Manifestación 1 de Mayo de 2012. Madrid
Cada día lo llevo peor, estos representantes políticos que tenemos gracias a los votos que han recibido en las urnas, no se los merece nadie en un país civilizado. La democracia no puede servir exclusivamente para apartar del poder a unos inútiles para sustituirlos por otros igual de inútiles. Si los que se fueron fallaron en todo, los que están, haciendo lo que se debe hacer, no son capaces de liderar moralmente este país, ni de comunicar nuestra situación abiertamente, para que los españoles exijamos responsabilidades a los que nos han maltratado. Eso es imperdonable.
Hoy me he enterado de que Manos Limpias ha denunciado a Zapatero y Salgado, junto al Interventor General del Estado en los tribunales, por falsedad documental, avalado por los datos que ha presentado Eurostat. En realidad, no creo que sea la última denuncia que reciba la gestión gubernamental del contador de nubes, agazapado hoy en el silencio, desaparecido, sin dar la cara ante el país que dejó a los pies de los depredadores internacionales, quebrado, para que lo levanten los sufridos ciudadanos que gobernó. No se puede asumir tanta inmoralidad a nadie.
Hay que plantarle cara de una vez y para siempre a las cofradías sectarias de la izquierda, aunque cada día dan más pena en su deriva por las calles de España, recordando a la Santa Compaña o a la tripulación de la nave del Holandes Errante, porque ya no pintan nada. Deambulan y lo seguirán haciendo durante un tiempo por las calles de España, en busca del pesebre perdido, pero ya no engañan a nadie, sólo a sí mismos pensando que la gente va a hacerles caso cuando son los principales culpables de lo ocurrido.
Los españoles estamos saliendo, poco a poco del hechizo al que nos sometieron ayudados por los medios de comunicación a su servicio. Estamos contando las desaceleraciónes, los brotes verdes y los crecimientos sostenibles con la pérdida de nuestro bienestar y calidad de vida; eso ni se olvida, ni se perdona fácilmente.
Nos falta alguien en el Gobierno que les de la puntilla definitiva, para que reciban el desprecio nacional que se merecen, alguien que tenga capacidad para plantarles cara y sacar este país del matonismo social que nos ha dejado el talante de los privilegiados que han perdido sus privilegios.
Que ni un español más permanezca engañado, estas calamidades humanas que representan la izquierda no movieron un dedo cuando cinco millones de españoles perdieron su trabajo, no dudaron en congelar la paga a los pensionistas, en bajar el sueldo a los funcionarios, en gastarse medio billón de euros en los últimos cuatro años con tal de que no se notara que estaban gobernando con humo, con la única intención de volver a ganar las elecciones y seguir pudiendo colocar a sus cofradías en lo público, que para ellos es el algo así como el paraíso perdido, porque en el mundo de los demás, no han cotizado en su vida.
Dentro de poco se declararán víctimas del capitalismo en peligro de extinción, a ver si consiguen una paga, cuando en realidad victimas suyas somos todos los demás, los parados, los pensionistas congelados, los jóvenes sin futuro, las mujeres desposeídas, los inmigrantes a los que engañaron, los empresarios que tuvieron que cerrar sus empresas, los que hoy son pobres y ayer no lo eran, los que sufren por las políticas que han hecho y los que no van a levantar cabeza en su puta vida gracias a que un iluminado, con una legión de adeptos aprovechados, quiso utilizar a 47 millones de españoles para construir su delirio de civilizaciones aliadas, progresos evanescentes, sueños de un fantoche que se han convertido en legiones de parados y paradas.
Echo de menos a alguien en este país que salga a la calle y le diga a la cara a todos estos sinvergüenzas: no os apuréis ahora en levantar el país, porque lleváis siete años destrozándolo sin conciencia, para ahora presentaros como nuestros salvadores, otra vez. Os conocemos, estáis perfectamente definidos, sois unos miserables egoístas que sólo miran para su propio bienestar, aunque sea creando malestar a todos los demás.
Pero tal vez ni merezca la pena, que sean felices con sus pancartas en la puta calle, porque lo que está claro es que no vuelven a instalarse en lo público para cargarse nuestras vidas, porque se han cargado lo público y nuestras vidas, fundamentalmente. Dejemos que se extingan los incendios que tratan de crear, y mientras arden en la hoguera sus ilusiones de volver a expoliarnos digámosles adiós para siempre, con la misma mirada de desprecio que ellos nos brindaron cuando estaban en el poder. Deberían rendir cuentas y nos siguen contando cuentos. Lo dicho, ya no pintan nada.
Y Rajoy, que deje de quejarse de lo que le dejaron, porque buena parte de lo que tenemos también se debe a su tancredismo durante cuatro largos años en los que se dedicó a leer El Marca mientras el país se hundía. Con una oposición eficaz jamás estaríamos como estamos, así que asuma su correspondiente responsabilidad en el desaguisado, ahora que tiene la oportunidad, porque como siga recortando sin crear riqueza y puestos de trabajo, algún día tampoco pintará nada. El PSOE jamás podría haber hecho lo que hizo, sino fuera porque el PP no supo hacer oposición a su desmadre, gracias a ambos estamos como estamos, unos por hacerlo y otros por no saber evitarlo.
Lo que no nos machacó el PSOE, nos machacará el PP, ¿para qué?, ¿para qué unos inútiles nos sigan representando y recibiendo sus abultadas nóminas en su cuenta bancaria, mientras el país se va a la mierda? Eso no es gobernar, que es cumplir con la voluntad del pueblo, eso es practicar el despotismo, tratarnos como súbditos con desprecio y no con el respeto que nos merecemos como pueblo soberano de este país; nos están humillando, exactamente igual que los que les precedieron.
Enrique Suárez