desde 2.006 en Internet

domingo, 2 de septiembre de 2007

Repartido ciudadano

Rosa Díez abandona el PSOE, y lo hace ahora, justamente. Su objetivo manifiesto es contribuir a la formación de un nuevo partido político desde la Plataforma Pro, filial emergente de la organización Basta Ya. Sus compañeros en esta hazaña heroica son el filósofo Savater y el politólogo Martínez Gorriarán, por ahora, pero como han anunciado habrá sorpresas entre las incorporaciones.

Arcadi Espada y Albert Boadella, se han apurado a brindar su apoyo al nuevo partido, y han recordado la existencia de Ciutadans, el partido que ayudaron a crear, y que hoy se encuentra en un proceso catártico tras el congreso de Hospitalet y su redefinición estratégica e ideológica.
Han surgido las primeras discrepancias entre ambas formaciones, por una cuestión de mutuo reconocimiento, si bien Ciutadans espera con los brazos abiertos la llegada de Plataforma Pro, los de Plataforma Pro, parece que no tienen muy claro que Ciutadans sea necesario para consolidar su proyecto, fundamentalmente por la errática aventura de la dirección actual del partido.

En esta coyuntura, lo más probable es que Plataforma Pro se configure en Cataluña en torno a la gente de Basta Ya, los muchos simpatizantes que tiene en Barcelona, y los Ciutadans discrepantes en el pasado congreso, la candidatura de Regeneración Democrática (consenso amplio de liberales y socialistas), que ha dado lugar a dos asociaciones, la propia de Regeneración democrática (transversal) y la de Alternativa Ciudadana, incorporada coyunturalmente en la anterior, pero que ahora se configura de forma independiente, más a la izquierda, bajo los auspicios de Félix Pérez Romera, uno de los promotores iniciales del partido Ciutadans.

Hasta donde se conoce, el ideario de la Plataforma Pro y el del partido Ciutadans original, el del espíritu del Tívoli, propondrán lo mismo o algo muy parecido, sin embargo, en lo que se discrepa es en la forma de hacer las cosas, y en la configuración organizativa.

Desde la Plataforma Pro, con los matices correspondientes por su adscripción original a Basta Ya y el fuerte impacto del problema del terrorismo de ETA que hay en sus raices, la visión de los problemas de nuestro país converge con la que se tiene en Ciutadans, aunque no lo hace tanto en la forma de afrontar la acción política.

Ciutadans ha quedado maltrecho tras el último congreso, fundamentalemente porque se han ido sectores importantes que le apoyaban inicialmente, tanto independientes, como liberales, socialistas, y Boadellistas. El partido se ha quedado circunscrito a un ámbito electoral solapado al del PSOE, el espacio del centro izquierda, con una ejecutiva Riverista, la organización a nivel nacional bastante resentida, y los sectores más socialdemócratas del partido, que al erigirse en hegemónicos, han contribuido a la marcha de los demás, no por declararse excluyentes con los otros, sino por haberse excluido en su peculiar percepción de la realidad desde los ojos de los problemas existentes exclusivamente en Cataluña.

Sin embargo, el partido que forme Plataforma Pro, por activa o por pasiva, está condenado a heredar el trabajo hecho con anterioridad por los militantes de Ciutadans, que son los que han sacado el partido adelante hasta ahora, mucho más que sus dirigentes.

Ciutadans 2.0

La Plataforma Pro será posiblemente, Ciutadans 2.0, una nueva versión de Ciutadans, más sólida, más heterogénea, más realista, y más española. Pero en lo que realmente se distinguirá del partido de los Ciudadanos, será en su forma de actuar, Rosa Díez no ha abandonado el PSOE después de 30 años para contemplar la puesta de sol de la política española. Savater no necesita estar en política, y Carlos Martínez Gorriarán estaba muy cómodo en Basta Ya.

