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lunes, 28 de julio de 2014

Anarquía civilizada y liberalismo responsable contra la casta expoliadora

El eje de poder está cambiando en España a marchas forzadas, las distintas representaciones políticas de los partidos atraviesan sus horas más bajas, en las pasadas elecciones europeas, tan solo un 42 % de los españoles con derecho a voto apoyaron alguna de ellas, el PSOE y el PP, perdieron más de cinco millones de votos entre ambas formaciones, algo más de un millón se fue a Podemos, el partido político novedad que ha atraído la atención de la opinión pública durante las últimas semanas.

Los cambios se han ido sucediendo como los tiempos en una partitura, primero la abdicación del Rey, más tarde la dimisión de Rubalcaba y el ascenso de Pedro Sánchez, y por último el reconocimiento de Jordi Pujol de que ha sido un estafador público, que evadió sus fondos a otros países. La corrupción ha seguido mostrándose en su esplendor durante este tiempo, afectado a las formaciones políticas que han acaparado más poder.

Sin embargo ninguna de las opciones que se ofrecen parecen recibir especial apoyo de la opinión pública española, cuando el 83 % de los españoles consideran que los partidos políticos son fuente de problemas más que de soluciones y los consideran el cuarto problema de este país.

La casa no se está enterando de que se ha acabado la prórroga, ni las buenas noticias económicas ofrecidas por el Gobierno, ni la renovación del principal partido de la oposición, ni el reconocimiento de los pecados económicos del nacionalismo catalán y los políticos del nacionalismo vasco, va a traer tranquilidad y devolver la confianza a los electores. Tampoco la opción de Podemos, con un 3,41 % de apoyos electorales y una gran campaña permanente en las redes sociales y los medios de comunicación va a cambiar el extremo desafecto que los ciudadanos de este país tienen por sus representantes políticos.

Creo que las opciones que más van a beneficiarse de lo que está aconteciendo en este país desde el despotismo democrático que ejercen los distintos partidos políticos sobre sus representados van a ser precisamente dos, que todavía no se han mostrado a la opinión pública española: el anarquismo y el liberalismo, ambas autóctonas de este país.

La confrontación que se avecina no será es entre las distintas opciones que se disputan el poder, sino entre las que defienden la libertad contra la opresión del poder representado en la casta. Las opciones abiertas que defienden al ser humano como prioridad, ante las opciones cerradas que defienden una doctrina y sus dogmas como prioridad. Las opciones que abogan por disminuir el poder del Estado, contra aquellas que tratan de mantener el poder del Estado en manos de los partidos políticos. Las opciones que obligan a la obediencia a los ciudadanos que consideran súbditos, contra aquellas que buscan la independencia y soberanía individual y colectiva del pueblo ante el poder.

El nuevo escenario que se presenta en la política española no es ya el de distribución transversal del poder de izquierda a derecha pasando por los nacionalismos, sino el de distribución sagital que intenta limitar la concentración de poder en pocas manos como un instrumento de opresión.

Este país necesita avanzar en su libertad, superando los lastres y las cadenas que se han impuesto desde los partidos políticos en los últimos 35 años de democracia de partidos, que no de democracia real. Una vez que la forma de oprimir, robar y corromperse de la izquierda, la derecha y los nacionalismos no se distinguen, es necesario que aparezca en el escenario político español alguna alternativa que se enfrente al momio feliz en el que viven los representantes políticos.

En mi opinión el próximo eje de atención para los ciudadanos de este país será el de la libertad y posiblemente el del sentido común en sus dos interpretaciones, como expresión racional básica y como objetivos compartidos por los ciudadanos. La democracia de masas y doctrinas antagónicas cerradas tiene alternativas. La gente está harta de maniqueismos y requiere soluciones, no impostaciones mesiánicas e histerias épicas. Estamos condenados a recobrar el pragmatismo y la defensa normalizada de la democracia, porque todo lo acontecido en este país es obra del despotismo, el oprobio y la desmesura de unos parásitos de la democracia que son los partidos políticos convencionales.

Sin duda en este escenario, tanto el anarquismo que defiende la búsqueda de una libertad igualitaria, como el liberalismo que defiende la búsqueda de una libertad diversa y natural, están llamadas a presentar batalla. La democracia, a pesar de que los que ejercen el dominio sobre nuestras vidas desde el poder hayan conseguido que lo olvidemos, no es otra cosa que una limitación de la acumulación de poder y una restricción de sus posibilidades de perpetuarse en el más de lo mismo.

