"Para manipular eficazmente a la gente, es necesario hacer creer a todos que nadie les manipula" John Kenneth Galbraith
Ciertamente, va siendo costumbre en la política nacional las operaciones de linchamiento organizadas en torno a Francisco Álvarez Cascos desde que hace un año decidió abandonar el partido de la gaviota. Estas operaciones de acoso y derribo tienen diferentes versiones, pero se mantienen en el tiempo como las estaciones. Pero además, podría hablarse, tras los últimos meses de cierta especialización en la infamia con forma de falacia que le brindan los distintos medios al Presidente de Asturias en funciones.
La Nueva España, el diario independiente… de Asturias, pues desde hace años pertenece al Grupo Moll, que recoge el dinero en Asturias para llevárselo a Cataluña, y que surgió en su día de la concesión de los periódicos del movimiento por Felipe González a un cuñado de su amigo Sarasola, se ha dedicado desde el primer día, y cada día, a divulgar las más extrañas barbaridades sobre la deriva de Foro, el partido de Francisco Álvarez Cascos, siempre al servicio de sus principales mantenedores, el PP de Gabino de Lorenzo y el PSOE asturiano de Areces-Fernández.
No se entendería esta actitud, si no fuera compartida por La Voz de Asturias, el periódico filial de Público, con algo más de 7.000 ejemplares de difusión media es en Asturias y que pertenece al señor Roures, el empresario catalán, también, de la Sexta de las grandes concesiones del PSOE de Zapatero. Posiblemente tras la campaña electoral de este mes, La Voz de Asturias tendrá que cerrar sus linotipias, porque no se puede mantener por los lectores que presenta y no podría haber llegado hasta hoy sin el negocio que se estableció en la RTPA, por medio de las adquisiciones de derechos para la transmisión del fútbol y la Fórmula 1, a una productora conjunta – entre los grupos catalanes Moll y Roures – de nombre Asturmedia y que recibió 5 millones de euros en la temporada pasada del Gobierno asturiano, el del PSOE, por supuesto, y que al llegar Foro y negarse a pagarlos, fue obligado a cumplir con el “sablazo” por el apoyo conjunto del duerno político asturiano –formado por el PSOE, PP e IU-.
Lo de los 41 millones de euros anuales de la RTPA –de los que el 16 % han sido para pagar a los trabajadores y el 84 % para repartírselos entre las productoras y los concesionarios- es de todos los asturianos sabido, así que no merece demasiada atención, pues ha sido explicado con suficiente información para quien quiera conocerlo con detalle.
En el ámbito nacional tenemos diversas agrupaciones que se dedican al linchamiento periódico de Cascos y de Foro, la Razón, diario dirigido por el jefe de prensa del PP al servicio de Rajoy; Público, como ya saben ustedes pertenece al señor Roures; El País tradicionalmente enfrentado al político asturiano desde illo tempore; La Gaceta, representando los intereses del PP más a la derecha que tampoco quiere saber nada de Cascos.
Y por último, se ha incorporado al elenco El Mundo, el periódico de Pedro J. Ramírez dispuesto a hacer buen servicio al PP hegemónico de Mariano Rajoy, dándole la razón a posteriori al Presidente de Gobierno en la eliminación de los implicados del caso Gürtel, entre los que tratan de incluir a Francisco Álvarez Cascos a calzador, atribuyendo a una presunción de la unidad de delitos económicos –aquella camarilla denunciada por Cascos en su día que preconfiguraba pruebas falsas contra él, por la que el político asturiano fue denunciado por “unos abogados voluntariosos” y que fue archivada en diciembre pasado en el Supremo-. Lo de El Mundo podría pasar a los anales del periodismo de presunción, porque llama poderosamente la atención que no le haya dedicado más de dos artículos a un caso de corrupción demostrado como ha sido “el Gürtel del PSOE asturiano” que llevó a un exconsejero a la cárcel y tiene ya más de once imputados en su causa, y sin embargo, a partir de unas siglas: P.A.C., haya deducido que estás pertenecen a Cascos, además en unas fechas en las que Cascos ya no ocupaba ningún cargo interno dentro de su partido.
Francisco Álvarez Cascos no le cae bien ni a la prensa asturiana, ni a la nacional, fundamentalmente por una razón: no participar en los contubernios que los grandes partidos políticos establecen con los mass media, con el dinero de todos en subvenciones y publicidad institucional para coaccionar a la opinión pública al toque de la voz del amo del momento.
Resulta sorprendente que los medios de comunicación españoles actúen de esta forma contra un ciudadano, sencillamente porque ha decidido enfrentarse con un puñado de asturianos a los principales partidos políticos de este país, y por supuesto, a la información aderezada al servicio de los mismos que nos brindan cada día, para construir “la versión oficial de los hechos”. Deberían de leer a Noam Chomsky para enterarse de que la propaganda en una democracia es tan execrable como la coerción en un estado totalitario.
Ahora que hemos descubierto que el ex juez Garzón ha sido apartado de su carrera por sus métodos totalitarios, no estaría de más, que el Fiscal General del Estado empezara a actuar de oficio contra "los señores de la prensa”, que han convertido este país en una república bananera de la información a la opinión pública, en plena impunidad e inmunidad, para servir a los intereses de la partitocracia hegemónica que nos perjudica sin interrupción. No me extraña que las ventas de los diarios españoles cada día sean más escasas, están condenados a la extinción, porque carecen de rigor, transparencia, independencia y veracidad (Artículo 20 CE 1978) para informar a los españoles de lo que ocurre. Con una prensa realmente independiente en este país jamás podría haber ocurrido lo de Zapatero, y mucho menos, su consecuencia inevitable en la continuidad del tancredismo rampante y embaucador de Mariano Rajoy.
