Se aproxima septiembre, planea, como un buitre negro sobre esta España indeterminada y corrupta. Un Presidente de Gobierno exiliado provisional en Lanzarote, la isla de Cesar Manrique, se permite jugar con las personas, distinguiendo por fechas su acceso a la supervivencia, complementado por un Ministro de Fomento, que ya viste camisas caras con las iniciales de su nombre estampadas en la pechera, y amenaza a las “rentas más altas” con el látigo del peaje extraordinario por vivir en un país que han destrozado estos sectarios bienhechores de la humanidad.
Un principio social inquebrantable es el de no repartir lo que no se tiene, pero como a los socialistas les gusta transgredir con los bienes de los demás –para incrementar los suyos-, los que trabajan y se esfuerzan cada día tendrán que pagar a los que no tienen trabajo, hasta que lo encuentren; han decidido que la justicia social es transferir fondos de los que más tienen – la inmensa mayoría, simplemente trabajadores con trabajo -, a los más desposeídos – de los que no pocos no han hecho nada ni por sí mismos, ni por los demás, a lo largo de su existencia, ni nunca lo harán-.
El Estado Providencia ataca de nuevo, porque en realidad la política de Rodríguez Zapatero se ciñe exclusivamente a un axioma electoral, nada tiene que ver con la solidaridad, sino con la captación permanente de votantes entre las huestes de desafortunados que la política laboral del PSOE ha creado y pretenden mantener en barbecho hasta las próximas elecciones a costa de los demás, para volver a ganar las elecciones como sea; que les importa a ellos y los sindicatos parásitos que haya en este país 4 o 5 millones de parados, si los van a mantener los que tengan “la fortuna de trabajar” para mantener a los “desafortunados descansando“, esos son los nuevos privilegiados a los que se dirige la ira social del Gobierno, los trabajadores, da igual que se merezcan trabajar porque se hayan esforzado, sean capaces, o hayan tenido que vejarse a sí mismos por mantener su salario, si trabajan hay que ir a por ellos, “algo habrán hecho para seguir trabajando”.
La política de redistribución socialista, fundamentada en el marxismo más rancio, -a cada uno según necesidad, de cada uno según su capacidad- es la mayor de las explotaciones del hombre por el hombre, porque quien produce paga a quien no produce para que siga sin producir, quien trabaja se mantiene a sí mismo, a los suyos y a los parados que ha creado Rodríguez Zapatero, en esa cárcel de miseria y locura que es estar desempleado y tener que vivir de la caridad de los demás, en que cobrar sin hacer nada o por hacer un curso para mantener a los compañeros de los sindicatos que lo imparten, se ha convertido en la máxima aspiración para millones de españoles, entre ellos, una inmensa mayoría de jóvenes que llegan a la vida laboral lastrados por un futuro desolador que han creado estos ilustres degenerados abducidos por la fortuna de detentar el poder, sin saber hacer la o con un canuto.
En realidad, España sólo tiene un problema, el PSOE, nada más y nada menos. Una estructura mafiosa que se ha adueñado de la política y ejerce el feudalismo de la ineptitud, ante la perplejidad de la inmensa mayoría de los ciudadanos de este país. Un PSOE que nos ha llevado a la ruina repartiendo el dinero de todos con la prodigalidad estúpida del heredero que no se merece lo que le procurado la suerte, que jamás hubiera conseguido por sí mismo.
El PSOE nos está tratando a los españoles como putas, se ha enchulado de los ciudadanos de este país y nos amenaza con el infierno social que vendrá, si ellos no siguen usurpando el poder en esta dictadura roja con apariencia de democracia, para eso tienen dispuestas a sus hordas sindicales – esos hipopótamos de charca infecta-, la banda de la ceja, los chicos del “nunca mais”, los del “no a la guerra”, las feministas desconsoladas, los rentistas de la memoria histórica, los sastres del cambio climático, los parados profesionales, y los jóvenes desposeídos a perpetuidad; un legión de aprovechados que se ha hecho fuerte al albur del PSOE, contra todos los demás españoles, los que trabajan o han trabajado a lo largo de su vida, que no han recibido jamás ni una ayuda, ni una subvención –porque siempre van a parar los mismos- y a los que no dejan de exprimir con impuestos, y explotar con chorradas, políticas y económicas.
