Aprovechando las 1812 entradas de este blog, y anunciando que el próximo 1 de febrero de 2008, a las 12 de la mañana, en la Puerta del Sol de Madrid, se celebrará una concentración para recordar que en Cuba llevan 50 años soportando la dictadura Castro, es una buena ocasión para plantearnos definitivamente que es lo que se puede hacer en España, cuando asistimos cada día a esta representación esperpéntica que nos ofrece La Moncloa, con este país dirigido por un sanedrín de idiotas que han secuestrado la inmensa mayoría de los medios de comunicación para contarnos su verdad, la única posible y recomendable, en esta tiranía en la que han encarcelado el pensamiento de los españoles. Once millones de desamparados envidiosos que pretenden destruir lo existente porque no les ha favorecido, o porque no quieren perder el favor de los poderosos, no es España, ni mucho menos.
Serviles en España siempre los ha habido, con Franco y con Zapatero, pero nuestra nación no es una reunión folclórica de frikis en la pantalla de televisión, no es Almodóvar y Pe, no es Bardem y el No a la guerra, no es Victor Manuel y la SGAE, no es la banda de la ceja y la subvención.
Tampoco es España, Ibarretxe y Carod Rovira, ERC y DM3-Askatasuna o el BNG, ni el sometimiento a Educación para la Ciudadanía, ni el Nunca Mais, ni la prohibición de nuestro idioma a nuestros hijos.
España es lo común y compartido, lo ordinario y normal. Lo extravagante y lo extraordinario jamás puede ser lo nuclear, porque esa España es residual y arbitraria, y sin embargo ha dominado el ámbito de la libertad, ha ocupado el espacio del mensaje, ha tomado el poder por las urnas y las mentiras, y se ha expandido por los altavoces de los medios de comunicación como una consigna, como una orden, para hacer un estado a la medida de los intereses y beneficios personales de los políticos y sus protegidos.
España es mucho más, es la historia y es la cultura, es nuestro idioma, es la civilización y no su cuestionamiento, es lo que somos y es el futuro, pero desgraciadamente, no el presente. Y fundamentalmente, España somos los españoles, diversos y plurales, nunca sometidos, críticos e irónicos, radicales e indómitos, hartos siempre de los políticos, dispuestos a vender nuestra alma por una proposición de entusiasmo, prestos a dejarnos la vida en una batalla justa, contra la opresión y los privilegios, contra todos los poderes, contra cualquier espabilado que se quiera aprovechar de engañarnos, como el Presidente Rodríguez Zapatero, sin ir más lejos, disfrazado en su bondad pacifista, que ha traído más problemas a nuestro país en cinco años que todos sus precedentes democráticos juntos. En España ya hemos vivido los españoles afrentas de los políticos y los reyes, y las hemos resuelto, para volver a comenzar, otra vez, siempre reiniciando el camino, porque el poder acumula a los peores, contra los mejores. Hay ocasiones en que es necesario resetear para descargar lo parasitario.
Y siempre que España resurge, un liberal español estará allí, más bien muchos, como las cabras que guían a las ovejas ante el abismo, para recordar que la rebelión no es un accidente, sino una consecuencia. Es hora de tomar el espacio de la libertad, es hora de que en cada lugar, real o virtual, se respire en libertad contra la dictadura del pensamiento único, de lo políticamente correcto, y el 1 de febrero, aprovechando que Cuba en 1898 fue la herida que desangró nuestra historia, gracias a los norteamericanos que hoy representa Obama, es hora de tomar la calle, que se vea que en España hay españoles, y no borregos que esperan en el pesebre la cebada de los 400 euros concedidos que nunca llegaron.
España es de los ciudadanos, ¿a qué tenéis miedo españoles, a qué tenéis miedo?. Vamos a mostrarle a los opresores lo que somos, vamos a quitarnos de encima esta costra mugrienta que representan los que se aprovechan de representarnos, para imponer su criterio.
No permitamos que destrocen aún más lo que hemos sido, haciéndonos ser lo que no somos, para evitar que seamos coherentes y conscientes, para convertirnos en borregos seducidos por la mendacidad, la limosna del poderoso, y el aniquilamiento de nuestra identidad; para convertirnos en siervos, en esclavos de sus delirios.
Vamos hacia los cuatro millones de parados, hacia la ruina, y los mequetrefes que ocupan el poder no serán capaces de sacarnos del atolladero en el que nos encontramos, gracias a los sindicatos, a los políticos de la izquierda y la derecha, a sus intenciones de dominio.
Es hora de poner a nuestra nación en primer lugar, se lo debemos a nuestros padres y a nuestros hijos, que en ningún lugar, real o virtual, se deje de saber que hay un español en pie, para unirse con otros y romper el destino que nos han organizado. Ahora, es el momento para reconquistar la libertad, más tarde será imposible.