Para que ambas opciones, anarquismo y liberalismo, puedan entrar en la escena política española sólo tienen que producirse dos fenómenos que acabarán aconteciendo en los próximos tiempos, por una parte la adaptación de las tesis anarquistas al siglo XXI en una opción civilizada y por otra la materialización del liberalismo en una opción política concreta, que representa la ética cívica y el respeto por la democracia. Se engañan aquellos que piensan que la solución a los problemas que tiene este país con su sistema político se resuelven desde dentro del poder, el poder ha sobrepasado todos los límites de la desmesura y no puede ofrecer más que problemas para tapar los problemas que ha creado. Las soluciones deben provenir de fuera del poder, de la libertad de los ciudadanos que han decidido representarse a sí mismos.

Cuando los que detentan el poder en las instituciones españolas han mostrado su incapacidad para resolver los problemas de los ciudadanos de este país, desde el parasitismo de las mismas en función de sus intereses, no es necesario acabar con las instituciones, sino con los usurpadores que las han ocupado y ocupan. El poder político no puede ser de ninguna forma  un agujero negro de la libertad.

Está claro, sin libertad no hay futuro, pero tampoco podemos permitir que haya futuro sin libertad. Los españoles somos un pueblo que puede dejarse gobernar 40 años por Franco y otros 40 años por los antifranquistas siempre que no sea demasiado perjudicado por las decisiones del poder, pero cuando realmente es sometido y doblegado de forma injusta e impune en nombre de la democracia y a su pesar, sin duda elegirá el camino que más le interese y beneficie, el de exigir responsabilidades y desde luego, derrocar esta casta del abuso de poder y si es posible, para que ninguna otra vuelva a implantarse sobre sus cabezas.

Enrique Suárez

jueves, 24 de julio de 2014

La representación política como expolio ciudadano






"Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?" Marco Tulio Cicerón

Los catalanes hoy han recibido dos alegrías, la primera, que las balanzas fiscales desmienten que sean los que más contribuyen al erario nacional y por tanto los más perjudicados, la segunda, que la chorrada secesionista tendría sus consecuencias, como ha declarado con contundencia el oriundo catalán que hoy es Presidente del Gobierno en Francia, Manuel Valls.

Los socialistas han recibido también un varapalo correspondiente a su federalismo irredento, además del tirón de orejas del Presidente del Parlamento Europeo, el socialista Martin Schultz por haber faltado a su compromiso de apoyar a Junker para presidente de la Comisión Europea.

Al PP se le van dos de sus puntales levantinos a la cárcel, el señor Matas, expresidente de la comunidad de Islas Baleares, y el señor Fabra, exdiputado plenipotenciario de la provincia de Castellón. Bárcenas sigue dentro.

En Andalucía se descubre que la Junta no ha tenido nada que ver con los EREs más que la solemne tontería de haber concedido el dinero de los andaluces a los compañeros de la UGT y otros compañeros, mientras cultivaban las tasas de paro más elevadas de Europa para que no se acabara el negocio.

Un ex secretario de Estado de Telecomunicaciones del PSOE, al parecer concedió más de un millón de euros  de los españoles a Gowex para tras abandonar su cargo ser nombrado consejero de la compañía que ha quebrado. Sería bueno hacer una auditoría personal del personaje para saber a quienes les ha concedido subvenciones

Por lo demás, Pablo Iglesias sigue avanzando hacia La Moncloa, acompañado de aquellos que quieren erradicar del poder a la casta del PP, pero no la del PSOE. Ahora se ha declarado abanderado de los desahuciados en el Parlamento Europeo, tratando de conseguir algo tan interesante como defender que aquel que ha querido comprarse un piso y no ha podido pagar su hipoteca se quede en él, aunque sea de alquiler social. Una innovación que está atrayendo la atención de todos los inversores extranjeros a este país, que ahora nos ven, gracias a Podemos, como un país con la misma seguridad jurídica que Venezuela.

La hija de Willy Meyer el eurodiputado de IU, ha sido nombrada algo en la Junta de Andalucía para compensar las pérdidas de su padre al renunciar como eurodiputado tras haber sido pillado con su dinero en una SICAV de Luxemburgo, de los 30 eurodiputados que estaban en la misma condición, entre ellos Elena Valenciano o Rosa Díez en su día, nada se sabe. Parece que e a ellos lo de evadir impuestos les sale gratis total.

Sin embargo, todos ellos aseguran que quieren lo mejor para este país, sería interesante que realizaran una reflexión autocrítica, antes de seguir contando cuentos a los españoles. ¿No sería lo mejor para este país que todos desaparecieran del panorama político español? ¿Por qué tenemos que aguantar tanta estupidez si en este país sólo el 42 % de los españoles con derecho a hacerlo votaron por alguno de ellos en las pasadas Elecciones Europeas?

