"No hay diferencia entre comunismo y socialismo, excepto en la manera de conseguir el mismo objetivo final: el comunismo propone esclavizar al hombre mediante la fuerza, el socialismo mediante el voto. Es la misma diferencia que hay entre asesinato y suicidio." Ayn Rand
El premio nóbel, F.A. Hayek, dedicó su obra más conocida: "Camino de Servidumbre" a los socialistas de todos los partidos. A los que reuniendo nuestros votos en mayorías, conforman un régimen despótico que divide en dos clases a los ciudadanos: la casta y la chusma. La casta detenta el poder, la chusma lo padece y sufre. España, es un ejemplo magnífico de esta alegoría.
Los españoles somos seres maltratados por el destino desde
hace muchos siglos, no hemos tenido suerte con nuestros gobernantes,
fundamentalmente porque todos han sido unos “adanistas” sin escrúpulos que pensaban
que su usufructo del poder era una concesión divina.
En tiempos recientes, hemos asistido a la singular aventura
de un personaje como Rodríguez Zapatero que, con “motivos para creer” convenció
a once millones de españoles que era mejor que un Rajoy que paseaba una niña
impertinente por los platós de televisión, esperando cuatro años sin hacer nada
mientras el iluminado de las cejas hundía el país. ¿Todavía hay alguien que
tenga la caradura de preguntarse lo que ha ocurrido en España?
Es fácil comprender lo acontecido, si usted ha votado al PSOE o al PP, es
autor intelectual y corresponsable de todo lo que ha ocurrido, y no vale decir
que le han defraudado, porque quien elige casta, casta tiene. La casta no ha
llegado hasta este país con el viento y no se ha perpetuado con la primavera,
ha sido elegida para mandar por los demócratas, que la han votado y permiten que los partidos
que apoyan lo hagan contra su Constitución, contra el sentido común, contra su
libertad, contra sus propios intereses. No se preocupen ustedes, la hipnosis es permanente, dentro de tres años volverá a ocurrir otra
vez lo mismo, aunque hoy parezca que todo el mundo está descontento, en las próximas elecciones, gobierno del PSOE o del PP, pase lo que pase.
Quizás no se hayan percatado que desde 2007 hasta ahora los
españoles hemos perdido un 40 % de poder adquisitivo, es decir, somos un 40 %
más pobres. Sólo se han producido 2,5 millones de parados más, han cerrado
alrededor de medio millón de empresas y hay un millón más de pobres. España, es
el país occidental con mayor tasa de desempleo juvenil del mundo y el que más
emigración cualificada está exportando: 400.000 españoles se han ido a otro
país el último año.
Nos han quitado más derechos, fundamentales, convencionales y sociales en los últimos cinco
años que todos los que habíamos logrado reunir en 35 años de democracia, todo está
justificado por la crisis, pero nadie nos dice que la razón de todos nuestros
males no es la crisis, sino la incompetencia e incapacidad de los gobernantes
que han tenido que acometerla, los que la acrecentaron y los que no la han disminuido.
En realidad, la crisis no es otra cosa que un argumento del poder para oprimir
al pueblo, una justificación de su impotencia, ignorancia y codicia, de su irresponsabilidad e impertinencia. Porque no
se engañen, la casta no tiene los problemas que sufre el pueblo, muchos políticos españoles se han subido el sueldo y han seguido acumulando
privilegios durante el último año. La crisis es para los pobres, para los que
no viven del pesebre del Estado, para los que fueron estafados por los bancos,
para los que son culpabilizados cada día por haber sido idiotas al elegir a
gobernantes que les imponen un yugo, sencillamente con la única motivación de incrementar sus
privilegios a costa del perjuicio de los que les han alzado al poder.
Prueba de que a los detentadores las circunstancias del pueblo
les importan una mierda es que no han tomado ni una sola medida para paliar su
propia violencia contra los gobernados: si se suicidan por desahucios, si
pierden su trabajo, si cierran su negocio, si se endeudan y se empobrecen, es
su problema. Para los poderosos, antes está la macroeconomía que las desgraciadas circunstancias de los desafortunados que ha pillado el tsunami.
Es la molicie de los poderosos contra la devastación de los
desposeídos a lo que nos enfrentamos, no es simplemente una crisis, es la más
depravada tiranía, el más absurdo despotismo y la más impostada demagogia a lo
que nos enfrentamos. La crisis es otra cosa, es a unos detentadores, impostores
y usurpadores que administran la crisis a su conveniencia, contra los
ciudadanos, a lo que realmente nos enfrentamos en España. A la violencia del
Estado en su máximo esplendor, que esquilma cualquier conato de libertad que se
le enfrente, porque la casta domina el poder, la calle, los medios y la justicia
en su provecho, contra aquellos que, ingenuos, han alimentado al dragón Estado que vive a su costa y que
ahora les devora.
Enrique Suárez