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martes, 22 de enero de 2008
Con Z de Zapatero (15): "el oro de Moscú"
Según informa el Instituto Juan de Mariana, la gestión del Banco de España por parte de su presidente, Fernández Ordóñez, no puede ser más nefasta; en los tres años últimos las ventas de oro que ha venido realizando el BE, han supuesto unas pérdidas de 1.200 millones de euros, lo que hace que cada español haya perdido 27 euros por la alcantarilla de la genialidad gestora de esta gente que está vaciando las arcas del Estado como si se tratara de ir al casino tras una noche de juerga. Ya nos hemos quedado sin la mitad del oro (46 %) que había cuando entro Z. Han vendido oro para comprar bonos
Recientemente, Rosa Díez denunciaba que el gobierno de Zapatero estaba metiendo la mano en la caja de la Seguridad Social. Anda que como pierdan las elecciones los del PSOE, de las cosas que nos vamos a enterar...
Por ejemplo, ¿a quíen se ha vendido ese oro?, ¿quién ha intermediado en la venta?, ¿cuánto se han sacado para sus arcas personales los que han participado en el negocio?, y por último, ¿cuál es la sanción política para una gestión tan nefasta?, ¿dimite alguien?.
VER OTRAS NOTICIAS DE LA SECCION "CON Z DE ZAPATERO"
Ciudadanos en la Red
Recientemente, Rosa Díez denunciaba que el gobierno de Zapatero estaba metiendo la mano en la caja de la Seguridad Social. Anda que como pierdan las elecciones los del PSOE, de las cosas que nos vamos a enterar...
Por ejemplo, ¿a quíen se ha vendido ese oro?, ¿quién ha intermediado en la venta?, ¿cuánto se han sacado para sus arcas personales los que han participado en el negocio?, y por último, ¿cuál es la sanción política para una gestión tan nefasta?, ¿dimite alguien?.
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Ciudadanos en la Red
Sin sociedad civil no hay esperanza
"En España, la sociedad civil independiente prácticamente no existe, porque la mayoría de los movimientos ciudadanos, a pesar de haberse constituido en su día por iniciativa propia, han terminado cobijados al calor de las subvenciones públicas del padre Estado. Son asociaciones participadas y por lo tanto, dependientes".
El huracán electoral está aquí, a partir de ahora todos los días nuestras neuronas se inundarán de datos difíciles de procesar en tan poco tiempo: ofertas, propuestas, proyectos, ilusiones y programas. Es lo que tiene la política de consumo, “prêt-à-porter”, que todo nos lo dan hecho, para que no tengamos que pensar, insisto, para que no tengamos que pensar lo que nos conviene.
Sin embargo, los acontecimientos que han ocurrido durante la presente legislatura han servido para que los ciudadanos conozcamos la escasa calidad profesional de nuestros representantes, la inconsistencia permanente de las instituciones, y la incapacidad de autoregeneración que tiene el sistema político español.
Lamentablemente, en este país los errores políticos siguen sin corregirse, y cuando ocurren, lo que trata de cambiarse es el criterio de los ciudadanos para que dejen de considerarlos errores, en un acto de soberbia propio del cesarismo romano ante un pueblo analfabeto: Solbes dice que no le preocupa la crisis económica, que todo es coyuntural.
De los políticos no se pueden esperar soluciones, solo falsas promesas de que van a ocuparse de nuestros problemas, estrategia que les sirve para alcanzar el preciado puesto que ambicionan en las urnas, y para conseguirlo nos prometerán convertir la luna en un vergel si es necesario. Y a todo ésto lo denominan democracia, en una reducción al absurdo que convierte la representación política en una representación teatral con tintes tragicómicos.
No obstante, los políticos no son el único problema de la ecuación, más bien son solamente una de las variables, la otra somos los ciudadanos, porque no sabemos dar valor a la democracia exigiendo los derechos que nos corresponden constitucionalmente, haciendo valer nuestra condición sobeana.
En España, la sociedad civil independiente prácticamente no existe, porque la mayoría de los movimientos ciudadanos, a pesar de haberse constituido en su día por iniciativa propia, han terminado cobijados al calor de las subvenciones públicas del padre Estado. Son asociaciones participadas y por lo tanto, dependientes.
El francés Alexis de Tocqueville, denunció hace doscientos años en su libro “La Democracia en América” la diferencia existente entre los europeos y los norteamericanos en la constitución de su sociedad civil. Los primeros esperan que el Estado resuelva todos sus problemas, porque el Estado sigue siendo absolutista, y sustituye la referencia anterior a la divinidad. El poder político del Estado es una herencia del poder divino precedente, que antes había sido ocupado por los absolutistas monarcas europeos.
Los norteamericanos rompieron las cadenas, se liberaron del absolutismo estatal y tuvieron que construir su sociedad desde la nada, realizando una auténtica separación de poderes. Los padres de la patria norteamericana, se ocuparon de que la libertad dirigiera sus pasos y la de los ciudadanos que representaban. Erradicando el totalitarismo político de sus escenarios sociales. En Europa, la emancipación de la sociedad del Estado sigue pendiente.