Los españoles no les necesitamos, son ellos los que nos necesitan a nosotros para expoliarnos sin fin, diciendo que nos van a arreglar la vida. Los partidos políticos españoles no tiene nada que ver ya con la democracia, son una agencia de colocación para parásitos sociales, una empresa de expolio a los españoles,  una auténtica mafia que debería pagar el impuesto de sociedades y tener responsabilidades civil  y penal por sus actos.

Enrique Suárez

sábado, 19 de julio de 2014

Un fantoche llamado Žižek




No sé quien estaría más arrepentido del hijo putativo que les ha salido, si el filósofo social Karl Marx o el psicoanalista Jacques Lacán, este personaje que recuerda a un Rasputín en Estrasburgo, que vive de agredir la cultura occidental, la democracia y la libertad, representando la degeneración del marxismo psicodinámico que tantas dialécticas interesantes nos legó, con personajes honestos intelectualmente como Erich Fromm o Herbert Marcuse; me refiero, por supuesto, al padre ideológico y mentor de Pablo Iglesias y el clan de los erostratistas, el esloveno Slavoj Žižek, máximo exponente del pontificado esperpéntico del postestructuralismo, que a fuerza de simulaciones y simulacros tanto se va aproximando al surrealismo.

Cuando en este país quedamos hartos de la Z, no podía acontecernos algo peor que la mesiánica pretensión del ZZ, a modo de pesticida de todas las ideas que no sean loas suyas, con una arrogancia que recuerda a la de Palamedes en el Gorgias, culpando a los demás de su provocadora osadía, pues considera algo así como que si la realidad de los demás no es “su” realidad, la realidad se equivoca, pero él, sin embargo, no.

Los problemas de comprensión son siempre de los demás y si algunos no le entienden es que son tontos, arcaicos o psicópatas. Las interpretaciones erróneas nunca son las suyas. El relativismo zafio en su máximo esplendor, emerge de este pope de la postmodernidad, que desde una filfa insustancial trata de convertirse en paladín del progreso:  si llueve no es por que haya nubes, es porque alguien ha ocultado sol, seguramente con algún interés político o económico. Sería capaz de vender, intelectualmente hablando, helados en el polo y arena en el desierto, insultando a los que no le comprenden por su ignorancia y a los que no le compraran la mercancía por su egosimo, sólo así podría resolver su profunda amargura. Sin embargo, lo más fascinante es que su pensamiento sucedáneo de la filosofía,  donde más éxito alcanza es entre aquellos que en su vida han abierto un libro de ensayo ni por supuesto le entienden, mientras acogen sus enseñanzas y las de sus discípulos, con fe insultante, como si se tratara de "la verdad suprema" revelada a Moisés por Dios en la península del Sinaí, cuando guiaba a su pueblo en busca de la Tierra Prometida, después de abrir las aguas para cruzar el Mar Rojo, todo porque realmente odian las de los demás.

Este pensamiento a medio camino entre el animismo y el milenarismo, con aureola de paradigma, se pasea ufano por los antros del conocimiento que ayer fueron academias, gracias al poder de los medios de comunicación, siempre al servicio del último papanatas que proponga una crítica furibunda contra lo existente, por que le da la gana, simplemente, porque está en su libertad destrozar lo que otros han tardado años o siglos en crear y no conviene a sus intereses y ambiciones que prevalezca otra verdad que la suya en el inconsciente colectivo: la criminalización de lo ajeno, la exaltación de lo propio.

De tanto luchar contra el absolutismo, ha terminado contagiado de totalitarismo, fanatismo y dogmatismo, convertido en un talibán de todo a un euro. Luchando denodadamente contra la representación de los demás, para imponer la suya, como un mazdeista obligado a mostrar al mundo el bien que el defiende, exclusivamente y el mal, que es obra de los demás, exclusivamente.

