfrentar con una situación como la que atravesamos y resolverla, sin crear una situación insoportable entre los españoles.
¿Qué hay que hacer?
Está claro que la solución de nuestros problemas pasa inexorablemente por la economía que no es una cuestión de opinión. No por la economía sostenible de José Luis, sino por la economía sostenida del mercado, por la mano invisible de Adam Smith. El primer objetivo será reunir a los economistas más prestigiosos de nuestro país –que los hay- y que realmente saben lo que ocurre para hacer un buen diagnóstico de nuestra situación y buscar un tratamiento correcto. Los coordinadores del consejo de sabios deben ser moderados y transversales, ni conservadores, ni socialistas, ni nacionalistas a poder ser, y si no han participado en política, mejor. Por supuesto quedan excluidos de la obra Cándido Méndez y Fernández Toxo, porque en todo lo económico lo que participen “los comisarios sociales” está condenado al fracaso de antemano. Si han permitido que el paro llegue a 4 millones y medio de ciudadanos sin hacer nada porque les conviene, ¿qué se puede esperar de ellos?. ¿Qué hacen unos sindicalistas inflados resolviendo los problemas económicos de un país como España?. Dejar participar a los sindicatos en un acuerdo económico nacional, sería como incluir a Rouco Varela en el debate sobre la Ley del Aborto para llegar a un acuerdo, ¿qué pueden aportar si su posición es inamovible y recalcitrante?.
Mientras se encauzan los problemas económicos, hay que abordar los problemas políticos sin demora. Definitivamente demasiado poder termina embriagando a cualquiera, siempre ocurre lo mismo, en la segunda legislatura –salvo la excepción de la resaca del franquismo que terminó con Felipe González entre el GAL y Filesa- a los presidentes de este país se les va la olla, porque se piensan que ancha es Castilla y todo el monte es orégano. Por eso es preciso crear un Gobierno Limitado a partir de ahora, donde el poder político sea controlado por determinadas instancias o instituciones independientes. Para eso es imprescindible que la Justicia en este país se despolitice definitivamente y que el imperio de la Ley sea idéntico para los políticos y los ciudadanos. Con una justicia politizada es absolutamente imposible que un país sea democrático.
Por último, para no agotar a los lectores, solo añadiré el papel que nos corresponde a los ciudadanos, que no es otro que el de exigir respeto a los políticos y fundamentalmente, a los medios de comunicación que juegan a políticos. Es imprescindible que los medios de comunicación respeten la inteligencia de los ciudadanos y abandonen el pesebre de las subvenciones. Mientras tengamos unos medios de comunicación que dependan económicamente de las bufandas políticas no tendremos una información veraz sobre las cosas que realmente ocurren y todo será propaganda, lo que nos aleja de la información que necesitamos para abordar una solución eficaz a nuestros problemas.
Evidentemente lo que vale para los medios de comunicación, sirve para todos los colectivos parapolíticos subvencionados por los distintos gobiernos del Estado, autonómicos y municipales. Y me refiero a instituciones de nueva creación política, como a ONGs (OGs, más bien) y colectivos que florecen con el regadío del dinero público, incluidas las instituciones viejas como la Iglesia Católica y los Sindicatos, si quieren sostenerse que lo hagan con sus propios recursos. Porque al fin y al cabo sólo sirven para hacer política, bien a favor o en contra de los gobiernos, según sea el patrocinador. Una cosa es la caridad, otra la solidaridad y otra muy distinta el impuesto obligatorio para pagar a los cortesanos del mandatario de turno.
La mediación liberal es una cuestión imprescindible para resolver los problemas que tenemos en España, se ha demostrado que socialistas, conservadores y nacionalistas son incapaces de ponerse de acuerdo por si solos. Y para los despistados, recuerden que Rosa Díez no es liberal, sino socialista –incluso mucho más socialista que José Luis- por lo que la rueda de recambio del socialismo, la UPyD (socialista, autoritaria, sectaria y radical), está pinchada y no sirve para el propósito.
