Lamentablemente, se confirman las
expectativas que expuse en algún artículo anterior, en las que sugería que la
presencia de Podemos en el escenario de la política española sería un balón de
oxígeno para que la casta se recobrara de sus horas más bajas. Las teorías de
Pareto se confirman también en esta ocasión, no hay nada como ofrecer la
posibilidad de un modelo extremo y radical a la atención pública, para que los
electores abracen el cielo que le tienen prometido los que habitualmente han
detentado el poder, es decir, los principales partidos de la casta, el PSOE y
el PP.
Así se confirma en las últimas encuestas
que han aparecido, la del CIS y la de El País. Si bien en las pasadas
elecciones europeas los dos principales partidos, PSOE y PP, obtuvieron un
49,06 % de los votos emitidos, en la encuesta del CIS de julio ya habían
ascendido hasta el 51,02 % y en la de Metroscopia, sobre 5.400 entrevistas acumuladas en
junio, julio, publicada ayer por El País, PSOE y PP ya obtendrían entre ambos,
un 64 % de los votos emitidos. En El País lo atribuyen a la llegada de Pedro
Sánchez a la Secretaría General del PSOE, pero más bien es por el retorno
de los votantes tradicionales del PSOE, tras haber castigado a su partido en
las pasadas Elecciones Europeas.
La progresión inversa de PODEMOS más Izquierda Plural va
desde el 17,96 % de votos que obtuvieron en las Elecciones Europeas, hasta el
15,6 % que les concede la encuesta de Metroscopia. Se confirma también que el
crecimiento de Podemos es fundamentalmente a expensas de la reducción de apoyos
en la Izquierda Plural.
Las elecciones europeas han sido tradicionalmente un
escenario donde los votantes han decidido experimentar con el apoyo a
nuevas formaciones políticas o quedarse en casa y no votar por ninguna. Así lo
indica la presencia histórica de partidos como el GIL o Ruiz Mateos en el
Parlamento Europeo y las abstenciones, o la decreciente participación que en
las dos últimas elecciones ronda el 43 % a nivel europeo y un poco más a nivel español. Lo que permite la presencia de
formaciones que con mayor participación, algo habitual en otros procesos
electorales, no la obtendrían debido a la Regla d´Hondt, el fraccionamiento de
las circunscripciones y los dinteles establecidos para obtener representación.
Podemos obtuvo en realidad un 3,41 % de todos los votos
posibles en las pasadas Elecciones Europeas, por un 22 % que obtuvieron el PSOE
y el PP en su conjunto. A pesar del estruendo mediático y social, de su atracción sorprendente por la opinión pública, las posibilidades de un triunfo electoral de Podemos en
unas eventuales Elecciones Generales no son ni remotas, exactamente son nulas.
Que nadie les toque, que se caen solos
El tratamiento con guante de seda a la nueva formación
política por parte de los partidos habituales que se han repartido el poder, no
es por otra razón más que por que les beneficia por varios motivos, mientras la
gente habla de Podemos, no habla de la corrupción política del PSOE y el PP,
mientras miran la luna que les muestran los medios de comunicación al servicio
del poder, se olvidan del dedo mediático que la señala. Si Podemos supusiera
una amenaza real para que el PSOE y el PP perdieran su posición privilegiada en
el reparto de poder que se distribuyen en España, estoy seguro de que este partido habría sido abortado antes de su nacimiento, cuando en realidad ha ocurrido lo contrario, fue cultivado con esmero y cariño
por las principales cadenas de televisión y los medios de comunicación
tradicionales, habitualmente dependientes de los partidos de la Casta, un hecho insólito y sospechoso sin precedentes.
A la Casta siempre le han interesado partidos esperanza, como
Podemos, IU, Ciutadans o UPyD, que ofrezcan una alternativa de cambio en el
poder que mantengan a los electores en el redil de las urnas, siempre que estas
formaciones no amenacen su hegemonía.
En los grandes partidos políticos de este país, ni tampoco en
los pequeños que compiten por implantar su mensaje nuevo, desconocen que
Podemos todavía tiene que enfrentarse a sí mismo para consolidarse como una
formación política cohesionada.
