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viernes, 27 de mayo de 2011

Asturias deja atrás el socialismo


Han tenido que pasar 35 años para que en Asturias se pueda respirar en libertad, la democracia lo ha hecho posible.

La evolución del socialismo ha concluido en su apogeo dejando un legado de pobreza, paro y totalitarismo. El Principado de Asturias es la comunidad española más intervenida desde la política, incluso más que Andalucía. Durante los últimos tiempos el ambiente de putrefacción que se había organizado desde la izquierda asturiana entre censuras, intoxicaciones, manipulaciones de la opinión pública, difamaciones y diatribas recordaba a la Rusia Soviética o a la Cuba castrista.

El fundamentalismo socialista siempre ha brillado en Asturias con un concepto patrimonial de la democracia, pero el discurso que ha rentabilizado el miedo de los ciudadanos se ha agotado. Durante muchos años los socialistas han manipulado a la opinión pública con un programa político que les presentaba como única alternativa posible, porque las reconversiones y deslocalizaciones, así lo recomendaban. En Asturias lo público es inmanente. Ninguna comunidad española tiene tantos empleados públicos en relación a los no públicos como el Principado, incluyendo Andalucía.

Los casos de corrupción del Gobierno del Principado, que ha llevado a un consejero del Gobierno de Areces a la cárcel, junto con otros altos funcionarios, ha sido una imagen fija durante estas elecciones, a pesar de que desde el PSOE se trataba de atemorizar a la población con la irrupción de las derechas, sin dar siquiera una explicación a los ciudadanos de lo acontecido con los caudales públicos. El Presidente de los últimos doce años se ha ido prácticamente sin despedirse, dejándole un legado a su sucesor que realmente sí mete miedo. En las próximas semanas se espera la imputación de más miembros del PSOE en el caso Riopedre, detenido judicialmente para no influir en las elecciones.

Los sobrecostes desmesurados, los contratos irregulares, el patrocinio sectario de las obras más singulares, las subvenciones a las causas más peregrinas han sido elementos que el electorado asturiano no ha podido ignorar, a pesar de la reticencia de los medios de comunicación asturianos, bien subvencionados con dinero público, a publicar sus entresijos. Los asturianos llevan tres décadas con un burka informativo impuesto por el socialismo, la opinión pública no conoce siquiera la punta del iceberg de la corrupción socialista.

La realidad de la gestión económica en el Principado, se conocerá en los próximos meses, ayer mismo, Francisco Álvarez Cascos advirtió en Canal 10 que se disponía a iniciar las auditorías que correspondieran para conocer los misterios que entrañan las arcas del Principado, tras tres décadas de totalitarismo y sectarismo, nadie sabe lo que puede hallarse al revisar las cuentas. Evidentemente, la experiencia de un estadista como el presidente de Foro Asturias es imprescindible para no asumir un estado de cuentas sobre el papel, sin revisión independiente de las mismas.

Por eso no son de extrañar las declaraciones del secretario de organización del PSOE, cuando ha dicho que la victoria de Cascos supone la entrada de la extrema derecha en España. Evidentemente, el derechazo de Cascos, si es verdad que ha tumbado al PSOE, y también a su antiguo partiodo, el PP, al mismo tiempo y de un solo golpe, eso sí es cierto, pero decir que el pueblo asturiano ha votado a la extrema derecha porque no ha votado al PSOE e IU como siempre, es faltarle al respeto a cerca de 300.000 asturianos que han decidido no votar a la izquierda.

Cabe preguntarse que concepto de la democracia tiene el PSOE cuando desde sus filas se hacen estas declaraciones, cuando han perdido las elecciones y ya no se encuentran en el poder. Por cierto las mismas declaraciones que se hacían antes de las elecciones. Lo que está claro es que el pueblo asturiano, con la libertad que le quedaba, tras la asfixia totalitaria a que le ha sometido el socialismo ha decidido en la primera ocasión que ha tenido librarse de los que no dan explicaciones de por qué los miembros de su gobierno han terminado en la cárcel.

Una pregunta que cabe hacerse es cuanto tiempo tardarán los que hoy abandonan las prebendas del poder en salir a la calle para protestar por que han perdido las elecciones, fundamentalmente cuando comiencen a salir los datos reales sobre su gestión económica en el Principado, pero con una gran pancarta pidiendo al próximo gobierno todo lo que ellos no han hecho durante los últimos treinta años.

Aunque no va a resultar fácil la tarea que Cascos tiene por delante, con una administración pública que está plagada de todos los cargos que se han apalancado por tener carnet socialista en los mejores puestos durante los últimos treinta años, desplazando de la libre competencia a otros más capacitados, la remodelación que viene tiene atemorizadas a las plantillas socialistas de la administración pública asturiana.

Al fin, corren malos tiempos para la lírica del puño que asfixia la rosa, no sólo a lo largo de España, sino también en Asturias. Como decía Zapatero a sus rivales en las elecciones del 2007 "hay que acostumbrarlos a que estén fuera del poder", se lo han ganado a pulso. Como decimos en esta tierra: por San Martín, a esconderse.

Biante de Priena

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