Francisco Álvarez Cascos es el PP, (no es "del" PP como todos los que se amparan en sus siglas para promocionarse), es un hombre atrapado por su propia obra, más que un militante es uno de los principales autores de esa obra colectiva que es hoy el partido que lidera Mariano Rajoy. Nunca irá Francisco Álvarez Cascos contra el PP, que nadie tenga miedo, al igual que hay buenos cristianos que nunca denostarán la iglesia, aunque si puedan echar pestes de sus representantes.
Mariano Rajoy tiene un grave problema con Francisco Álvarez Cascos, porque le han vendido la especie de que entregue el alma del PP, la caja de las esencias del partido a unos advenedizos ambiciosos que le ofrecen el poder a cualquier precio, incluso al de llegar por fatal accidente de su principal rival, José Luis Rodríguez Zapatero, contra una crisis que se lo ha acabado tragando, y amenaza con tragarse también al PSOE, su partido.
Mariano Rajoy ha decidido dejar decidir a otros algo que concierne a lo esencial de su formación política, él está centrado en el triunfo electoral, advertido de todas las malas artes de sur rivales, alerta a cualquier lance inesperado de sus adversarios, pero no puede dejar atrás lo ocurrido con Francisco Álvarez Cascos, Cascos ha dicho que él no lo haría: “Si Mariano Rajoy necesitara mi voto para ser presidente lo tendría”.
Cascos está jugando limpio, a pesar de que los medios de comunicación que amparan el establishment, ejercen un acoso pertinaz sobre su diáspora. Lo de Cascos es más haber salido a dar una vuelta del PP para refrescar, esperando a que se recobre en su partido el sentido común que se ha perdido.
Hoy mismo, un diario que se anuncia como independiente en Asturias daba la noticia de las declaraciones de Fraga sobre la marcha de Cascos, diciendo que había sido lamentable, cuando las declaraciones textuales de Fraga habían sido que: "había sido lamentable que Cascos no fuera el candidato por Asturias". Inmediatamente todos los altavoces del régimen de Zapatero expandieron la buena nueva. Fraga afea a Cascos su actitud, lo que sería incoherente por parte de Don Manuel, porque no hace mucho consideraba que Cascos era la mejor de las opciones posibles para Asturias. Lo que le ha extrañado es que no haya sido elegido candidato, y se haya preferido a una sustituta desconocida, que “seguro que lo hace bien” ha dicho Don Manuel.
Rajoy viaja el próximo miércoles a un acto para inaugurar en el Parlamento Europeo una sala dedicada a Loyola de Palacio, en compañía de Aznar, Aguirre y Rato. Cascos estaba invitado, pero ha declinado su presencia. Quizás entonces tenga tiempo para reflexionar sobre lo que ha ocurrido.
Creo que se avecinan tiempos difíciles para los detractores de Cascos en su propio partido, con seguridad. Bien porque Mariano Rajoy decida al fin intervenir sobre el asunto, destituir a toda la dirección regional del PP asturiano (auténticos provocadores del conflicto en defensa de su poltrona y del acceso al poder que se vislumbra), nombrar una gestora, realizar un Congreso y elegir a un candidato, que bien podría ser Francisco Álvarez Cascos, tras aceptar las disculpas del partido o bien alguno de sus más próximos en el partido , aunque si esperan mucho no va a quedar ninguno, o bien porque tengan que enfrentarse a su antiguo compañero en las urnas. Todas las malas artes que han utilizado no les van a servir de nada en esta ocasión.
Lo que está claro a estas alturas de la historia es que Cascos no ha abandonado al PP, ha sido el PP el que lo ha abandonado a él. También está claro que él se ha comprometido con los asturianos que le han apoyado para su regreso. Tanta desazón debe sentir con su desamparo en el PP, como alegría al ver el recibimiento que se le ha hecho en Asturias, su tierra, por parte de sus fieles seguidores, donde levanta auténticas pasiones y explosiones de admiración. Cascos, después de lo ocurrido, jamás abandonará a Asturias, tanto desde un retorno breve al PP, como desde un retorno más prolongado, presentándose de forma independiente en Asturias, para regresar en las Elecciones Generales ofreciéndole a su partido su victoria en el Principado.
