Llevamos semanas escuchando los tambores de proximidad anunciar que viene la tercera vía, el tan cacareado parto de Celtiberia entre catalanes y vascos contra el nacionalismo, y contra las respuestas cálidas del PSOE y las gélidas del PP a la desespañolización progresiva de la cultura y el territorio nacionales.
La próxima convocatoria de elecciones generales, prevista para marzo de 2008, es la ocasión establecida para bautismo político de esta nueva opción, si Zapatero no lo impide.
La gran alianza, parece que se formará entre una organización como Basta Ya, que se ha opuesto valientemente al terrorismo de ETA, y que cuenta en sus filas con figuras relevantes de la política vasca como Savater, Rosa Díez, Gorriarán, Gotzone Mora, Elorza, entre otros, y además, una gran simpatía entre los ciudadanos españoles.
La plataforma pro es la alternativa ideada para agregar voluntades en el propósito de resolver la bipolarización política española, más allá de los nacionalismos.
Por parte catalana, se aglomeran diversas opciones en torno a Ciutadans, o lo que queda de este partido. Unas oficiales, establecidas sobre planteamientos de centro izquierda que buscan afinidades con partidos formados al albur de los desencantados del PSOE, y que mantiene posicionamientos posibilistas frente al nacionalismo, así como una presentación más orientada al electoralismo que a la acción política determinada.
Las otras opciones, cada día más dispersas, se condensan en posicionamientos más radicales, como los establecidos por la candidatura de Luis Bouza-Brey y el sector más liberal de Ciutadans, en la opción de Regeneración Democrática; y por otra parte la Alternativa Ciudadana de Pérez Romera, en posiciones de izquierda definida, menos contemplativas con el nacionalismo y más beligerantes contra los compadreos políticos.
También hay otras opciones dispersas en su diversidad, y numerosos militantes de Ciutadans que han pasado directamente a la orfandad política, y el desentendimiento colectivo con el futuro.
Las fuentes electorales de esta tercera vía, provendrán en su mayor medida de los desencantados con las ofertas del PP y del PSOE, así como de los cada día más numerosos abstencionistas. Pero esta opción es dependiente de lo que hagan otros y realmente lo que se necesita en este país es una auténtica tercera vía, y no un colector de votos sobrantes transformado en partido político.
El CDS en la nostalgia
Desde que el partido que fundó Adolfo Suárez desapareció de la política española, en aquel congreso de Torremolinos en el que triunfaron los críticos de Calvo Ortega y Teixidó, el escenario político y los ciudadanos de este país, han sentido la ausencia de una opción política orientada al equilibrio de los dos grandes partidos más allá de los nacionalismos, siempre determinados por sus propios intereses particulares.
Pero la tercera vía no es posible si no se comparten puntos de partida comunes, porque las opciones orientadas a objetivos, el conglomerado de voluntades, no es suficiente para afrontar la tarea de abrir una brecha y conquistar un espacio electoral entre los dos grandes partidos nacionales, el PSOE y el PP.
La ideología de cualquier nueva formación política debe ser común y diferente a lo ofrecido hasta el momento, con un ideario asumido por todos, porque antes que ir contra los romanos hay que convertirse en una tribu determinada y organizada, no en una colección de bárbaros que disputan la autoridad al imperio.
Los intelectuales de Basta Ya, aunque más comprometidos con sus ideas, no son diferentes de los que formaron la plataforma que dio lugar a Ciutadans. Los políticos de Basta Ya, en su inmensa mayoría, socialistas defraudados con la política del PSOE, pueden converger con los Ciutadans post congresuales, que también anhelan ese PSOE no claudicante con los nacionalismos. En eso se parecen, pero todo esto no es suficiente para formar una tercera vía política, con opción de permanecer en el futuro político español.
La tercera vía es posible
Sí es posible una nueva opción política, pero no concluye en Basta Ya-Ciutadans, ni siquiera comienza en estas formaciones para afianzarase en unas elecciones generales y mantener la permanencia en la primera división política nacional.
La tercera vía es posible, pero el horizonte político deben ser las elecciones europeas del 2009, con circunscripción única, en la que con unos cientos de miles de votos se obtiene un diputado. Ahí comienza la tercera vía tan necesaria.
Mientras tanto solo hay una alternativa posible, convertir al PP de una vez por todas en un partido moderno, que no se deje llevar por la crispación y que abandone sus posiciones más dogmáticas. El PSOE no lleva remedio por el momento, con la aventura innovadora de Rodríguez Zapatero, siempre dispuesto a la negociación.
La tercera vía se debe establecer sobre un ideario compartido, y posiblemente la mejor opción que hay en el presente, es precisamente el ideario que ha abandonado Ciutadans tras el Congreso. Ese puede ser el punto de partida para una opción alternativa, no organizada en el consenso, sino en la cohesión política.
