Si la descomposición reciente de la convivencia entre los españoles tiene un hecho de comienzo, es el singular caso del Prestige que condenó sin juicio a los responsables políticos del PP a todos los infiernos, gracias al agit-prop organizado y manejado por el PSOE y el BNG para hacerse con la Xunta de Galicia.
Hoy en Galicia vuelve a gobernar el Partido Popular y se ha concluido el proceso de instrucción del caso en el juzgado de Corcubión, que exculpa al Estado español de responsabilidad en el mismo, al Ministerio de Fomento, y al responsable de la Marina Mercante: las decisiones que se tomaron fueron las correctas. Ahora habrá que esperar la rectificación y disculpas por parte de los acusadores.
Los socialistas y nacionalistas tienen en su historia el aprovechamiento de los diversos episodios de enajenación de la sociedad, para conquistar el poder. Que Felipe González llegara al poder tras el 23-F y que Rodríguez Zapatero lo hiciera tras el 11-M, no es una casualidad.
Ellos que piden lealtad a su rival cuando están en el poder, se comportan como auténticas hordas de hienas cuando están fuera de él, se aprovechan de la debilidad del rival cuando se enfrenta a dificultades, y confrontan a la sociedad contra los gobiernos del PP, fundamentándose en patrañas, exagerando deslices a terremotos y acusando sin juicio a los gobiernos de todo lo inimaginable. La manipulación de la información que hace el PSOE es su mayor proeza política constatada, hacen de la propaganda un arte.
Sea en Madrid, Valencia o Galicia, la campaña de zapa del PSOE comienza el día posterior al triunfo del PP y no cesa hasta las siguientes elecciones, pero los ciudadanos lo saben, conocen de las artimañas del PSOE para hacerse con el poder.
Hoy estamos en la mayor crisis económica de la historia mundial, que afecta a nuestro país mucho más que a nuestros vecinos, y el PP es incapaz de hacer lo que hace el PSOE, poner a la gente en la calle para protestar sin cese hasta que consigan su propósito; podría hacerlo, pero no lo hace, tal vez por qué no sepa, tal vez por qué no quiera, tal vez por qué considere que la política requiere respeto a las reglas del juego, porque el Estado no puede actuar como sus enemigos.
La mierda en la política la introduce con mucha más facilidad el PSOE que el PP y eso lo sabe la gente de este país, la movilización de los sindicatos, las asociaciones civiles subvencionadas, las legiones de holgazanes, la España victimista se pone en marcha para pasar la factura cada cuatro años a las otras españas.
El PSOE vende España –que no le pertenece- al mejor postor, con tal de alcanzar el poder, sea a los nacionalistas o a los corruptores. Lo hace como si fuera algo normal y precisamente este hecho, es el que impide que nuestro país se desarrolle con normalidad. Solo en una situación de conflicto social el PSOE tiene oportunidad de ganar las elecciones y lo saben, y si no hay conflicto, lo crean con tal de alcanzar el poder.
Así, así gana el PSOE, contra lo que existe, creando conflictos, tensiones, problemas que atribuye a los demás, haciendo que los ciudadanos tengan mala conciencia con sus vecinos, sembrando la discordia y el enfrentamiento permanente, convirtiendo en víctimas a quienes se aprovechan de la coyuntura. Ese es el terreno social más favorable para el PSOE, y también, el más perjudicial para los españoles que no viven a costa de los demás.
Es hora de que las cosas cambien, en el último mes 2/3 de los casos de corrupción, despilfarro, o abuso de lo común, que se han publicado en los medios de comunicación de este país, están relacionados directamente con el PSOE. Va siendo hora de que este partido reciba una lección que le haga abandonar la malevolencia y la falta de honestidad de forma definitiva.
Los militantes de base del PSOE siempre han sido honestos, y no necesitan de unos dirigentes en su partido que les tomen el pelo a ellos y a todos los demás, mostrándoles el infierno del PP, mientras se lo llevan calentito. Ojo, los del PP deberían hacer lo mismo, porque en este mundo todo se contagia, y se está observando un paralelismo amenazante. Tal vez así, dentro de veinte años, la política española alcance las cotas de rigor y control que requiere para considerarse como algo normal, que no nos provoque náuseas cada mañana cuando leemos las noticias en la prensa.
