“Sólo es digno de libertad quien sabe conquistarla cada
día” Goethe
Mientras en este país no
haya libertad de impresión no habrá nada que hacer para cambiar la maldita
realidad en la que nos hacen vivir. Cuando la libertad de expresión no se
transmuta en libertad impresa, de nada sirve. La mayoría de los españoles
consideran que viven en un país en el que se respeta la libertad, en el que los
medios de comunicación proveen a sus audiencias de una información veraz como
sostiene el artículo 20 de la Constitución Española. ¿Pero acaso eso es cierto?
Parece que no, si se
constata que el 97 % de los 20.000 periodistas asociados a la Federación de
Asociaciones de Periodistas de España salieron a la calle el 3 de mayo de 2012,
día internacional de la Libertad de Expresión bajo el lema: “Sin periodistas no hay periodismo. Sin periodismo no hay democracia”.
No resulta paradójico por tanto, que el Informe sobre la Libertad de Expresión del año 2012 de la Fundación Ciudadanos y Valores, realizado por expertos y profesionales del periodismo llegara a la conclusión de que la Libertad de Expresión en España alcanzara una nota de 7,21, pero esencialmente por la excelente nota que se obtiene en medios independientes digitales y blogs de internet, y a pesar de las bajas notas que provocan las injerencias políticas en los medios de comunicación, desde las restricciones a la libertad de prensa y las subvenciones procuradas a las empresas editoriales, algo que, por cierto, se había previsto en un artículo publicado en este medio en el año 2009.
Hoy en día, la mayoría de los medios de
comunicación españoles no están en manos de profesionales del periodismo, sino
de grupos de interés, de auténticos lobbys de influencia. La concesión
arbitraria de los canales de TDT en la época de Zapatero ha contribuido a
agravar este problema, pero no es algo baladí el endeudamiento de los
principales medios de comunicación españoles, la editorial PRISA, que publica
el diario El País tiene una deuda adquirida de más de 3.500 millones de euros.
Recientemente, el director del diario El Mundo ha sido despedido por el consejo
de administración de su empresa editora, por haber adquirido una deuda de más
de 400 millones de euros. Todos los grupos editoriales de la prensa española
tienen saldos deudores en sus finanzas, y si se sostienen, no es gracias a la
descendente audiencia que consume información impresa, sino a las subvenciones,
ayudas y patrocinios que provienen del poder político. Una auténtica simbiosis
entre el primer y el cuarto poder permite la subsistencia de ambos, en un
artificio execrable para una democracia.
En junio de 2009, se publicó
en este blog un artículo que analizaba la deriva del periodismo en España, que
concluía dirigiéndole al gurú periodístico Arcadi Espada una advertencia:“
Arcadi, no deberías preocuparte porque lo bueno, lo útil, lo necesario, lo innovador, lo escaso, lo acertado, lo diferente, lo que ha requerido esfuerzo, lo valorado por los demás, siempre acaba permaneciendo, y alcanzando un elevado precio de forma natural, sin que nadie lo controle y fiscalice, sencillamente siguiendo las reglas del mercado, sin aranceles de partida, ni protecciones de llegada, sin artificios de oligopolio.
La libertad es un juez implacable porque no admite intrusos Arcadi, no deberías olvidarlo.
Recuerdos a J.
Pero el origen
de los problemas del periodismo español, de la crisis que atraviesan los medios
de comunicación españoles, no está exclusivamente en la disminución de sus
respectivas audiencias con la llegada de los medios digitales, sino en el
abandono de la función informativa que sustentaron a comienzos de la
transición, para convertirse en entidades donde la propaganda y la censura son
comunes. El medio ya no es el mensaje, es el instrumento de intoxicación. Algo
que se denunció en este blog con diversos testimonios y estrategias de manipulación informativa hace ahora un año.
Quizás el
paradigma de la manipulación informativa que se atraviesa en este país sea
mejor explicado con un ejemplo. En este país hay seis millones de parados, más
o menos la misma población adscrita a posiciones nacionalistas, que viene a ser
la población de la comunidad de Madrid. Si alguien se toma la molestia de
comparar las noticias que se producen sobre parados, nacionalistas y la
comunidad madrileña; descubrirá que las noticias sobre el nacionalismo se
llevan el 70 % de los espacios informativos, las noticias de Madrid el 25 %, y
las noticias de los parados el 5 % de la información que se vierte sobre la
opinión pública. ¿Acaso no se produce una censura sobre los parados en relación
a los nacionalistas? ¿Quién decide que los nacionalistas reciban más atención
de los medios de comunicación que los parados?
No es el único
problema al que asistimos en este país, porque si enfocamos el objetivo sobre
cuestiones sociales o políticas, descubriremos que la política se lleva el 99 %
de la información que se vierte sobre la opinión pública, mientras que las as
informaciones sobre asuntos cívicos o ciudadanos no alcanza ni el 1 % de la
información sobre asuntos sociales o políticos? Resulta extraordinario
comprobar que los políticos de este país que reciben el 99 % de la atención de
los medios de comunicación son menos del 1 % de los españoles, mientras el 99 %
de los sufrientes españoles que viven expuestos a la violencia informativa
sobre cuestiones políticas que alcanza proporciones de acoso sólo son atendidos
por los medios de comunicación en menos del 1 % de sus espacios informativos.
Evidentemente,
si los medios de comunicación se han convertido en un instrumento del poder
para adoctrinar a los ciudadanos en los temas que les interesa a aquellos que
detentan el flujo de la información, es normal que los ciudadanos rechacen
aquello que no les representa, sino que representa los intereses de aquellos
que les intoxican desde la propaganda e impiden su acceso a la información
desde la censura de todos aquellos temas que conciernen a su impostura
democrática. ¿Cuándo han visto ustedes la crítica de un ciudadano al poder en la primera página de un diario español cuando el 39,5 % de los entrevistados en el CIS considera que la corrupción y el fraude es el segundo problema más importante de este país?
Enrique Suárez