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lunes, 28 de julio de 2008

La noción de Cataluña y el No Nacionalismo

“…lo que iba aconteciendo en mi propio entorno me recordaba lo que algunos escritores alemanes cuentan de la lenta y sinuosa implantación del nazismo en su país”.

“Adiós Cataluña”. Albert Boadella.

Recapitulemos. El mayor dilema político de Cataluña es la noción, no la nación. Los nacionalistas se han juramentado en la implantación de una noción común de lo que es ser catalán, sin darse cuenta de que ser administrativamente catalán o no serlo sigue dependiendo de las dos formas tradicionales de adquisición de una identidad política: la natural, por haber nacido en Cataluña, y la adscripción, por vivir en Cataluña y sentirse “voluntariamente” catalán.

Pero esto no es suficiente para el nacionalismo catalán, porque hay ciudadanos nacidos en Cataluña que se sienten españoles, y hay otros que a pesar de vivir durante largos años en esta comunidad siguen sin sentirse catalanes. Por eso el nacionalismo requiere un criterio selectivo más refinado que los naturales o adquiridos, un criterio artificial y artificioso que convenga a sus intereses.

La “codificación del catalanismo” es el criterio de selección para ser reconocido como catalán, porque es catalán aquel que se codifica a sí mismo como catalán, piensa, se siente y ejerce exclusivamente como catalán; ser catalán o no serlo es el criterio administrativo más importante por el que pueda ser definido un ser humano en Cataluña, de lo que depende vida y obra, por eso la noción de Cataluña en su interpretación nacionalista debe estar bien incrustada en cada uno de los catalanes, porque es el paso imprescindible para lograr la independencia de Cataluña del resto de España, que los catalanes “no se sientan españoles”.

Para lograr este objetivo se ha iniciado hace treinta años un genocidio cultural de lo español en Cataluña, partiendo del victimismo de la persecución del catalán por parte del franquismo –como ETA exactamente hace con lo vasco-, hasta llegar a la erradicación de la enseñanza en español a los niños que viven en Cataluña. El nacionalismo, utiliza las instituciones públicas y privadas para implantar su doctrina nacionalista, mientras el socialismo catalán apoya y abunda esta política por pura rentabilidad electoral y económica. El PSC abandona el PSOE para abrazar el nacionalismo que le puede dar mejor de comer, al igual que el PSE hace en Euskadi o el PSGA hace en Galicia.

El motivo principal del anhelo de independencia que ejerce el nacionalismo en Cataluña es exclusivamente económico, porque esta comunidad que se ha enriquecido fundamentalmente desde la segunda guerra mundial (con sus veleidades con los nazis), tras haber aprovechado la coyuntura de neutralidad de España, y sus excelentes condiciones tecnológicas y de proximidad a Europa, ahora pretende ejercer el “derecho a la diferencia” con el resto de los españoles que han contribuido a esa riqueza tanto con su trabajo en Cataluña como con su producción y consumo en Cataluña y en el resto del territorio nacional, pero también por no haber establecido ningún tipo de competencia de otras comunidades españolas con los sectores más productivos y competitivos de Cataluña.

Mal que les pese a algunos, el franquismo no estableció ninguna traba económica singular en Cataluña que no hubiera establecido en el resto de España, al contrario, precisamente esta comunidad fue la que más creció con el “desarrollismo”. Si hoy Cataluña es más rica que otras comunidades españolas es por qué fue más beneficiada económicamente por la dictadura franquista, por el capital de industrias españolas y por la fuerza de trabajo que inmigró a su territorio para tirar de su economía industrial. En definitiva, si Cataluña hoy es más rica que otras comunidades, no es a pesar de España, sino gracias a ella.

EL NO NACIONALISMO

El triunfo político del nacionalismo catalán en Cataluña y en España no se debe exclusivamente a los aciertos de los partidos nacionalistas catalanes, CIU y ERC, ni siquiera al apoyo del PSC a sus presupuestos, o la connivencia del PPC en su “oposición formal”; hay un ingrediente imprescindible para que las tesis nacionalistas hayan salido y sigan saliendo adelante que es la existencia del no nacionalismo y sus notorios representantes.

