La situación demográfica que atraviesa Asturias es realmente extrema, la única comunidad española que lleva perdiendo población desde hace una década, la que menos ha crecido durante los últimos diez años, la que soporta sobre sus trabajadores un mayor número de clases pasivas. La de menor natalidad de Europa y la de mayor mortalidad de España, donde más suicidios consumados se producen, donde más jóvenes emigran y donde menos inmigrantes acuden, la que tiene más índices de despoblación de zonas rurales (como en el tercer mundo), la que tiene la tasa de actividad más baja de las comunidades esapañolas, y consecuentemente, la comunidad que más riesgo de empobrecimiento tiene de todas. Asturias necesita un cambio estructural con urgencia, no sólo funcional; un cambio social, cultural, económico, laboral y psicológico, no sólo político.
A este panorama desolador se enfrenta Francisco Álvarez Cascos con su nuevo gobierno, con minoría parlamentaria y la labor de zapa permanente de los grupos de oposición, que son los principales responsables de la catástrofe acontecida, tanto por acción como por omisión de soluciones. La irresponsabilidad de los que han gobernado y hecho oposición en Asturias durante la última década debería recibir, además de la sanción política que ya han recibido, otras sanciones sociales y jurídicas por el fraude permanente que han cometido en el gobierno del Principado, al igual que los medios de comunicación, que se han limitado a maquillar la realidad, con las cifras que les ofrecían los ganaderos electorales que les procuraban sus pesebres. Si María Dolores de Cospedal ha pedido la inhabilitación política eterna del Presidente socialista Barreda, Francisco Álvarez Cascos, si actúa con rigor, deberá pedir algo más, porque la situación social de Asturias, es todavía peor que la de Castilla La Mancha, porque Asturias hace unas décadas era la quinta comunidad de España en riqueza y cuando se acabe la cohorte de pensionistas anticipados, que maquilla su situación, será posiblemente la última comunidad de España. No se puede permitir que los socialistas lleven a la gente a la pobreza exclusivamente para crear sus granjas electorales y cultivar su perpetuación en el poder.
En Asturias había en 2010 1.085.629 habitantes, de los que estaban ocupados tan solo 390.600, es decir, un 35,98 % de la población total. De los 390.600 trabajadores asturianos, 61.086 son empleados públicos, por lo tanto Asturias sólo tiene un 30,3 % de trabajadores que soportan al 69,7 % restante sobre sus hombros. Recientemente se ha sabido que los trabajadores asturianos son los segundos de España, tras los murcianos, que más horas dedican al trabajo asalariado. Esta es la realidad de Asturias sin maquillajes.
El grave problema de Asturias es “la albanización” a que ha sido sometida por los gobiernos de PSOE-IU, si algo explica mejor que otra cuestión el paulatino empobrecimiento de Asturias es la erradicación de las actividades privadas, Asturias es la tercera comunidad de España en socialización organizativa. Mucho más ocupada de mantener el maquillaje de las cifras estadísticas desde hace años, para obtener una representación favorable, que de atender las auténticas necesidades de sus ciudadanos y crear un modelo sostenible de crecimiento y desarrollo. Estos son los hechos.
Las comunidades españolas más pujantes son las que mantienen una TAP, más elevada (País Vasco, Navarra, Madrid, Cataluña, La Rioja, Baleares), las menos pujantes las que han sido gobernadas por el socialismo de forma prolongada (Extremadura, Andalucía, Asturias, Castilla-La Mancha).
Los ciudadanos deben saber de una vez que el socialismo sólo trae pobreza, ruina, ignorancia y miseria. No puede ser que en el siglo XXI sigan engañando a la gente como hizo la Unión Soviética a lo largo del siglo XX. Ningún país europeo relevante es hoy gobernado por el socialismo, menos Grecia que está condenado al fracaso y creando los mayores problemas a la Unión Europea.
El socialismo está sentenciado y condenado, al menos en su forma actual, si no es capaz de adaptarse a los tiempos será erradicado por los electores, cuando se logre retirar el burka informativo y la censura con la que han mantenido a la opinión pública secuestrada.
Enrique Suárez
A este panorama desolador se enfrenta Francisco Álvarez Cascos con su nuevo gobierno, con minoría parlamentaria y la labor de zapa permanente de los grupos de oposición, que son los principales responsables de la catástrofe acontecida, tanto por acción como por omisión de soluciones. La irresponsabilidad de los que han gobernado y hecho oposición en Asturias durante la última década debería recibir, además de la sanción política que ya han recibido, otras sanciones sociales y jurídicas por el fraude permanente que han cometido en el gobierno del Principado, al igual que los medios de comunicación, que se han limitado a maquillar la realidad, con las cifras que les ofrecían los ganaderos electorales que les procuraban sus pesebres. Si María Dolores de Cospedal ha pedido la inhabilitación política eterna del Presidente socialista Barreda, Francisco Álvarez Cascos, si actúa con rigor, deberá pedir algo más, porque la situación social de Asturias, es todavía peor que la de Castilla La Mancha, porque Asturias hace unas décadas era la quinta comunidad de España en riqueza y cuando se acabe la cohorte de pensionistas anticipados, que maquilla su situación, será posiblemente la última comunidad de España. No se puede permitir que los socialistas lleven a la gente a la pobreza exclusivamente para crear sus granjas electorales y cultivar su perpetuación en el poder.
En Asturias había en 2010 1.085.629 habitantes, de los que estaban ocupados tan solo 390.600, es decir, un 35,98 % de la población total. De los 390.600 trabajadores asturianos, 61.086 son empleados públicos, por lo tanto Asturias sólo tiene un 30,3 % de trabajadores que soportan al 69,7 % restante sobre sus hombros. Recientemente se ha sabido que los trabajadores asturianos son los segundos de España, tras los murcianos, que más horas dedican al trabajo asalariado. Esta es la realidad de Asturias sin maquillajes.
El grave problema de Asturias es “la albanización” a que ha sido sometida por los gobiernos de PSOE-IU, si algo explica mejor que otra cuestión el paulatino empobrecimiento de Asturias es la erradicación de las actividades privadas, Asturias es la tercera comunidad de España en socialización organizativa. Mucho más ocupada de mantener el maquillaje de las cifras estadísticas desde hace años, para obtener una representación favorable, que de atender las auténticas necesidades de sus ciudadanos y crear un modelo sostenible de crecimiento y desarrollo. Estos son los hechos.
Las comunidades españolas más pujantes son las que mantienen una TAP, más elevada (País Vasco, Navarra, Madrid, Cataluña, La Rioja, Baleares), las menos pujantes las que han sido gobernadas por el socialismo de forma prolongada (Extremadura, Andalucía, Asturias, Castilla-La Mancha).
Los ciudadanos deben saber de una vez que el socialismo sólo trae pobreza, ruina, ignorancia y miseria. No puede ser que en el siglo XXI sigan engañando a la gente como hizo la Unión Soviética a lo largo del siglo XX. Ningún país europeo relevante es hoy gobernado por el socialismo, menos Grecia que está condenado al fracaso y creando los mayores problemas a la Unión Europea.
El socialismo está sentenciado y condenado, al menos en su forma actual, si no es capaz de adaptarse a los tiempos será erradicado por los electores, cuando se logre retirar el burka informativo y la censura con la que han mantenido a la opinión pública secuestrada.
Enrique Suárez