La tercera vía debe acabar con los sectarismos, incluidos los nacionalistas, con los privilegios de los políticos, con la corrupción, con el nepotismo. Debe afianzarse en el respeto a la Democracia, la Libertad, la Igualdad y la Diversidad, ampararse en la Constitución Española vigente, y tener una idea clara de lo que es España, y de su integración social, política y económica en Europa.
La tercera vía debe ser racional, transparente, sobria, horizontal, y confortable. Hay muchos españoles deseando hacer algo de forma colectiva, pero no confían en los representantes políticos que les acontecen, y manifiestan la voluntad expresa de representarse a sí mismos, y hay que hacerlo posible.
La nueva opción debe ser moderna, aprovechando los vínculos permanentes que se pueden establecer por internet, y que superan la territorialidad y los localismos, y en ella no debe ocupar ninguna representación el que no demuestre previamente su capacidad para hacerlo.
Más que un partido político, la tercera vía debe ser una comunidad política de ciudadanos, dispuestos a trabajar en un proyecto colectivo aportando cada uno lo mejor de sí mismo. Tenemos las ideas en el ideario abandonado por Ciutadans, los primeros militantes entre los que han huído de esta opción política, tras ver como la instrumentalizaban algunos en su propósito personal.
Tenemos la necesidad de una nueva opción política, y tenemos movimientos organizados con el fin de crearla, pero no tenemos lo esencial: el ánimo de hacerlo, nos falta corazón, y mientras no lo tengamos, ningún proyecto político será posible.
Basta ya de memeces, no necesitamos un partido político de ciudadanos, lo que realmente queremos es un partido de ciudadanos que haga política, que sirva a los intereses de los ciudadanos, y no a los de los políticos. De lo demás estamos hartos, y esa oferta no la pueden presentar ni Basta Ya, ni el neociutadans que se han inventado Françesc de Carreras y Albert de Rivera para continuar en su mundo feliz, mientras ETA prepara asesinatos y los niños españoles en Cataluña no pueden aprender español en las escuelas.
Para políticos, ya tenemos bastante con los existentes. Los problemas de este país se resuelven con la presencia de ciudadanos independientes en la política, y para ello no es necesario que los ciudadanos se hagan políticos, sino más bien que con su presencia pública puedan convencer a los políticos de que su futuro pasa exclusivamente porque vuelvan a poner los pies en la tierra y nunca más la abandonen
La ciudadanización de la política es lo que necesitamos, no la politización de los ciudadanos.
Biante de Priena
La próxima convocatoria de elecciones generales, prevista para marzo de 2008, es la ocasión establecida para bautismo político de esta nueva opción, si Zapatero no lo impide.
La gran alianza, parece que se formará entre una organización como Basta Ya, que se ha opuesto valientemente al terrorismo de ETA, y que cuenta en sus filas con figuras relevantes de la política vasca como Savater, Rosa Díez, Gorriarán, Gotzone Mora, Elorza, entre otros, y además, una gran simpatía entre los ciudadanos españoles.
La plataforma pro es la alternativa ideada para agregar voluntades en el propósito de resolver la bipolarización política española, más allá de los nacionalismos.
Por parte catalana, se aglomeran diversas opciones en torno a Ciutadans, o lo que queda de este partido. Unas oficiales, establecidas sobre planteamientos de centro izquierda que buscan afinidades con partidos formados al albur de los desencantados del PSOE, y que mantiene posicionamientos posibilistas frente al nacionalismo, así como una presentación más orientada al electoralismo que a la acción política determinada.
Las otras opciones, cada día más dispersas, se condensan en posicionamientos más radicales, como los establecidos por la candidatura de Luis Bouza-Brey y el sector más liberal de Ciutadans, en la opción de Regeneración Democrática; y por otra parte la Alternativa Ciudadana de Pérez Romera, en posiciones de izquierda definida, menos contemplativas con el nacionalismo y más beligerantes contra los compadreos políticos.
También hay otras opciones dispersas en su diversidad, y numerosos militantes de Ciutadans que han pasado directamente a la orfandad política, y el desentendimiento colectivo con el futuro.
Las fuentes electorales de esta tercera vía, provendrán en su mayor medida de los desencantados con las ofertas del PP y del PSOE, así como de los cada día más numerosos abstencionistas. Pero esta opción es dependiente de lo que hagan otros y realmente lo que se necesita en este país es una auténtica tercera vía, y no un colector de votos sobrantes transformado en partido político.
El CDS en la nostalgia
Desde que el partido que fundó Adolfo Suárez desapareció de la política española, en aquel congreso de Torremolinos en el que triunfaron los críticos de Calvo Ortega y Teixidó, el escenario político y los ciudadanos de este país, han sentido la ausencia de una opción política orientada al equilibrio de los dos grandes partidos más allá de los nacionalismos, siempre determinados por sus propios intereses particulares.
