"El deber de un patriota es proteger a su país de los ataques del gobierno.” Tom Paine
Ciertamente, no se puede perdonar
a la indecente casta política española que siga actuando fuera de la ley como
si este país fuera una república bolivariana. Tampoco se puede permitir que sus
crímenes queden impunes, pero si por algo merecen ser juzgados y encarcelados
es por haber llevado la democracia de este país a un lupanar, para que sea vejada por todos los poderes, como si fueran
proxenetas reconvertidos en parlamentarios.
Esta indecente casta política española
que presume de representarnos, exclusivamente representa sus intereses
sectarios, precisamente contra los españoles, que fueron quienes les elevaron
al capitolio del trinque, la depravación y la desmesura.
Esta indecente casta política
española no tiene vergüenza, ni se respeta a sí misma, ni respeta a los demás,
ni siquiera respeta a sus propios hijos, ni padres, ni hermanos. Son
depredadores a sueldo, ambiciosas sanguijuelas, parásitos y vividores.
Esta indecente casta política
española debería mirarse en el espejo de la calle, de los seis millones de parados,
del empobrecimiento que han traído a este país por su corrupción impía y
desaforada. No se merecen nada y sin embargo lo poseen todo.
Esta indecente casta política
española tiene sus días contados, no llegarán más allá de las próximas
elecciones, el PSOE está muerto, el PP en agonía, y las demás formaciones
políticas serán arrastradas por su hecatombe. No se dan cuenta, como iban a
dársela, de que los españoles, ciudadanos de un país europeo, les vamos a
esperar en las urnas para decirles adiós para siempre en su viaje al olvido sin
billete de regreso.
Esta indecente casta política
española sigue viviendo su orgía de miseria cada día sin darse cuenta de que
han comenzado a sonar los tambores que anuncian su procesión hacia el infierno.
No se han percatado de que son los
muertos del funeral que se anuncia para los partidos políticos españoles.
En la próxima legislatura el
problema no será quien vaya a representarnos, gracias a esta indecente casta
política española, la representación política en las condiciones de despotismo,
opresión y tiranía que han establecido no tiene continuidad posible. Ni
siquiera pidiendo disculpas a los españoles durante el tiempo que queda hasta
las próximas elecciones obtendrían los partidos convencionales los votos que
necesitan para repetir el ciclo de asfixia a los ciudadanos de este país que se
han inventado para mantener indemnes sus malditos privilegios y los beneficios
que obtienen por salvarnos.
¿De qué pueden salvarnos estos
mequetrefes?, nuestra única salvación pasaría porque decidieran suicidarse,
hacerse el harakiri y pasar página deprisa sobre esta maldita extorsión a la
inteligencia y el sentido común a que nos someten cada día. Pero se salvarán ellos, como han hecho siempre, hasta que seamos capaces de impedirlo. Va faltando menos para que cada uno se represente a sí mismo, no necesitamos espabilados que nos vendan cielos, mientras nos conducen al infierno, que a ellos les procura la gloria.
El morlaco ha doblao de patas, babea sangre, rezuma muerte, sólo espera una puntilla amiga que lo envíe a su destino definitivo: la nave del olvido que gobierna Caronte .
Enrique Suárez