Hace menos de un año, se publicaba en este blog un artículo en el que se sugería la sustitución del ethos político por el ethos ciudadano. El cambio urge más cada día que pasa. Los políticos, en su voracidad insaciable, que se han alimentado de la destrucción de la identidad nacional, mientras ahora lo hacen de la destrucción del Estado, van camino de nutrirse parasitariamente de la destrucción de la sociedad, tarea que ya han comenzado.
La gran esperanza magenta que representó el Partido de Rosa Díez, la UPyD, se ha convertido en un partido político más, con la única novedad de haberse convertido aún más cicatero en su organización interna, nada que ver con la democracia, y que responde mucho mejor a las características que configuran una organización sectaria o un falansterio de intransigentes e intolerantes.
Por eso no sorprende leer en el artículo que hoy nos concede Rosa Díez en su blog –cerrado a los comentarios durante el verano, porque lo único que se estaba leyendo eran críticas, un detalle muy democrático-, titulado La Ley y El Método, una frase tan extravagante para el siglo XXI como la siguiente: “Por eso esto es tan difícil de arreglar: porque requiere un cambio radical en las leyes que obligue a un cambio radical en los comportamientos. Y eso, amigos míos, sería revolucionario”, y quedarse tan fresca, tras reinventar el despotismo.
Es decir, la propuesta de Rosa Díez es la misma que la de Rodríguez Zapatero o Bibiana Aído, y se resume en que cambiando las leyes, se cambian los comportamientos. Pero esto no le impide a Rosa Díez, hablar de la independencia de la justicia como algo deseado, realmente innecesario, porque siguiendo sus propuestas sobre el cambio de las leyes para cambiar conductas, poco puede hacer la justicia, por muy independiente que sea. Una vez más, Rosa Díez, nos regala otro ejemplo sobre su ignorancia arrogante y su baja formación sobre los contenidos conceptuales de la política, por eso mezcla los pensamientos como una batidora, y al final se hace un zumo con nuestros derechos.
A ver Rosa, es fácil, te lo explico, verás, la democracia conlleva de forma inherente el control del poder político por la ley, no el control de la ley por el poder político, eso es autoritarismo, que conduce a despotismo, totalitarismo o fascismo; son los comportamientos de los políticos los que resulta necesario controlar, y evidentemente cambiar, no los de los ciudadanos. Los ciudadanos somos soberanos y somos los únicos que tenemos poder legítimo para cambiar la realidad política y por tanto, la legislativa, del escenario reglamentario en el que vivimos, por eso las Constituciones se votan, y a partir de ahí, dejando claro el respeto a los derechos fundamentales de las personas, no de la sociedad de ciudadanos, entonces se está en condiciones de regular todo lo demás.
Que las reglas existentes en una democracia, no favorezcan a tus intereses personales, no quiere decir que sean inválidas o ilegítimas, más bien al contrario, porque si este país se regulara legalmente por los procedimientos reglamentarios que regulan la convivencia de los militantes de tu partido, nos convertiríamos en un país bananero y predemocrático.
Entiéndelo Rosa, no cuela, no es tu partido el que debe regular la legislación española, sino el que debe asumirla cumpliendo con la Constitución y la Ley de Partidos que no cumple. Así que comienza por darnos ejemplo de respeto a la democracia, la libertad, la pluralidad y la igualdad en tu propia casa y deja ya de decir tonterías que no engañan a nadie. La democracia no es la selección por designación del líder de turno de los que le acompañan en la cumbre del proyecto, precisamente es lo contrario, que los miembros de un partido puedan elegir y decidir quienes serán los que les dirigen, incluida tú, por supuesto, pero esa posibilidad no se permitirán en el congreso de noviembre, y todavía tienes la caradura de hablar de lo que este país necesita. Rosa, déjate de cuentos que ya somos mayores.
El único imperio posible en una democracia es el de la Ley, no el de Rosa Díez, y si la Ley para unos se aplica de una forma y para otros, de otra, entonces no es una democracia, como ocurre en tu partido
Biante de Priena
La gran esperanza magenta que representó el Partido de Rosa Díez, la UPyD, se ha convertido en un partido político más, con la única novedad de haberse convertido aún más cicatero en su organización interna, nada que ver con la democracia, y que responde mucho mejor a las características que configuran una organización sectaria o un falansterio de intransigentes e intolerantes.
Por eso no sorprende leer en el artículo que hoy nos concede Rosa Díez en su blog –cerrado a los comentarios durante el verano, porque lo único que se estaba leyendo eran críticas, un detalle muy democrático-, titulado La Ley y El Método, una frase tan extravagante para el siglo XXI como la siguiente: “Por eso esto es tan difícil de arreglar: porque requiere un cambio radical en las leyes que obligue a un cambio radical en los comportamientos. Y eso, amigos míos, sería revolucionario”, y quedarse tan fresca, tras reinventar el despotismo.
Es decir, la propuesta de Rosa Díez es la misma que la de Rodríguez Zapatero o Bibiana Aído, y se resume en que cambiando las leyes, se cambian los comportamientos. Pero esto no le impide a Rosa Díez, hablar de la independencia de la justicia como algo deseado, realmente innecesario, porque siguiendo sus propuestas sobre el cambio de las leyes para cambiar conductas, poco puede hacer la justicia, por muy independiente que sea. Una vez más, Rosa Díez, nos regala otro ejemplo sobre su ignorancia arrogante y su baja formación sobre los contenidos conceptuales de la política, por eso mezcla los pensamientos como una batidora, y al final se hace un zumo con nuestros derechos.
A ver Rosa, es fácil, te lo explico, verás, la democracia conlleva de forma inherente el control del poder político por la ley, no el control de la ley por el poder político, eso es autoritarismo, que conduce a despotismo, totalitarismo o fascismo; son los comportamientos de los políticos los que resulta necesario controlar, y evidentemente cambiar, no los de los ciudadanos. Los ciudadanos somos soberanos y somos los únicos que tenemos poder legítimo para cambiar la realidad política y por tanto, la legislativa, del escenario reglamentario en el que vivimos, por eso las Constituciones se votan, y a partir de ahí, dejando claro el respeto a los derechos fundamentales de las personas, no de la sociedad de ciudadanos, entonces se está en condiciones de regular todo lo demás.
Que las reglas existentes en una democracia, no favorezcan a tus intereses personales, no quiere decir que sean inválidas o ilegítimas, más bien al contrario, porque si este país se regulara legalmente por los procedimientos reglamentarios que regulan la convivencia de los militantes de tu partido, nos convertiríamos en un país bananero y predemocrático.
Entiéndelo Rosa, no cuela, no es tu partido el que debe regular la legislación española, sino el que debe asumirla cumpliendo con la Constitución y la Ley de Partidos que no cumple. Así que comienza por darnos ejemplo de respeto a la democracia, la libertad, la pluralidad y la igualdad en tu propia casa y deja ya de decir tonterías que no engañan a nadie. La democracia no es la selección por designación del líder de turno de los que le acompañan en la cumbre del proyecto, precisamente es lo contrario, que los miembros de un partido puedan elegir y decidir quienes serán los que les dirigen, incluida tú, por supuesto, pero esa posibilidad no se permitirán en el congreso de noviembre, y todavía tienes la caradura de hablar de lo que este país necesita. Rosa, déjate de cuentos que ya somos mayores.
El único imperio posible en una democracia es el de la Ley, no el de Rosa Díez, y si la Ley para unos se aplica de una forma y para otros, de otra, entonces no es una democracia, como ocurre en tu partido
Biante de Priena