En las democracias mediterráneas, como Italia o España, en menor medida Francia, el poder político sigue siendo absoluto, el Estado es el amo, y la Sociedad su sierva (debería denunciarse al Estado por malos tratos o por abuso de dominio). Es un modelo de dominación tan incrustado en nuestra cultura que va resulta extraordinariamente difícil deshacerse de él.
Solo hay un camino, que los ciudadanos tomemos conciencia de la realidad, que nos demos cuenta de una vez de que la democracia solo resulta útil si se cumplen determinadas reglas establecidas, porque de no hacerlo estamos condenados a seguir arrastrando esperanzas hasta la hoguera de los sueños rotos que supone el sistema político en nuestro país.
Cuando un ciudadano español acuda a las urnas el próximo 9 de marzo debe pensar en el futuro, en el pasado y en el presente. Si quiere que todo siga igual, si está satisfecho con la vida que puede vivir en este país, con los servicios que recibe, con la defensa de sus intereses y con las cosas que ocurren, debe orientar su voto por las diferencias programáticas de los grandes partidos: el PSOE y el PP, o por las opciones que defienden los nuevos feudalismos nacionalistas.
Pero si considera que el sistema está agotado, que la Constitución está atrapada por el chantaje nacionalista, que los políticos no son nuestros amos, sino nuestros empleados, y que va siendo hora de que en España se hagan las cosas de una forma diferente, porque los intereses de la Sociedad deben prevalecer siempre y en cualquier circunstancia sobre los intereses del Estado todopoderoso, entonces debe plantearse su voto de forma diferente.
Las alternativas racionales en este caso son tres: la abstención activa, manifestando que no vota porque no se ve representado por lo que ocurre; el voto en blanco, para señalar que respeta la democracia pero no a quienes la representan; y por último, el voto a UPyD, porque es el único partido con voluntad de cambiar la realidad política de nuestro país.
Muchos pensarán que votar a la UPyD fuera de las grandes circunscripciones será desperdiciar un voto, en realidad no es así, por varias razones, pero la fundamental es considerar estas elecciones como un ensayo general de lo que vendrá en el futuro, como una gran encuesta, y hay que saber cuanta gente está dispuesta realmente a luchar por cambiar las cosas en cada lugar.
Definitivamente en estas elecciones solo hay un partido político que defienda los intereses de la sociedad civil, contra el Estado totalitario y contra los partidos políticos que lo hacen posible; ese partido político es la UPyD de Rosa Díez. Por coherencia, los ciudadanos que estamos hartos del espectáculo bochornoso que han dado todos los partidos políticos durante la presente legislatura, debemos apoyar esta opción porque es la única que puede traer oxígeno al infecto e irrespirable ambiente político en que nos han hecho vivir los políticos representados en el parlamento español.
Oreemos ciudadanos, oreemos, y el que sea creyente que ore, pero sin dejar de orear, que aún así no descontaminaremos el asunto en años.
Biante de Priena
El huracán electoral está aquí, a partir de ahora todos los días nuestras neuronas se inundarán de datos difíciles de procesar en tan poco tiempo: ofertas, propuestas, proyectos, ilusiones y programas. Es lo que tiene la política de consumo, “prêt-à-porter”, que todo nos lo dan hecho, para que no tengamos que pensar, insisto, para que no tengamos que pensar lo que nos conviene.
Sin embargo, los acontecimientos que han ocurrido durante la presente legislatura han servido para que los ciudadanos conozcamos la escasa calidad profesional de nuestros representantes, la inconsistencia permanente de las instituciones, y la incapacidad de autoregeneración que tiene el sistema político español.
Lamentablemente, en este país los errores políticos siguen sin corregirse, y cuando ocurren, lo que trata de cambiarse es el criterio de los ciudadanos para que dejen de considerarlos errores, en un acto de soberbia propio del cesarismo romano ante un pueblo analfabeto: Solbes dice que no le preocupa la crisis económica, que todo es coyuntural.
De los políticos no se pueden esperar soluciones, solo falsas promesas de que van a ocuparse de nuestros problemas, estrategia que les sirve para alcanzar el preciado puesto que ambicionan en las urnas, y para conseguirlo nos prometerán convertir la luna en un vergel si es necesario. Y a todo ésto lo denominan democracia, en una reducción al absurdo que convierte la representación política en una representación teatral con tintes tragicómicos.
No obstante, los políticos no son el único problema de la ecuación, más bien son solamente una de las variables, la otra somos los ciudadanos, porque no sabemos dar valor a la democracia exigiendo los derechos que nos corresponden constitucionalmente, haciendo valer nuestra condición sobeana.