Biante de Priena
Hoy en Galicia vuelve a gobernar el Partido Popular y se ha concluido el proceso de instrucción del caso en el juzgado de Corcubión, que exculpa al Estado español de responsabilidad en el mismo, al Ministerio de Fomento, y al responsable de la Marina Mercante: las decisiones que se tomaron fueron las correctas. Ahora habrá que esperar la rectificación y disculpas por parte de los acusadores.
Los socialistas y nacionalistas tienen en su historia el aprovechamiento de los diversos episodios de enajenación de la sociedad, para conquistar el poder. Que Felipe González llegara al poder tras el 23-F y que Rodríguez Zapatero lo hiciera tras el 11-M, no es una casualidad.
Ellos que piden lealtad a su rival cuando están en el poder, se comportan como auténticas hordas de hienas cuando están fuera de él, se aprovechan de la debilidad del rival cuando se enfrenta a dificultades, y confrontan a la sociedad contra los gobiernos del PP, fundamentándose en patrañas, exagerando deslices a terremotos y acusando sin juicio a los gobiernos de todo lo inimaginable. La manipulación de la información que hace el PSOE es su mayor proeza política constatada, hacen de la propaganda un arte.
Sea en Madrid, Valencia o Galicia, la campaña de zapa del PSOE comienza el día posterior al triunfo del PP y no cesa hasta las siguientes elecciones, pero los ciudadanos lo saben, conocen de las artimañas del PSOE para hacerse con el poder.
Hoy estamos en la mayor crisis económica de la historia mundial, que afecta a nuestro país mucho más que a nuestros vecinos, y el PP es incapaz de hacer lo que hace el PSOE, poner a la gente en la calle para protestar sin cese hasta que consigan su propósito; podría hacerlo, pero no lo hace, tal vez por qué no sepa, tal vez por qué no quiera, tal vez por qué considere que la política requiere respeto a las reglas del juego, porque el Estado no puede actuar como sus enemigos.
La mierda en la política la introduce con mucha más facilidad el PSOE que el PP y eso lo sabe la gente de este país, la movilización de los sindicatos, las asociaciones civiles subvencionadas, las legiones de holgazanes, la España victimista se pone en marcha para pasar la factura cada cuatro años a las otras españas.
El PSOE vende España –que no le pertenece- al mejor postor, con tal de alcanzar el poder, sea a los nacionalistas o a los corruptores. Lo hace como si fuera algo normal y precisamente este hecho, es el que impide que nuestro país se desarrolle con normalidad. Solo en una situación de conflicto social el PSOE tiene oportunidad de ganar las elecciones y lo saben, y si no hay conflicto, lo crean con tal de alcanzar el poder.
Así, así gana el PSOE, contra lo que existe, creando conflictos, tensiones, problemas que atribuye a los demás, haciendo que los ciudadanos tengan mala conciencia con sus vecinos, sembrando la discordia y el enfrentamiento permanente, convirtiendo en víctimas a quienes se aprovechan de la coyuntura. Ese es el terreno social más favorable para el PSOE, y también, el más perjudicial para los españoles que no viven a costa de los demás.
Es hora de que las cosas cambien, en el último mes 2/3 de los casos de corrupción, despilfarro, o abuso de lo común, que se han publicado en los medios de comunicación de este país, están relacionados directamente con el PSOE. Va siendo hora de que este partido reciba una lección que le haga abandonar la malevolencia y la falta de honestidad de forma definitiva.
Los militantes de base del PSOE siempre han sido honestos, y no necesitan de unos dirigentes en su partido que les tomen el pelo a ellos y a todos los demás, mostrándoles el infierno del PP, mientras se lo llevan calentito. Ojo, los del PP deberían hacer lo mismo, porque en este mundo todo se contagia, y se está observando un paralelismo amenazante. Tal vez así, dentro de veinte años, la política española alcance las cotas de rigor y control que requiere para considerarse como algo normal, que no nos provoque náuseas cada mañana cuando leemos las noticias en la prensa.
Biante de Priena