En los hechos, es en los que se verá la diferencia, en las acciones políticas tantas veces reclamadas a Ciutadans por sus militantes, en la presencia pública, en el enganche popular, y en la madurez del liderazgo de las personas que han dedicado su vida a conseguir los objetivos de los que sus respectivos partidos abominaron.

El nuevo partido político acude para regenerar la vida democrática de este país, para contribuir a la conclusión de la transición, para erradicar determinados vicios y hábitos recurrentes en la administración pública, para presentarse sin complejos como una alternativa a lo existente, y para aportar soluciones, que existen, al problema de los nacionalismos y el terrorismo que sufrimos los españoles cada día.

Para esa hazaña será necesaria la unión de todos los comprometidos, la fuerza de todos los que creen que este país tiene otra forma de responder a los problemas de nuestro país más allá de las que aportan los partidos “nacionales” PSOE y PP, y los nacionalistas.

Sin duda, los militantes de Ciutadans serán por derecho propio bien recibidos, a estar entre los convocados para este gran proyecto político, siempre que tengan bien claro que esta opción política necesariamente será transversal en su invitación ideológica, y ciudadana, en sus objetivos políticos.

Pero son los dirigentes de Ciutadans los que tienen que comprender que la propuesta de Plataforma Pro es más amplia y concreta políticamente, que la alternativa socialdemócrata que ellos han decidido ofrecer, y sus partidarios han aceptado en el último congreso del partido.

En Francia, Bayrou ha creado una gran organización política transversal y ciudadana, bajo las siglas de Partido Demócrata; el proyecto de Plataforma Pro será similar, en ella los militantes de Ciutadans tenemos nuestro espacio propio, pero son los dirigentes bajo la batuta de Albert Rivera, los que decidirán si Ciutadans será parte del todo, o el todo de una parte.

Sería interesante que dentro de la formación política Ciutadans se abriera un proceso de elección abierto a todos los militantes para decidir su incorporación a la Plataforma Pro o su andadura independiente como formación política paralela, recóndita, y limitada a los problemas específicos que hasta ahora ha sido capaz de tratar este partido político, que no son precisamente los problemas que los ciudadanos españoles necesitan resolver de una vez por todas.

España necesita un partido ciudadano, de los ciudadanos y para los ciudadanos, coherente y congruente con la realidad española actual, y no un poder repartido con marchamo de ciudadano, por que eso es una opción política, para nada ciudadana. Solo la fuerza de todos juntos puede permitirnos alcanzar un futuro ciudadano en la política española. Seamos generosos con nuestros hijos.


Biante de Priena

Tectónica política

Los terremotos no son movimientos espontáneos y menos aún casuales, constituyen la culminación de una secuencia en la que sucesivas acumulaciones de fuerzas resuelven bruscamente sus tensiones. Es un proceso regular, que salta de la cantidad a la calidad en su momento estelar, pero que viene gestándose con anterioridad en el subsuelo y sin esos antecedentes subterráneos no aparecería en la superficie terrestre.

Sirva el símil para explicar el momento histórico español. Sin preparativos anteriores no se habría llegado a la actual situación. No se puede afirmar que se trate de un proceso necesariamente calculado, sino constatar que el camino cubierto desde la transición conducía inevitablemente al lugar donde estamos, ese lugar donde castas políticas y sociales de las regiones españolas actúan en defensa de sus propios intereses, desposeen al Estado de capacidad gubernativa y anulan la eficacia de partidos nacionales, incluso cuestionan la existencia útil de los mismos.

La secuencia política española ha venido desarrollándose mediante el efecto "tijeras", según el cual la necesidad de gobernación única para resolver los problemas de una sociedad moderna, se ha visto combatida y frustrada por decisiones parciales, fragmentadas, egoístas, enfrentadas al bien nacional, y cuya raíz reside en una arquitectura autonómica pervertida por el desarrollo y afianzamiento de intereses elitistas. En una reedición de nuevo caciquismo, España se ha convertido en un mosaico de reinos sin coronas.

