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jueves, 26 de junio de 2008

PODEMOS!!



Enhorabuena España, y nuestras condolencias a los rusos (Carodisky, Urkuyusof, Puigcercosinsky, Ibarretxilich, Antichnovich, Touriñevich y Montillanov).

Nasdarobia!!


Español, suplícale a Zapatero que no acuda a la final.

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AP.PARELLS!!

Manifiest Nibey Se


Cumpañè, dona apoll al Manifiest Nibey Se.
Al Manifiest Nibey Se serbech tanpar la yuita contra als naçis compar dunà apoll ala nostra gluriosa salacsiò.
Es un brev manifiest.
Un sol punt, una sola palabra:

AP·PARELLS !!

Es un grit ca sur da lu mes prufon dal curasò, un grit parla yibartat.

Cultura, lengua y libertad

Una entrega más desde el solipsismo contra el inane Manifiesto por una Lengua Común.

Por insistir no será. Partiendo del aserto de que la lengua o el idioma español no forman parte de la política, sino de la cultura, no puedo compartir los principios esgrimidos por el Manifiesto por una Lengua Común, porque define la realidad de forma inadecuada.

Si hay problemas con el español, es porque se ha utilizado la lengua como herramienta estratégica en las comunidades nacionalistas para conseguir sus particulares objetivos políticos. Se ha consentido desde el Estado que esto ocurra, se han establecido acuerdos entre los partidos nacionales y los nacionalistas para facilitarlo. Pero la política nada tiene que ver con la lengua, la lengua pertenece al ámbito de la cultura, como la misma política. Si tuvieran claro los que nos representan que la política es cultura, pero que la cultura no es política, no habría pasado nada, pero no lo saben, porque llegan a sus puestos sin exámenes del nivel C de cultura.


La lengua no es un problema político, el problema es "la utilización de la lengua con intereses políticos", insisto.

En la Asamblea Francesa, hace unas semanas se produjo un problema con las lenguas menores que hay en el territorio francés, pues algunos ilustres políticos querían incluirlas como elemento de identidad en la Constitución, e inmediatamente la Academia de la Lengua Francesa puso el grito en el cielo expresando de forma taxativa que: "la lengua de la República es el francés". Más tarde, la Asamblea Francesa revocó por unanimidad la "boutade", excluyendo el incorporado párrafo "nacionalista" de la Constitución. Aunque el Gobierno de Sarkozy ya había dicho que no lo daría de paso.

El planteamiento del "Manifiesto por una Lengua Común" es erróneo de raíz, da igual que sus objetivos sean loables, es un bodrio, y aunque lo suscriban los 46 millones de españoles, seguirá siéndolo.

Uno de los artífices del liberalismo, F.A. Hayek lo expresó con claridad: "La coherencia sólo es posible si se aceptan principios bien definidos". El primer principio, y se ha visto en Francia, es que la lengua forma parte de la cultura, no de la política. Ha sido la Academia de la Lengua Francesa la que ha denunciado la aberración, y los políticos han respetado su criterio de autoridad lingüística, como ha de ser; en España esto ni se intenta porque si la RAE dice algo así, se reirían de los académicos, comenzando por la autoridad lingüística de la "miembra" del consejo de ministros que patrocina la igualdad de género.

El problema de la lengua en España es cultural, no político. La política utiliza la lengua para sus fines. El único vínculo que tiene en España la política con la lengua es el artículo 3 de nuestra Constitución, que proclama que la lengua oficial del Estado es el castellano. Nada más, y nada menos.

El auténtico problema de la política española es de cultura; el nivel cultural de nuestros representantes políticos es tan pésimo que no distinguen razón de ración, y así nos va. Y también es un problema cultural el de nuestros intelectuales, que pretenden una solución social, como es la reivindicación de una lengua común, cuando el problema es exclusivamente político, de incumplimiento de nuestra Constitución.