La única alternativa de solución pasa indispensablemente por los ciudadanos, no por los políticos, así que vayan abandonando su comodidad –antes de que la incomodidad sea obligatoria- y hagan un esfuerzo, queridos compatriotas, para no desentenderse de la política antes de que sea demasiado tarde. Durante el franquismo estaba prohibido participar en política, en la democracia, los políticos se han aprovechado de lo heredado de la dictadura, para que los ciudadanos sigamos sin participar en política, considerando un triunfo democrático que se celebren elecciones cada cuatro años y la gente acuda a votar.
Verán ustedes, los gobiernos y los políticos son como los hijos, no se les puede traer al mundo y luego desentenderse de ellos, necesitan atención, cuidado, vigilancia y control, porque si no nos ocupamos de ellos terminarán saliéndonos ranas y sapos, en vez de princesas y príncipes –princeps inter pares, por supuesto-.
Seamos ciudadanos responsables con nuestras decisiones, exijamos que los políticos por los que hemos votado se comporten correctamente y si no lo hacen, nuestra obligación es sancionarles retirándoles el apoyo concedido; si no lo hacemos, no aprenderán nunca que son una consecuencia de nuestra decisión y terminarán pensando –como ahora lo hacen- que nosotros somos siervos de su desmesura. Pues manos a la obra, que hay mucho trabajo por delante.
José Luis, muchas gracias. ¿Cuál es el siguiente tema del día?.
Enrique Suárez Retuerta
Un ciudadano español que no renuncia a su soberanía
Si el inventor de los Pactos de la Moncloa procuró unirnos en lo positivo (el consenso, el pacto, el diálogo, la apertura, la tolerancia y la cohesión). José Luis Rodríguez lo ha hecho precisamente en lo contrario, mostrándonos lo que nos separa, lo negativo (el disenso, el desacuerdo, la incomunicación, el sectarismo, la intolerancia y la disgregación). Si Adolfo Suárez tuvo la inteligencia de mostrarnos que solo unidos podríamos alcanzar un futuro mejor, José Luis Rodríguez ha tenido la extraordinaria idea –posiblemente inconsciente- de mostrarnos que unidos no vamos a ninguna parte y además no es progresista;, pero además ha logrado, más que ningún presidente anterior de nuestra democracia, que los españoles sepamos de política todo lo que desconocíamos, ha hecho una labor pedagógica extraordinaria . José Luis ha sido el presidente que más ha hecho para que los españoles sepamos lo que es "la cosa pública" (aquello de que el dinero público no es de nadie y desde el poder se gasta al antojo del poderoso) antes de que él llegara al Gobierno éramos unos auténticos analfabetos políticos.
Gracias a José Luis Rodríguez hemos sabido que lo único que interesa a los políticos es el poder y los privilegios personales que les reporta. Hemos conocido también que los ciudadanos somos una cuenta de valor o una ganadería estabulada, exclusivamente por nuestra condición electoral. Y por supuesto hemos descubierto que en este país hay fundamentalmente dos clases sociales: la de los políticos (y todos los que viven alrededor de ellos) y la de los ciudadanos (que pagamos la fiesta sin fin).
El mayor error que ha cometido José Luis ha sido tratar de convencer a todo el mundo de que él y los suyos eran los únicos que tenían razón y sus “soluciones” las únicas eficaces para nuestros problemas, porque los españoles somos incapaces en muchas ocasiones de ponernos de acuerdo en lo que queremos, pero funcionamos como una nación vieja –lo que somos- para afrontar lo que no queremos. Desde Napoleón a José Luis siempre lo hemos hecho.
A José Luis tendremos que agradecerle siempre que nos haya vuelto a mostrar que este pueblo no renuncia a su libertad y se une siempre contra la imposición, sea quien sea el déspota, porque los españoles si podemos definirnos por una característica, sin duda, es por nuestro amor a la libertad, que no es exclusivamente política, sino extraordinariamente social y cultural. Hasta Franco supo durante cuarenta años que había "cosas sagradas” que no se podían tocar, fundamentalmente las concernientes al respeto por nuestra vida privada y la mezcla entre nosotros según nos parezca.
