Este país ya no hay por donde cogerlo. La inversión extranjera ha desaparecido prácticamente desde que Zapatero ha llegado al Gobierno, y el capital español está proyectando unas largas vacaciones en lugares menos inhóspitos.
La explicación de todo lo que ocurre, tras sesudo análisis factorial que hubiera costado al erario público 20.000 euros al menos, si lo hubiera encargado una agencia del Estado, se la voy a proporcionar gratis a todos ustedes porque me da la gana, para demostrarles a los patriotas del progresismo que no todo se debe cobrar de antemano.
¿Qué ha ocurrido en España?
Pues sencillamente una tremenda impostura, una usurpación del poder sin precedentes que nos devuelve a la década de los cuarenta del siglo pasado, cuando tras la Guerra Civil los miembros de la Falange, los militares fascistas, los trepas de cuello blanco y algunos miembros de organizaciones religiosas se hicieron cargo de la economía y la política en este país. Sencillamente, lo que ha ocurrido es lo mismo, pero con los protagonistas opuestos, los sindicalistas liberados e ignorantes, las feministas organizadas, los pacifistas que aprueban la guerra de Afganistán pero no la de Irak, los fracasados académicos por su pedigrí de lucha social, los que nunca pegaron palo al agua pero lucieron palmito por todas las asambleas, se han hecho con el poder y han dirigido la política, la economía, y la cultura de este país durante los últimos años.
Los descendientes del Frente Popular han ocupado la administración pública española como si de una cota militar se tratara. Con Zapatero hemos retrocedido a los años sesenta del siglo pasado, es decir, cincuenta años, porque todos los descamisados de relumbrón se han hecho directores y subdirectores, y los que no han llegado a tanto, al menos cobran todos los meses del erario público.
La jerarquía piramidal de la ignorancia es similar a la de la sabiduría. Así, un ministro como José Blanco, no puede rodearse de otros más espabilados que él, porque su capacidad y entendimiento define el techo de la administración pública, y ahí tienen ustedes a un trepa desaforado, que no tiene siquiera criterio, ni vergüenza, para saber el lugar que le corresponde en la sociedad, en relación al esfuerzo invertido y su capacidad demostrada más allá de labores en el partido, elevado por cejado milagro a Excelentísimo Ministro de Obras Públicas y Fomento, administrando miles de millones de euros por con el mismo criterio que un yonki tendría para dirigir la NASA.
¿Qué podemos esperar de José Blanco como Ministro de Fomento?, ¿que ofrezca lo que no sabe, lo que desconoce, lo que no entiende?. Eso, perdonen, es creer en los milagros. Lo pongo como ejemplo para que imaginen ustedes como estará la administración pública si Pepiño es Ministro de Fomento. Sólo en un mundo en el que alguien como Zapatero puede ser Presidente de Gobierno puede ocurrir algo así, no lo duden. ¿Se imaginan ustedes una reunión europea de Ministros de Obras Públicas con un José Blanco escuchando por primera vez en su vida, previa traducción, las últimas novedades de la Termodinámica y la Mecánica Cuántica?. Y José Blanco negociando inversiones extranjeras para nuestro país, mientras los demás ministros le miran con lástima. El milagro del Alcorcón derrotando al Real Madrid, no se repite todos los días.
Y quien dice José Blanco y el Ministerio de Obras Públicas puede decir cualquier otro, cualquier administración pública, estatal, autonómica, o municipal, en la que funcionarios competentes y capacitados son relegados a un segundo plano porque los objetivos propios de la administración correspondiente, se han transformado en los objetivos impropios del apoyo a los compañeros empresarios, amigos y afines al partido.
A la ruina nos han llevado estos mentecatos por su inaudita soberbia y envidia, son mala gente, egoistas y rastreros, porque nunca dejan de pensar en sí mismos y los suyos, sólo piensan en que sus clanes se beneficien, aunque perjudiquen a todos los demás, sectarios, facciosos y corruptos.
Al otro lado tenemos a los jóvenes con un 50 % de paro, muchos de ellos formados, con capacidad y criterio, que se han esforzado para obtener una titulación académica o profesional, absolutamente relegados porque toda la legión de vagos y descamisados está ocupando el lugar que a ellos les corresponde, y así tenemos que para 600 plazas de auxiliar administrativo, en Madrid se han presentado 35.000 aspirantes, con casi un 70 % de universitarios. Que descomunal vergüenza deberían sentir estos advenedizos que detentan el poder.
Quienes hoy rondan los 20 años están condenados a ser una Generación Perdida gracias al de las cejas y sus palmeros. Y la cosa no lleva remedio, hagan lo que hagan, porque para ocupar los puestos que les corresponden legítimamente en la sociedad, primero tienen que desplazar a todos los parásitos usurpadores que muestran el carnet del PSOE en la boca como único mérito.
¿Qué hacer tras la riada roja?
