desde 2.006 en Internet

sábado, 20 de septiembre de 2008

La voz de su amo

"Tantas palabras escritas, sin una autocrítica siquiera, me ponen los pelos de punta; he aquí el pensamiento positivo, algo parecido a la recopilación de La Biblia. Creer o no creer, esa es la cuestión, y todo lo demás, bendiciones divinas."

Espinete

El privilegio de los miserables

Siempre que viajo por España acabo diciendo lo mismo. ¿Pero de dónde se sacan los nacionalistas la inexistencia de nuestra nación?. Y cuando leo algún libro relacionado con la construcción de nuestra gran nación, -en esta ocasión: “El trienio liberal” de Alberto Gil Novales, Siglo XXI, 1980- llego a la conclusión definitiva de que la perversión cultural nos acomete.

Con el idioma español, es decir la lengua castellana, ocurre otro tanto de lo mismo, ni en diez mil años agotarán su existencia los depredadores nacionalistas, ni la de sus habladores que se aproximan discretamente a los quinientos millones.

Siento envidia de los nacionalismos de otros países, los sobrios nacionalismos europeos, los vivos nacionalismos latinoamericanos, los ancestrales nacionalismos africanos o asiáticos, por no recordar los de Oceanía y algunas otras islas del Índico. Aquí tenemos nacionalismos zafios, bodrios políticos que consideran como derecho la imposición de la opresión a quienes no piensan como ellos, la implantación de sus privilegios ante todo, sobre todo, para todo.

Los nacionalismos se dividen en dos categorías bien diferenciadas, los que resultan rentables y los que resultan honorables; en España, desgraciadamente, sólo disponemos de “naciotraficantes”: quienes utilizan la defensa de naciones inexistentes para obtener inmensos beneficios materiales por medio de la extorsión política.

La legitimidad política que pudieran tener los nacionalismos españoles, en relación a las interpretaciones más favorables que pudieran realizarse, se disipa en el mismo instante en que se convierten en instrumentos económicos para distraer los presupuestos públicos del bienestar común a la hacienda particular de la construcción política de un futuro diferente, para delimitar territorios y acorralar a ciudadanos en su acotamiento singular de la realidad.

Cuanto recuerdan los nacionalistas españoles a Pablo Escobar y los carteles colombianos de la cocaína. Supuestos benefactores del pueblo, caciques enhiestos en la ignorancia de sus conciudadanos, que consideran el chantaje como una vía válida y legítima para alcanzar sus objetivos.

La globalización y los nacionalismos

La globalización es el enemigo máximo de cualquier nacionalismo, tanto de las naciones existentes como España, Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, o Portugal, pero los nacionalismos paletos y quejumbrosos de nuestro país consideran que lo primero es su emancipación de la nación española. ¿Acaso podrían sobrevivir económicamente sin comerciar con España?. Difícilmente, porque la mayoría de la producción que pueden exportar es de origen nacional español y nada tiene que ver con los nacionalismos, y ante cualquier peaje extraordinario se deslocalizarían de inmediato; pero eso no lo dicen nacionalistas, se lo callan, porque su interés no es construirse como unidades diferenciadas, sino diferenciarse dentro de España, convirtiendo en privilegios legítimos sus veleidades delirantes, gracias a unos políticos de ámbito nacional, que son en su conjunto, la caterva más ignorante que ha parido esta nación en toda su historia.

España, como nación política, goza de buena salud. Defender políticamente España, supone avanzar hacia una Europa política y económica, una próspera comunidad de diferencias existentes, reales, sin magnificaciones, ni histerias colectivas.

Definitivamente, la lucha secesionista, las segregaciones que imponen en sus supuestos territorios a todos sus ciudadanos que les mantienen en sus cargos públicos, los nacionalistas de última generación, es el mejor ejemplo de su anacronismo, utopía, y soberbia.

Europa imita a Suiza, siempre lo ha hecho, quizás el pueblo europeo con menos historia, pero el que mejor ha comprendido –después de la Grecia Clásica- que la democracia comienza por el respeto a sus ciudadanos, y no por su utilización como ganado electoral, al servicio de los intereses de los que aspiran a convertirse en la nueva élite, algo así como lo que hacen los socialistas en España.

Cuando alguien escriba estos nuevos episodios nacionales, que no se le olvide decir que hubo también un partido en la oposición, el Partido Popular, máximo responsable de lo que está ocurriendo en España, por no saber ocupar su sitio, por cambiar la oposición por la posición, por venderse a la construcción del mayor desatino de nuestra historia.

Entre todos los políticos no acabarán con España, pero sí harán que los que vivimos en esta época tardemos algo más en alcanzar el bienestar que nos corresponde, porque en este país todavía hay feudalismo cultural en los nacionalistas, feudalismo político en los socialistas, y feudalismo económico en la derecha.

Poder Ciudadano

Si los ciudadanos votáramos contra los políticos, si tuviéramos las agallas suficientes para hacer frente común, y exigir nuestros derechos, al tiempo que nuestra libertad, tal vez las cosas podrían cambiar mucho antes de lo que nos dicen. Pero eso depende también de la superación de la ignorancia y del miedo, costumbres en las que nuestro país ha crecido a lo largo de su historia. No ha habido revoluciones en España, porque somos un país de acomplejados serviles. Ni con Dios, ni contra Dios, ni con Rey, ni contra el Rey, hemos descollado, al igual que las acémilas recorren el camino de su vida con la albarda a cuestas, los ciudadanos de este país somos los únicos responsables de lo que nos ocurra, y mientras no tengamos conciencia de que no somos siervos, sino dueños de nuestro futuro, no habrá nada que hacer.

Las próximas elecciones europeas pueden ser una ocasión memorable para reducir el sistema político en el que vivimos en España a escombros.

Haré mi propuesta, una lista de ciudadanos, en las que los candidatos a las europeas sean elegidos por sorteo, hagamos cierto lo de que cualquiera puede ser elegido. Sólo colocando ciudadanos en la política sabremos que es lo que ocurre y podremos afrontarlo, porque los políticos han llegado a enmascarar absolutamente todo. El poder político debe ser controlada exhaustivamente por los ciudadanos, y la única forma es seguirlos de cerca, como en la Grecia Clásica, como actualmente en Suiza, todo lo demás es una pérdida de tiempro y de coherencia.

Es hora de que los ciudadanos demos la talla y seamos capaces de representarnos a nosotros mismos, ni los partidos clásicos -PP, PSOE-, ni las novedades -Ciutadans, UPyD-, lo van a permitir jamás. Los ciudadanos debmos ocupar el lugar que nos corresponde en la política sin intermediarios.

El poder es de los ciudadanos, cuando en una empresa se pilla de marrón a cualquiera de sus empleados se le despide, menos en la política, cuanto más meten la pata, más se fortalece en sus partidos a los ineptos. La democracia, en estas condiciones, ess un sistema perverso que eleva a la divinidad pública a los que tienen menos escrúpulos éticos.

La política en España sustituye al cristianismo y al franquismo de otras épocas, aprovecha sus canales de adocenamiento, la estructura caciquil, el miedo de los ciudadanos.

La democracia actual en España nos hace esclavos, no libres. No es democracia, sino una organización estratégica del poder para reducir la soberanía de los ciudadanos a privilegio de los miserables.

Biante de Priena

Enlaces Relacionados

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...