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miércoles, 9 de julio de 2008

La fortaleza vacía

Cada día que pasa, se va comprendiendo mejor lo que ocurre en la política española, más desde el psicoanálisis que desde la ciencia social. El reciente Congreso del PSOE, el anterior del PP, son ejemplares al respecto.

Si en el Congreso del PP se rompió con los principios y valores que tradicionalmente ha defendido la derecha española, en el del PSOE se ha hecho lo mismo con “el padre”, representado por los ancestros del socialismo democrático español, como Felipe González, Alfonso Guerra, Ibarra, y Leguina, por mencionar algunos de los augustos progenitores.

Cabe preguntarse qué serán la izquierda y la derecha de este país a partir de ahora, porque más que una revolución generacional lo que se está produciendo es una convergencia de intereses por el poder, entre las dos grandes formaciones políticas de nuestro país. Tanto monta, monta tanto, Zapatero que Mariano.

Lo que ocurre en realidad es que se está redefiniendo “el terreno común de la política” a la medida de lo posible, es decir, de las circunstancias, con un reparto de poder proporcional entre ambas formaciones. Para tal cometido se necesita librar el lastre que suponen principios y personas. Al PP parece que le sobraban personas que representan determinados principios (María San Gil, Ortega Lara, Nebrera), y al PSOE también le han sobrado personas que representan principios (Alfonso Guerra, Ibarra, Leguina). Solo los camaleones patriarcales de la política española, como Manuel Fraga y Felipe González permanecen como un vínculo testimonial, más que otra cosa.

Con este movimiento de peones, la batalla política excluye definitivamente la lucha por la razón, por los valores, por las creencias, por los principios, para establecerse sobre los intereses, los beneficios, y la supervivencia. Los políticos del PP y del PSOE han renunciado, por pragmatismo, a defender su ideología, para conformarse como gestores de la realidad pertinente.

El psiquiatra Bruno Bettelheim, muy recomendable para estos tiempos, escribió un magnífico libro sobre el autismo, titulado “La Fortaleza Vacía”, en el que describe la realidad del aislamiento de forma precisa y la necesidad de establecer puentes de comunicación con las personas que viven en una realidad propia, ajena al mundo que les rodea.

En el PSOE y el PP se ha comenzado la ruptura de puentes con los intereses y objetivos de los ciudadanos, para convertirse institucionalmente en industrias de poder tecnificado y deshumanizado. Se ha establecido una sutil frontera entre lo que buscan los políticos y lo que quieren los ciudadanos, que son alternativas que no tienen por qué coincidir. La divergencia de intereses entre ciudadanos y políticos ha existido siempre de forma latente, pero ahora se hace manifiesta, en un alarde de poderío y soberbia. Han transformado la razón de Estado a código de casta, que representa el regreso de la aristocracia de forma velada. Los políticos con todos los derechos, los ciudadanos con todos los deberes.

En esta situación a los ciudadanos sólo nos queda la esperanza de UPyD, (como ayer lo fue Ciutadans), pero los intereses políticos, y las estrechas miras de estas formaciones prevalecen sobre los objetivos sociales que anhelan los ciudadanos, por lo que esta alternativa también se malogrará.

Lamentablemente, no serán los políticos los que se queden en el interior de la fortaleza vacía que han construido, porque su objetivo es llenarla de una masa amorfa de ciudadanos que vivan en pleno autismo y desvinculación con otra realidad que la que les ofrezcan para su consumo fácil, y a los que cada cuatro años dejarán "libres" de su presidio para que acudan a legitimarlos en las urnas, a unos o a otros, al final da igual, todos son lo mismo. La obra está lista para representarse, los ciudadanos como reclusos de un régimen inaceptable, los políticos como carceleros de nuestra libertad, en el horizonte, la tiranía.

Biante de Priena

El liberalismo español de Karl Marx


Con el panorama nacional despejado de dudas, el horizonte es más claro aún que hace un año. Entre otras cuestiones, por entonces no estaba pulido el papel del principal partido de la oposición y hoy es notoria su adscripción oficial al rumbo del nazismo hispano abanderado por el PSOE.

El mecanismo del proyecto neonazi del izquierdismo nacional ha sido desvelado por los hechos y presentado en sociedad de manera fehaciente por sus impulsores; hoy sabemos que no se trata sólo de un golpe de Estado por fases, de una subversión constitucional en los hechos, o de un asalto a los fundamentos políticos de España, también se observa, constata y sufre, un intento delirante de transformación social por parte de la casta política española compuesta por virreyes regionales con mando en la Moncloa.

