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viernes, 25 de mayo de 2007
La hora de los disidentes, el tiempo de los valientes
"Muchas de las listas presentadas por Ciutadans merecen ser apoyadas, pero no todas.
La Declaración por la Dignidad de afiliados críticos es una referencia. La solidaridad de varios militantes con los cuatro valientes expulsados por haber discrepado de la línea del partido también.
En Ciudadanos en la Red, todos somos Mario Acosta, Antonio Casas Aragón, Gerardo Álvarez Arteaga y Manuel I. Cabezas González, cuatro ciudadanos injustamente suspendidos por delito de opinión. Los actuales y extraviados dirigentes de Ciutadans se han atrevido a hacer lo que ni siquiera el Psoe, modélicamente antidemocrático en su funcionamiento interno, ha hecho con Leguina, Rosa Díez o Gotzone Mora."
La Declaración por la Dignidad de afiliados críticos es una referencia. La solidaridad de varios militantes con los cuatro valientes expulsados por haber discrepado de la línea del partido también.
En Ciudadanos en la Red, todos somos Mario Acosta, Antonio Casas Aragón, Gerardo Álvarez Arteaga y Manuel I. Cabezas González, cuatro ciudadanos injustamente suspendidos por delito de opinión. Los actuales y extraviados dirigentes de Ciutadans se han atrevido a hacer lo que ni siquiera el Psoe, modélicamente antidemocrático en su funcionamiento interno, ha hecho con Leguina, Rosa Díez o Gotzone Mora."
La campaña electoral de las municipales y de algunas elecciones autonómicas está por terminar. Se ha definido progresivamente como un plebiscito, o un macrosondeo de cara a las próximas, quizás muy próximas, elecciones generales.
Intelectuales de izquierdas como Savater han llamado a “no votarle al Psoe” bajo ningún concepto.
Efectivamente, votar el domingo a favor de nacionalistas, comunistas o socialistas sería votar contra España, la España constitucional, es decir la democracia y la convivencia. Sería también votar contra la legalidad constitucional, pues esos partidos la cuestionan y la combaten.
También significaría votar a favor de Eta y de sus recogenueces.
Sería, en resumidas cuentas, tan vergonzoso y errático como el masivo voto de las Cortes francesas a favor de la rendición y de la colaboración, cuando se le entregó al verdugo nazi nada menos que la nación republicana, a través del mariscal Pétain.
Quedan pues pocas alternativas.
Una socialista de toda la vida como Gotzone Mora ha pedido el voto para el PP, porque no se trata de unas “elecciones normales”. Lo explica con su coherencia y su valor habituales, subrayando que los populares, más allá de su posicionamiento ideológico, son el único partido de ámbito nacional que defiende la democracia y las instituciones, y que se opone sin ambigüedad a los terroristas y a sus valedores.
Hay otras opciones: el voto blanco o el voto nulo, pero terminará aventajando a quienes han decidido subastar nuestro modelo de convivencia.
Y en 82 municipios catalanes, así como en Alicante y Salamanca, está la opción de Ciutadans/Ciudadanos. Un partido nacido para regenerar la política y alimentar la esperanza, pero inmerso en un debate interno sobre su futuro y dirigido por responsables que no están a la altura de las circunstancias y han optado por la arriesgada vía de la sanción y la represión contra disidentes, cuyos pecados imperdonables han sido exigir democracia y transparencia en las listas electorales y la recuperación del ilusionante proyecto original, el de Boadella y otros intelectuales hartos de la ficción identitaria, del catecismo progre y de la mediocridad partidista.
Muchas de las listas presentadas por Ciutadans merecen ser apoyadas, pero no todas.
El Manifiesto por la Dignidad de afiliados críticos es una referencia. La solidaridad de varios militantes con los cuatro valientes expulsados por haber discrepado de la línea del partido también.
En Ciudadanos en la Red, todos somos Mario Acosta, Antonio Casas Aragón, Gerardo Álvarez Arteaga y Manuel I. Cabezas González, cuatro ciudadanos injustamente suspendidos por delito de opinión. Los actuales y extraviados dirigentes de Ciutadans se han atrevido a hacer lo que ni siquiera el Psoe, modélicamente antidemocrático en su funcionamiento interno, ha hecho con Leguina, Rosa Díez o Gotzone Mora.
Ha llegado la hora de la disidencia y del valor. Votemos en conciencia y defendamos la libertad.
Calixto Argüelles
Intelectuales de izquierdas como Savater han llamado a “no votarle al Psoe” bajo ningún concepto.
Efectivamente, votar el domingo a favor de nacionalistas, comunistas o socialistas sería votar contra España, la España constitucional, es decir la democracia y la convivencia. Sería también votar contra la legalidad constitucional, pues esos partidos la cuestionan y la combaten.
También significaría votar a favor de Eta y de sus recogenueces.
Sería, en resumidas cuentas, tan vergonzoso y errático como el masivo voto de las Cortes francesas a favor de la rendición y de la colaboración, cuando se le entregó al verdugo nazi nada menos que la nación republicana, a través del mariscal Pétain.
Quedan pues pocas alternativas.
Una socialista de toda la vida como Gotzone Mora ha pedido el voto para el PP, porque no se trata de unas “elecciones normales”. Lo explica con su coherencia y su valor habituales, subrayando que los populares, más allá de su posicionamiento ideológico, son el único partido de ámbito nacional que defiende la democracia y las instituciones, y que se opone sin ambigüedad a los terroristas y a sus valedores.
Hay otras opciones: el voto blanco o el voto nulo, pero terminará aventajando a quienes han decidido subastar nuestro modelo de convivencia.
Y en 82 municipios catalanes, así como en Alicante y Salamanca, está la opción de Ciutadans/Ciudadanos. Un partido nacido para regenerar la política y alimentar la esperanza, pero inmerso en un debate interno sobre su futuro y dirigido por responsables que no están a la altura de las circunstancias y han optado por la arriesgada vía de la sanción y la represión contra disidentes, cuyos pecados imperdonables han sido exigir democracia y transparencia en las listas electorales y la recuperación del ilusionante proyecto original, el de Boadella y otros intelectuales hartos de la ficción identitaria, del catecismo progre y de la mediocridad partidista.
Muchas de las listas presentadas por Ciutadans merecen ser apoyadas, pero no todas.
El Manifiesto por la Dignidad de afiliados críticos es una referencia. La solidaridad de varios militantes con los cuatro valientes expulsados por haber discrepado de la línea del partido también.
En Ciudadanos en la Red, todos somos Mario Acosta, Antonio Casas Aragón, Gerardo Álvarez Arteaga y Manuel I. Cabezas González, cuatro ciudadanos injustamente suspendidos por delito de opinión. Los actuales y extraviados dirigentes de Ciutadans se han atrevido a hacer lo que ni siquiera el Psoe, modélicamente antidemocrático en su funcionamiento interno, ha hecho con Leguina, Rosa Díez o Gotzone Mora.
Ha llegado la hora de la disidencia y del valor. Votemos en conciencia y defendamos la libertad.
Calixto Argüelles
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