Hay que desparasitar España, hay que examinar a los cargos públicos de los conocimientos inherentes a su área de trabajo, hay que romper la inercia de los descamisados trepas, que han utilizado a todos los demás para colocarse en la vida, hay que “despolitizar“ la administración pública y echar de ella a todos los miserables que se están aprovechando, sin mérito, ni capacidad alguna, más que aplaudir en los mítines del jefe.
La primera medida que debe tomar el Gobierno que entre es realizar una Auditoría General del Estado, de las Autonomías, y de los Ayuntamientos, para saber a dónde se ha ido el dinero público que han despilfarrado durante estos años. Hay que seguir la trayectoria del dinero público durante estos últimos años, porque de una subvención ha podido pasar a alguna cuenta suiza, como en la época de Roldán y Felipe González
La segunda medida es retirar de forma inmediata y radical las subvenciones públicas a sindicatos, además del monopolio que estos tienen de los cursos para desempleados, y rescindir la liberación sindical, que vuelvan a trabajar los parásitos que llevan años sin pegar palo al agua. Y lo que se aplica a los sindicatos, de igual forma para todos los colectivos sociales que para lo único que sirven es para complicarnos la vida y mantener a unos miles de aprovechados.
La tercera es analizar en profundidad la financiación que han realizado las Cajas de Ahorros y otras entidades financieras durante estos años con el aval de las administraciones públicas, con pelos y señales. Mientras no conozcamos y detengamos a los ladrones es difícil que podamos saber como nos roban.
La cuarta es estudiar el gasto público con criterio exhaustivo, caso por caso, con una auditoria externa permanente, fundamentalmente los desmesurados gastos sociales que nos han traído la ruina, sin haber llegado nunca a alcanzar el bienestar social pretendido, porque la gente que más lo necesita sigue pasando las mismas necesidades. ¿A dónde se ha ido el despilfarro público?.
Denunciar la corrupción política es una actividad indispensable, para ello se debe establecer un teléfono de denuncia gratuita, tipo 115, en cuyo control y seguimiento entren ciudadanos independientes, además de miembros de todos los partidos políticos. Cada caso denunciado será investigado con detalle por un servicio especial, formado por personal independiente y alternante, con criterios aleatorios, extraído entre los muchos profesionales que se encuentran en el paro con contrato de seis meses. Se debe crear una fiscalía anónima contra la corrupción en España.
España es un antro de corrupción política y económica, mucho más terrorífico de lo que nadie pueda imaginarse, mientras no sepamos lo que está ocurriendo, difícilmente podremos resolverlo.
Visita Va a jubilarse tu puta madre a los 67 años
Biante de Priena
La explicación de todo lo que ocurre, tras sesudo análisis factorial que hubiera costado al erario público 20.000 euros al menos, si lo hubiera encargado una agencia del Estado, se la voy a proporcionar gratis a todos ustedes porque me da la gana, para demostrarles a los patriotas del progresismo que no todo se debe cobrar de antemano.
¿Qué ha ocurrido en España?
Pues sencillamente una tremenda impostura, una usurpación del poder sin precedentes que nos devuelve a la década de los cuarenta del siglo pasado, cuando tras la Guerra Civil los miembros de la Falange, los militares fascistas, los trepas de cuello blanco y algunos miembros de organizaciones religiosas se hicieron cargo de la economía y la política en este país. Sencillamente, lo que ha ocurrido es lo mismo, pero con los protagonistas opuestos, los sindicalistas liberados e ignorantes, las feministas organizadas, los pacifistas que aprueban la guerra de Afganistán pero no la de Irak, los fracasados académicos por su pedigrí de lucha social, los que nunca pegaron palo al agua pero lucieron palmito por todas las asambleas, se han hecho con el poder y han dirigido la política, la economía, y la cultura de este país durante los últimos años.
Los descendientes del Frente Popular han ocupado la administración pública española como si de una cota militar se tratara. Con Zapatero hemos retrocedido a los años sesenta del siglo pasado, es decir, cincuenta años, porque todos los descamisados de relumbrón se han hecho directores y subdirectores, y los que no han llegado a tanto, al menos cobran todos los meses del erario público.
La jerarquía piramidal de la ignorancia es similar a la de la sabiduría. Así, un ministro como José Blanco, no puede rodearse de otros más espabilados que él, porque su capacidad y entendimiento define el techo de la administración pública, y ahí tienen ustedes a un trepa desaforado, que no tiene siquiera criterio, ni vergüenza, para saber el lugar que le corresponde en la sociedad, en relación al esfuerzo invertido y su capacidad demostrada más allá de labores en el partido, elevado por cejado milagro a Excelentísimo Ministro de Obras Públicas y Fomento, administrando miles de millones de euros por con el mismo criterio que un yonki tendría para dirigir la NASA.
