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jueves, 9 de octubre de 2008

Adios, Mister Marshall

El origen de la crisis

Según cuentan los expertos, parece que la crisis económica que estamos viviendo proviene de la laxitud crediticia de los bancos norteamericanos, otros dicen que se debe a la pujanza de los mercados emergentes asiáticos, otros a la volatilidad de los precios del crudo, sin olvidarnos de los que, siguiendo la escuela estoica, nos hablan del consumo exacerbado y furioso de los ciudadanos que habitamos en países occidentales, pero también otros dicen que es consecuencia de la incorporación al consumismo de los países no occidentales. Los expertos no se ponen de acuerdo, por qué posiblemente sean muchos los factores explicativos.

Las numerosas hipótesis sobre el origen de la crisis económica mundial convergen al fin en lo que se ha denominado en su conjunto como Resistencia del Mercado a la Globalización, que en realidad es una expresión de la inadecuación política de las instituciones disponibles y de ausencia de inteligencia y generosidad de los dirigentes políticos mundiales, para establecer un mercado global que pudiera ser beneficioso para todos, algo bastante improbable, por cierto. La codicia lo impide.

Los sistemas financieros, las grandes corporaciones, las estructuras productivas internacionales no se han ajustado como se esperaba a la demanda de los consumidores: hay más oferta que demanda, lo que conduce a un abaratamiento de los precios, incluso por debajo del valor real de los bienes.

Era de esperar que esto ocurriera, porque la incorporación de la tecnología a la industria, la mejora en las comunicaciones, internet, el abaratamiento del transporte, la inmensa y barata mano de obra asiática, las deslocalizaciones, el GATT, y todas esas cosas, nos han llevado a una situación en la que, por ejemplo un ordenador, un coche, un electrodoméstico, deja una ganancia diez veces menor que hace tres o cuatro años. Y como no se venden estas cosas todos los días, la demanda se encoge, mientras que la oferta no ha dejado de crecer, y hasta que la demanda de los países no occidentales no comience a tirar de la economía, para lo que quedan años, veremos como se desmantela el sistema de mercado ante nuestros ojos, pudiendo hacer poca cosa por evitarlo. Somos menos ricos de lo que se esperaba, o tal vez menos derrochadores. Consecuencia, grandes stocks que esperan comprador, y seguirán esperando.

Por otra parte, la economía occidental soporta un Estado del Bienestar inflado, en el que la producción se ha reducido extraordinariamente, sin que haya afectado prácticamente a los ciudadanos que han pasado del trabajo al ocio obligatorio. La esperanza de vida ha crecido, gracias a la mejor alimentación y los servicios sanitarios, y cada día hay más pensionistas que cobran sus merecidas pensiones, por otra parte la fertilidad de las sociedades occidentales ha disminuido considerablemente, con lo que la pirámide de edad se ha invertido, y si no fuera por la llegada de inmigrantes mal íbamos a tener sostener el sistema de seguridad social.

Las causas de la crisis en España

Hay elementos de la crisis que compartimos con el resto de economías occidentales, sin embargo, hay otros peculiares que se presentan exclusivamente en nuestro país y tal vez en las democracias mediterráneas.

Independientemente de los aspectos peculiares de nuestra economía, todavía inmersa en el subdesarrollo en comparación con nuestros vecinos del norte, extraordinariamente apoyada en la estacionalidad turística, y adherida a la cultura de los pelotazos inmobiliarios, con nuestra eterna balanza comercial deficitaria, y con la ausencia de productos competitivos, tanto por la baja competitividad como por la innovación reducida y acomodada. Aquí los servicios sobrepasan con creces a los bienes producidos, más bien producimos males. La demanda interna es bastante inelástica y la externa, lo dicho en nuestra balanza comercial, nos lleva perpetuamente al déficit.

Creo que la principal causa de la crisis, y no voy a pedir disculpas, es el bajo nivel intelectual de los políticos que rigen nuestros destinos, la baja formación específica y general, la incompetencia supina, y la soberbia petulante en la que desarrollan sus gestiones. Unido a la excesiva penetración y contaminación de la vida pública por parte de la política y los políticos. ¿Qué no es político en nuestro país?.

Unido a los rancios decursos de la burguesía española que no se ha incorporado todavía a Europa, y la economía de supervivencia de los trabajadores más improductivos, unido al exceso de sueldo extravagante de los más productivos, hablan de nuestra competitividad, la más baja de Europa.