En el PP, que tiene como Presidente Fundador a Manuel Fraga, nunca se habían hecho las cosas así, no es la costumbre del partido, que siempre ha defendido a las personas y los principios por encima de las siglas. Esa es la idea que los españoles teníamos del PP hasta ahora, pero ahora, en esta nueva versión cuesta trabajo distinguirlo del PSOE, en el que estamos seguros de que las siglas siempre pesarán más que las personas, aunque Zapatero les va a dejar un recuerdo imborrable.
Lo voy a decir una sola vez y no volveré a repetirlo, la victoria de Rajoy en las próximas Elecciones Generales depende mucho más de cómo resuelva la afrenta que el PP ha hecho a Francisco Álvarez Cascos, que del porvenir funesto que le espera a José Luis Rodríguez Zapatero y las encuestas electorales. Cascos es el talón de Aquiles del PP. En la resolución de este escabroso drama se verá si Mariano Rajoy reune las condiciones para ser el próximo Presidente del Gobierno de España y comenzar la recuperación nacional como ha anunciado, tras la política de tierra devastada y quemada que está ejerciendo el PSOE en estos momentos. Si me permitiera aconsejarle, le recomendaría a Mariano Rajoy, que mostrara, en esta ocasión, la magnánima generosidad de un auténtico lider con sus leales, y no la mezquindad de un vulgar y advenedizo aspirante que pretende relumbrar por rodearse de sombras, porque el paso que debe dar hacia La Moncloa debe estar lleno de grandeza, así es como se ha hecho la Historia de España, al menos hasta que llegó Zapatero.
Mariano Rajoy debería recordar en estos próximos días, solo o en compañía de otros, aquellos magníficos versos del Don Juan Tenorio de Zorrilla, porque representan en su esencia lo ocurrido con Cascos, permítanme la sustitución de cielo por PP:
Enrique Suárez
Mariano Rajoy tiene un grave problema con Francisco Álvarez Cascos, porque le han vendido la especie de que entregue el alma del PP, la caja de las esencias del partido a unos advenedizos ambiciosos que le ofrecen el poder a cualquier precio, incluso al de llegar por fatal accidente de su principal rival, José Luis Rodríguez Zapatero, contra una crisis que se lo ha acabado tragando, y amenaza con tragarse también al PSOE, su partido.
Mariano Rajoy ha decidido dejar decidir a otros algo que concierne a lo esencial de su formación política, él está centrado en el triunfo electoral, advertido de todas las malas artes de sur rivales, alerta a cualquier lance inesperado de sus adversarios, pero no puede dejar atrás lo ocurrido con Francisco Álvarez Cascos, Cascos ha dicho que él no lo haría: “Si Mariano Rajoy necesitara mi voto para ser presidente lo tendría”.
Cascos está jugando limpio, a pesar de que los medios de comunicación que amparan el establishment, ejercen un acoso pertinaz sobre su diáspora. Lo de Cascos es más haber salido a dar una vuelta del PP para refrescar, esperando a que se recobre en su partido el sentido común que se ha perdido.
Hoy mismo, un diario que se anuncia como independiente en Asturias daba la noticia de las declaraciones de Fraga sobre la marcha de Cascos, diciendo que había sido lamentable, cuando las declaraciones textuales de Fraga habían sido que: "había sido lamentable que Cascos no fuera el candidato por Asturias". Inmediatamente todos los altavoces del régimen de Zapatero expandieron la buena nueva. Fraga afea a Cascos su actitud, lo que sería incoherente por parte de Don Manuel, porque no hace mucho consideraba que Cascos era la mejor de las opciones posibles para Asturias. Lo que le ha extrañado es que no haya sido elegido candidato, y se haya preferido a una sustituta desconocida, que “seguro que lo hace bien” ha dicho Don Manuel.