Posiblemente sea el último sofista del relativismo con cierto éxito entre los frikis, que se enreda en laberintos silogísticos para ocultar su intransigencia y petulancia, tras una presencia impertinente, desabrida y acomplejada. Magnífico survival de la estupidez irredenta es este personaje, que lo mismo alaba a las repúblicas bolivarianas, que pide censura como una propuesta de libertad, llama psicópatas a los poderosos o exalta la soberanía de los pueblos oprimidos, a costa de aniquilar la soberanía de aquellos que los forman. Este seudo-todo, es una apariencia antropomorfa que prefiere la virtualidad a la realidad, la anarquía a cualquier orden, la procacidad a la reflexión, la violación en sí a la paciencia de lo negativo. ¿Apóstol de la violencia?, si es necesaria... la agitación, la propaganda, la censura, por supuesto, y la venganza, un motivo legítimo.
 Búsquedas de Žižek en google desde el comienzo de la crisis económica

Tanta parafernalia para no presentarse como lo que es: un enemigo de la libertad, un intolerante, un desaprensivo intelectual y en su condición ulterior, un adanista admirador inconfesable de Spengler en busca de un hombre nuevo, porque lo que existe en la actualidad no le agrada: la humanidad es idiota porque desconoce a Žižek y su desquiciada gnoseología que no alcanza el grado de epistemología y debe pagar por ello.

Me fascina la mentalidad de estos pervertidos intelectuales, que disfrutan jodiendo a la sociedad realmente existente en su torturado hedonismo, exorcizando a los demás, posiblemente para librarse de sus propios fantasmas de impotencia. Estos parásitos de la democracia y el conocimiento que nos ha traído la riada de la crisis han venido para quedarse. Sin duda, su condición de logocidas iconófilos les hace peligrosos cuando tienen un micrófono y una cámara delante, se han especializado en la retórica del simulacro, las artes escénicas y la coerción dramática. Una imagen vende más que mil palabras, no hay significado, sólo significante. Son los nuevos profetas del desatino y pueden convencer a los más ilusos de que el suicidio es una alternativa ante la próxima invasión de los extaterretres. 

Quizás lo más extravagante es que este autor, adepto del comunismo, partido al que perteneció hasta 1988, se presentara a las elecciones presidenciales de su país en 1990 por el Partido Liberal Demócrata (LDS, no LSD, no confundir), quedando en quinto lugar, y desde entonces ha regresado a su condición original, tal vez por no haber soportado la fractura narcisista de no haber sido elegido presidente de su país por sus compatriotas,  para arremeter contra conservadores, liberales, y nacionalistas, y todo aquel que no le dé la razón, arguyendo su incomodidad, desde posiciones que van desde el radicalismo de izquierdas hasta el hooliganismo.Su pensamiento se puede seguir en los libros que ha publicado y en el diario británico The Guardian, del que es colaborador.

La raiz cuadrada de menos uno y dos huevos duros, en un escenario de paranoia inducida en la criminalización de lo ajeno, contribuyen a crear un excelso pensamiento para las barricadas del siglo XXI. 

Enrique Suárez

martes, 15 de julio de 2014

Preparando el golpe de Estado del 9 de noviembre de 2014

«Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora>> Karl Marx

Napoleón acabó con las instituciones revolucionarias francesas en el año 1799, un 18 brumario (9 de noviembre, precisamente el día que coincide con la convocatoria de referendum en Cataluña) para dar lugar al imperio y la invasión de Europa. 

Menos conocido fue el Golpe de Estado que aconteció en Francia cincuenta años después, perfectamente urdido y diseñado por Luis Bonaparte, reuniendo al lumpen proletariado de la  política de una Francia nostálgica e imperial, en un simulacro de revolución inexistente, utilizando una parodia para convencer a los franceses del apoyo que no tenía, mediante círculos organizados, en el que se reunía a los enemigos del orden vigente, en un proyecto de asalto al poder. 

Parece que en España se está forjando una convergencia intercoletaria para tomarnos el pelo a todos los españoles, entre las aspiraciones de un instruido en las artes del embaucamiento revolucionario de pacotilla, que emula al descendiente de Napoleón, junto a la ambición de un Catilina catalán que abusa de nuestra paciencia, y con un Nerón en el poder que disfruta pacientemente viendo como arde España, tocando la lira y leyendo El Marca.

 La fecha para la convergencia entre las aspiraciones secesionistas de Artur Mas y Oriol Junqueras, y las revolucionarias de Pablo Iglesias y su troupe, posiblemente sea una fecha tan señalada como el 18 brumario, 9 de noviembre de 2014, día del referendum de Cataluña y también aniversario de la noche de los critales rotos de los nazis y también de la caída del Muro de Berlín, y dejándolo en su datación anglosajona, 9/11, sería el atentado de las Torres Gemelas en Nueva York, pero el 9 de septiembre también se celebra la Diada en Cataluña. Lo que acontezca en España entre el 11/9 y el 9/11 va a ser un episodio histórico con toda seguridad.

En la historia de este mundo hay casualidades y causalidades, yo no creo en las casualidades en política, ni que Pablo Iglesias naciera el mismo día que el socialista que fundó el PSOE me parece una casualidad. 