España se ha convertido en un país que invierte en el exterior, especialmente en las economías emergentes de Latinoamérica, y en menor grado en los países del Este de Europa y en las economías asiáticas. Sin embargo, en el 2006 la desinversión extranjera en nuestro país fue la mayor del mundo, por encima en números totales de la de los Estados Unidos con cinco veces nuestra población, y un PIB muy superior.

El gasto público se ha incrementado considerablemente con el Gobierno de Rodríguez Zapatero, lo que en principio no es malo, pero el problema es que no se puede esperar que la economía pública cada día suponga más cuota de la total, que la economía del Estado compita en desigualdad de condiciones con la del mercado, que es lo que está ocurriendo en nuestro país, por qué los políticos no tienen otro criterio para invertir que el de incrementar el negocio alrededor de lo público y en detrimento de lo privado, para volver a triunfar en las próximas elecciones. Recuerden ustedes la inmortal frase de aquella ministra diciendo que el dinero público no era de nadie, para enmarcarla en la lápida de nuestro futuro. Pero esta estrategia de utilizar los recursos públicos sin otro interés que el de la perpetuación política, no es patrimonio exclusivo de la izquierda, ahí tienen ustedes al Alcalde de Madrid, que en la última legislatura ha pasado de tener una deuda por habitante menor que la de otras capitales españoles a duplicarla. Un buen gestor no hace esas cosas, y menos con el interés personal de promocionarse a sustituto de Zapatero.

En fin, todo lo anterior no tiene otra vocación que la de expresar a nuestros lectores que en España, además de la crisis económica tenemos una grave crisis política, con gente muy mediocre ocupando cargos, puestos, y representaciones que no les corresponden y además cobrando por ello mucho más de lo que se merecen. Eso también es inflación, política, pero al fin y al cabo inflación, posiblemente la peor, porque ni tenemos recursos económicos para resolver los problemas que se presentan, ni recursos políticos que nos permitan obtener los recursos económicos. Fíjense ustedes en el señor José Blanco, "el azote de Bush" decidiendo en que se gastan millones de euros.

Como salir de la crisis en España

Para salir de la crisis económica en España es imprescindible subir los impuestos, y reducir los gastos, y el ilustre ocupante de La Moncloa, decidirá exactamente lo contrario, incrementar el gasto y reducir los impuestos, con lo que va a retrasar nuestro país diez años de evolución natural, o tal vez más.

Los Estados Unidos están en crisis, el euro ya está a 1,36 dólares, el petróleo a 81 dólares, en cierta forma la economía europea está obligada desde el Plan Marshall a echar una mano a la maltrecha economía hoollywoodiana norteamericana, en la que conseguir un crédito hasta ahora era tan fácil como comerse una hamburguesa, y lo peor no es que haya sido así, sino que los norteamericanos están acostumbrados a vivir por encima de sus posibilidades gracias a esos créditos y no van a cambiar fácilmente en sus costumbres.

España no recibió un dólar del Plan Marshall, pero ahora, por pertenecer a la Unión Europea estamos obligados a apuntalar la economía norteamericana, y además, nadie va a agradecérnoslo, porque tenemos un Presidente que es un rompehuevos mesiánico, que pretende competir con su pacifismo de parvulario con la estrategia armamentística de los norteamericanos en la que fundamentan su economía, sólo había que ver cuanto tiempo del debate celebrado ayer entre McCain y Obama dedicaron a hablar de armas y soldados, para comprender lo incrustado que tienen los norteamericanos el concepto de seguridad en sus cerebros.
España está condenada con Zapatero a ir perdiendo posiciones en el ranking mundial de la economía, tal vez con Rajoy también lo estuviera, no tengo claro que esté a la altura de lo que se precisa y me parece que más bien se ha ahormado a la inanidad gubernamental. Otra cosa era ese señor de Endesa, Manuel Pizarro, al que Solbes, con un parche en el ojo, como los piratas clásicos, le decía que ¿qué sabrá usted de economía?. Valiente petimetre está hecho Solbes.

Creo que el señor Pizarro, junto con el señor Rato, si estarían a la altura de resolver los problemas económicos de España de forma inmediata, pero en vez de soluciones, tendremos más problemas con las SS de Solbes y Sebastián, y la Z, del pacífico bienhechor de la humanidad. No nos queda nada que sufrir, quien nos verá con un pañuelo en la mano despedir a Zapatero y a Pepiño Blanco, el día que se vayan a buscar a Mr. Marshall para que arregle lo que han estropeado, y preguntando en que equipo de la liga americana de baloncesto está jugando ahora.


Biante de Priena

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