Si España se hizo hace 198 años nación política y constitucional, fue por nuestro amor a la libertad, tanto contra el invasor francés como contra el soberano felón y absolutista que nos gobernaba. Liberal es un concepto español surgido en 1811 que más tarde se exportó a todo el mundo. Adolfo Suárez, el presidente que más ha unido a los españoles en los últimos 35 años era liberal, no en vano terminó siendo Presidente de la Internacional Liberal, a la que añadió el concepto de Progresista –por cierto, también de origen liberal y español-.
Esto lo arreglaremos los liberales, como siempre
Antes de que las cosas se pongan peor –que como no se haga nada, se pondrán- los liberales entraremos en acción y encarrilaremos la situación política en España. Cierto es que todavía no sabemos cómo lo vamos a hacer, ni siquiera los que somos, pero sabemos que lo haremos, de eso no tenemos la menor duda. En realidad, lo que se ha demostrado es que si esperamos a que resuelvan nuestros problemas entre el PSOE y el PP, estamos condenados al fracaso de antemano, porque no tienen ninguna posibilidad, ni próxima, ni remota, en ponerse de acuerdo. Les falta la mediación liberal, como se echa de menos un partido como el CDS.
El PSOE ha cometido un error de soberbia, desde que José Luis está en el Gobierno, creando un cordón sanitario alrededor del PP, excluyendo medio país de la decisión política, comportándose de una forma avariciosa y sectaria con el poder que atesoraba, y apoyándose en los enemigos de lo común para los españoles (ETA, nacionalismos, sindicatos), ha derivado nuestras relaciones internacionales por el camino de lo inaceptable (Cuba, Venezuela, Alianza de las Civilizaciones, pasividad) apartándonos del lugar que nos corresponde en Europa y Occidente. Sin reconocer la crisis económica, sin ejercer la autoridad nacional que le corresponde, José Luis ha permitido que nuestro país descarrile endeudándonos astronómicamente, creando 4 millones y medio de parados, y un déficit del Estado que supera el 10 %, algo que nos puede conducir todavía a una situación mucho peor de la que estamos.
Por su parte el PP no ha sabido torear con el morlaco resabiado del socialismo, mostrando su incapacidad de navegar contra los elementos; los conservadores siguen sin resolver sus problemas de conciencia propia, y han permitido que les retraten con el olor a alcanfor e incienso, por falta de inteligencia y audacia, quizás saboreando la victoria que se deriva de la humillación ajena. La España que Mariano Rajoy puede ofrecer, dista mucho de la España deseada. La España que José Luis Rodríguez nos legará, dista mucho de la España que queremos.
Y con estos mimbres hay que hacer un cesto para recoger el agua de la riada, no lo tenemos fácil. Por eso considero que es la hora de los liberales, españoles sin complejos, ecuánimes y tolerantes, ni socialistas, ni nacionalistas, ni conservadores, pero implacables con la realidad, y tremendamente eficientes con la política, y desde una perspectiva económica, los únicos que se pueden enfrentar con una situación como la que atravesamos y resolverla, sin crear una situación insoportable entre los españoles.
¿Qué hay que hacer?
Está claro que la solución de nuestros problemas pasa inexorablemente por la economía que no es una cuestión de opinión. No por la economía sostenible de José Luis, sino por la economía sostenida del mercado, por la mano invisible de Adam Smith. El primer objetivo será reunir a los economistas más prestigiosos de nuestro país –que los hay- y que realmente saben lo que ocurre para hacer un buen diagnóstico de nuestra situación y buscar un tratamiento correcto. Los coordinadores del consejo de sabios deben ser moderados y transversales, ni conservadores, ni socialistas, ni nacionalistas a poder ser, y si no han participado en política, mejor. Por supuesto quedan excluidos de la obra Cándido Méndez y Fernández Toxo, porque en todo lo económico lo que participen “los comisarios sociales” está condenado al fracaso de antemano. Si han permitido que el paro llegue a 4 millones y medio de ciudadanos sin hacer nada porque les conviene, ¿qué se puede esperar de ellos?. ¿Qué hacen unos sindicalistas inflados resolviendo los problemas económicos de un país como España?. Dejar participar a los sindicatos en un acuerdo económico nacional, sería como incluir a Rouco Varela en el debate sobre la Ley del Aborto para llegar a un acuerdo, ¿qué pueden aportar si su posición es inamovible y recalcitrante?.