Pero la tercera vía no es posible si no se comparten puntos de partida comunes, porque las opciones orientadas a objetivos, el conglomerado de voluntades, no es suficiente para afrontar la tarea de abrir una brecha y conquistar un espacio electoral entre los dos grandes partidos nacionales, el PSOE y el PP.
La ideología de cualquier nueva formación política debe ser común y diferente a lo ofrecido hasta el momento, con un ideario asumido por todos, porque antes que ir contra los romanos hay que convertirse en una tribu determinada y organizada, no en una colección de bárbaros que disputan la autoridad al imperio.
Los intelectuales de Basta Ya, aunque más comprometidos con sus ideas, no son diferentes de los que formaron la plataforma que dio lugar a Ciutadans. Los políticos de Basta Ya, en su inmensa mayoría, socialistas defraudados con la política del PSOE, pueden converger con los Ciutadans post congresuales, que también anhelan ese PSOE no claudicante con los nacionalismos. En eso se parecen, pero todo esto no es suficiente para formar una tercera vía política, con opción de permanecer en el futuro político español.
La tercera vía es posible
Sí es posible una nueva opción política, pero no concluye en Basta Ya-Ciutadans, ni siquiera comienza en estas formaciones para afianzarase en unas elecciones generales y mantener la permanencia en la primera división política nacional.
La tercera vía es posible, pero el horizonte político deben ser las elecciones europeas del 2009, con circunscripción única, en la que con unos cientos de miles de votos se obtiene un diputado. Ahí comienza la tercera vía tan necesaria.
Mientras tanto solo hay una alternativa posible, convertir al PP de una vez por todas en un partido moderno, que no se deje llevar por la crispación y que abandone sus posiciones más dogmáticas. El PSOE no lleva remedio por el momento, con la aventura innovadora de Rodríguez Zapatero, siempre dispuesto a la negociación.
La tercera vía se debe establecer sobre un ideario compartido, y posiblemente la mejor opción que hay en el presente, es precisamente el ideario que ha abandonado Ciutadans tras el Congreso. Ese puede ser el punto de partida para una opción alternativa, no organizada en el consenso, sino en la cohesión política.
La tercera vía debe acabar con los sectarismos, incluidos los nacionalistas, con los privilegios de los políticos, con la corrupción, con el nepotismo. Debe afianzarse en el respeto a la Democracia, la Libertad, la Igualdad y la Diversidad, ampararse en la Constitución Española vigente, y tener una idea clara de lo que es España, y de su integración social, política y económica en Europa.
La tercera vía debe ser racional, transparente, sobria, horizontal, y confortable. Hay muchos españoles deseando hacer algo de forma colectiva, pero no confían en los representantes políticos que les acontecen, y manifiestan la voluntad expresa de representarse a sí mismos, y hay que hacerlo posible.
La nueva opción debe ser moderna, aprovechando los vínculos permanentes que se pueden establecer por internet, y que superan la territorialidad y los localismos, y en ella no debe ocupar ninguna representación el que no demuestre previamente su capacidad para hacerlo.
Más que un partido político, la tercera vía debe ser una comunidad política de ciudadanos, dispuestos a trabajar en un proyecto colectivo aportando cada uno lo mejor de sí mismo. Tenemos las ideas en el ideario abandonado por Ciutadans, los primeros militantes entre los que han huído de esta opción política, tras ver como la instrumentalizaban algunos en su propósito personal.
Tenemos la necesidad de una nueva opción política, y tenemos movimientos organizados con el fin de crearla, pero no tenemos lo esencial: el ánimo de hacerlo, nos falta corazón, y mientras no lo tengamos, ningún proyecto político será posible.
Basta ya de memeces, no necesitamos un partido político de ciudadanos, lo que realmente queremos es un partido de ciudadanos que haga política, que sirva a los intereses de los ciudadanos, y no a los de los políticos. De lo demás estamos hartos, y esa oferta no la pueden presentar ni Basta Ya, ni el neociutadans que se han inventado Françesc de Carreras y Albert de Rivera para continuar en su mundo feliz, mientras ETA prepara asesinatos y los niños españoles en Cataluña no pueden aprender español en las escuelas.
Para políticos, ya tenemos bastante con los existentes. Los problemas de este país se resuelven con la presencia de ciudadanos independientes en la política, y para ello no es necesario que los ciudadanos se hagan políticos, sino más bien que con su presencia pública puedan convencer a los políticos de que su futuro pasa exclusivamente porque vuelvan a poner los pies en la tierra y nunca más la abandonen
La ciudadanización de la política es lo que necesitamos, no la politización de los ciudadanos.
Biante de Priena