Alguien tan poco sospechoso de conversión como Karl Marx lo describe así en el capítulo V de "El 18 brumario de Luis Bonaparte", dado su interés para comprender lo que está aconteciendo en España se reproduce a continuación un párrafo en el que se relata lo acontecido:

"Cuando la Asamblea Nacional volvió a reunirse en noviembre de 1850, parecía inevitable que estallase, en vez de sus escaramuzas anteriores con el presidente, una gran lucha implacable, una lucha a vida o muerte entre dos poderes. 

Lo mismo que en 1849, durante las vacaciones parlamentarias de este año, el partido del orden se había dispersado en sus distintas fracciones, cada cual ocupada con sus propias intrigas restauradoras, a los que la muerte de Luis Felipe daba nuevo pábulo. El rey de los legitimistas, Enrique V, había llegado incluso a nombrar un ministerio formal, que residía en París y del que formaban parte miembros de la comisión permanente, Bonaparte quedaba, pues, autorizado para emprender a su vez giras por los departamentos franceses y dejar escapar, recatada o abiertamente, según el estado de ánimo de la ciudad a la que regalaba con su presencia, sus propios planes de restauración, reclutando votos para sí. En estas giras, que el gran Moniteur oficial y los pequeños «monitores» privados de Bonaparte, tenían, naturalmente, que celebrar como cruzadas triunfales, le acompañaban constantemente afiliados de la Sociedad del 10 de Diciembre

Esta sociedad data del año 1849. Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y en general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda es masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de Diciembre, «Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora.

 Este Bonaparte, que se erige en jefe del lumpemproletariado, que sólo en éste encuentra reproducidos en masa los intereses, que él personalmente persigue, que reconoce en esta hez, desecho y escoria de todas las clases, la única clase en la que puede apoyarse sin reservas, es el auténtico Bonaparte, el Bonaparte sans phrase. Viejo roué ladino, concibe la vida histórica de los pueblos y los grandes actos de Gobierno y de Estado como una comedia, en el sentido más vulgar de la palabra, como una mascarada, en que los grandes disfraces y los frases y gestos no son más que la careta para ocultar lo más mezquino y miserable. Así, en su expedición a Estrasburgo, el buitre suizo amaestrado desempeñó el papel de águila napoleónica. Para su incursión en Boulogne, embute a unos cuantos lacayos de Londres en uniformes franceses. Ellos representan el ejército. En su Sociedad del 10 de Diciembre, reunió a 10.000 miserables del lumpen, que habían de representar al pueblo, como Nick Bottom representaba el león. En un momento en que la misma burguesía representaba la comedia más completa, pero con la mayor seriedad del mundo, sin faltar a ninguna de las pedantescas condiciones de la etiqueta dramática francesa, y ella misma obraba a medias engañada y a medias convencida de la solemnidad de sus acciones y representaciones dramáticas, tenía que vencer por fuerza el aventurero que tomase lisa y llanamente la comedia como tal comedia. Sólo después de eliminar a su solemne adversario, cuando él mismo toma en serio su papel imperial y cree representar, con su careta napoleónica, al auténtico Napoleón, sólo entonces es víctima de su propia concepción del mundo, el payaso serio que ya no toma a la historia universal por una comedia, sino su comedia por la historia universal.

 Lo que para los obreros socialistas habían sido los talleres nacionales y para los republicanos burgueses los gardes mobiles, era para Bonaparte la Sociedad del 10 de Diciembre: la fuerza combativa de partido propia de él. Las secciones de esa sociedad, enviadas por grupos a las estaciones debían improvisarle en sus viajes un público, representar el entusiasmo popular, gritar Vive l'Empereur!, insultar y apalear a los republicanos, naturalmente bajo la protección de la policía. En sus viajes de regreso a París, debían formar la vanguardia, adelantarse a las contramanifestaciones o dispersarlas. La Sociedad del 10 de Diciembre le pertenecía a él, era su obra, su idea más primitiva. Todo lo demás de que se apropia se lo da la fuerza de las circunstancias, en todos sus hechos actúan por él las circunstancias o se limita a copiarlo de los hechos de otros; pero Bonaparte que se presenta en público, ante los ciudadanos, con las frases oficiales del orden, la religión, la familia, la propiedad, y detrás de él la sociedad secreta de los Schuftele y los Spielberg, la sociedad del desorden, la prostitución y el robo, es el propio Bonaparte como autor original, y la historia de la Sociedad del 10 de Diciembre es su propia historia. 