Es el Estado español quien ha permitido e impulsado este devenir y eso concentra en su ser (o no ser) todo el actual problema nacional, su responsabilidad e inutilidad como máximo instrumento del poder nacional, en una palabra: la cuestión del Estado está a la orden del día en España

Y cuando en una nación se cuestiona la utilidad estatal, esa nación está en trance de resolver su propia existencia y en consecuencia, en la necesidad de solucionar el carácter de su estado como requisito previo a cualquier otra consideración. Nuevamente se abre en España una etapa constituyente, cerrando el capítulo de la transición a la democracia.

El Estado

D. Quijote explicó que en la oficina del estómago se fragua la salud del cuerpo, del mismo modo, la fortaleza del Estado mide el vigor civilizatorio de una nación. Pero en la España moderna el Estado nunca estuvo a la altura de su tiempo, jamás en esa historia logró con suficiencia aquel grado de utilidad que hace siglos conquistaron países más avanzados.

Siendo el Estado una construcción histórica, su origen y mantenimiento remite a la voluntad política de los dueños reales de una nación; esa clase dominante que existe en todo tiempo y lugar, debe aglutinar elementos e intereses en un todo único y capaz de actuar al unísono en la sociedad a la que dominan mediante esa organización política y todo su acompañamiento constitucional que llamamos Estado.

Y está en ese desacuerdo, casi genético, de las clases dominantes españolas, la raíz de nuestra actual descomposición política y la perniciosa debilidad de un aparato de estado jironado por unos y otros en pos de sus particulares cálculos.

Pero ni la historia ni la civilización perdonan a los que no están ni han estado a la altura de su misión y por tanto es razonable pensar que la sociedad española no detendrá su camino porque unos irresponsables inútiles a su papel, se muestren incapaces de resolver lo que tan urgentemente necesita la nación: orden constitucional efectivo y funcionamiento racional de la vida pública.

Las ideas y los partidos

En ese punto del desacuerdo dominante residen los movimientos telúricos en la política española. Son los hechos, y no las ideas, los que condicionan la lógica de este desarrollo nacional. Las ideas generales y oficiales no hacen más que tratar de reflejar esos hechos pero ni mucho menos los presuponen ni los describen; al contrario, esas ideas tienden a ocultar la afluencia y las consecuencias de esos mismos hechos: esos discursos son efectos y no causas.

Sólo ideas minoritarias, por el momento, pueden describir y explicar el curso de esta panorámica real. Pero esas ideas “extrañas” y escasas, por ahora, aunque prendiendo paulatinamente, serán las que se impongan en la sociedad porque son las que corresponden a los hechos que narran, las que dotan de verdad cuanto ocurre, al tiempo que la lucha de ideas y de partidos políticos son estériles resonancias en la superficie del proceso molecular producido en la sima social.

La insistencia de adscripciones a la izquierda o la derecha, la reducción del problema nacional a un asunto de votos, las elecciones generales en un marco de reglas de juego inservibles, los presupuestos generales en una tesitura donde las taifas son decisivas al respecto, son teoría y posiciones políticas fuera del contexto que los hechos esculpen, están superadas por los acontecimientos, obedecen a una inercia que está a punto de detenerse y suponen hoy un lastre intelectual para solventar tan grave crisis. Toda estrategia que no contemple el advenimiento de una Asamblea Popular Constituyente sucumbirá en la vorágine de los acontecimientos venideros.

El correcto ajuste entre práctica, teoría y fiel representación política es inevitable, así como el correspondiente terremoto que lo haga posible. Falta por saber grado y fecha de ese acontecimiento histórico en España, pero se abrirán paso letreros tan sencillos como: frente a la dispersión, unidad nacional, frente a las dictaduras regionales, democracia, frente a la arbitrariedad, Constitución, frente al delito político, justicia ejemplar.

Divisas aún no conseguidas en plenitud por los españoles y que son imprescindibles para completar la esencia de una nación moderna, europea, en el siglo XXI.


Mario M. Acosta

Enlaces Relacionados

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...