Pero claro, si el problema es político, entonces habrá responsables políticos y esto es lo que se ahorra el Manifiesto, para proteger a los verdugos del idioma español. Los políticos nos han arrebatado el idioma y la cultura, inventando una configuración del Estado a la medida de sus intereses, han erradicado hasta el idioma que nos unía, y nadie es responsable, ni los políticos que lo hicieron, ni los intelectuales que lo callaron, ni por activa, ni por pasiva.

El problema también es de libertad, porque en nuestro país no la hay, vivimos en un escenario de opresiones y violencias, y no en una democracia consolidada. Los nacionalistas oprimen a los españoles en sus comunidades no sólo con la lengua, sino con la laminación cultural de todo lo español, ahí tenemos a sus líderes solemnes deseando el triunfo de cualquier selección que no sea la española en la Eurocopa, para mostrar lo que quieren a sus compatriotas de facto.

La cuestión relevante es que hoy en Galicia, Baleares y Cataluña, la erradicación de nuestro idioma la están haciendo las filiales del PSOE, que precisamente es el partido que gobierna España. Es decir, el PSC, el PSGa, y el PSBa, y el PSE, contribuye en Euskadi a la cuestión, y el PSNa en Navarra. ¿Puede haber mayor incoherencia o es coherencia?.

El manifiesto por una lengua común, en realidad, es un asidero para el PSOE que le ofrece UPyD, al que se ha adherido el PP de las inteligencias ausentes, y numerosas formaciones cívicas que defienden lo español. Pero el más grave error es volver a utilizar la política para resolver un problema de injusticia, un problema de equidad, una aberración sobrevenida por intereses exclusivamente electorales y coactivos.

Verá, señor Savater, en principio el español es mucho más que una lengua común de los españoles, es la lengua común de 460 millones de personas en todo el mundo. Y para su información, no es un bien democrático, porque también se usaba en el franquismo con finalidades políticas. La lengua castellana, el idioma español es un bien cultural, histórico, social, pero no es un bien político, no puede serlo.

Utilizar nuestro idioma como un bien de la democracia, es lo que precisamente ha permitido a los nacionalistas sus objetivos segregacionistas. La lengua no necesita la democracia para nada, pero si la necesitan los que quieren utilizar la lengua con intereses políticos.

Si en este país quedarán intelectuales auténticos, alguno tendría que decir que dejaran de ensuciar la lengua con sus políticas, de utilizar lo español para sus fines electorales. No respetan nada, ni los nacionalistas, ni los socialistas, ni los populares, ni los de UPyD. Y luego dirán que todo lo han hecho por el bienestar de los ciudadanos, y habrá que creérselo y firmar un manifiesto para elevarles a los altares laicos.

La lengua no es de los ciudadanos, los ciudadanos la usamos pero no nos pertenece, más bien nosotros pertenecemos a la categoría de los que la usan, el español no es de los españoles, nos hacemos españoles con el español, porque somos españoles lo hablamos, pero si mañana una bomba nuclear borrara España del mapa, el español seguiría existiendo porque no es un bien democrático de los españoles, es un bien cultural de todos los hispanos, trasciende nuestras fronteras, pero no es capaz de afianzarse dentro de ellas gracias a la política.

Así que dejen de engañarnos y busquen la solución en excluir la lengua de la política, no en introducirla aún más en el juego de sus intereses. La política de lo que tiene que ocuparse señor mío, es de las razones por las que no se cumple la Constitución Española en Euskadi, Cataluña, Baleares, y Galicia. Ese es el problema, no el español, ni los españoles, ni la lengua.

No hay una lengua común, señor mío, hay una comunidad, la hispana, con una lengua que le han usurpado los políticos en algunos lugares de España, exíjanse responsabilidades si quiere resolverse el problema, ahora mismo se está produciendo la opresión y nadie hace nada más que firmar manifiestos; con declaraciones de buenas intenciones hemos ido sobrados en los últimos treinta años, y no han servido para absolutamente nada.

¿Pero tan difícil es entender que no hay problema entre las lenguas que se hablan en España, sino entre políticos que utilizan la lengua como un arma estratégica para conseguir sus propósitos, oprimiendo a los ciudadanos?.


Biante de Priena

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