Se había dado el caso de que representantes del pueblo pertenecientes al partido del orden habían sido apaleados por los decembristas. Más aún. El comisario de policía, Yon, adscrito a la Asamblea Nacional y encargado de la vigilancia de su seguridad, denunció a la comisión permanente, basándose en el testimonio de un tal Alais, que una sección de decembristas había acordado asesinar al general Changarnier y a Dupin, presidente de la Asamblea Nacional, estando ya elegidos los individuos encargados de ejecutar este acuerdo. Se comprenderá el terror del señor Dupin. Parecía inevitable una investigación parlamentaria sobre la Sociedad del 10 de Diciembre, es decir, la profanación del mundo secreto bonapartista. Por eso, precisamente, Bonaparte disolvió prudentemente su sociedad, claro está que sólo sobre el papel, pues todavía a fines de 1851, el prefecto de policía Carlier, en una extensa memoria, intentaba en vano moverle a disolver realmente a los decembristas. 

La Sociedad del 10 de Diciembre había de seguir siendo el ejército privado de Bonaparte mientras éste no consigue convertir el ejército público en una Sociedad del 10 de Diciembre. Bonaparte hizo la primera tentativa encaminada a esto poco después de suspenderse las sesiones de la Asamblea Nacional, y la hizo con el dinero que acababa de arrancarle a ésta. Como fatalista que es, abriga la convicción de que hay ciertos poderes superiores, a los que el hombre y sobre todo el soldado no se puede resistir. Entre estos poderes incluye, en primer término, los cigarros y el champagne, las aves frías y el salchichón adobado con ajo. 

Por eso, en los salones del Elíseo, empieza obsequiando a los oficiales y suboficiales con cigarros y champagne, aves frías y salchichón adobado con ajo. El 3 de octubre repite esta maniobra con las masas de tropa en la revista de St. Maur, y el 10 de octubre vuelve a repetirla en una escala todavía mayor en la revista militar de Story. El tío se acordaba de las campañas de Alejandro en Asia, el sobrino se acuerda de las cruzadas triunfales de Baco en las mismas tierras. Alejandro era, ciertamente, un semidiós, pero Baco un dios completo. Y, además, el dios tutelar de la Sociedad del 10 de Diciembre."


Pobre nación trabajadora, como decía Karl Marx, caer en manos de unos desaprensivos ambiciosos que tratan de asaltar el poder engañando a la gente.

Enrique Suárez




Cuando los totalitarios dan lecciones de democracia


Cada día estoy más perplejo con la deriva de los asuntos políticos de este país, a la falta de respeto habitual de los políticos de la casta con las instituciones democráticas y el pueblo español, se suman ahora las lecciones de democracia de los totalitarios líderes de Podemos.

Sin duda algo no debe funcionar bien en la cabeza de los representantes del poder en este país, sean partidarios de una casta casposa o un champú anticaspa. A mí, todo esto me parece una extraordinaria tomadura de pelo. ¿Hemos elegido los españoles que nos representen así?, los que han votado por alguna formación política deberían hacérselo mirar, porque son cómplices y responsables de lo que está ocurriendo.

Si extraordinario resulta que desde los grandes partidos políticos representados en el poder todavía no se haya pedido disculpas a los españoles por sus delitos y crímenes en la usurpación del poder que han ejercido permanentemente durante los últimos años, también resulta extravagante que la justicia española no haya llevado a la cárcel a 10.000 miembros de los partidos políticos españoles implicados en casos de corrupción, y no menos alucinante que haya comunidades como Cataluña en la que algunos políticos incumpliendo la Constitución Española de 1978 se propongan enaltecer el secesionismo con el dinero público de los españoles, por no recordar el bochornoso espectáculo de ver a los discípulos de ETA dando lecciones de democracia desde el Parlamento Vasco.

En este país, cuando las cosas están mal, todavía se pueden poner peor, y ahora tenemos una formación política en la que sus líderes, que se declaran partidarios de la república bolivariana de Venezuela, han colaborado para crear una casta política en el país de Hugo Chávez que tiene contra las cuerdas al pueblo con las más elevadas tasas de criminalidad, miseria y corrupción del continente,  al mismo tiempo se presentan como redentores de la casta política española, y lo más sorprendente es que reciben 1,2 millones de votos, un 3,41 % del electorado y parece que son la inmensa mayoría de los españoles no representados, aproximadamente un 58 % que no votaron por ningún partido en las pasadas elecciones europeas (ni por la Casta, ni por Podemos), y como no salen en la tele tanto como Pablo Iglesias o Mariano Rajoy, parece que no existen.