Mientras se encauzan los problemas económicos, hay que abordar los problemas políticos sin demora. Definitivamente demasiado poder termina embriagando a cualquiera, siempre ocurre lo mismo, en la segunda legislatura –salvo la excepción de la resaca del franquismo que terminó con Felipe González entre el GAL y Filesa- a los presidentes de este país se les va la olla, porque se piensan que ancha es Castilla y todo el monte es orégano. Por eso es preciso crear un Gobierno Limitado a partir de ahora, donde el poder político sea controlado por determinadas instancias o instituciones independientes. Para eso es imprescindible que la Justicia en este país se despolitice definitivamente y que el imperio de la Ley sea idéntico para los políticos y los ciudadanos. Con una justicia politizada es absolutamente imposible que un país sea democrático.
Por último, para no agotar a los lectores, solo añadiré el papel que nos corresponde a los ciudadanos, que no es otro que el de exigir respeto a los políticos y fundamentalmente, a los medios de comunicación que juegan a políticos. Es imprescindible que los medios de comunicación respeten la inteligencia de los ciudadanos y abandonen el pesebre de las subvenciones. Mientras tengamos unos medios de comunicación que dependan económicamente de las bufandas políticas no tendremos una información veraz sobre las cosas que realmente ocurren y todo será propaganda, lo que nos aleja de la información que necesitamos para abordar una solución eficaz a nuestros problemas.
Evidentemente lo que vale para los medios de comunicación, sirve para todos los colectivos parapolíticos subvencionados por los distintos gobiernos del Estado, autonómicos y municipales. Y me refiero a instituciones de nueva creación política, como a ONGs (OGs, más bien) y colectivos que florecen con el regadío del dinero público, incluidas las instituciones viejas como la Iglesia Católica y los Sindicatos, si quieren sostenerse que lo hagan con sus propios recursos. Porque al fin y al cabo sólo sirven para hacer política, bien a favor o en contra de los gobiernos, según sea el patrocinador. Una cosa es la caridad, otra la solidaridad y otra muy distinta el impuesto obligatorio para pagar a los cortesanos del mandatario de turno.
La mediación liberal es una cuestión imprescindible para resolver los problemas que tenemos en España, se ha demostrado que socialistas, conservadores y nacionalistas son incapaces de ponerse de acuerdo por si solos. Y para los despistados, recuerden que Rosa Díez no es liberal, sino socialista –incluso mucho más socialista que José Luis- por lo que la rueda de recambio del socialismo, la UPyD (socialista, autoritaria, sectaria y radical), está pinchada y no sirve para el propósito.
La única alternativa de solución pasa indispensablemente por los ciudadanos, no por los políticos, así que vayan abandonando su comodidad –antes de que la incomodidad sea obligatoria- y hagan un esfuerzo, queridos compatriotas, para no desentenderse de la política antes de que sea demasiado tarde. Durante el franquismo estaba prohibido participar en política, en la democracia, los políticos se han aprovechado de lo heredado de la dictadura, para que los ciudadanos sigamos sin participar en política, considerando un triunfo democrático que se celebren elecciones cada cuatro años y la gente acuda a votar.
Verán ustedes, los gobiernos y los políticos son como los hijos, no se les puede traer al mundo y luego desentenderse de ellos, necesitan atención, cuidado, vigilancia y control, porque si no nos ocupamos de ellos terminarán saliéndonos ranas y sapos, en vez de princesas y príncipes –princeps inter pares, por supuesto-.
Seamos ciudadanos responsables con nuestras decisiones, exijamos que los políticos por los que hemos votado se comporten correctamente y si no lo hacen, nuestra obligación es sancionarles retirándoles el apoyo concedido; si no lo hacemos, no aprenderán nunca que son una consecuencia de nuestra decisión y terminarán pensando –como ahora lo hacen- que nosotros somos siervos de su desmesura. Pues manos a la obra, que hay mucho trabajo por delante.
José Luis, muchas gracias. ¿Cuál es el siguiente tema del día?.
Enrique Suárez Retuerta
Un ciudadano español que no renuncia a su soberanía