El mayor problema que tiene nuestro país, al contrario de lo que ocurre en otras comunidades occidentales, no es la crisis, sino la incapacidad del Gobierno para resolverla.
España tiene problemas peculiares, que no ocurren en otros países de nuestro entorno.
El más importante, es la escasa cualificación profesional de la mayoría de ministros. Con la excepción de dos o tres, todos los demás han hecho su carrera en la política, y sin la política no estarían en la situación social y económica en la que se encuentran actualmente.
En ningún país serio se admitiría como ministro a alguien que no ha completado el bachiller, imagínense que esto ocurriera en Francia, Estados Unidos, Reino Unido o Alemania, países que eligen los mejores y no los más afines, sería un escándalo, pero aquí, algunos medios de comunicación, algunos periodistas del pesebre, nos lo presentan como una virtud.
El caso del actual ministro de trabajo e inmigración, Celestino Corbacho es peculiar, cuando uno lee su historia en El País, parece que los españoles hemos sido bendecidos por los dioses, y en la vikipedia en catalán aparece como abogado y profesor universitario, nada menos.
La escasa formación del ínclito personaje no le ha impedido ser al menos 16 cargos públicos, simultáneamente algunos, ni ingresar, al menos, 150.000 euros al año como Presidente de la Diputación de Barcelona (poca cosa, comparado con los 300.000 euros al año que se ingresan el señor Montilla y su señora).
Sobre las andanzas del ínclito ministro que pretende regularizar la presencia de inmigrantes en nuestro país, que el anterior ministro de trabajo, Jesús Caldera, desregularizó, nos habla Carlos López en su blog con tres capítulos sobre su historia personal, que parecen conducirnos a Palermo. Y también lo hacen el blog Pensamientos en voz alta.
En manos de este personaje tiene España su futuro, los más de tres millones de parados directamente y los demás, indirectamente. Algunas de las decisiones que requiere nuestro país para resultar competitivo es impedir los blindajes laborales que han establecido los sindicatos durante los últimos 30 años. En las condiciones actuales, pronto nos acercaremos a los cuatro millones de parados, y de no mejorar las circunstancias de la crisis hasta 2010 como ha dicho el Presidente del Banco de España, lo vamos a pasar muy mal.
Por muy buen alcalde de Hospitalet que haya sido durante 15 años, a pesar de haber ocupado la Presidencia de la Diputación de Barcelona, uno de las diputaciones que más dinero mueve de España, y a pesar de ser el brazo derecho del Presidente de la Generalitat, el señor Corbacho adolece de los mínimos requisitos, conocimientos y experiencia, para afrontar la reforma laboral que exige la estructura económica de nuestro país.
La experiencia complementa y fortalece el conocimiento, pero nunca puede sustituirlo. Y mientras tanto, miles de licenciados en ciencias laborales, siguen fichando en la cola del paro, y viendo como sus esperanzas se pudren.
Erasmo de Salinas
España tiene problemas peculiares, que no ocurren en otros países de nuestro entorno.
El más importante, es la escasa cualificación profesional de la mayoría de ministros. Con la excepción de dos o tres, todos los demás han hecho su carrera en la política, y sin la política no estarían en la situación social y económica en la que se encuentran actualmente.
En ningún país serio se admitiría como ministro a alguien que no ha completado el bachiller, imagínense que esto ocurriera en Francia, Estados Unidos, Reino Unido o Alemania, países que eligen los mejores y no los más afines, sería un escándalo, pero aquí, algunos medios de comunicación, algunos periodistas del pesebre, nos lo presentan como una virtud.
El caso del actual ministro de trabajo e inmigración, Celestino Corbacho es peculiar, cuando uno lee su historia en El País, parece que los españoles hemos sido bendecidos por los dioses, y en la vikipedia en catalán aparece como abogado y profesor universitario, nada menos.
La escasa formación del ínclito personaje no le ha impedido ser al menos 16 cargos públicos, simultáneamente algunos, ni ingresar, al menos, 150.000 euros al año como Presidente de la Diputación de Barcelona (poca cosa, comparado con los 300.000 euros al año que se ingresan el señor Montilla y su señora).
Sobre las andanzas del ínclito ministro que pretende regularizar la presencia de inmigrantes en nuestro país, que el anterior ministro de trabajo, Jesús Caldera, desregularizó, nos habla Carlos López en su blog con tres capítulos sobre su historia personal, que parecen conducirnos a Palermo. Y también lo hacen el blog Pensamientos en voz alta.
En manos de este personaje tiene España su futuro, los más de tres millones de parados directamente y los demás, indirectamente. Algunas de las decisiones que requiere nuestro país para resultar competitivo es impedir los blindajes laborales que han establecido los sindicatos durante los últimos 30 años. En las condiciones actuales, pronto nos acercaremos a los cuatro millones de parados, y de no mejorar las circunstancias de la crisis hasta 2010 como ha dicho el Presidente del Banco de España, lo vamos a pasar muy mal.
Por muy buen alcalde de Hospitalet que haya sido durante 15 años, a pesar de haber ocupado la Presidencia de la Diputación de Barcelona, uno de las diputaciones que más dinero mueve de España, y a pesar de ser el brazo derecho del Presidente de la Generalitat, el señor Corbacho adolece de los mínimos requisitos, conocimientos y experiencia, para afrontar la reforma laboral que exige la estructura económica de nuestro país.
La experiencia complementa y fortalece el conocimiento, pero nunca puede sustituirlo. Y mientras tanto, miles de licenciados en ciencias laborales, siguen fichando en la cola del paro, y viendo como sus esperanzas se pudren.
Erasmo de Salinas