El socialismo se enfrenta a la realidad en España, es el último campo de batalla entre una sociedad con principios y valores, de ciudadanos que trabajan y luchan cada día por sí mismos, contra un mundo absurdo, sin reglas, en el que ganan siempre los perdedores, los que se han adueñado del subsidio, y los que no aspiran más que a vivir de los demás, el mayor tiempo posible, haciendo lo que les dé la gana, riéndose en la cara del prójimo que les mantiene, y votando cada cuatro años por el dios PSOE, la Divina Providencia del Estado socialista, del que Rodríguez Zapatero es el gran chamán, De la Vega, la gran sacerdotisa, Chaves, el gran procurador, José Blanco, el gran profeta, Leire Pajín, la gran visionaria, y los militantes socialistas, los grandes iluminados que “conocen el camino verdadero hacia nuestra salvación” (en realidad la suya), los nacionalistas, esos comprensivos aliados, y Rosa Díez, ese díscolo personaje que comparte lo que hace el Gobierno, pero dice lo contrario, para que parezca que hay discrepancia y pluralidad.
Cuanto antes metamos en la cárcel a estos ladrones de la secta, antes podremos seguir adelante los españoles y dejar atrás toda esta miseria política que está destruyendo nuestra sociedad. Cuanto más tardemos en hacerlo, más difícil lo tendremos. Y que nadie espere que el PP lidere la reacción, el PP ya no existe, lo han “gürtelizado” y se busca la cola como un gato que confunde su rabo con una mosca. Así, que queridos compatriotas, a ponerse las pilas y a quitarse el burka de una puñetera vez, hay que salir del armario en que nos han metido y denunciar todo lo que ocurre, hacer visible de forma permanente la ignominia, hasta que las noticias y los jueces asfixien a esta banda organizada de mafiosos.
No hay otra solución posible más que acabar con el origen del problema, el Partido Socialista Obrero Español, en Italia lo hicieron hace unos años y han mejorado desde entonces, a pesar de lo que digan los bien organizados intoxicadores a sueldo que nos tiñen la realidad de fantasía y bondad cada día.
Biante de Priena
Un principio social inquebrantable es el de no repartir lo que no se tiene, pero como a los socialistas les gusta transgredir con los bienes de los demás –para incrementar los suyos-, los que trabajan y se esfuerzan cada día tendrán que pagar a los que no tienen trabajo, hasta que lo encuentren; han decidido que la justicia social es transferir fondos de los que más tienen – la inmensa mayoría, simplemente trabajadores con trabajo -, a los más desposeídos – de los que no pocos no han hecho nada ni por sí mismos, ni por los demás, a lo largo de su existencia, ni nunca lo harán-.
El Estado Providencia ataca de nuevo, porque en realidad la política de Rodríguez Zapatero se ciñe exclusivamente a un axioma electoral, nada tiene que ver con la solidaridad, sino con la captación permanente de votantes entre las huestes de desafortunados que la política laboral del PSOE ha creado y pretenden mantener en barbecho hasta las próximas elecciones a costa de los demás, para volver a ganar las elecciones como sea; que les importa a ellos y los sindicatos parásitos que haya en este país 4 o 5 millones de parados, si los van a mantener los que tengan “la fortuna de trabajar” para mantener a los “desafortunados descansando“, esos son los nuevos privilegiados a los que se dirige la ira social del Gobierno, los trabajadores, da igual que se merezcan trabajar porque se hayan esforzado, sean capaces, o hayan tenido que vejarse a sí mismos por mantener su salario, si trabajan hay que ir a por ellos, “algo habrán hecho para seguir trabajando”.
