Ejemplo de lo pernicioso que puede ser un mandatario iluminado para un país lo tenemos reciente en España, no estamos los españoles para dar lecciones a nadie sobre el mal uso de la democracia, tras haber elevado a los altares de La Moncloa a un inepto como Zapatero, que no tuvo otra feliz idea que duplicar la deuda pública española en los últimos cuatro años, para que no se notara que no tenía ni pajolera idea de gobernar un país, mientras sus compañeros terminaban las operaciones de corrupción felizmente urdidas, a mayor gloria del socialismo y la justicia social.
Ya nos había advertido Carlo María Cipolla en “Allegro Ma Non Troppo” que de todas las especies humanas, la de los estúpidos era la más peligrosa, porque un malvado te engaña, pero no perjudica a la sociedad, perjudica al engañado, pero un estúpido empobrece a todos, sin remedio. Cada estupidez cometida por un estúpido, perjudica a todo el mundo, incluso a sí mismo. El estúpido es el que te engaña para perjudicarte, pero se perjudica también él, incluso más que tú.
Lamentablemente la República Argentina, con la decisión de nacionalizar YPF se ha convertido en el enésimo proyecto bolivariano de Iberoamérica, se ha degradado en este mundo globalizado y tiene mal pronóstico, porque ha abandonado la libertad para abrazar la autarquía. La decisión de la émula cutre de Evita es similar a la invasión de Las Malvinas de Galtieri, una operación para lavarle la cara a un régimen corrupto, al más puro estilo chavista. Hace una semana 39 paises, entre ellos los más avanzados, elevaron una queja oficial a la OMC -hecho insólito que no fue suscrito por China, aunque sí apoyado- por las prácticas autárquicas del gobierno argentino y su deriva delirante.
Las consecuencias para Argentina serán mucho más perjudiciales que para España, país que forma parte de la Unión Europea, y que a pesar de su precaria situación económica por las aventuras del profeta de la Alianza de Civilizaciones, ha cumplido con sus compromisos internacionales hasta ahora.
Viene a mi memoria la frase que pronunció el jefe de las fuerzas armadas británicas en la guerra de Las Malvinas: “Y aquí se verá si los argentinos son en realidad descendientes de los españoles la batalla será ardua y difícil para los nuestros, si en cambio lo son de italianos, la batalla se decidirá en cuestión de horas”, como así, efectivamente, ocurrió. Los españoles podemos vivir eternamente divididos, pero como nos sintamos engañados o estafados no perdonamos en la vida las afrentas.
No se pueden resolver los problemas internos apelando a los problemas externos, lo mismo vale para Cataluña que para Argentina. No siempre van a ser las equivocaciones ajenas y los aciertos propios. Si YPF no ha funcionado en manos de REPSOL, menos lo va a hacer con la nacionalización de Cristina, el ejemplo de Aerolíneas Argentinas es un precedente singular. El futuro de YPF es llenarse de funcionarios radicales y corrupción, que reducirán todavía más la producción y llevarán la compañía nacionalizada a la quiebra.
En un mundo global como el que vivimos no se pueden hacer nacionalizaciones, aunque los chinos te hayan ofrecido resolver los problemas de la deuda nacional si les abres las puertas de tu casa.
La china Cristina les va a hacer una muralla de descrédito a sus compatriotas que van a tardar décadas en derribar; que diferencia con sus vecinos de Brasil y Chile, que lo primero que han hecho es abrir las puertas de sus países a los países más civilizados y no a las tiranías económicas que les van a explotar eternamente, mientras cuatro pelaos autóctonos se forran con el juego del petróleo.
Cuando un mandatario de un país cualquiera piensa primero en sus propios intereses personales y los de su partido, que en los intereses de su país tiene los días contados en el poder, si lo sabremos en la España que nos dejó Zapatero, del que no se sabe desde hace meses ni el paradero.
Enrique Suárez