Rompamos a patadas el ataud mediático, político y fiscal en el que pretenden enterrarnos vivos. Seamos iguales, unidos una vez más, y eternamente libres. Es hora de dar la cara y romper el yugo, es hora de volver a casa desde el viaje a ninguna parte en el que nos han embarcado, de ser lo que realmente somos, nada más y nada menos.
¡Abajo los impostores!. ¡Viva Torrijos!. ¡Viva La Pepa!. ¡Viva España!.
¡Sin libertad no hay futuro!.
Biante de Priena
Serviles en España siempre los ha habido, con Franco y con Zapatero, pero nuestra nación no es una reunión folclórica de frikis en la pantalla de televisión, no es Almodóvar y Pe, no es Bardem y el No a la guerra, no es Victor Manuel y la SGAE, no es la banda de la ceja y la subvención.
Tampoco es España, Ibarretxe y Carod Rovira, ERC y DM3-Askatasuna o el BNG, ni el sometimiento a Educación para la Ciudadanía, ni el Nunca Mais, ni la prohibición de nuestro idioma a nuestros hijos.
España es lo común y compartido, lo ordinario y normal. Lo extravagante y lo extraordinario jamás puede ser lo nuclear, porque esa España es residual y arbitraria, y sin embargo ha dominado el ámbito de la libertad, ha ocupado el espacio del mensaje, ha tomado el poder por las urnas y las mentiras, y se ha expandido por los altavoces de los medios de comunicación como una consigna, como una orden, para hacer un estado a la medida de los intereses y beneficios personales de los políticos y sus protegidos.
España es mucho más, es la historia y es la cultura, es nuestro idioma, es la civilización y no su cuestionamiento, es lo que somos y es el futuro, pero desgraciadamente, no el presente. Y fundamentalmente, España somos los españoles, diversos y plurales, nunca sometidos, críticos e irónicos, radicales e indómitos, hartos siempre de los políticos, dispuestos a vender nuestra alma por una proposición de entusiasmo, prestos a dejarnos la vida en una batalla justa, contra la opresión y los privilegios, contra todos los poderes, contra cualquier espabilado que se quiera aprovechar de engañarnos, como el Presidente Rodríguez Zapatero, sin ir más lejos, disfrazado en su bondad pacifista, que ha traído más problemas a nuestro país en cinco años que todos sus precedentes democráticos juntos. En España ya hemos vivido los españoles afrentas de los políticos y los reyes, y las hemos resuelto, para volver a comenzar, otra vez, siempre reiniciando el camino, porque el poder acumula a los peores, contra los mejores. Hay ocasiones en que es necesario resetear para descargar lo parasitario.
Y siempre que España resurge, un liberal español estará allí, más bien muchos, como las cabras que guían a las ovejas ante el abismo, para recordar que la rebelión no es un accidente, sino una consecuencia. Es hora de tomar el espacio de la libertad, es hora de que en cada lugar, real o virtual, se respire en libertad contra la dictadura del pensamiento único, de lo políticamente correcto, y el 1 de febrero, aprovechando que Cuba en 1898 fue la herida que desangró nuestra historia, gracias a los norteamericanos que hoy representa Obama, es hora de tomar la calle, que se vea que en España hay españoles, y no borregos que esperan en el pesebre la cebada de los 400 euros concedidos que nunca llegaron.
España es de los ciudadanos, ¿a qué tenéis miedo españoles, a qué tenéis miedo?. Vamos a mostrarle a los opresores lo que somos, vamos a quitarnos de encima esta costra mugrienta que representan los que se aprovechan de representarnos, para imponer su criterio.
No permitamos que destrocen aún más lo que hemos sido, haciéndonos ser lo que no somos, para evitar que seamos coherentes y conscientes, para convertirnos en borregos seducidos por la mendacidad, la limosna del poderoso, y el aniquilamiento de nuestra identidad; para convertirnos en siervos, en esclavos de sus delirios.
Vamos hacia los cuatro millones de parados, hacia la ruina, y los mequetrefes que ocupan el poder no serán capaces de sacarnos del atolladero en el que nos encontramos, gracias a los sindicatos, a los políticos de la izquierda y la derecha, a sus intenciones de dominio.
Es hora de poner a nuestra nación en primer lugar, se lo debemos a nuestros padres y a nuestros hijos, que en ningún lugar, real o virtual, se deje de saber que hay un español en pie, para unirse con otros y romper el destino que nos han organizado. Ahora, es el momento para reconquistar la libertad, más tarde será imposible.
Rompamos a patadas el ataud mediático, político y fiscal en el que pretenden enterrarnos vivos. Seamos iguales, unidos una vez más, y eternamente libres. Es hora de dar la cara y romper el yugo, es hora de volver a casa desde el viaje a ninguna parte en el que nos han embarcado, de ser lo que realmente somos, nada más y nada menos.
¡Abajo los impostores!. ¡Viva Torrijos!. ¡Viva La Pepa!. ¡Viva España!.
¡Sin libertad no hay futuro!.
Biante de Priena