Desde el punto de vista de su forma, aunque no exactamente de sus contenidos, esta situación ha sido vivida por la Nación Española con motivo de la invasión Napoleónica y las circunstancias que rodearon a la Guerra de la Independencia. Carlos Marx, agudo observador de nuestras cuitas a la sazón, dejó crónicas de aquellos acontecimientos que contienen interesantes lecciones para la actualidad española. Marx profesó además su simpatía por la causa liberal-progresista en la España decimonónica 



De sus numerosos textos recogidos en el libro “Revolución en España” (Ariel, 1970), prologado por Manuel Sacristán, comentamos el siguiente párrafo de unos de los artículos publicados en la prensa de la época.: 

(Se refiere el autor a las Juntas revolucionarias montadas en España para arrojar del país al invasor, ante la ausencia de estructuras políticas nacionales a partir de 1808.) 


“…Hay dos circunstancias relacionadas con estas juntas: una es muestra del bajo nivel del pueblo en la época de su alzamiento, mientras que la otra iba en menoscabo del progreso de la revolución. Las juntas (provinciales) fueron elegidas por sufragio universal; pero «el celo de las clases bajas se manifestó en la obediencia». Generalmente elegían solo a sus superiores naturales: nobles y personas de calidad de la provincia, respaldados por el clero, y rara vez a personalidades de la clase media. El pueblo era tan consciente de su debilidad que limitaba su iniciativa a obligar a las clases altas a la resistencia al invasor sin pretender participar en la dirección de esta resistencia. En Sevilla, por ejemplo, «el pueblo se preocupó, ante todo, de que el clero parroquial y los superiores de los conventos se reunieran para la elección de la Junta». Así, las juntas se vieron llenas de gentes elegidas en virtud de la posición ocupada antes por ellas y muy distantes de ser jefes revolucionarios. Por otra parte, al detener su elección en estas autoridades, el pueblo no pensó en limitar sus atribuciones ni en fijar término a su gestión. Naturalmente, las juntas solo se preocuparon de ampliar las unas y de perpetuar la otra. Y así, estas primeras creaciones del impulso popular, surgidas en los comienzos mismos de la revolución, siguieron siendo durante todo su curso otros tantos diques de contención de la corriente revolucionaria cuando esta amenazaba desbordarse.»…” («New York Daily Tribune» 25-9-1854)."
Mayor analogía no cabe en la explicación de los recientes acontecimientos partidarios españoles. Tanto en el curso del fenecido Ciutadans y sus conflictos internos, como en este reciente y sin acabar del PP, se observan las dos “circunstancias”. Por una parte la “debilidad” del movimiento elige a los representantes “naturales”, incapaz de ir más allá y poner a los suyos propios como se empieza a exigir hoy en día por doquier. Por otro lado, la “obediencia” inicial, deja paso a la “insubordinación” de las bases. Pero a diferencia de hace un año en Ciutadans, la protesta en el partido marianista por la no aparición de actas y ponencias del reciente congreso frustradamente búlgaro del PP, no ha tenido que esperar tanto, la reacción está siendo inmediata. 


Es el curso de acontecimientos revolucionarios como el actual: la ciudadanía empieza tomando conciencia de los problemas y acaba participando directamente en la solución de los mismos, sin intermediarios insolventes en general o amigos de sus enemigos con mucha frecuencia. 

Y llega un momento en ese proceso que la “obediencia” desaparece, no hay nada ni nadie a quién obedecer y es sólo la necesidad de participación directa obligados por las circunstancias la que se contempla en el horizonte, aunque ese aprendizaje sólo lo puede adquirir la población en general mediante la práctica política en la lucha diaria. 

En las aulas de esa escuela nos encontramos y este año no hay vacaciones. 


Bernard Pavel

Sagund Manifiest Nibey Se Parla Yengua Cumù.

Radactad pals Intalectuals Nibey Se y ca diss an al seu unic punt::

Capullo, no me toques más los cojones, aquí lo dice bien claro:

Par las dudas ca puguin ancuntrar als capullos

¡LLova çença papels! Es facil ser çiudatan a la Noba Naçiò.

¡Llova çença papels!:, no siguis gamarùs y integrat da una puta bagada.
Da igual lu ca siguis, lu ca allis hech, o puguis llagà ha hassè.
Sulamen tiens ca cumpli un raquisit:

¡Pal·la a Català o amigra!
Racuy da probas dals aspirants.


P.D. Bidau hech par la ONG "Cataluña tierra dacullida an català" que prasenta un llova aspirant a nou patriota.

¡¡Racorda danunsiá als traidors!!.¡¡ Natachem la patria da traidors!!

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