Precisamente el fanatismo de sus seguidores,
unido a su grado de desconfianza con la política de la Casta, será el elemento
que ocasionará su propia autodestrucción, el día que algunos constaten que lo que se
decide en los círculos, no se traslada a las decisiones políticas de Podemos.
El amargo sabor del éxito a costa de denigrar a los demás
El furibundo éxito de la formación política de Pablo Iglesias
es una amenaza para su consolidación y los medios por los que lo ha conseguido,
las promesas, las redes sociales, las denuncias de los demás, y las propuestas
radicales, son las trampas que se ha tendido a sí mismo, porque una cosa es
triunfar en democracia y otra trasladar las decisiones democráticas a la acción
política, por mucha unificación de doctrina que se realice, sólo es cuestión de
tiempo que surjan discrepantes y discrepancias, que utilizarán los mismos
recursos que usó Podemos para enfrentarse a la casta, para enfrentarse a los
propios líderes de Podemos cuando no den satisfacción a los anhelos de todos
sus seguidores.
Eso explica mejor que otras alternativas el respeto que pide
Jose Bono por Podemos, la anuencia de intervenciones hostiles por parte del PP,
la no beligerancia de la Izquierda Plural, junto al desdén de todas las
formaciones por entrar a valorar las propuestas de Podemos. Sorprende que todas estas formaciones que habitualmente se degüellan verbalmente entre sí, hayan respetado de forma exquisita la presencia de la formación de Pablo Iglesias, más que sorprender, es fascinante.
También explica que Pablo Iglesias se haya curado en salud, advirtiendo que puede haber gente en los círculos de Podemos ajena a los valores de Pablo Iglesias, como si los valores de Podemos no emergieran de los círculos de Podemos y no de Pablo Iglesias, algo que no tiene mucho sentido en un líder que se representa como un adalid de la democracia: los valores de Podemos serán los que la gente disponga en los círculos de Podemos, no los que Pablo Iglesias tenga en su cabeza, incluida la coleta.
También explica que Pablo Iglesias se haya curado en salud, advirtiendo que puede haber gente en los círculos de Podemos ajena a los valores de Pablo Iglesias, como si los valores de Podemos no emergieran de los círculos de Podemos y no de Pablo Iglesias, algo que no tiene mucho sentido en un líder que se representa como un adalid de la democracia: los valores de Podemos serán los que la gente disponga en los círculos de Podemos, no los que Pablo Iglesias tenga en su cabeza, incluida la coleta.
Concluyo con un comentario sobre Max Weber, autor de El Político y el Científico, este autor
fundamenta el ejercicio de la política en la ética, que proviene de dos
elementos claves: la convicción y al responsabilidad, origen y tragedia de la
política en la medida que son dos polos entre los que debe moverse de forma
equilibrada la acción política, ambos extremos se necesitan y se repelen
mutuamente. Un político sin convicciones es, sencillamente, un oportunista, un
profesional de la manipulación y un vendedor de humo, pero un político sin
conciencia de su responsabilidad, perdido en su mundo neurótico de utopías
irrealizables, es un ídolo hueco. Hallar el camino posible entre Escila y
Caribdis, constituye la marca del buen político “posibilista” y, a la vez,
transformador.
El Pablo Iglesias que promete se tendrá que enfrentar al
Pablo Iglesias que cumple, el que ofrece
650 euros para todo el mundo, tendrá que convencer a sus seguidores de que los
7.000 que el cobra como eurodiputado no los desea, ni los necesita; el que ha vendido una utopía
para acabar con la casta, tendrá que demostrar que una vez que se ha
transformado en lo que detesta no se ha olvidado de que su objetivo es acabar
con lo que le ha transformado en un elegido de los dioses a costa de los que
esperan que no sea uno más que les haya embaucado, y por último, y quizás lo más difícil, que él sirve a los demás y no se sirve de los demás, ante los más devastados por el poder.
Creo que va a
necesitar algo más que un buen equipo de propaganda y agitación en esta
ocasión, los medios de comunicación le van a servir de poco cuando se enfrente a las miradas expectantes de sus apasionados seguidores.
Enrique Suárez