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miércoles, 7 de noviembre de 2012

Al vent del món



"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida" Miguel de Cervantes

Cuando Zapatero pronunció aquella inolvidable frase en la que decía que la Tierra era del viento, al asesor literario se le debió olvidar completarla, posiblemente porque la haya pillado de alguna página de internet de frases anónimas. En fin, esta frase no es ninguna estupidez, como algunos han pensado, sino una profunda invitación al pensamiento de Hegel, que por haber sido expuesta con la frivolidad que Leire Pajín pretendía cambiar de sexo al PIB, quedó reducida a estupidez altisonante prorrumpida por un deslustrado patán.

Voy a tratar, por esta vez y sin que sirva de precedente, de congraciar al ex presidente Rodríguez Zapatero con la razon, ya sé que es algo escatológico, pero la sofística y la retórica lo soportan todo. Nuestro eximio máximo representante, tal vez quiso decir algo que fue incapaz de comunicar la metáfora que entraña esta frase: la Tierra es del Viento.

La Tierra es del Viento, es un concepto en sí mismo que nos define el Zeigeist de una época, la fuerza compartida por todos los individuos de una cohorte determinada, independientemente de sus naciones o pueblos originales (Volksgeist) y también de otras condiciones, que se reúnen en un objetivo común. El Zeitgeist, sería así, el “genius séculi” del romanticismo alemán.

Se introduce de esta forma una comparación entre el estado de un individuo y el espíritu de una nación. En el proceso de su formación, el individuo sufre varios cambios sin perder su identidad. Como una parte de la historia mundial, una nación -exhibiendo una cierta tendencia expresada en su volksgeist - tiene su rol- en el proceso total de la historia mundial. Pero una vez que contribuye su porción a la historia mundial, ya no tienen un papel en el proceso de historia mundial. La sumersión en el proceso total previene el renacimiento cultural de las personas, porque han agotado su creatividad en el crecimiento histórico del espíritu que los guía (zeitgeist - wikipedia).

De esta cuestión surgen distintas opciones, la filosofía nazi del gran hombre spengleriano, entañada por Adolf Hitler, la filosofía materialista de la disolución del hombre en la sociedad encarnada por Lenin o Stalin y los socialismos, la existencialista que nos conduce a la nada del ser humano de Jean Paul Sartre, o la nihilista de Nietzsche y Freud. También hay otras más positivas como la estancialista de Ortega y Gasset, o la racio-vitalista de Bertrand Russel. 

El viento del mundo, también es el título de una magnífica novela de Pierre Pelot de ámbito prehistórico que nos habla del nacimiento de la cultura humana en el Árica oriental hace 1,7 millones de años. El viento del mundo construye y destruye la historia de la Tierra y los seres humanos que la habitan.
De esta forma, “el viento del mundo” (el zeigeist de una época) sí sería el dueño de la Tierra, si con esta metáfora queremos reconocer al clima de un momento que influye, más allá de la historia y de sus historias, sobre los individuos que comparten tiempo vital en el planeta. Hubo épocas de vientos catastróficos, como las guerras mundiales, mientras hubo otras de vientos gélidos como la guerra fría y otra de periodos cálidos como el Renacimiento o tal vez, la globalización.

El mayor problema que puede tener un país al igual que las personas que lo forman es no saber de donde sopla el viento del mundo en un determinado momento de su historia, algo que le está ocurriendo a Artur Mas, el Peter Pan catalán que se ha empeñado en orientar su feudo contra los vientos que soplan sobre España en estos momentos.

Sin agotar el tema, ayer mismo fue elegido Presidente de los Estados Unidos de América Barack Obama, por segundo mandato. Quizás mucha gente no sepa que ha sido el primero en emitir su discurso de convocatoria a elecciones también en español (ya lo hizo en la ocasión anterior), dado que la pujante comunidad hispana de los Estados Unidos, con casi cincuenta millones de habitantes, cada día está haciendo valer más su impronta cultural en el país del Tío Sam, tanto es así, que en muchos estados las papeletas electorales para votar a su Presidente, Congresistas, Senadores y Gobernadores, se encontraban en dos idiomas, inglés y español. Los vientos del Oeste favorecen a la cultura española en esta época, algo que redundará cuando salgamos de la crisis en unas relaciones cada vez más estrechas entre España y Estados Unidos.

Sin embargo, hay gente en este país que no es favorable a tal cosa, entre ellos los socialistas, más orientados desde hace dos siglos a la servidumbre colonial francesa (una vez que el socialismo real se ha descompuesto en sus múltiples mafias), o los nacionalistas, como Artur Mas, que se ha aventurado hasta Moscú para recabar apoyos del Kremlin a su proyecto, sin haber vendido ni una butifarra, a pesar de todas las energías y recursos que invirtió en el proyecto. A los nacional-socialistas todo lo que huela a España y libertad les pone incómodos, por eso es normal que cuando el viento del mundo, que no es otro que el de la libertad comienza a expresarse en español, ellos traten de proteger de forma mezquina, sus intereses partidarios, no vaya a ser que sus seguidores se den cuenta de su cuento.

Si sólo había que escuchar a Raymon, aquel cantautor valenciano que se transformó en catalán por nacionalismo cuentacorrentista; hay que hacerle caso “al vent del món”, que hoy, desgraciadamente para algunos, se expresa en español, afortunadamente para todos los que disfrutamos de la lengua que convertía gigantes en molinos y molinos en gigantes, en la época de Cervantes.

Enrique Suárez

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