¿Qué podemos esperar de José Blanco como Ministro de Fomento?, ¿que ofrezca lo que no sabe, lo que desconoce, lo que no entiende?. Eso, perdonen, es creer en los milagros. Lo pongo como ejemplo para que imaginen ustedes como estará la administración pública si Pepiño es Ministro de Fomento. Sólo en un mundo en el que alguien como Zapatero puede ser Presidente de Gobierno puede ocurrir algo así, no lo duden. ¿Se imaginan ustedes una reunión europea de Ministros de Obras Públicas con un José Blanco escuchando por primera vez en su vida, previa traducción, las últimas novedades de la Termodinámica y la Mecánica Cuántica?. Y José Blanco negociando inversiones extranjeras para nuestro país, mientras los demás ministros le miran con lástima. El milagro del Alcorcón derrotando al Real Madrid, no se repite todos los días.
Y quien dice José Blanco y el Ministerio de Obras Públicas puede decir cualquier otro, cualquier administración pública, estatal, autonómica, o municipal, en la que funcionarios competentes y capacitados son relegados a un segundo plano porque los objetivos propios de la administración correspondiente, se han transformado en los objetivos impropios del apoyo a los compañeros empresarios, amigos y afines al partido.
A la ruina nos han llevado estos mentecatos por su inaudita soberbia y envidia, son mala gente, egoistas y rastreros, porque nunca dejan de pensar en sí mismos y los suyos, sólo piensan en que sus clanes se beneficien, aunque perjudiquen a todos los demás, sectarios, facciosos y corruptos.
Al otro lado tenemos a los jóvenes con un 50 % de paro, muchos de ellos formados, con capacidad y criterio, que se han esforzado para obtener una titulación académica o profesional, absolutamente relegados porque toda la legión de vagos y descamisados está ocupando el lugar que a ellos les corresponde, y así tenemos que para 600 plazas de auxiliar administrativo, en Madrid se han presentado 35.000 aspirantes, con casi un 70 % de universitarios. Que descomunal vergüenza deberían sentir estos advenedizos que detentan el poder.
Quienes hoy rondan los 20 años están condenados a ser una Generación Perdida gracias al de las cejas y sus palmeros. Y la cosa no lleva remedio, hagan lo que hagan, porque para ocupar los puestos que les corresponden legítimamente en la sociedad, primero tienen que desplazar a todos los parásitos usurpadores que muestran el carnet del PSOE en la boca como único mérito.
¿Qué hacer tras la riada roja?
Hay que desparasitar España, hay que examinar a los cargos públicos de los conocimientos inherentes a su área de trabajo, hay que romper la inercia de los descamisados trepas, que han utilizado a todos los demás para colocarse en la vida, hay que “despolitizar“ la administración pública y echar de ella a todos los miserables que se están aprovechando, sin mérito, ni capacidad alguna, más que aplaudir en los mítines del jefe.
La primera medida que debe tomar el Gobierno que entre es realizar una Auditoría General del Estado, de las Autonomías, y de los Ayuntamientos, para saber a dónde se ha ido el dinero público que han despilfarrado durante estos años. Hay que seguir la trayectoria del dinero público durante estos últimos años, porque de una subvención ha podido pasar a alguna cuenta suiza, como en la época de Roldán y Felipe González
La segunda medida es retirar de forma inmediata y radical las subvenciones públicas a sindicatos, además del monopolio que estos tienen de los cursos para desempleados, y rescindir la liberación sindical, que vuelvan a trabajar los parásitos que llevan años sin pegar palo al agua. Y lo que se aplica a los sindicatos, de igual forma para todos los colectivos sociales que para lo único que sirven es para complicarnos la vida y mantener a unos miles de aprovechados.
La tercera es analizar en profundidad la financiación que han realizado las Cajas de Ahorros y otras entidades financieras durante estos años con el aval de las administraciones públicas, con pelos y señales. Mientras no conozcamos y detengamos a los ladrones es difícil que podamos saber como nos roban.
La cuarta es estudiar el gasto público con criterio exhaustivo, caso por caso, con una auditoria externa permanente, fundamentalmente los desmesurados gastos sociales que nos han traído la ruina, sin haber llegado nunca a alcanzar el bienestar social pretendido, porque la gente que más lo necesita sigue pasando las mismas necesidades. ¿A dónde se ha ido el despilfarro público?.
Denunciar la corrupción política es una actividad indispensable, para ello se debe establecer un teléfono de denuncia gratuita, tipo 115, en cuyo control y seguimiento entren ciudadanos independientes, además de miembros de todos los partidos políticos. Cada caso denunciado será investigado con detalle por un servicio especial, formado por personal independiente y alternante, con criterios aleatorios, extraído entre los muchos profesionales que se encuentran en el paro con contrato de seis meses. Se debe crear una fiscalía anónima contra la corrupción en España.
España es un antro de corrupción política y económica, mucho más terrorífico de lo que nadie pueda imaginarse, mientras no sepamos lo que está ocurriendo, difícilmente podremos resolverlo.
Visita Va a jubilarse tu puta madre a los 67 años
Biante de Priena