· Parto del axioma (principio tan claro y evidente que no necesita demostración) siguiente: los partidos políticos han dejado de lado sus funciones prístinas y se han convertido sólo, por un lado, en un arma para conquistar el poder y permanecer en él el mayor tiempo posible; y por el otro, en una empresa de colocación laboral para sus militantes, si están en el poder, o que promete un puesto de trabajo a sus militantes, si están en la oposición.
· De este axioma no se libra ningún partido político: ni los tradicionales, ya instalados en las instituciones de todos los niveles del Estado, ni los nuevos (C’S y UPyD) que, según sus patrocinadores, han nacido con la pretensión de “hacer política de otra forma” y de “regenerarla”, sobre la base de la transparencia, de la democracia y de la transversalidad.
· En realidad, C’s y UPyD, como los partidos de viejo cuño, son instrumentos controlados por sus dirigentes (Albert Rivera y su guardia pretoriana; Rosa Díez, Antonio Robles y sus mesnadas respectivas) para llegar al poder y amorrarse a las ubres de los presupuestos del Estado. Para conseguirlo, no tienen reparos en utilizar cualquier medio (para ellos, el fin justifica los medios) y en ciscarse sobre los estatutos del partido o sobre la ley de partidos políticos o sobre la Constitución de 1978.
· En efecto, por haber militado tanto en C’s como en UyD, puedo afirmar y afirmo que estos dos chiringuitos políticos son dos “granjas orwellianas”, regentadas, manu militarí, por una cerda (Rosa Díez) y unos cerdos (Albert Rivera, en C’s; y Antonio Robles, en UPyD-Cataluña), en sentido orwelliano, por supuesto. Donde estén, como diría la sutil Bibiana Aído, esa individua (Rosa Díez) y esos individuos (Albert Rivera y Antonio Robles), la democracia interna brillará por su ausencia; además la ética, los valores, los principios no serán nunca moneda de curso legal; y en contrapartida, con ella y con ellos, lo que se implantará será siempre la ley de la selva, la arbitrariedad y la discrecionalidad más totales y absolutas. Así es la casta política de larga o de corta historia .
· Por eso, como recogen sistemáticamente los análisis del CIS y Mario Conde en su último libro (Los días de gloria), “en este año 2010 las encuestas evidencian que los políticos y sus partidos son un problema. Una cosa es el desprestigio y otra que te consideren un problema. Esto es más grave y más serio y traerá consecuencias”. Esta constatación del CIS, citada por Mario Conde, ya había sido vislumbrada por José Saramago, cuando afirmó que “sin política no se puede organizar una sociedad. El problema es que la sociedad está en manos de los políticos profesionales”. Y el problema es que, como declaró hace unos días J. Luis Cebrián, “hay diputados y políticos de peor calidad intelectual o personal que Belén Esteban”. O, como escribió, hace unos meses, Salvador Sostres, “si los medradores y los jetas pueden llegar a ministros (Pepiño Blanco, Leire Pajín y gli altri) o a presidentes de Gobierno (añado yo, pensando en Zapatero), nos gobernarán siempre los perores, los más necios, los más incapaces”.
· Ante este páramo político, arrasado aún más por los mensajes icónicos y los gemidos seminales y lúbricos de las cuñas publicitarias de los distintos partidos en liza en las autonómicas de Cataluña, los electores debemos ser consecuentes y dar una lección nítida y sin paliativos a la casta política de Cataluña y de las Españas. ¿Cómo? El 28 de noviembre, ante nosotros, votantes catalanes, se nos presenta sólo una alternativa: o abstenernos (las encuestas dan un porcentaje de abstención tan grande, que pone en entredicho la salud y la higiene democrática de la vida política catalana) o seguir el mensaje conativo contenido en el título de esta reflexión: “Carmen de Mairena for President”. Elegir libremente una de estas dos alternativas sería dar la espalda a la casta política (de rancio o de nuevo cuño), preocupada y ocupada por cuestiones que sólo le interesan a ella y no a los ciudadanos. Eligiendo una de estas dos alternativas diremos a la casta política que no somos idiotas, que no somos tontos, que no nos chupamos el dedo y que no estamos dispuestos a dar más cheques en blanco. Eligiendo una de estas dos alternativas descalificaremos a la casta política y la pondremos a la altura de la zafiedad de Carmen de Mairena, que es más digna de respeto que ellos.
· El 28 de noviembre, en nuestras manos está el dar una lección a todos esos caraduras de las “listas cerradas” en liza, que se presentan para servirse de los ciudadanos y no para servirlos: o abstención o Carmen de Mairena for President. That’s the question!!!
Manuel I. Cabezas
Seguidor y practicante de la doctrina de la “Honestidad Radical” y de “lo políticamente incorrecto”, que es lo correcto (26.11.2010)