Mientras tanto los partidos que conforman la casta en este país se felicitan por la presencia de Podemos, en el PP no mueven ni una ceja, viendo cómo se van a destrozar en los próximos meses todas las izquierdas representadas en este país, el PSOE, IU, Podemos y los nacionalistas de izquierdas, muchos de ellos afines a Podemos.

En el PSOE, su recién elegido Secretario General, Pedro Sánchez no ha esperado ni un día para arremeter contra Podemos diciendo que su programa económico nos llevaría de nuevo a la Gran Depresión del 29 y no pasará una semana antes de que se produzca el choque de trenes, o más bien de un tren contra un carro que pasaba por allí. Que gran ocasión va a tener el nuevo líder del PSOE para apartarse de Zapatero, el nacionalismo y los "totalitarismos benefactores" al mismo tiempo.

Y sin haberlo pedido, los españoles, la inmensa mayoría de los españoles que no hemos votado por ningún partido político en las pasadas Elecciones Europeas (58 %, recuerdo), seguiremos asistiendo al espectáculo de lucha por el poder de todos aquellos a los que les hemos dado la espalda, por no hacer nada por resolver nuestros problemas reales, por ocupar la democracia con sus ambiciones y corrupciones, por montarse un circo a nuestra costa en el que los gladiadores políticos entretienen al personal, mientras casi seis millones de parados y sus hijos, siguen siendo pasto de las fieras de la miseria, en un expolio genocida al que, desde el poder, denominan crisis, y desde el pueblo,  despojo. 

Pueden seguir debatiendo sobre quien es mejor o peor en su pugna hipócrita, a este paso, como sigan así, se quedarán sin pueblo al que representar y descubriremos que en realidad, sólo se representan a sí mismos (que es lo que tratan de ocultar). No sería extraño que se acabará cerrando el teatro democrático de este país por falta de público, porque esta compañía teatral formada por el elenco más depravado de nuestra democracia, que vive de nuestros impuestos que nunca le parecen suficientes y gobierna sin responsabilidades de forma inmunda e inmune, con una oposición siempre cómplice, aburre ya a la mayoría de los españoles representando siempre la misma obra: quítate tú, para ponerme yo.

Con lo fácil que sería hacer un sorteo en el que participaran todos los españoles mayores de edad, donde el español más afortunado fuera elegido Presidente del Gobierno y luego decidiera quienes le acompañaban para gobernarnos, lo que nos íbamos a ahorrar en gilipolleces y lo rápido que saldríamos de la crisis, en la que tan confortablemente siguen discutiendo los que la crean, para vivir a nuestra costa.

Enrique Suárez



jueves, 10 de julio de 2014

El asalto al poder de las hordas posibilistas

"Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es para el pueblo el más sagrado e indispensable de los deberes" Maximilien Robespierre


Han llegado, como estaba previsto. Fueron incubadas como “el huevo de la serpiente” por los muñidores de la deconstrucción interesada de este país “discutido y discutible”, algunos dicen que fue política de tierra quemada con la intención de perpetuarse en el poder y mantener en el pesebre a sus amados hijos y nietos, sin embargo, otros consideran que sólo fue una cuestión de inepcia gubernamental y opositora, en un momento económico complicado.

Al contrario de lo que algunos desconocen, la casta no es un hallazgo del fruto de la inteligencia de una cabeza con cola de caballo, sino una conceptualización del poder acaparado por unas élites cenutrias, definida en Italia durante el año 2007 por Rizzo y Estella, de la que a los pocos meses se dio cuenta en este blog. Por mucho que he buscado no he visto ningún artículo político hablando de la casta escrito por alguno de los líderes de Podemos, de lo que se deduce que para ellos es una especie de “muñeco de paja” para orientar a las multitudes hacia los que detentan el poder.

En el año 2010, advertimos a nuestros lectores de que en España se caminaba hacia la oclocracia, esa degeneración de la democracia descrita por Polibio que consiste en las muchedumbres usurpadoras de la voluntad del pueblo guiadas por un líder mesiánico ahíto de populismo, porque la oclocracia subvierte el orden democrático, las reglas del juego, la muchedumbre no es el pueblo, es una parte del pueblo que se considera a sí misma legitimada de soberanía y representación del poder popular y que trata de someter a su criterio a todas las instituciones que ejercen el poder legítimamente.

Podemos se encuentra en la clasificación política de los partidos acaparadores  (catch-all-party) que renuncian a los principios para alcanzar el poder. La ideología no es importante a pesar de lo que parezca, al igual que la democracia, es un instrumento útil al propósito de alcanzar el poder prometiendo lo imposible, normalmente sólo se habla de la ideología de los demás, que ha conducido al fracaso y la miseria. Es importante para ello instalar la idea de miseria en la gente, siempre originada en la mezquindad o la ineptitud de los adversarios.

