Disculpe que le escriba en
español, pero es que soy español, creo que usted también comprende la lengua
que le ha permitido ser President de la Generalitat de Catalunya, que debe
someterse a la legislación competente en España, es decir la Constitución
Española de 1978. Así que no aduzca incomprensión, salvo que quiera ser
considerado tan felón como Fernando VII, que tampoco entendía de qué iban las
constituciones.
Verá usted, desde el 19 de marzo
de 1812, este país, o si lo prefiere, esta nación, tiene como único soberano al
pueblo español, es decir, ni Dios, ni el Rey, ni el Presidente del Gobierno y
mucho menos una panda de catetos sobrealzados, tienen potestad alguna sobre
cuestiones de soberanía de la nación española más que el sujeto político
reconocido por ley, es decir, el pueblo español. Como servidor forma parte de
ese pueblo español y como usted viene agrediendo de forma continuada y
persistente mi condición soberana, quiero dedicarle estas palabras a ver si
podemos llegar a un acuerdo, que no será otro que usted deponga su actitud
insolente por las buenas, renunciando a seguir atentando contra la Constitución
Española vigente en todo el territorio nacional, o por las malas, tras aplicar
el artículo 155 de esa misma Constitución española que considera que usted
puede ser inhabilitado para presidir una autonomía si invita a la sedición ilegal
o secesión política.
Verá usted, D. Artur, decía un
reconocido politólogo, el alemán Max Weber, que una nación es un resultado,
nunca un propósito. Las naciones no surgen coleccionando puntos de confusión ni
con bravuconadas ilegítimas, ni con chantajes económicos, ni con manifas de los
que cobran del nacionalismo. Todo eso, como usted bien sabrá, es una
degeneración de la democracia que desde Aristóteles se conoce como oclocracia,
fórmula que permite a los tiranos gobernar apoyados en las muchedumbres, algo
parecido a lo que aconteció con Hitler o Stalin.
Si usted quiere realizar una
consulta, que en realidad es un referéndum encubierto, algo para lo que no reúne
usted suficientes atribuciones legales, se ha equivocado de interlocutor al
dirigir su carta a D. Mariano Rajoy, porque el único interlocutor posible somos
los españoles, incluidos los catalanes,
constituidos en nación y pueblo soberano, legítima y legalmente, que
somos los únicos con potestad para concederle a usted y a sus acólitos el referéndum
que anhela. Rajoy, la única potestad que tiene es ninguna, porque ni siquiera
podría convocar ese referéndum con la vigente Constitución española, porque
usted sabrá, y si no debería saberlo, que no se puede convocar un referéndum para
ir contra la Constitución española vigente, aunque sí se podría convocar un referendum para hacer una nueva Constitución, que sería la única fórmula para concederle a usted lo que pide, porque con la actual no tiene ninguna posibilidad, ni próxima, ni remota.
Cuando todos los españoles
decidamos que usted pueda tener un referéndum, lo tendrá, mientras tanto todas
las cosas que usted haga en el sentido de proclamar la independencia de
Cataluña vulneran la Constitución Española de 1978, lo que quiere decir que
está usted igual de fuera de la ley, que su antecesor LLuis Companys cuando
proclamó el Estat Catalá en la época de la Segunda República, por la que fue
condenado a visitar el Penal del Puerto de Santa María, provincia de Cádiz.
Su autonomía, señor Artur Mas, es
una entidad administrativa (sin otra potestad política que cumplir las leyes vigentes) del Estado español, de la misma categoría que el
Ayuntamiento de Cuenca o el Cabildo de Santa Cruz de Tenerife, que el INE o el
Instituto Nacional de Meteorología. Y su potestad para convocar referenda es la
misma que la de los jugadores de mus o los recolectores de caracoles reunidos.
Que usted se crea en sus delirios el Mesías de la Tierra Prometida de Cataluña
no le concede poder para convocar una consulta, pero sí debería usted acudir a
la consulta de un psiquiatra o psicólogo, antes de que las cosas vayan peor
para usted y para el sufrido pueblo que soporta sus delirios y que Cataluña sea la comunidad autónoma más corrupta de España, según reciente informe de la Unión Europea.
Los líderes catalanistas como
usted, no sólo necesitan una consulta, sino mucha medicación para los delirios
mesiánicos que les han brotado tras su nefanda conducta corrupta, que tratan de ocultar por elevación de sus despropósitos
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Enrique Suárez.