Una de las patrañas mejor
pergeñadas por la casta política de todos los partidos políticos españoles es
la de la “tutela necesaria” de los ciudadanos por aquellos que dicen
representarles, aunque la inmensa mayoría de las opiniones públicas y
publicadas, consideren que estos “servidores del pueblo” exclusivamente
representan sus propios intereses y los diversos sectarismos de sus formaciones
respectivas.
El desprestigio acumulado
por la casta política española no se resolverá con más propaganda urdida con
los recursos que provienen de nuestros impuestos, ni tampoco con más demagogia
democrática. La decadencia de la credibilidad y la confianza de los españoles
es irreversible y requiere una acción inmediata por parte de los ciudadanos contra los detentadores
del poder, que usurpan nuestra libertad, nuestros derechos y nuestros recursos
para incrementar sus privilegios y beneficios.
Ni los criminales de ETA
pueden ser hombres de paz, ni la secesión de Cataluña tiene cabida en nuestra
Constitución, ni la corrupción política puede ser impune a nuestras leyes, ni
la opresión que se ha cometido con el pueblo español desde el poder puede
quedar sin restitución. No se pueden seguir pagando más impuestos para crear
más puestos para la privilegiada famiglia de la casta política española, mientras una mayoría de
españoles han visto como se reducen sus recursos y una ingente minoría han
pasado a engrosar las filas de la exclusión social, la pobreza y la
discriminación negativa ejercida por el poder.
De todo lo acontecido en este
país hay responsables, pero lo peor es que también hay delincuentes que se han
pasado los códigos legislativos vigentes en este país por el arco del triunfo
de su memez y lo han hecho, no ocultándose, sino mostrando su chulería en los
telediarios.
España es una comunidad
cívica histórica y legítima antes que una ramera de los proxenetas de la casta, de los traidores a los principios que nos reunen; si en este país sobra algo, son todos ellos, los que se ríen en nuestra propia
cara de sus faenas mientras nos esquilman y oprimen. Estoy seguro de que no les
queda mucho tiempo y estoy seguro de que lo saben, no pueden ser tan soberbios
para no haberse enterado de que los españoles en su conjunto soberano estamos
hartos de su presencia y persistencia irremediable.
Vienen tiempos de cambio,
el año 2014 no será como el 2013, por mucha propaganda que nos inoculen en vena
con los recursos que les hemos concedido. En este país se han cometido
despilfarros insoportables, mendacidades inaceptables, corrupciones miserables,
e injurias contra la inteligencia de los ciudadanos, siempre desde el poder, a
mayor gloria y privilegio de los miembros de la casta.
El régimen político en el
que vivimos los españoles se parece a una democracia como la economía de Corea
del Norte a la de los Estados Unidos.
No podemos seguir teniendo en la representación política a quienes más
vulneran nuestra Constitución y nuestras leyes, las mismas que ellos han creado
para que cumplamos los demás, mientras ellos se han declarado inmunes a
cualquier suerte de equidad legal, cuando no impunes a todas ellas por
aforamiento impropio de cualquier régimen democrático y libre.
Es hora de que los
españoles nos pongamos de acuerdo para destronar de nuestra maltrecha democracia a la aristocracia sectaria y reaccionaria de
la casta, antes de que sigan utilizando nuestros recursos para implantar definitivamente su demagogia como única opción de vida posible en este país. Vamos
con doscientos años de retraso pero en el 2014 vamos a ver como arde el
régimen, porque como no lo veamos estos mal nacidos son capaces de recobrar la
Santa Inquisición para juzgarnos a los demás y eximirse de cualquier responsabilidad de sus crímenes delictivos.
Seguiremos informando de
como va la reacción cívica en este blog, como lo hemos venido haciendo
cotidianamente desde hace seis años, y por cierto ya puestos, es hora de exigir la dimisión del prevaricador general del Estado, el señor Torres Dulce, junto
con su legión de fiscales conniventes, que son el principal escollo para que
los jueces de este país, que aún mantienen su independencia a pesar de todo, puedan
juzgar a toda esta patulea de impresentables impostores que han usurpado la
democracia en España para medrar a costa de empobrecer y oprimir a los
españoles.
Ya está bien de chorizos en las instituciones; hay que desparasitar con urgencia.
Enrique Suárez