Es necesario un buen lema, da igual que ya haya sido utilizado, pero ha tenido que demostrar su éxito, el “yes we can” (Podemos) de Obama podía servir, también un líder que resulte conocido y quien mejor que Pablo Iglesias, sosias del fundador del PSOE, para crear más contradicciones y atracciones. Pero sin duda el elemento fundamental para el triunfo de un partido acaparador como Podemos es el simulacro, descrito por el sociólogo Baudrillard, un simulacro de revolución, de democracia asamblearia, de apocalipsis, de lo que sea necesario, y por supuesto propaganda, la más zafia de las posibles que consiste en soflamas gratas a los oidos de los despojados más ignorantes, los demás son malos, nosotros buenos, el que nos critica es un miserable fascista y el que nos halaga una buena persona. Todos nos han robado desde el poder, pero nosotros somos el brazo del pueblo vengador que viene a cobrarse lo que le adeudan: un piso, un trabajo, un subsidio, una vida parásita gratis por haber nacido. Hay que exterminar a los ricos y si es necesario, cualquier residuo de riqueza, más vale morir sentado en un plató de televisión que vivir de rodillas.

Podemos es el hijo putativo más querido de José Luis Rodríguez Zapatero en la transición o traición que hizo a sus propios compañeros de partido a su mayor gloria, disculpando los asesinatos de ETA, dándole alas al independentismo catalán, creando una  sociedad de beneficencia a costa de incrementar el paro hasta los seis millones, la deuda pública en medio billón de euros y el déficit público hasta el 11,5 %, colocando a más de medio millón de personas en el pesebre público, sometiendo a los medios de comunicación con licencias y subvenciones que le favorecieran, convirtiendo en títeres a los jueces y fiscales al servicio del poder, creando una ética de la impostura y una moral saducea al servicio de sus intereses. Depauperando a la sociedad española, despojándola de derechos y recursos, e incluso de identidad y principios de cohesión, para poder implantar su modelo existencial desde el totalitarismo más impertinente e insidioso. Aunque todo apoyado desde la complicidad y la negligencia de un señor que se pasó leyendo El Marca durante años, ejerciendo de don Tancredo, mientras arrasaban el país en nombre de la igualdad, creando desigualdad entre territorios, ciudadanos, trabajadores, hombres y mujeres, jóvenes y viejos. Nada en la política española ocurre por casualidad.

Ahora las hordas paulistas agrupadas en una formación política que lo mismo brinda por Hugo Chávez que persigue a los periodistas que no le gustan, están dispuestas a asaltar el poder, sin importarles las leyes ni las costumbres, en una impunidad que remeda los procesos revolucionarios;  su objetivo es desalojar a la casta para crear una nueva nomenklatura en la que aquellos que opinen de forma diferente sean exterminados políticamente desde la coacción, la coerción y el matonismo. 

Marx les resulta ajeno, Lenin anacrónico, quizás reserven alguna simpatía por Stalin, pero realmente quien es su profeta es Trosky, el que decía que había que caminar separados para golpear juntos, al que no le importaba nada más que el poder y para ello consideraba lícito cualquier medio incluida la agitación de las masas y la violencia. Lo extraño es que todavía oculten su condición totalitaria a los españoles y que los españoles contemplen un engendro que recuerda a un híbrido entre el nazismo y el estalinismo como si fuera una alternativa para resolver los problemas de este país; creo que entre los atribulados seguidores del partido de Pablo Iglesias, a los que Marx incluiría sin duda en el lumpen-proletariado inútil y ambicioso,  resulta extraordinario encontrar un demócrata auténtico que considere que el imperio de la ley prevalece sobre la decisión de los votos.

Sólo hay que recordar las palabras que dedicaba su mentor suizo, el filósofo postmoderno Zizek, sobre la libertad de expresión (promoviendo la censura) para predecir el mundo que nos esperaría si alguna vez esta patulea de impresentables totalitarios, que consideran sus ocurrencias un dogma y se sienten imbuidos de un protagonismo histórico,  alcanzaran, por casualidad, el poder. Antonio Elorza, recientemente, ha definido con claridad con quien nos estamos jugando los españoles la democracia, la libertad y el futuro, en esta ocasión creo que se ha quedado corto, más que una posible solucion a los problemas que presenta nuestra maltrecha democracia, es sencillamente una amenaza dispuesta a su exterminio.

Enrique Suárez

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