Hace años se denunció en este blog que la casta política,
sindical, financiera, estaba esquilmando España. Hablar de casta por entonces
era considerado por la mayoría de lectores como una exageración, tal vez haya
sido un término demasiado leve para calificar lo que está ocurriendo en este
país. Más que casta, creo que deberíamos hablar de mafia, modelo de organización
delictiva, para referirnos a partidos políticos, sindicatos, instituciones
ocupadas por la casta en la justicia y el poder político y administrativo, y
cajas de ahorros desfalcadas por toda la corte de los milagros que buscaba hacerse rica
mientras nos hacían pobres a los españoles.
Hace años se dijo que toda esta purria de cenutrios con
acceso al dinero público que no es de nadie, denunciada como corrupta por representarse
a sí mismos, sus intereses, y los de sus
familiares y amigos, nos acabaría llevando a la ruina y la miseria.
Hace años denunciamos que este régimen era una kakistocracia:
los peores gobiernos con las peores políticas en los peores momentos. La
izquierda apoyada por una muchedumbre gritona que vivía del pesebre (oclocracia)
y la derecha apoyada por grandes corporaciones que imponían su voluntad
corrupta al poder político (plutocracia). Como decía Polibio en su Historia, la
democracia degenera de numerosas maneras, pero cuando lo hace tarda en
recobrarse generaciones de su degeneración.
Hace años denunciamos todo lo que está ocurriendo ante los
lectores de este blog, primero al PSOE y su gobierno sectario depredador de
recursos públicos, después al PP y su gobierno cavernario de ladrones discretos. Hace años que no sabemos nada de la democracia en España, ni siquiera
de la libertad en la política, pues todos los que habitan el Congreso, Senado,
Parlamentos Autonómicos y Ayuntamientos del 90 % del país están implicados en
casos de corrupción.
Hemos pasado de que la corrupción fuera una extravagancia a que sea la normalidad, por el camino nos hemos endeudado en un billón de euros, hemos condenado a la miseria a seis millones de parados y tenemos un déficit público que no permite que levantemos cabeza porque el Estado y las Administraciones Públicas se llevan más dinero del que genera nuestra economía, después de haber subido los impuestos más que ningún país de Europa y habiendo empobrecido a todos los españoles en más de un 30 %, dejando a algunos sin nada.
Hemos pasado de que la corrupción fuera una extravagancia a que sea la normalidad, por el camino nos hemos endeudado en un billón de euros, hemos condenado a la miseria a seis millones de parados y tenemos un déficit público que no permite que levantemos cabeza porque el Estado y las Administraciones Públicas se llevan más dinero del que genera nuestra economía, después de haber subido los impuestos más que ningún país de Europa y habiendo empobrecido a todos los españoles en más de un 30 %, dejando a algunos sin nada.
Mi pregunta tras todos estos años de seguimiento de la deriva
de la política española es sencilla: ¿se merece el sacrificio que los españoles
estamos sufriendo una casta que se ha convertido en el primer agente depredador
de nuestro bienestar, en nombre de la democracia y la ley, y a su pesar? Soy de los que
piensa que no, ni mucho menos, a mí el PP y el PSOE me importan una mierda, ya
deberían haberse disuelto, igual que los sindicatos CCOO y UGT, los partidos
nacionalistas y esas formaciones estalinistas que son IU y UPyD . Los consejos
de administración de las Cajas de Ahorros deberían estar en la cárcel, al igual
que los gobiernos autonómicos implicados en casos de corrupción, que son casi
todos. Lo mismo para alcaldes y concejales de ayuntamientos de los pelotazos. Y
Mariano Rajoy debería irse para su casa, porque ya no puede representar ni a
España, ni a los españoles, porque se ha mostrado igual de enemigo de los
intereses comunes de este país que lo fue Rodríguez Zapatero, que ya debería
estar en la cárcel, preparando la llegada de su sucesor.
Así no podemos salir adelante en este país, cuanto más
tardemos en derrocar a la casta, más crecerá la deuda, el déficit y el paro,
más difícil tendremos solucionar nuestros problemas y más ocultarán todos estos
mafiosos sus delitos con el beneplácito de la justicia impuesta por ellos que
les ampara, como el Fiscal General del Estado y buena parte de las más altas
instancias de la magistratura de este país.
Es hora de reflexionar para actuar en consecuencia.
Enrique Suárez