"La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde" Miguel de Cervantes Saavedra
Cuando nos vamos aproximando a los 500 millones de hispano
hablantes en el mundo, siendo tras el inglés la lengua más franca del planeta, resulta paradójico que en un
pequeño territorio de la nación española, la comunidad catalana, una orden de
talibanes se hayan comprometido en su extinción por decreto, practicando una
eugenesia cultural más propia de los nazis que de gente civilizada.
Paradójico también resulta, comprobar como han ido cambiando
las cosas en esta comunidad a lo largo de los últimos treinta años, porque si a
comienzos de la democracia: “el catalán era una lengua minoritaria al borde la
extinción” según decían, con el tiempo han logrado expulsar de la educación de
los niños catalanes al español, contra la ley, contra la razón y contra el
sentido común, sencillamente para cultivar electores a futuro de sus
pretensiones delirantes.
Cometen un grave error, sin duda alguna, utilizando una
lengua como arma para hacer prevalecer sus intereses y privilegios, pero la
historia les juzgará y posiblemente, les acabe condenando. En Ciudadanos en la
Red tenemos larga tradición en desmontar las mentiras del nacional-socialismo
catalán, tanto históricas, como culturales, o identitarias, lo hemos hecho
tanto contra los nacionalistas que pretenden un regreso al Camelot imaginario
del Rey Arturo, como contra los socialistas que pretenden configurar un Estado
federal, en una nación unitaria, porque les molesta el concepto, la idea y el
hecho de España, y se contrapone a su interés en que prevalezcan los valores
estatales jacobinos contra los nacionales reales. Pero también lo hemos hecho
contra todas las operaciones para ayudar al nacional socialismo que han surgido
en partidos como Ciutadans –izquierda no nacionalista-, UPyD –federalismo de
baja intensidad, lengua común, a Savater le importa una mierda la idea de
España- o PP –que siempre ha defendido los hechos diferenciales catalanes,
antes que el hecho real de una España unida-.
Hay tanta farsa en Cataluña, tanto
teatro, tanto expolio económico, político, cultural, histórico, y al fin
humano, que a veces resulta complicado comprender como pueden ocurrir estas
cosas en pleno siglo XXI, cuando serían más propias de la Edad Media y el
feudalismo –una organización de poder que sólo existió en Cataluña, pero no en
el resto de España-, pero así son las cosas. Por cierto, viendo los apellidos
españoles de la mayoría de catalanes (un 65 %) y la representación en el Govern y las
administraciones públicas catalanas, de una presencia mayoritaria de apellidos
catalanes (un 35 %), es fácil deducir que en Cataluña no sólo hay xenofobia, sino también
apartheid.
Una última cosa para el deslustrado catalanismo, en España
hablamos español, no castellano, perdón, el castellano se hablará en Castilla,
pero el español que proviene de España, se forja tanto en el territorio español
como en las 27 naciones que hablan nuestro idioma, como en las diecisiete
comunidades que conforman España, por tanto vamos a superar definitivamente la simetría
artificiosa de una puñetera vez, porque la RAE establece que el español no es sólo de España, sino del mundo, y no una paletada cateta, según criterio abyecto de unos talibanes.
El catalán es una lengua que se impone a una
población, en muchos casos contra su voluntad, con elevadas inversiones económicas para adoctrinar a las nuevas generaciones de catalanes en
una identidad urdida con finalidades políticas y económicas. El español es un
idioma hablado libremente en la actualidad por 500 millones de personas, nada
que ver ni en el pasado, ni en el presente, ni por toda la eternidad; por
cierto, la segunda lengua más hablada en los Estados Unidos y la primera de
América, donde resulta cada día más difícil realizar negocios si no se habla bien.
Pareciera que las élites catalanistas trataran de imponer su lengua a los charnegos para seguir teniendo mano de obra a su servicio para el futuro, impidiendo que puedan trabajar en otros lugares de España o en aquellos donde se habla español. ¿Van a permitir los mayoritarios García, Fernández, González, Álvarez o Pérez que unos talibanes les impongan la estigmatización definitiva a ellos, a sus hijos y a sus nietos? ¿O se van a cambiar los apellidos españoles de los catalanes por decreto de Artur Mas? San Sadurní de Noia, tenemos un problema.