Rajoy viaja el próximo miércoles a un acto para inaugurar en el Parlamento Europeo una sala dedicada a Loyola de Palacio, en compañía de Aznar, Aguirre y Rato. Cascos estaba invitado, pero ha declinado su presencia. Quizás entonces tenga tiempo para reflexionar sobre lo que ha ocurrido.
Creo que se avecinan tiempos difíciles para los detractores de Cascos en su propio partido, con seguridad. Bien porque Mariano Rajoy decida al fin intervenir sobre el asunto, destituir a toda la dirección regional del PP asturiano (auténticos provocadores del conflicto en defensa de su poltrona y del acceso al poder que se vislumbra), nombrar una gestora, realizar un Congreso y elegir a un candidato, que bien podría ser Francisco Álvarez Cascos, tras aceptar las disculpas del partido o bien alguno de sus más próximos en el partido , aunque si esperan mucho no va a quedar ninguno, o bien porque tengan que enfrentarse a su antiguo compañero en las urnas. Todas las malas artes que han utilizado no les van a servir de nada en esta ocasión.
Lo que está claro a estas alturas de la historia es que Cascos no ha abandonado al PP, ha sido el PP el que lo ha abandonado a él. También está claro que él se ha comprometido con los asturianos que le han apoyado para su regreso. Tanta desazón debe sentir con su desamparo en el PP, como alegría al ver el recibimiento que se le ha hecho en Asturias, su tierra, por parte de sus fieles seguidores, donde levanta auténticas pasiones y explosiones de admiración. Cascos, después de lo ocurrido, jamás abandonará a Asturias, tanto desde un retorno breve al PP, como desde un retorno más prolongado, presentándose de forma independiente en Asturias, para regresar en las Elecciones Generales ofreciéndole a su partido su victoria en el Principado.
En el PP, que tiene como Presidente Fundador a Manuel Fraga, nunca se habían hecho las cosas así, no es la costumbre del partido, que siempre ha defendido a las personas y los principios por encima de las siglas. Esa es la idea que los españoles teníamos del PP hasta ahora, pero ahora, en esta nueva versión cuesta trabajo distinguirlo del PSOE, en el que estamos seguros de que las siglas siempre pesarán más que las personas, aunque Zapatero les va a dejar un recuerdo imborrable.
Lo voy a decir una sola vez y no volveré a repetirlo, la victoria de Rajoy en las próximas Elecciones Generales depende mucho más de cómo resuelva la afrenta que el PP ha hecho a Francisco Álvarez Cascos, que del porvenir funesto que le espera a José Luis Rodríguez Zapatero y las encuestas electorales. Cascos es el talón de Aquiles del PP. En la resolución de este escabroso drama se verá si Mariano Rajoy reune las condiciones para ser el próximo Presidente del Gobierno de España y comenzar la recuperación nacional como ha anunciado, tras la política de tierra devastada y quemada que está ejerciendo el PSOE en estos momentos. Si me permitiera aconsejarle, le recomendaría a Mariano Rajoy, que mostrara, en esta ocasión, la magnánima generosidad de un auténtico lider con sus leales, y no la mezquindad de un vulgar y advenedizo aspirante que pretende relumbrar por rodearse de sombras, porque el paso que debe dar hacia La Moncloa debe estar lleno de grandeza, así es como se ha hecho la Historia de España, al menos hasta que llegó Zapatero.
Mariano Rajoy debería recordar en estos próximos días, solo o en compañía de otros, aquellos magníficos versos del Don Juan Tenorio de Zorrilla, porque representan en su esencia lo ocurrido con Cascos, permítanme la sustitución de cielo por PP:
Llamé al PP y no me oyó,
Más si sus puertas me cierra,
De mis pasos en la tierra,
Responda el PP, y no yo.
Más si sus puertas me cierra,
De mis pasos en la tierra,
Responda el PP, y no yo.
Enrique Suárez