La política de redistribución socialista, fundamentada en el marxismo más rancio, -a cada uno según necesidad, de cada uno según su capacidad- es la mayor de las explotaciones del hombre por el hombre, porque quien produce paga a quien no produce para que siga sin producir, quien trabaja se mantiene a sí mismo, a los suyos y a los parados que ha creado Rodríguez Zapatero, en esa cárcel de miseria y locura que es estar desempleado y tener que vivir de la caridad de los demás, en que cobrar sin hacer nada o por hacer un curso para mantener a los compañeros de los sindicatos que lo imparten, se ha convertido en la máxima aspiración para millones de españoles, entre ellos, una inmensa mayoría de jóvenes que llegan a la vida laboral lastrados por un futuro desolador que han creado estos ilustres degenerados abducidos por la fortuna de detentar el poder, sin saber hacer la o con un canuto.
En realidad, España sólo tiene un problema, el PSOE, nada más y nada menos. Una estructura mafiosa que se ha adueñado de la política y ejerce el feudalismo de la ineptitud, ante la perplejidad de la inmensa mayoría de los ciudadanos de este país. Un PSOE que nos ha llevado a la ruina repartiendo el dinero de todos con la prodigalidad estúpida del heredero que no se merece lo que le procurado la suerte, que jamás hubiera conseguido por sí mismo.
El PSOE nos está tratando a los españoles como putas, se ha enchulado de los ciudadanos de este país y nos amenaza con el infierno social que vendrá, si ellos no siguen usurpando el poder en esta dictadura roja con apariencia de democracia, para eso tienen dispuestas a sus hordas sindicales – esos hipopótamos de charca infecta-, la banda de la ceja, los chicos del “nunca mais”, los del “no a la guerra”, las feministas desconsoladas, los rentistas de la memoria histórica, los sastres del cambio climático, los parados profesionales, y los jóvenes desposeídos a perpetuidad; un legión de aprovechados que se ha hecho fuerte al albur del PSOE, contra todos los demás españoles, los que trabajan o han trabajado a lo largo de su vida, que no han recibido jamás ni una ayuda, ni una subvención –porque siempre van a parar los mismos- y a los que no dejan de exprimir con impuestos, y explotar con chorradas, políticas y económicas.
El socialismo se enfrenta a la realidad en España, es el último campo de batalla entre una sociedad con principios y valores, de ciudadanos que trabajan y luchan cada día por sí mismos, contra un mundo absurdo, sin reglas, en el que ganan siempre los perdedores, los que se han adueñado del subsidio, y los que no aspiran más que a vivir de los demás, el mayor tiempo posible, haciendo lo que les dé la gana, riéndose en la cara del prójimo que les mantiene, y votando cada cuatro años por el dios PSOE, la Divina Providencia del Estado socialista, del que Rodríguez Zapatero es el gran chamán, De la Vega, la gran sacerdotisa, Chaves, el gran procurador, José Blanco, el gran profeta, Leire Pajín, la gran visionaria, y los militantes socialistas, los grandes iluminados que “conocen el camino verdadero hacia nuestra salvación” (en realidad la suya), los nacionalistas, esos comprensivos aliados, y Rosa Díez, ese díscolo personaje que comparte lo que hace el Gobierno, pero dice lo contrario, para que parezca que hay discrepancia y pluralidad.
Cuanto antes metamos en la cárcel a estos ladrones de la secta, antes podremos seguir adelante los españoles y dejar atrás toda esta miseria política que está destruyendo nuestra sociedad. Cuanto más tardemos en hacerlo, más difícil lo tendremos. Y que nadie espere que el PP lidere la reacción, el PP ya no existe, lo han “gürtelizado” y se busca la cola como un gato que confunde su rabo con una mosca. Así, que queridos compatriotas, a ponerse las pilas y a quitarse el burka de una puñetera vez, hay que salir del armario en que nos han metido y denunciar todo lo que ocurre, hacer visible de forma permanente la ignominia, hasta que las noticias y los jueces asfixien a esta banda organizada de mafiosos.
No hay otra solución posible más que acabar con el origen del problema, el Partido Socialista Obrero Español, en Italia lo hicieron hace unos años y han mejorado desde entonces, a pesar de lo que digan los bien organizados intoxicadores a sueldo que nos tiñen la realidad de fantasía y bondad cada día.
Biante de Priena