Una vez más nuestro país se convertirá en un laboratorio político y sus ciudadanos en conejillos de indias con la intención declarada de encontrar el mensaje de la izquierda global del futuro en territorio español. Más fetichismo de la mercancía para envolver la quiebra de la praxis socialista, que ha incrementado la desigualdad entre los españoles, porque a pesar de los resultados expuestos recientemente, las estadísticas internacionales no tienen en cuenta las variables nacionalistas.
Dispuesto a lanzarse a cualquier alternativa que permita que Z permanezca en La Moncloa, el aparato del PSOE se prepara para la batalla. Un paso atrás, ni para tomar impulso, como diría el comandante.
La desastrosa gestión política y administrativa, el fuera de juego internacional con pretensiones de alianzas civilizatorias, la agresión permanente a los cimientos constitucionales que soportan la convivencia de los españoles, la sarta de tonterías y chorradas que le hemos soportado atónitos los habitantes de este país al inefable Z, van a envolverse ahora en el acharolado papel de regalo de la opinión de los expertos con criterio de izquierdas, esta nueva brigada internacional que viene a decirnos a los españoles que si queremos ser considerados modernos debemos votar a Z, y que no se nos ocurra votar a Rajoy que representa el mundo neocon del emperador Bush y el aprendiz Sarkozy.
Allá por los idus de marzo se habrá producido un excelente sucedáneo racional apto para el consumo de los electores españoles, que integrará posiblemente entre sus ingredientes, mucho cambio climático, pacifismo a ultranza, feminismo redentor, integración hipócrita, desarrollo sostenible, y más bienestar para todos repartido con criterio muy equitativo. Nos dirán que no votar al PSOE será algo así como decirle adios al futuro para caer en las redes del mal, que estos socialistas fetén fueron todos educados en colegios religiosos y mantienen la impronta
Tras la caída del muro de Berlín y el descalabro del imperio soviético, la izquierda occidental no encuentra espacio, y se ha visto en los últimos tiempos que sus propuestas han sido rechazadas en casi todos los países socialmente avanzados. Se necesita un nuevo mensaje, en España van a probar si la gente pica con las campañas, la propaganda, las estrategias, las tácticas y todos los enmascaramientos posibles.
Z es un dique, un no pasarán simbólico, que se quiere fortalecer ante la presión que supone que Sarkozy haya desplazado el socialismo francés a lugares próximos a la memoria histórica, los rusos no levanten cabeza, y los norteamericanos sigan siendo, a pesar de todo, los que imponen su orden político, económico y social en el mundo.
Creo que estas elecciones en España se van a jugar con muchos fichajes del exterior, tratando de transmitir que en un mundo global, sin fronteras, el único conflicto existente es el ques se establece entre las posiciones políticas de izquierda representadas por el mesianismo de Z y su alianza de civilizaciones por un lado, y por el otro, la política real de Bush, Sarkozy, o Merkel.
Esto es lo que hay, a los españoles nos toca pagar los pecados históricos cometidos por nuestra mala cabeza en aquel pásalo inconsciente de otro marzo del que no podremos olvidarnos jamás. Y seguimos sin aprender la lección.
María del Valle