Enrique Suárez
La Nueva España, el diario independiente… de Asturias, pues desde hace años pertenece al Grupo Moll, que recoge el dinero en Asturias para llevárselo a Cataluña, y que surgió en su día de la concesión de los periódicos del movimiento por Felipe González a un cuñado de su amigo Sarasola, se ha dedicado desde el primer día, y cada día, a divulgar las más extrañas barbaridades sobre la deriva de Foro, el partido de Francisco Álvarez Cascos, siempre al servicio de sus principales mantenedores, el PP de Gabino de Lorenzo y el PSOE asturiano de Areces-Fernández.
No se entendería esta actitud, si no fuera compartida por La Voz de Asturias, el periódico filial de Público, con algo más de 7.000 ejemplares de difusión media es en Asturias y que pertenece al señor Roures, el empresario catalán, también, de la Sexta de las grandes concesiones del PSOE de Zapatero. Posiblemente tras la campaña electoral de este mes, La Voz de Asturias tendrá que cerrar sus linotipias, porque no se puede mantener por los lectores que presenta y no podría haber llegado hasta hoy sin el negocio que se estableció en la RTPA, por medio de las adquisiciones de derechos para la transmisión del fútbol y la Fórmula 1, a una productora conjunta – entre los grupos catalanes Moll y Roures – de nombre Asturmedia y que recibió 5 millones de euros en la temporada pasada del Gobierno asturiano, el del PSOE, por supuesto, y que al llegar Foro y negarse a pagarlos, fue obligado a cumplir con el “sablazo” por el apoyo conjunto del duerno político asturiano –formado por el PSOE, PP e IU-.
Lo de los 41 millones de euros anuales de la RTPA –de los que el 16 % han sido para pagar a los trabajadores y el 84 % para repartírselos entre las productoras y los concesionarios- es de todos los asturianos sabido, así que no merece demasiada atención, pues ha sido explicado con suficiente información para quien quiera conocerlo con detalle.
En el ámbito nacional tenemos diversas agrupaciones que se dedican al linchamiento periódico de Cascos y de Foro, la Razón, diario dirigido por el jefe de prensa del PP al servicio de Rajoy; Público, como ya saben ustedes pertenece al señor Roures; El País tradicionalmente enfrentado al político asturiano desde illo tempore; La Gaceta, representando los intereses del PP más a la derecha que tampoco quiere saber nada de Cascos.
Y por último, se ha incorporado al elenco El Mundo, el periódico de Pedro J. Ramírez dispuesto a hacer buen servicio al PP hegemónico de Mariano Rajoy, dándole la razón a posteriori al Presidente de Gobierno en la eliminación de los implicados del caso Gürtel, entre los que tratan de incluir a Francisco Álvarez Cascos a calzador, atribuyendo a una presunción de la unidad de delitos económicos –aquella camarilla denunciada por Cascos en su día que preconfiguraba pruebas falsas contra él, por la que el político asturiano fue denunciado por “unos abogados voluntariosos” y que fue archivada en diciembre pasado en el Supremo-. Lo de El Mundo podría pasar a los anales del periodismo de presunción, porque llama poderosamente la atención que no le haya dedicado más de dos artículos a un caso de corrupción demostrado como ha sido “el Gürtel del PSOE asturiano” que llevó a un exconsejero a la cárcel y tiene ya más de once imputados en su causa, y sin embargo, a partir de unas siglas: P.A.C., haya deducido que estás pertenecen a Cascos, además en unas fechas en las que Cascos ya no ocupaba ningún cargo interno dentro de su partido.
Francisco Álvarez Cascos no le cae bien ni a la prensa asturiana, ni a la nacional, fundamentalmente por una razón: no participar en los contubernios que los grandes partidos políticos establecen con los mass media, con el dinero de todos en subvenciones y publicidad institucional para coaccionar a la opinión pública al toque de la voz del amo del momento.
Resulta sorprendente que los medios de comunicación españoles actúen de esta forma contra un ciudadano, sencillamente porque ha decidido enfrentarse con un puñado de asturianos a los principales partidos políticos de este país, y por supuesto, a la información aderezada al servicio de los mismos que nos brindan cada día, para construir “la versión oficial de los hechos”. Deberían de leer a Noam Chomsky para enterarse de que la propaganda en una democracia es tan execrable como la coerción en un estado totalitario.
Ahora que hemos descubierto que el ex juez Garzón ha sido apartado de su carrera por sus métodos totalitarios, no estaría de más, que el Fiscal General del Estado empezara a actuar de oficio contra "los señores de la prensa”, que han convertido este país en una república bananera de la información a la opinión pública, en plena impunidad e inmunidad, para servir a los intereses de la partitocracia hegemónica que nos perjudica sin interrupción. No me extraña que las ventas de los diarios españoles cada día sean más escasas, están condenados a la extinción, porque carecen de rigor, transparencia, independencia y veracidad (Artículo 20 CE 1978) para informar a los españoles de lo que ocurre. Con una prensa realmente independiente en este país jamás podría haber ocurrido lo de Zapatero, y mucho menos, su consecuencia inevitable en la continuidad del tancredismo rampante y embaucador de Mariano Rajoy.
Enrique Suárez