En España, la sociedad civil independiente prácticamente no existe, porque la mayoría de los movimientos ciudadanos, a pesar de haberse constituido en su día por iniciativa propia, han terminado cobijados al calor de las subvenciones públicas del padre Estado. Son asociaciones participadas y por lo tanto, dependientes.
El francés Alexis de Tocqueville, denunció hace doscientos años en su libro “La Democracia en América” la diferencia existente entre los europeos y los norteamericanos en la constitución de su sociedad civil. Los primeros esperan que el Estado resuelva todos sus problemas, porque el Estado sigue siendo absolutista, y sustituye la referencia anterior a la divinidad. El poder político del Estado es una herencia del poder divino precedente, que antes había sido ocupado por los absolutistas monarcas europeos.
Los norteamericanos rompieron las cadenas, se liberaron del absolutismo estatal y tuvieron que construir su sociedad desde la nada, realizando una auténtica separación de poderes. Los padres de la patria norteamericana, se ocuparon de que la libertad dirigiera sus pasos y la de los ciudadanos que representaban. Erradicando el totalitarismo político de sus escenarios sociales. En Europa, la emancipación de la sociedad del Estado sigue pendiente.
En las democracias mediterráneas, como Italia o España, en menor medida Francia, el poder político sigue siendo absoluto, el Estado es el amo, y la Sociedad su sierva (debería denunciarse al Estado por malos tratos o por abuso de dominio). Es un modelo de dominación tan incrustado en nuestra cultura que va resulta extraordinariamente difícil deshacerse de él.
Solo hay un camino, que los ciudadanos tomemos conciencia de la realidad, que nos demos cuenta de una vez de que la democracia solo resulta útil si se cumplen determinadas reglas establecidas, porque de no hacerlo estamos condenados a seguir arrastrando esperanzas hasta la hoguera de los sueños rotos que supone el sistema político en nuestro país.
Cuando un ciudadano español acuda a las urnas el próximo 9 de marzo debe pensar en el futuro, en el pasado y en el presente. Si quiere que todo siga igual, si está satisfecho con la vida que puede vivir en este país, con los servicios que recibe, con la defensa de sus intereses y con las cosas que ocurren, debe orientar su voto por las diferencias programáticas de los grandes partidos: el PSOE y el PP, o por las opciones que defienden los nuevos feudalismos nacionalistas.
Pero si considera que el sistema está agotado, que la Constitución está atrapada por el chantaje nacionalista, que los políticos no son nuestros amos, sino nuestros empleados, y que va siendo hora de que en España se hagan las cosas de una forma diferente, porque los intereses de la Sociedad deben prevalecer siempre y en cualquier circunstancia sobre los intereses del Estado todopoderoso, entonces debe plantearse su voto de forma diferente.
Las alternativas racionales en este caso son tres: la abstención activa, manifestando que no vota porque no se ve representado por lo que ocurre; el voto en blanco, para señalar que respeta la democracia pero no a quienes la representan; y por último, el voto a UPyD, porque es el único partido con voluntad de cambiar la realidad política de nuestro país.
Muchos pensarán que votar a la UPyD fuera de las grandes circunscripciones será desperdiciar un voto, en realidad no es así, por varias razones, pero la fundamental es considerar estas elecciones como un ensayo general de lo que vendrá en el futuro, como una gran encuesta, y hay que saber cuanta gente está dispuesta realmente a luchar por cambiar las cosas en cada lugar.
Definitivamente en estas elecciones solo hay un partido político que defienda los intereses de la sociedad civil, contra el Estado totalitario y contra los partidos políticos que lo hacen posible; ese partido político es la UPyD de Rosa Díez. Por coherencia, los ciudadanos que estamos hartos del espectáculo bochornoso que han dado todos los partidos políticos durante la presente legislatura, debemos apoyar esta opción porque es la única que puede traer oxígeno al infecto e irrespirable ambiente político en que nos han hecho vivir los políticos representados en el parlamento español.
Oreemos ciudadanos, oreemos, y el que sea creyente que ore, pero sin dejar de orear, que aún así no descontaminaremos el asunto en años.
Biante de Priena
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Unión Progreso y Democracia (UPD)
Proyecto ZaZa (25): "MaZinger Z"
¿Quién no recuerda a Mazinger "Z"?... Puede controlar la paz, dice la letra del himno.
Tras la última reunión de la Alianza de las Civilizaciones, (ha dicho la ministra Cabrera que si triunfa el PSOE se propondrán incluirla como asignatura), hemos pensado que mejor personaje puede representar a "nuestro héroe" Z. Mazinger debe ser el nuevo icono de la Alianza de las Civilizaciones, y Maria Teresa FV, podría ser Afrotidta A, Moratinos el Robot Jefe, Koji debe ser José Blanco (que buen robot si tuviera pilas), y Felipe González el Gran Mazinger. ¿A qué queda bonito?
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Proyecto ZaZa
Rosa Díez: "Progresista, laico y transversal".
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Unión Progreso y Democracia (UPD)
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