El no nacionalismo en Cataluña es una ideología política diversa, fragmentaria y sinuosa que se fundamenta en un principio: la negación del nacionalismo, tanto a los catalanistas como a los españolistas.

Las tesis no nacionalistas comparten el mito catalanista de expropiación del franquismo, del “hecho diferencial catalán”, y de la opresión-imposición de lo español en Cataluña en otras épocas. El no nacionalismo es una regresión al nacionalismo catalán de los años 70 del pasado siglo, cuando Raymon cantaba “Al vent” y LLuis Llach “La estaca”, cuando Boadella era aún un amigo de los catalanes, y cuando Barcelona era la proa intelectual de España.

El no nacionalismo es la frustración romántica de los que se enfrentaron al franquismo por Cataluña, de los que se sintieron estafados por el PSC cuando abrazó el nacionalismo para sobrevivir, de los que no han participado suficientemente del reparto de dividendos de la lucha política, y de los que se consideran con derecho a ocupar las riendas del poder en Cataluña para dirigirse a un escenario de convivencia normalizado con el resto de España. Pero el no nacionalismo catalán, es catalán antes que español, porque comparte con el nacionalismo el criterio del “hecho diferencial” y no considera que los catalanes sean unos españoles más, en todo caso, se consideran más bien unos europeos distinguidos.

Todos los movimientos de oposición al nacionalismo en Cataluña, tanto políticos como sociales, han fracasado precisamente por el no nacionalismo y los no nacionalistas, y el Partido Popular no ha levantado cabeza en Cataluña, ni la levantará, por la misma razón, porque los no nacionalistas han ocupado y ocupan el lugar de los españoles en la lucha por sus intereses en Cataluña.

Los no nacionalistas catalanes son el dique de contención de lo español en Cataluña, y sirven a los intereses culturales, políticos y sociales de los nacionalistas catalanes, porque en realidad son no nacionalistas españoles, pero “se sienten profundamente catalanes” aunque hayan nacido en Iznajar o Fermoselle.

Decía un refrán castellano que “es de bien nacidos ser agradecidos” y los que no son “bien nacidos” esperan alcanzar la carta de naturaleza, como cualquier inmigrante, siendo muy agradecidos a quien les ha dado y les da de comer, por eso el nacionalismo catalán y la versión socialista catalana, dan preferentemente de comer, cada día más, a la gente que defienda su “noción de Cataluña”.

Por esto ha fracasado Ciutadans, y está fracasando UPyD en Cataluña –mostrando que UPyD también es no nacionalista y lo de defender España es simple propaganda para obtener más votos-, por eso han fracasado todas las asociaciones cívicas y culturales en defensa de lo español en Cataluña, y seguirán fracasando, mientras no se erradique de sus filas a los “no nacionalistas” que son el auténtico cáncer de lo español en Cataluña.

Aprovecho esta ocasión para anunciar la constitución de la Asociación Ciudadanos en la Red, que luchará por la defensa de lo español en Cataluña, especialmente con las víctimas más inocentes de esta barbaridad cultural que es la inmersión lingüística en catalán de ciudadanos españoles convencidos, y en la que no tendrán cabida los no nacionalistas, pero sí todos los españoles de buena voluntad que tengan interés en que la cultura española no desaparezca de Cataluña.

Por lo que comunicamos a nuestros amigos Rivera, Robles, Domingo, Carreras, Espada, Sémur, Barbat, March, Ovejero, Azúa, entre otros muchos, que aparten sus “delicadas manos no nacionalistas" de nuestro proyecto.

La Asociación Ciudadanos en la Red ha nacido en Cataluña y es española.

Enrique Suárez Retuerta

Presidente "en funciones" de la Asociación Nacional de Ciudadanos en la Red




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