La FSA, el PSOE de Asturias, se pasó la campaña electoral anunciando que Foro Asturias representaba la llegada de la derecha, la derecha extrema, la extrema derecha. Francisco Álvarez Cascos venía para acabar con el estado del bienestar que el socialismo había logrado para los asturianos, sin saber muy bien sí se refería a los que desde hace 30 años han tomado la administración pública asturiana como si fuera su feudo, para que los afines vivieran a sus anchas o a todos los asturianos
El presidente saliente, Vicente Álvarez Areces, se marchó sin despedirse, tras 12 años de gobierno, sin explicarnos a los asturianos que había ocurrido con el caso Riopedre, que terminó con su Consejero de Educación durante 10 años, José Luis Iglesias Riopedre, en la cárcel, donde todavía permanecen dos altos funcionarios de su administración, mientras que el sumario sigue sin cerrarse y se esperan nuevos imputados en la causa. Pero también el candidato del PSOE de Asturias a la Presidencia del Principado, Javier Fernández, como e secretario de organización de la FSA, Jesús Gutiérrez, amenazaron sin descanso a los asturianos, con el miedo a la derecha; hasta José Luis Rodríguez Zapatero acudió, en compañía de otros de su camarilla para recordarnos a los asturianos el terrible peligro que la derecha suponía para Asturias, cuando el mayor peligro para España es que él continúe en el Gobierno.
Decir que Francisco Álvarez Cascos y Foro Asturias representan la extrema derecha, supone decir que 175.000 asturianos han apoyado la irrupción del fascismo en Asturias, precisamente en Asturias, que es la autonomía española donde la izquierda ha gobernado a sus anchas durante los últimos treinta años, habitualmente en una alianza del socialismo con los comunistas de IU y el PCE. En realidad, su estrategia tanto preelectoral como postelectoral era de libro: desplazar a Foro Asturias a la extrema derecha para restarle votos y preparar un posible acuerdo con el PP, como mal menor, pues sólo era de derechas, y así mantener a salvo el pacto del duerno, tanto para seguir trincando, como para ocultar todo lo trincado.
Por su parte el PP, prefirió desde el comienzo la descalificación personal de Francisco Álvarez Cascos, al que se insultó desde hace más de un año, cuando el candidato ineludible fue condenado al ostracismo por no dejarse atrapar en la red de Gabino de Lorenzo, factótum del PP en Asturias, que pretendía dejarlo de Don Tancredo como Presidente del Principado por el PP, mientras que todas las listas y cargos los seguiría decidiendo él. Pero a Cascos no le gusta ser florero, no va en su carácter, así que, con la connivencia de Mariano Rajoy y los colectivistas de Génova, se decidió boicotear el acceso de Cascos como candidato a la Presidencia del Principado de Asturias.
Cascos se fue del PP tras 34 años de militancia, el 1 de enero de 2011, y desde ese día comenzó a trabajar sin descanso con el objetivo de sacar Asturias, la región con más declive acumulado de España en los últimos 30 años, de su penosa situación. Anunció sus objetivos el 2 de enero, el 18 de Enero se crea Foro Asturias, poco después Cascos se afilia, el 5 de marzo se celebra el primer congreso del partido y más de 3.000 asturianos le eligen como su candidato a representarles. Desde entonces asistimos a la campaña más infame que se recuerda en Asturias, con la mayoría de los medios de comunicación en contra, con La Nueva España (diario oficial del duerno) al servicio de Gabino de Lorenzo haciendo campaña todos los días contra Foro Asturias y Cascos, y con la TPA (órgano oficial del PSOE pagado por todos los asturianos) sin mencionar siquiera la presencia de Foro Asturias, mientras sólo contaba las bondades del PSOE sin descanso. Hasta el CIS participó en la campaña de desprecio y desprestigio contra Foro Asturias y Cascos, no preguntando en las encuestas por Cascos, posiblemente denominando de otra forma a su partido, pero sí haciéndolo por Bildu, que también era una nueva formación política.
Cascos realizó su campaña recorriendo todos los pueblos de Asturias, hasta las américas llegó su mensaje, recorriendo más de 60.000 kilómetros en un par de meses, realizando más de 120 actos electorales, apareciendo en los medios nacionales que le invitaban y anunciando su mensaje de cambio. Hoy en Foro Asturias hay 10.500 afiliados, es decir, el 1 % de la población asturiana, nunca en la historia reciente de España se ha producido un fenómeno semejante, en tan sólo cinco meses. Pero lo más importante, Foro Asturias obtuvo 175.000 votos con 16 diputados en la Junta General del Principado, la mayoría simple, lo que permitirá que Francisco Álvarez Cascos sea el próximo presidente de los asturianos, pero no sólo eso, también obtuvo 158 concejales, con representación en 60 de los 78 concejos de Asturias, fue la segunda fuerza más votada en Oviedo, Gijón y Avilés.
Todo esto se logró con la colaboración de numerosos asturianos, dispuestos a recobrar el orgullo de Asturias, una comunidad arrasada y condenada a la dependencia, con el futuro más incierto de todas las comunidades españolas, tras 33 años de gobiernos socialistas. La magia fue la convocatoria que Cascos realizó a los asturianos a una tremenda andecha –la extrema andecha- un término asturiano que proviene del latín indicere (anunciar) y consiste en un trabajo personal, voluntario y gratuito que se ajusta al esquema de la reciprocidad equilibrada: “Hoy por ti, mañana por mí”. La andecha se inscribe por ello dentro de los trabajos que el derecho laboral denomina amistosos, benévolos y de buena vecindad. La mano de obra de la andecha es reclutada atendiendo a lazos familiares, de amistad o vecindad, para hacer frente a los habituales trabajos del ciclo agrícola que resultan más acuciantes y a aquellas tareas que son particularmente gravosas para las familias del pueblo que atraviesan circunstancias especiales como viudedad, enfermedad o similares. La andecha también se convoca para ayudar en el acarreo de materiales en la construcción o reparación de un edificio.
Cacos es más asturiano que la boina de Pinón, conoce Asturias como la palma de su mano, cuando la recorre lo hace agradeciendo estar aquí, en su tierra, que fue lo que siempre quiso, ofreciendo su buen hacer, sus conocimientos y su experiencia para sacar Asturias del abismo a que la han condenado los representantes de las siglas de sus partidos, ante los asturianos, que más bien parecen delegados comerciales tanto del PP como del PSOE. El discurso de Cascos era directo, claro, respetuoso y esperanzador. Los asturianos le escucharon y le votaron, hasta concederle la victoria electoral.
Pocos saben que a Cascos, como buen asturiano, lo que menos le importa es el poder, que para él, al contrario que para otros, es un instrumento para sacar Asturias adelante, mientras que para otros ha sido un instrumento para salir ellos adelante, a costa de condenar Asturias al retraso más depravado. A Cascos, que comenzó esta historia mentando a Jovellanos, le importa la gloria más que el poder, quiere ser recordado como el asturiano, que en las circunstancias más difíciles, contra viento y marea, con un puñaín de sus paisanos que cada vez fueron siendo más, cambió el destino de su país y expulsó del poder a los que estaban esquilmándola, y si entre consejo de gobierno y acto de inauguración, se puede ir a sacar los salmones que le esperan en el río, más aterrorizados que si fueran políticos del PSOE o del PP, pues mejor, que mejor, pero por lo menos, ahora ya está en casa, entre los suyos, que le quieren y le valoran como nadie.
Todo esto se llama democracia, por si a alguno se le ha olvidado con tanta demagogia, duerno y farturas como se han pegado a costa de Asturias, parece que les han quedado las neuronas tan atrofiadas como su futuro a costa de los demás. Esta vaca ya no da más leche, la habéis dejado seca, con tanto mamoneo.
Enrique Suárez